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En este sentido la emplea Tirso de Molina cuando dice:

En la picota del Rollo

un reloj he de poner... (1).

Como quiera que sea, acaso á esta conexión se debe que la picota, como poste de ejecución penal, no adquiriera el desenvolvimiento penitenciario del pilori francés, su semejante (2).

Algunos garfios, algunas argollas - aún conservados, los garfios, en el rollo de Madridejos; las argollas, en los de Vertabillo, Barbadillo del Mercado y Hacinas, era todo su aparato imponente (3).

(1) Citado, como autoridad, en la palabra Picota del Diccionario Enciclopédico Hispano-americano.

(2) Era una torre de rasgados ventanales exteriores, dentro de la cual giraba un círculo de madera y metal agujereado, para sujetar la cabeza y los brazos de los condenados. El más famoso y monumental fué el de las Halles, en Paris, reconstruido en 1542, por haber sido destruido el antiguo en 1516, en un alzamiento popular contra el verdugo Fleurant, cruelmente torpe en una ejecución de muerte.

(3) En sus notas acerca del rollo de Aravaca, Machado, refiriéndose al testimonio de los ancianos del lugar, añade un detalle insólito: un cuchillo sobre el capitel, amenazando al pueblo. Quizá este recuerdo es un efecto de falsa memoria, producido por una idea terrorista desviada.

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5.-Rollo de Casarrubios del Monte (Toledo).

IV

La Picota: lo trágico.

Pero de estos garfios y argollas pendían, en ocasiones, horribles despojos humanos indescriptibles. Conocido es el pasaje de la novela de Vélez de Guevara, El Diablo Cojuelo, impresa por primera vez en 1641: «... dieron sobre el Rollo de Ecija, diciéndole el Cojuelo á don Cleofás: Mira qué gentil árbol berroqueño, que suele llevar hombres como otros fruta...» (1).

(1) Tranco VI. - Alusiones á la exposición de los restos de los criminales, aunque no en la picota, sino en los árboles y postes de los caminos, se encuentran en otros documentos literarios. Conocidísima es la del capitulo LX de la segunda parte del Quijote, «De lo que sucedió á Don Quijote yendo á Barcelona»: « Levantose Sancho y desviose de aquel lugar un buen espacio; y yendo á arrimarse á otro árbol, sintió que le tocaban en la cabeza, y alzando las manos topó con dos piés de persona con zapatos y calzas. Tembló de miedo, acudió á otro árbol, y sucedióle lo mesmo; dió voces, llamando á Don Quijote que le favoreciese. Hizólo así Don Quijote, y preguntándole que le había sucedido y de que tenía miedo, le respondió Sancho que todos aquellos árboles estaban llenos de piés y de

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Dos investigaciones tenemos que hacer ahora, aunque sólo la segunda sea principal para nuestro objeto:

a) sobre la ejecución de la pena de muerte;

b) sobre la exhibición de los restos de los ajusticiados.

a)

Aun aquí debe desdoblarse el asunto:

a) el procedimiento material de la ejecución; B) el procedimiento legal.

a)

En este punto se repite, paso á paso, la evolución general del trabajo humano.

Primero, la era de la piedra; y entonces la pena de muerte asume las formas de la lapidación y

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piernas humanas. - Tentólos Don Quijote, y cayó en la cuenta de lo que podía ser, y dijóle á Sancho: No tienes de que tener miedo, porque estós piés y piernas, que tientas y no vés, sin duda son de algunos foragidos y bandoleros que en estos árboles están ahorcados; que por aquí los suele ahorcar la justicia cuando los coje, de veinte en veinte y de treinta en treinta; por donde me doy á entender que debo de estar cerca de Barcelona; y así era la verdad, como él lo había imaginado. Al primer albor alzaron los. ojos, y vieron los racimos de aquellos árboles, que eran cuerpos de bandoleros...>>

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