Imágenes de páginas
PDF
EPUB

gada única y sin dilación, parece sangriento epigrama de las hazañas que premiaba (1).

En poco estuvo que el prelado hallase en nuestras costas enemigo de su mismo estado y jerarquía. Algunos años antes había gobernado en ellas las armas de Castilla, entendiendo en aprestos y otras funciones militares, el arzobispo de Burgos, don Fernando de Acevedo (2). Hay cartas del arzobispo español que atestiguan su celo en servicio del rey y de la patria; mas no consta que tomase parte en ocasiones de sangre, como lo hizo el impetuoso francés. Amansada la fiereza de los siglos medios, ya cada iglesia reclamaba y absorbía la presencia y cuidados de su pastor; usurpábaselos menudo todavía la corte, mas no ya el campamento; y cuando el rey de Francia, Luis XIII, o más bien su poderoso e incontrastable ministro, solicitaban de Urbano VIII licencias para otra cosa en favor del general-arzobispo, concediósela el ilustrado y piadoso pontifice para ausentarse de su metrópoli; mas se excusaba de extender la dispensa à sævis, de que tan forzosamente había de necesitar en el ejercicio sangriento de su nueva profesión (3).

Más adelante, la ciudad de Burdeos tuvo licencia de recibir con pompa y conducir a su catedral las banderas enemigas que le regalaba el arzobispo, quien vió consumarse su desgracia en Julio de 1641, batido por los españoles delante de Tarragona, cuyo puerto bloqueaba; después de cuyo desastre, y a pesar de la muerte de Richelieu, ocurrida en 1642, ya no tuvo mando militar alguno. Vivió hasta 1645 este pertinaz lidiador, que había constantemente empleado su marcial vocación desde temprano en hacer daño a los españoles, como si previese que de los españoles había de resultar la ruina de sus ambiciones belicosas.

(1) Véase en el apéndice núm. 8 la Memoria sobre la toma y saco de Laredo, por los franceses, en 1639.

(2) Hijo de Oznayo, cuya iglesia fundó y dotó, y en la que tuvo sepultura.Gil González Dávila: Teatro Eclesiástico.

(3) Véanse las Memorias de Richelieu.

V

EL CHACOLÍ.-LA BIEN-APARECIDA.-GILES Y NEGRETES

Si ahora subiéramos río arriba, o por el río o por la carretera, desde el frente de este barrio de la Angustina, donde está el primer solar de los Velascos, llegaríamos a Limpias, famosa un tiempo por sus vinos, que, a semejanza de los de Sicilia y Chipre, nacen a inmediación del agua salada, pero que, faltos al germinar del ardoroso sol cipriota que dora y sazona la uva, del suelo volcánico de Trinacria, que inflama y purifica la savia vital de los sarmientos, no se parecen a los vinos meridionales, ni en calificado sabor, ni en áureo matiz, ni en balsámico aroma. Aún, sin embargo, contienen el germen jovial y bullicioso propio del fruto de la vid; aún sirven para ahuyentar cuidados y olvidar penas. No hace muchos años que en toda la comarca montañesa daban su nombre chacolí, no sólo a la tienda y lugar donde se vendía, sino a todo paraje de huelga, baile y bureo. Ir al chacoli valía tanto como ir de fiesta y banquete rústico, aunque el chacolí no existiera ni hiciese acto de presencia, destronado por licor menos castizo, pero más suculento. La peste yermó los viñedos de Limpias, y es fama que no se han recobrado de su ruina.

A la otra parte del río yergue su cumbre el monte Candiano, a sus pies Marrón sobre un recodo violento del cauce. Las anclas que Marrón fundía para los gloriosos y soberbios navíos de Trafalgar, se enmohecen hoy en el pasivo y obscuro empleo de bolisar la costa.

Luego se engarganta el paso, sobreviene la hoz y sus fraguras, entre las cuales tiene su santuario Nuestra Señora de la Bien-Aparecida.

Aquí reside la fe de toda Trasmiera y no poca parte de los territorios encartados: no con mayor devoción invocan a su Madre del Pilar los fuertes aragoneses, ni con más vivo afecto del ánimo la ofrecen culto y preces. Y cuando llega su fiesta

en los hermosos días de Septiembre, los contornos se pueblan de peregrinos y romeros, que vienen a implorar favores o a agradecer los recibidos.

Una ermita de San Marcos existía en el mismo lugar cuando apareció la imagen de la Virgen que hoy se venera. En los primeros años del siglo XVII (1605), ocurrió el suceso: a fines del mismo un rayo desbarató el santuario erigido por la devoción; en la inmediata centuria se pusieron manos a su reedificación, completada en 1739. En los principios y fundamentos de ésta, como en los de toda fábrica piadosa, hace señalado papel un hombre de rara constancia y singular desprendimiento; un hombre que sufre pacientemente proceso y cárcel, porque sus bienes no alcanzaban a suplir la garantía de los caudales tomados en anticipo para la obra; que pasa una y otra vez la mar, y acepta en tierra de Indias el penoso oficio de mendigar, de estrellarse contra la común indiferencia, contra el desvío y la desconfianza; de sufrir probablemente escarnios y palabras duras, nunca escasas para quien se da a granjear dineros destinados a fábricas devotas (1).

Más apartado y breñoso está el barrio de Bosquemado. En él o en sus cercanías hubo una fortaleza (San Mateo) donde, según la vieja crónica de su nombre, vino a criarse uno de los mayores héroes de Castilla, el valeroso conde Fernán González. Entregáronselo sus padres a don Martín González, caballero anciano, solariego probablemente de esta tierra, por más que la crónica le nombre únicamente con su patronímico y sin el apellido del solar. Cuidóle con celo y con fortuna, si a tan tempranos principios debió el fortísimo soldado algo de las virtudes que ennoblecieron su gloriosa vida; y ya criado, vinieron a Marrón los caballeros y ricos-hombres de Castilla a recogerlo y llevárselo a sus padres, que residían en Burgos.

(1) Era de Laredo, de familia hidalga; llamóse don José del Palacio, y murió en el Perú, mientras proseguía su tenaz y victoriosa empresa. -Historia de la sagrada imagen de Nuestra Señora Bien-Aparecida, escrita por el M. R. P. Josef de León, Lector jubilado en Sagrada Teología y Calificador del Santo Oficio, etc,, etc.-En Madrid por don Antonio de Sancha, 1777.

«Ovieron su consejo-dice la crónica de Arlanza en el tercer >> capítulo de su libro tercero-los ricos hombres y cavalleros » de castilla de alçar por conde y su señor a don fernan gonça>>lez | fijo tercero del muy illustre cavallero conde don gonçalo »nuñes et de doña ximena fernandes munia donna fija de nuño »fernandez | fijo del rey don hordoño el primero y hermano del >>rey don alfonso el magno et de don vermudo y de don fruela > infantes. Despues de haber sido su padre don gonçalo nuñes >>e sus fijos y hermanos de este conde mayores fallescidos et » con acuerdo de otro su hermano deste conde fernan gonçales >> llamado don g.o telis y su muger doña flamula et su fijo don >>ramiro fueron todos los condes y cavalleros de castilla por >> este conde fernan gonçales á la montaña | el qual asi por las >>grandes guerras y conquystas que los cristianos con los mo»ros avian como porque la gente era muy esforçada y leal y de >> muy alta sangre | et comunmente dada mas a virtud y pre>>ciarse mas del vien que nynguna otra gente de españa | el »conde don gonçalo nuñes dioles y entergoles a este su fijo >> fernan gonçales para que le creasen y guardasen y serbiesen » como a su persona mesma | Et los montañeses mucho mejor >>lo fasian cada dia ca mucho les agradava el donayre y gesto »y fermosura de este nyño ferran gonçales | et parescia en »todo un espejo lleno de honestidad | E todos los cavalleros >>unanymes fueron cerca del lugar de s. mateo en la montaña »a do fuera criado y dado a criar a un cavallero ya anciano »bueno y de muy esclarecido linaje por nombre don martin >gonçales muy sesudo que ya por la gran antiguydad no podia >usar de pleyto de armas de cuyo linaje venieron unos que >> despues fueron nombrados los serranos | por ellos aver gana>>do un castillo muy fuerte halla cabo la tierra de viscaya pues»to en una alta sierra | do fueron dichos serranos y despues »fue mudado su nombre mudando ellos su avitacion desam>parando el tal castillo que de los infieles avian ganado | y >> fueron renombrados los salasares que hoy en día son en es>paña | et como este martin gonçales era de muy buenas ma»ñas ensenaba al conde todas las buenas costumbres | et aque

>llo que le complia facer para tal hombre como el era y el es>tado en que avia de ser | et el nyño como venia de buena se>>myente hasia y alabança de Dios acrescentaba fruto ciento >> al doble | tanto que muchas veces desia aql. cavallero martin »gonçales a los otros cavalleros y condes de castilla | que si »>aqueste nyño visquya | que avia de ser lus y espejo de espa»ña | segun lo que avnque pequeño en él parescia | e venieron >>todos ally a marron (1) y traxieronle a vurgos | y enviaron >>sus cartas a toda castilla | que asi condes como cavalleros y >> ricos hombres y los procuradores y retores de qualquier lugar >>viniesen todos a vurgos dentro de ocho días por prober en >> aquello que era de necesidad» (2).

Por tardos y lentos que los ojos y el pensamiento sean, son harto más veloces que el más ligero pie. Mientras aquéllos cruzaban el río metiéndose por sierras y boscajes, éste, forzado a seguir la carretera, no pasó de Ampuero.

¡Qué de tiempo hace que yo pasé por Ampuero al caer de una tarde de verano! Me acuerdo del sosegado ambiente que se respiraba, de la luz mortecina del cielo, de los diáfanos vellones que se agarraban a los montes circunvecinos, de la fisonomía callada y pacífica del lugar, donde no sobresalía otro ruido desapacible y agrio, más que el repetido martillar de un mozo de herrador, que caballero en su banco enderezaba clavos encima de la bigornia. Los vecinos se agrupaban para la tertulia del anochecer, y las mozas salían a la fuente por el

(1) Está enmendado de letra posterior y escrito San Matheo, pero se percibe el texto primitivo, y es fácii restablecerle como queda hecho.

(2) En la citada Historia de Nuestra Señora de la Bien-Aparecida, se inserta, testimoniado por tres notarios, un texto tomado de esta crónica Arlancina, dirigido a probar la crianza y residencia del conde castellano en estos parajes.→ Escribió esta crónica el reverendo Fr. Gonzalo de Arredondo y Alvarado, último de los abades perpetuos de aquel monasterio. De éste procede el manuscrito existente en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, según manifiestan ciertas acotaciones y notas añadidas en su portada, fechas en Arlanza. Fáitanle las últimas hojas, está suplido e interpolado por manos diferentes; mas el capítulo pertinente a nuestro objeto es de la letra primitiva (fines del siglo xv y principios del xvi). Su texto difiere bastante del reproducido por la Historia de la Bien-Aparecida, como pueden ver, haciendo la confrontación, los lectores.

« AnteriorContinuar »