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LIBRO SESTO.

Trozos del testamento burlesco del conde-duque de Olivares, que se conserva M. S. en el archivo de la catedral de Sevilla.

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Suplico á Su Magestad, pues que su clemencia es tanta, la tenga de Villanueva, que tuvo por mí la estampa del real sello y bolsillo y que pues mis culpas pasa, las pase por ser mi hechura, que obedeció mis pisadas: y en cuanto á don Pedro Valle bastimentos y campaña, y el orrar de los despachos Contreras no fué sin causa que todos me obedecieron por conservarse en mi gracia y no perder las ayudas que siendo de otro lloraban y que á Josefo Gonzalez lo acomode en la privanza el que á mí me sucediere; porque son sus letras tantas que fundará en el derecho que la pérdida es ganancia, y que á media noche hay sol y en Arnedo hay grandes casas.

Declaro que tengo el hijo que todo el mundo declara, tan hijo de mis costumbres como dicen sus hazañas,

y para decir aquesto y lo mucho que mas falta nombro por mis albaceas que defiendan mis espaldas al marques de Santa Cruz Villahermosa, Villalarga, y al marques de Castrofuerte, trinidad bien doctrinada; y cumpliendo el testamento los legados y las mandas, y demas restituciones, en lo libre de mi casa suceda mi libre hijo, y lo vinculado vaya, aunque contra el gusto mio, á quien el vínculo llama.

LIBRO SÈPTIMO.

Informe que hizo don Miguel de Cárdenas, alcalde de casa y corte al cardenal Trejo, Presidente de Castilla, sobre los hechizos que se decia daba el conde de Olivares al rey don Felipe IV.--Madrid año de 1625. (1)

Mándame V. S. I. que le haga una relacion firmada de mi nombre, en que refiera todo el suceso de una muger que V. S. I. mandó al señor alcalde don Juan de Quiñones sacase de la casa de el alguacil Francisco Ximena, donde estaba presa, y el caso puntualmente, con algunas circunstancias, que han sucedido, pasó como se sigue:

Habia 22 meses que estando yo comiendo, entró Juan de Acevedo escribano de la sala, y me dijo que traia un negocio de gran importancia y secreto, y apretó tanto esto, que me levanté de la mesa á oirle; entró diciendo que era sobre unos hechizos que

(1) Una copia de este documento para tambien en la librería del señor don Joaquin Rubio.

el conde de Olivares daba á S. M. para estar en su privanza, y preparándome en lo que decia, me dijo:-pues señor, ¿á quien tengo de acudir sino á usted, habiendo llegado á mi noticia un caso como este?-y asi lo oí, y lo que me refirió es que Antonio Diaz coletero, vecino de su casa que era al Barquillo, le habia oido decir, como una muger que se llama Leonor, asimismo vecina de eellos, habia persuadido á la muger de este coletero, á que diese á su marido hechizos para que la quisiese bien, y respondiéndola de el que se los ofreció, dijo que eran sin peligro, porque estaban ya probados en S. M. que se los daba el conde de Olivares, para conservarse en su privanza, y no le hacian mal, como se veia, y asi que bien seguramente los podia aplicar á su marido sin peligro, y que oyendo el coletero esto, que le habia descubierto su propia muger, y temiéndose no la venciese y tuviese efecto el darle los hechizos, habia ido á reprehender à la dicha Eleonora y decirle que no se metiese con su muger en nada, y que habiéndola reprehendido esto mucho, se habia ratificado la dicha Leonor en todo lo que primero habia dicho á su muger, repitiendo el ser cierto que se le hacian los hechizos, por órden del conde para S. M. para que le quisiese bien, se veia que nunca le habian hecho mal, y asi tampoco le harian á él. Yo le ordené á este escribano, que me tragese al coletero: hízolo luego, y examinado con juramento sin escribirlo, me repitió puntualmente todo lo que queda dicho, y añadió que la Leonor no se hacia la principal autora de estos hechizos, sino una amiga suya llamada Maria Alvarez, pero aseguraba el caso de ciencia propia, y asi ofrecia los hechizos como quien tenia la fàbrica de ellos de su mano, y que tambien se habia hallado presente la muger de Acevedo á todo lo que la del coletero, y á las dos juntas habia ofrecido los hechizos; y asi sabian ambas igualmente el caso; con esto para tomar mas fundamento en materia tan grave, acordé dar cuenta al señor presidente don Francisco de Contreras; acerté de ir aquella noche de ronda, y hablé con las mugeres del escribano, encargándola mucho la puntualidad y verdad de esto, y con juramento me refirió lo mismo que queda dicho, con algunas demandas y respuestas, que pasaron entre las tres mugeres la tarde que en casa del coletero concurrieron juntas, asegurando la Leonor la eficacia y seguridad de los hechizos, con la privanza del conde, vida de S. M., y las otras dos en reusar dárselos á sus maridos, y que las habian dicho que un clérigo amigo de la dicha Leonor, que tenia dentro de su casa con

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