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racenas, ser una misma lengua el castellano, el portugués y el gallego, y así encontramos, solo con leves diferencias locales, antes de quedar emancipados de la casa de Aragon los dominios ultrapirenáicos, ser tambien una misma lengua el catalan y el lenguage del Languedoch, segun puede observarlo quien compare la crónica de D. Jaime y los escritos catalanes del tiempo de este monarca con las Costumas de Montpeller, con la Historia de los albigenses (aun cuando esta sea escrita un siglo mas tarde) y con los demás documentos que citan los autores de la Historia del Languedoch.

A este grupo, de consiguiente, pueden agregarse los llamados. dialectos Mallorquin y Valenciano (que no merecen este calificativo por lo que despues explicaré), las diferentes hablas que se observan ahora en opuestos extremos de Cataluña, y todo el sin fin de dialectos meridionales de Francia que, con nombres mas ó menos caprichosos, mas ó menos científicos é históricos, dados por críticos y poetas y rara vez por historiadores y filósofos, se ven citados en diferentes obras, artículos y colecciones de poesías, como Languedocien, Limousin, Gascon, Provenzal, Romano, Moundí, Patois, etc.

No corresponde à mi objeto explicar la diferencia que haya entre el Languedocien y el Provenzal, si este es diferente del lenguage de trobadores, y si puede haber diferencia entre el provenzal antiguo, el provenzal hablado y actual y el provenzal arreglado con que escriben algunos de los felibres del Mediodía, que lloran desesperados entorno del capitolio de Tolosa, por ver que Clemencia Isaura habla en francés; no quiero tampoco, ni es de mi incumbencia en esta ocasion, rechazar los infundados motivos que tuvieron ciertos críticos de París (algunos de ellos respetables), al saludar al peluquero-poeta de Gascuña por restaurador del lenguage romano en el Mediodía, y de dar al dialecto gascon el nombre de lengua romana, como si no merecieran este nombre las demás que son vecinas á aquel territorio, siendo así que Jasmin no hizo mas que apoderarse del lenguage transformado, desfigurado é ingramatical del pueblo, y vestirlo á la francesa, so

bre todo en la parte prosódica y ortográfica. Mi único objeto debe ceñirse á hacer observar, que esa habla que antes del siglo XIII podia considerarse como una misma lengua en ambos lados del Pirineo, sin tener mas que diferencias locales, como las tiene el catalan actualmente en los diferentes territorios donde se habla, y como debe precisamente tenerlas toda lengua que se descuida ó que se conserva en época de escasa cultura literaria, vi– Lo á dividirse en dos ramas, la una de las cuales se subdividió en muchas é infinitas, la mayor parte estériles, mientras que la otra se desarrolló frondosa y robusta, dando cada dia mas ópimos frutos y pudiendo ser considerada como un verdadero árbol plantado en fecundo suelo.

Tales fenómenos solo puede producirlos la importancia nacional y el espíritu histórico procedente de aquella: un país que no tiene bastante fuerza para llamarse nacion, un territorio de historia limitada, para nada necesita la lengua que hablan sus habitantes, pues basta con que sirva para que estos se entiendan entre sí. La aplicacion de este principio pondrá en claro mi objeto en esta parte.

Subdividido el Mediodía de la Francia en pequeños dominios, algunos de los cuales se perpetúan hasta el siglo XV, y viniendo á recaer todos, mas o menos gradualmente, bajo la influencia ó dominio superior de la casa de Francia, ó no tiene bastante importancia el habla ó dialecto de cada uno para transformarse en lengua, ó tanto las hablas que merecen este nombre como los verdaderos dialectos, sufriendo ya desde lejos la influencia francesa, acaban por transformarse del todo, olvidando hasta su antigua sintáxis y recibiendo el acento, los modismos y hasta frases de la gran lengua bajo cuya presion se iban desnaturalizando. ¿Podia suceder esto con la rama citrapirenáica, con la que podia considerarse como la mitad de aquella familia romana que imperó en los dominios aquitánicos desde muchos siglos? Bien al contrario: Cataluña, que era la única en esta parte de los pirineos que conservaba aquel lenguage, unida con Aragon, gobernada por príncipes catalanes, y con el ardor de estos y de sus briosos na

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turales, pasó á ser de provincia aislada, y acaso obligada á la Francia, centro y núcleo de una nueva nacionalidad, de la confederacion llamada Corona de Aragon, y no solamente se emancipó de la gran nacion vecina, sino que se hizo su enemiga y competidora constante, en cuyo estado, emprendiendo las conquistas de Valencia y Mallorca, y comunicando en estos estados su lengua, fué contribuyendo cada dia mas al desarrollo y aumento de la misma confederacion que se transformó en gran potencia; de manera que, tras aquellas agregaciones, no pára hasta conquistar la Sicilia, Cerdeña y Córcega, en donde quedan huellas del lenguage catalan, que encontrará facilmente en el dia el filólogo, adquiere por el mismo medio y mas tarde el reino de Nápoles, y haciéndose señora del Mediterráneo, obliga á la Europa á mirar á la poderosa nacionalidad catalano-aragonesa con la dignidad y respeto que se merece, y pone á límite la ambicion del francés, por mas que en sus planes le sirva de parapeto, mas de una vez, al gran enemigo de Cataluña, la misma Roma.

Nacion tan vasta y poderosa no podia menos de estar en contínuas relaciones diplomáticas con las demás potencias de su tiempo; hazañas de tan intrépidos campeones no podian pasar desapercibidas, no podian dejarse de esplicar y comentar; empresas tan vastas en vano se realizaran sin haber vastas administraciones en el país que las fomentaba; reyes tan heróicos, caudillos tan admirados no se sentaran, de seguro, en modesto solio, ni sería sencilla la corte que les rodeara. Las riquezas de la lengua catalana explicarán el resultado de esta importancia nacional de Cataluña, de este gérmen de espíritu histórico, que tanto habia de influir en la lengua. Registrad el vasto y rico archivo de la Corona de Aragon, y allí encontraréis el mas abundante depósito de comunicaciones políticas ó diplomáticas entre aquellos mismos reyes y heróicos caudillos y todas las potencias del Orbe, junto con sus memoriales ó instrucciones á los embajadores; la correspondencia pública de aquellos gefes de nuestra antigua nacion y la íntima y familiar, esto es, aquella en que no se ve al rey, sino al hombre; los registros de córtes, ya sean generales

de cada estado, ya generales de la confederacion, con sus magníficas proposiciones ó discursos de la Corona, como diríamos ahora, las contestaciones de los brazos, y las sabias leyes que de las mismas emanaron; y otro sin fin de documentos de toda clase,' así pertenecientes al servicio público como á los derechos del Real Patrimonio, de los señores, corporaciones y particulares, todo escrito en catalan, salvo en esta última clase la parte formularia y de contratacion que está reservada, aunque no siempre, para el latin; registrad tambien ó visitad nuestras bibliotecas, especialmente la del Obispo, donde hay una gran parte destinada exclusivamente para obras catalanas; ved las que existen asímismo, públicas ó particulares, en Mallorca y Valencia; haced mas aun si podeis: llegad hasta el Escorial y á la bibloteca de París donde existe nuestro famoso cancionero; mirad, además, los repertorios antiguos y modernos de nuestros catalogistas, y vuestros ojos no cesarán de admirarse, como vuestro corazon no cesará de palpitar, aunque no sé decir si será de sorpresa, de júbilo ó de orgullo, por los innumerables timbres de glorias que se irán descubriendo: crónicas de nuestras hazañas, escritas por los mismos reyes y por otros sabios, fuentes mas o menos rústicas de nuestro gran manantial histórico, pero que constituyen su verdadero orígen, que debe reconocer el historiador, por mucho que quiera comparar la narracion antigua con la crítica moderna, so pena de morirse de sed, ó de saborear á escondidas el agua, en tanto que aparenta maldecir el lugar de donde brota; obras de todas las ciencias y de cuanto puede constituir la literatura de los tiempos medios; códigos y libros sagrados; y para mayor pasmo, traducciones de todos los clásicos de la antigüedad, todo esto, así originales como versiones, escrito tambien en la lengua de los Jaimes, de los Pedros, de los Muntaner y Desclot; visitad tambien, si os es posible, el archivo de nuestra municipalidad, los que existen en Mallorca y en Valencia, los del antiguo maestre racional de los mismos estados, el de la Diputacion ó General de Cataluña, (que se conserva ya casi restaurado en el de Aragon, para oprobio y vergüenza de los que le dejaron abandonado en las guardi

llas de la Audiencia), y otros sin fin que pudiera citar, y por su existencia podréis formaros la idea de que, si no era la administracion catalana la mas adelantada, era cuando menos incomparablemente mejor que la que alcanzaran otros países mas grandes en épocas posteriores, sin necesidad para su manejo de otra lengua mas que de la materna y catalana; por fin, buscad en esos mismos depósitos principales ya citados, hojead las historias y y tratados generales que, tras el decaimiento de nuestra misma nacionalidad, se han escrito por plumas tan autorizadas como las de los Zuritas, Diagos y Capmanys, y la idea que os formeis de la antigua corte catalana ó del principal centro de civilizacion catalano-aragonesa no será sin imaginar la existencia de un cuadro perfectamente arreglado y lleno de magnificencia, como no puede menos de concebirse al leer las infinitas y sabias ordinaciones de los mismos monarcas sobre su Casa Real, sobre los trajes y etiqueta, sobre las leyes de justą y torneo y sobre el ceremonial de otros muchos actos públicos, para cuya redaccion emplearon tambien su querida lengua catalana, aquella lengua propia á la vez de sabios y caballeros, y con la que se impusieron leyes á los que cruzaban el mar, antes que en ninguna otra conocida.

Esto explica bien claramente como la rama desgajada del arbol comun aquitánico pudo transformarse en arbol robusto é independiente en Cataluña, mientras que las demás que procedian del mismo tronco fueron quedando estériles ó perdiendo su natural verdor á la otra parte del Pirineo: esto justifica que la lengua catalana, tomando fisonomía propia y sirviendo para todos los usos de una gran nacionalidad, merece el nombre de idioma, debiendo, por consiguiente, ser llamada por su verdadero nombre de lengua catalana, como así la llamaron Muntaner y todos los escritores que vivieron antes del siglo XVI, sin que se encuentre bajo otra denominacion escrito alguno, porque el nombre de Lemosina, que solo pudiera aplicarse en lo antiguo á la lengua comun de los paises citra y ultra pirenáicos del tiempo de Jaime I (y aun esto es disputable, por reconocerse el limosin como el antiguo dialecto hablado en el territorio de Limoges, y el mas propio,

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