enhorabuena, se la mandaría muy entusiasta al Sr. Don José Taronjí, Pro., por haber sido quien ha alcanzado la gloria de tratar el primero la cuestion, con la valentía y entereza que el caso requería. Ántes de poner punto final á estas consideraciones, por si un mal intencionado quisiera creerlas apasionadas cúmpleme declarar, que no soy de la clase defendida por el Sr. Taronjí, ni áun siquiera conozco á éste de vista, por más que me consideraría muy honrado con la amistad y hasta con el parentesco del sacerdote virtuoso, de la persona digna, y del publicista fecundo, elegante é ilustrado. >> No merezco los elogios con que el Sr. Corresponsal de Artá me honra; como tampoco merezco el afectuoso saludo de D. Jaime Nubraga, que vió la luz en el mismo diario; ni las frases dulces y razonadas que me dedicó el Corresponsal de Valencia, el cual señor, segun me han asegurado, es un sacerdote. Lo consigno, únicamente para que se vea el juicio de la opinion ilustrada, como he consignado los sentimientos y la voz del pueblo. TERMINAL ERMINADA la polémica, aparecieron multitud de escritos en los papeles periódicos de Palma. Ninguno á favor de la preocupacion; todos combatiéndola. En esos escritos se ven manifiestos los deseos de la actual generacion, y las esperanzas que abriga. Deseos de igualdad en Cristo; esperanzas de que esta igualdad se realice. Nadie, en mi concepto, ha expresado mejor estas esperanzas, estos fervientes deseos de conciliacion y libertad evangélica, que D. Antonio Castellá y Mora. En su artículo, que se publicó el 3 de Febrero, se descubre el voto de un corazon leal, franco, despreocupado y amante de las reformas. Le contesté en una carta que vió la luz pública en los periódicos. Que se me permita reproducir ambos documentos, porque son, á no dudarlo, expresion genuina de las aspiraciones de todos los eclesiásticos celosos y de los seglares que piensan bien. |