Historias, leyendas y tradiciones de Cartegena

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Tip. "Mogollón,", 1911
 

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Pasajes populares

Página 265 - ... clase y naturaleza que fuese, que anteriormente la ligase con la corona y gobierno de España, y que como tal Estado libre y absolutamente independiente, puede hacer todo lo que hacen y pueden hacer las naciones libres e independientes. Y para mayor firmeza y validez de esta nuestra declaración empeñamos solemnemente nuestras vidas y haciendas, jurando derramar hasta la última gota de nuestra sangre antes que faltar a tan sagrado comprometimiento.
Página 264 - América, y temiendo ya próximo el último período de su existencia, oímos de su boca un derecho lisonjero, que le arrancó el temor de perder para siempre estos ricos países, si no lograba seducirlos con las más halagüeñas promesas. Ofrecíanos libertad y fraternidad; y al mismo tiempo que proclamaba que nuestros destinos...
Página 66 - El ayudante del gobernador dio unos pasos hacia atrás y trató de excusar la falta que cometiera por su ignorancia sobre el sexo a que pertenecía el alférez. Catalina no oyó razones, y lo atacó bravamente. El joven se defendió con valor y trató de desarmar a su contrario, único recurso que le quedaba expedito en su condición de caballero y militar.
Página 61 - ... dirección de la casa donde habitara un capitán de apellido Eguiña, se dirigió a la morada de éste, y colándose de rondón hasta el corredor, preguntó a un hombrecillo de cincuenta y pico de años si vivía allí y se encontraba visible la persona por quien solicitaba. El interrogado dejó a un lado una espada cuya empuñadura limpiaba, y poniéndose de pie, replicó: — Yo soy Eguiña. Al escuchar esta contestación, el alférez se echó en los brazos del capitán, exclamando lleno de...
Página 65 - ... un ayudante, pariente cercano del gobernador don Diego Fernández de Velasco, y viendo un hombre que yacía sin movimiento, se acercó a él y lo remeció con fuerza. Como no respondiera a su llamado, le desabrochó el dormán, con el objeto de palparle la región del corazón. Su asombro fue tan intenso que se quedó pasmado. — ¡Cristo Padre! — exclamó al fin y al cabo. ¡Si es una mujer! En aquel momento Catalina abrió los ojos, respiró fuertemente, se llevó las manos al pecho, y comprendiendo...
Página 68 - Vestía a la española. Poseía aire marcial, llevaba bien la espada, y su paso era ligero y elegante. Sólo las manos tenían algo de femeninas, en las palmas más que en los contornos. Su labio superior estaba cubierto por negro y ligero bozo, que sin ser verdadero bigote daba un aspecto viril a su fisonomía.
Página 265 - Colocados en tan dolorosa alternativa, hemos sufrido toda clase de insultos de parte de los agentes del gobierno español que obrarían sin duda de acuerdo con los sentimientos de éste; se nos hostiliza, se nos desacredita, se corta toda comunicación con nosotros, y porque reclamamos sumisamente los derechos que la naturaleza, antes que la España, nos había concedido, nos llaman rebeldes, insurgentes y traidores, no dignándose contestar nuestras solicitudes el Gobierno mismo de...
Página 62 - ... imprevistamente atacado por aquel sobrino caído del cielo, y atortujado por los brazos del mozo, quien los tenía muy robustos, abrió la boca para contestar; pero las palabras se le atragantaron como si le hubiesen apretado fuertemente la garganta. — Pues sí, tío, yo soy Catalina. . . su sobrina Catalina Erauzo. .. Explicación que, lejos de volver el habla al capitán, le constriñó más la garganta. Y no fue si no algo más tarde cuando pudo articular penosamente un ¿tú?...
Página 61 - LA MONJA ALFÉREZ A fines de 1607 desembarcó en Cartagena, después de largo cuanto penoso viaje emprendido desde Cádiz, un oficial del ejército español, con el grado de alférez, el cual oficial después de haber obtenido la dirección de la casa donde habitara un capitán de apellido Eguiña, se dirigió a la morada de éste, y colándose de rondón hasta el corredor, preguntó a un hombrecillo de cincuenta y pico de años si vivía allí y se encontraba visible la persona por quien solicitaba....
Página 269 - Dada en el Palacio de Gobierno de Cartagena de Indias, a 11 días del mes de noviembre de 1811, el primero de nuestra Independencia. Ignacio Cavero, Presidente. Juan de Dios Amador, José María García de Toledo, Ramón Ripoll, José de Casamayor, Domingo Granados, José María del Real, Germán Gutiérrez de Piñeres, Eusebio María Canabal, José María...

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