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segun diploma expedido por el M. R. P. Próspero de Brixia; y despues presidente del convento del Santo Sepulcro, en 15 de Agosto de 1753.

R. P. Mariano Aguiló, en la misma época; predicador
de S. S., de la congregacion de clérigos regu-
lares de San Pablo, en Italia.

D. Juan Pomar; auditor de la Rota por la corona de
Aragon, en tiempo del cardenal Despuig.

M. R. P. Fray José Aguiló, Alcantarino, visitador de
27 provincias de su órden.

D. Justo Pastor Piña; beneficiado en la Catedral, muerto en 3 Setiembre 1760. Estos beneficiados, y otros muchos que no cito, solían obtener de Roma sus beneficios.-Créese que no recibían los órdenes sagrados en Mallorca.

Por los documentos presentados á Don Cárlos III consta que á la sazon había quince Regulares en Francia, Génova, Indias, Roma y Jerusalem; todos presbíteros, confesores y predicadores, y casi todos prepósitos, guardianes y comendadores de sus respectivas órdenes ó conventos. Consta igualmente que á más de los quince Religiosos, caracterizados en la forma dicha, y de nueve presbiteros seculares Beneficiados en la Catedral y parroquias de Palma, había un Doctor graduado en Roma, y otro en Tolosa con mucho lucimiento.

La preocupacion de unos mallorquines contra otros era general á principios del siglo XVIII, y la mayor parte de esos señores tenían que vivir en el Extranjero, y áun allá les perseguía la enemistad de sus compatriotas. El autor de los Apuntes que he citado, la describe de este modo:

<<Por desgracia no se opinaba así en aquella época,

>>(creíase que las penas de los padres eran trasmisibles á >>los hijos); y no sólo los descendientes de los ajusticiados >>sino áun todos los demas quedaron excluídos de la par>>ticipacion de los oficios públicos; y hasta las corpora>>raciones regulares más humildes y los gremios de arte>>sanos les privaron del ingreso en sus comunidades. >>Hasta de formar parte del ejército y armada quedaron >>exentos los individuos de aquellas familias, no por pri»vilegio honorífico, sino por considerarlos afrentados, y >>por lo mismo indignos de entrar en la participacion de >>una carga onerosa de que muchos hubieran deseado >>prescindir.>>

Relatar la amarga historia de esas desdichas; referir lo que ha sufrido esa clase de ciudadanos, postergada durante dos siglos, sería la obra más difícil del historiador de Mallorca. (1) Esos sufrimientos ocultos, esos desaires sin motivo, repetidos de generacion en generacion, no los recoge la historia; y, no obstante, bien merecen una página en el libro de los hijos del pueblo. Yo recuerdo narraciones que estremecen; yo tengo reminiscencias de la infancia, que, á contarlas, no las quisieran creer los forasteros; yo medito lo que me contaba mi madre, al estrecharme entre sus brazos como si algun fantasma desconocido hubiese intentado arrancarme de ellos. ¡Y áun me habla el Sr. Maura de reminiscencias de la infancia! ¡Sí; yo las tengo tambien! ¡Y aparecen

(1) Dificil, sí, pero laudable al mismo tiempo, si se hace con rectitud de miras. Todos los poderosos tienen su historiador; los pobres carecen de él. No es ésta la mision de la Historia:

«Il nous a semblé, d' ailleurs, qu'il était temps de pénétrer plus avant au cœur de l'histoire.... Les rois, les barons, les évêques, les grandes corporations n'ont pas manqué d' Historiens; mais les pauvres, les opprimés n'en ont point trouvé. Nul ne s'est occupé de recueillir leurs origines, d' écrire leurs tristes annales...aussi puis-je inscrire en téte de...ce livre qui leur est consacré: quæque miserri ma vidi.» MICHEL.-Histoire des races maudites. Préface.

ante mi fantasía como figuras de cadáveres que se envuelven en sudarios desgarrados por el dolor, y salen convulsivos de las tumbas, para echar en cara á esa generacion de lo pasado las injusticias sociales que no supo ni quiso remediar! Yo recuerdo aún las narraciones de los ancianos de mi familia. Todas las revueltas políticas nos han costado sangre y lágrimas. No parece sino que nosotros éramos la causa eficiente de todos los cambios de gobierno de la nacion. Lo inexplicable es que en estas revueltas, en las épocas de reaccion absolutista, fueron invadidas nuestras calles y saqueadas nuestras habitaciones con un furor indescriptible. Fieles á D. Felipe V; Gaspar Piña y sus hijos, como otros muchos ó los más de nuestras familias, sufrieron prisiones, embargos y áun crueles tratamientos del intruso Gobierno, porque no quisieron adherirse al partido austriaco, y ofrecieron gruesas sumas para pagar las tropas que el primer Borbon debía enviar para la reconquista de la Isla. En tiempo de Cárlos III trataban algunos piadosos caciques de proponer al Rey que nos desterrase á todos á la isla de Cabrera: así hubieran podido apoderarse á su placer de los bienes que con el trabajo asiduo y la honradez no desmentida ganaban nuestros padres. Cuentan de un platero que queriendo divertirse una noche con dos de sus colegas fuéronse á casa del conserje de la Obrería del Santísimo, y entablaron el siguiente diálogo: -Bona nit tenga, senyor manyafle.

-Bona nit tengan, senyors Mestres. ¿Vostés per aquí? Segan, segan, senyors Mestres; ¿que desitjavan res?

-No res, senyor manyafle, pero veníam á preguntarli una cosa, perque nos trega de la dificultat.

—Digan, digan.

—No, si es una cosa certa; y jo perque m'ho negavan m' hi he enfadat. Aquests amichs diuen que hi

ha hagut gent des carré dins l' obrería de la Parroquia y jo dich que no hi n' ha hagut cap may. ¿Que no es axí, senyor manyafle?

-Axí es, senyors Mestres; may, may n'hi ha hagut cap d' obrer. No, senyors Mestres; ja poren estar ben segurs; may n'hi ha hagut cap.—

¿Puede darse intransigencia más ridícula y más egoísta? He puesto la anécdota en mallorquin, para no quitarle nada de su extravagante originalidad.

Cárlos III dió la pragmática de libertad civil; pero los Municipios mallorquines de su tiempo no la cumplieron. Al darse cuenta de la pragmática en el Ayuntamiento, hubo sesion acalorada; y aquellos defensores del Altar y del Trono se propusieron no obedecerla. Levantóse un viejo regidor; y dijo en tono semi-grave: «Señores, no discutan Vds.; á esa gente mientras no les toquemos su mujer y su bolsa, podemos gobernarlos á nuestra voluntad.» Y la pragmática, que era la Voluntad soberana del Rey, fué tirada bajo la mesa, como vulgarmente se dice. Y continuó el pregonero anunciando las quintas cada año; y al final decía: Están obligados todos los mozos de tal edad, excepto los negros, los.... los.... y los...... Al oír un pregon de ésos, un jóven de sangre generosa, un jóven que sentía latir en su pecho el sentimiento del siglo XIX, protestó, clamando públicamente. «¡Qué injusticia! ¡No poder servir á mi patria!» Y diz que uno levantó la vara contra él:

-¿Te arrepientes, bribon?

-Me arrepiento.

Ese Me arrepiento es inverosímil; indica un estado de abatimiento y de opresion, que no podemos hoy concebir en Europa. Aquellos defensores del Altar y del Trono, continuaron sin escrúpulo en sus ilegalidades, desobedeciendo las prescripciones más santas del Trono y del Altar.

Vino el año 1808, y la Nacion se levantó como un solo hombre contra las Águilas del Imperio. Entónces cayó la barrera militar, y fueron admitidos nuestros antepasados en los batallones que se improvisaron contra el Frances.

En 22 de Febrero de 1809 mandó el Gobierno que uno de los dos batallones del Regimiento Provincial que guarnecía esta plaza, se embarcase para el Continente. Los soldados eran naturales del país, y se resistieron á embarcarse. Declarados en sedicion salieron del Cuartel, dando desaforados gritos. Hubo malvados que les dijeron que los de la Calle eran la causa de la guerra; y, enfurecidos los sediciosos y dirigidos por la mano oculta, volaron al barrio del Segell, (hoy calles de Jaime II y de Odon Colom), dando vivas y mueras; saquearon las casas como se hiciera en el siglo XIV, rompieron los muebles de valor, y destruyeron inhumanamente los objetos del arte. Las alhajas de la Platería corrían revueltas con las piezas de encaje, con los finos tules y paños del comercio. Hombres indefensos eran cruelmente apaleados, mujeres y niños, cuyos lamentos se confundían con la algazara de los amotinados. Presentaban aquellos barrios, la Platería, la Bolsería, el Segell, las Siete Esquinas, etc., un cuadro de desolacion. El Capitan General puso retenes y patrullas; y no se veía alma viviente, despues del motin, sino rondas, centinelas, cuerpos de tropas que cruzaban aquellas calles desiertas, donde no había ninguna puerta ni balcon abiertos, sino tal cual ventanillo, por donde valiéndose de un cesto atado á una cuerda se suministraba los alimentos á los perseguidos. Más de ocho días, mantenido á expensas de los vecinos, estuvo un cuerpo de guardia alojado en la antigua capilla de San Cristóbal de la Bolsería (que ahora es la farmacia del Sr. Martí), para impedir nuevos desmanes. Desmanes; ¿quién los

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