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Sumario'.

TEXTO

I. Crónica, por M.

II. D. Gaspar Núñez de Arce, por C. DE V.

III. Disquisiciones eruditas acerca de una copla de Alvarez Gato, por DOÑA CAROLINA MICHAËLIS DE VASCONCELLOS.

IV. Poesías satíricas del siglo XVII.

V. Los Gitanos, por D. MANUEL DE FORÓNDA.

VI.

La autenticidad del Centón Epistolario, por E. C.

VII. El Lazarillo de Manzanares, por JUAN CORTÈS DE TOLOSA.

VIII. Cancionero inédito de JUAN ÁLVAREZ GATO.

IX. Nuevos datos acerca del histrionismo en España en los siglos xvi y xvII, por D. CRISTÓBAL PÉREZ PASTOR.

X. Noticias inéditas de algunas representaciones palaciegas de las obras de Calderón y otros.

XI. Diálogo de los pajes, por DIEGO DE HERMOSILLA,

XII. Comedia de Sepúlveda (inédita).

XIII. Sello inédito de Ruy Pérez, ballestero de Alfonso XI, por A. C.

XIV.

Variedades. El Centenario de Alonso Cano.

XV, Bibliografía. 2-Crónica troyana.-JUAN Ruiz: El Libro de Buen amor.Le diable predicateur.—Proceso de Lope de Vega.-Libros.-Revistas.

GRABADOS

I. Retrato del Excmo. Sr. D. Gaspar Núñez de Arce.

II. Sello inédito de Ruy Pérez, ballestero de Alfonso XI.

1 Se devolverán los originales que no puedan publicarse en la REVISTA si lo desean los autores.

2 De cada libro que se remita á esta Administración se dará noticia en la REVISTA.

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Don EMILIO COTARELO Y MORI, de la Real Academia Española

Crónica.

UANTO más uno profundiza en la vida é in

malo que en aquellos tiempos gloriosos atesoraba el genio español.

Estas ideas señoreaban nuestro ánimo cuando hoja tras hoja devorábamos el reciente libro del Sr. D. Cristóbal Pérez Pastor, acerca del Proceso de Lope de Vega, que es el suceso literario de la quincena y tal vez de varias quincenas.

Un hecho trivial en cierto modo, un romance satírico contra dos cómicas, una de ellas nada indiferente á Lope, entonces en la flor de ACADÉMICOS DE LA ESPAÑOLA

timidades de Lope de Vega, màs excepcional, màs extraordinario se presenta á nuestros ojos este hombre gigantesco. No parece sino que los hechos y las cosas que á él atañen adquieren por esta sola razón caracteres de grandeza, en bien ó en mal, negadas á los demás en el orden humano. Hasta las personas con él relacionadas, se cambian y transforman de suerte que no se conducen, ni obran co

mo harían cualesquièra otras

en casos semc

jantes: y á su lado germinan odios inextinguibles, amores frenéticos, amistades llevadas hasta el sacrificio y por todas

partes, ansia de

gloria, pasión, movimiento, poesía, fuerza vital; todo provocado, sostenido y atizado, por aquel hombre en quien se juntaron naturaleza fisíca de acero y alma infinita, para que en su persona se refundiese todo lo

bueno y todo lo

EXCMO. SR. D. GASPAR NÚÑEZ DE ARCE.

la juventud y ya famoso como autor dramáti– co, le atrae sañuda persecución de las ofendidas, cárcel y dura sentencia de destierro. Lope en venganza se goza en deshonrar á la principal perseguidora, á quien antes había amado, y en cambio logra un aumento en la pena impuesta. Desahógase componiendo preciosos romances que hasta ahora habían corrido como anónimos y, antes de salir á cumplir su des- . tierro fuera del reino de Castilla, roba otra joven á quien amaba, gran

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Líbrase de él casándose con la raptada, doña Isabel de Ampuero y Urbina y, rodeado de amigos y admiradores, parte como en triunfo á Valencia donde se propone residir los diez años que se le expulsa de la corte.

Pero á los pocos días deja en el mayor desconsuelo á su mujer, marcha á Lisboa y se alista como soldado de la armada Invencible. Acompáñale aquél Claudio Conde, nuevo Acates, y símbolo de la amistad más rendida y noble; y á la vez que escribe versos tiernísimos á la abandonada Belisa, se complace en cargar su mosquete poniendo por tacos los escritos en loor de la ingrata Filis, su perseguidora, que hoy sabemos era la actriz Elena Osorio, hija de Jerónimo Velázquez.

Volando en tacos del cañón violento
los papeles de Filis por el viento.

Quizá le llevó á la armada el deseo de gloria á fin de que se le alzase el destierro, para él más sensible que otra pena. No lo consiguió hasta pasados siete años, acaso por haber fracasado, como es sabido, aquella gigantesca empresa marítima. En tanto, muerta su mujer, á quien amó y ensalzó en sus versos, sufre nuevo proceso por amancebamiento y á la vez lanza comedias y más comedias, sobre todas las escenas de España, en términos que él solo surtía á las compañías de la península, y escribe prosas y versos líricos y novelas y poemas y viaja y sirve de secretario al Duque de Alba y al Marqués de Sarria, y galantea y se casa de nuevo y se pelea con todos los que quieren disputarle el cetro de la monarquía cómica.

De todo esto y otras muchas cosas se habla en el mencionado libro del Sr. Pérez Pastor, que, aunque lo forman la copia de un proceso y un sin número de documentos sacados de los protocolos de varios escribanos, es difícil que novela alguna alcance interés mayor, ni tan grande desde el momento en que se hace uno cargo de que los hechos que se refieren son verdad y relativos á uno de los hombres más célebres del mundo.

Aunque la transición parezca algo brusca, las exigencias de la crónica nos traen â hablar de la última elección de la Academia Española, una de las más reñidas de que hay noticia, tanto que el resultado indeciso hasta el momento mismo del escrutinio, estuvo á merced de

que uno solo de los partidarios del candidato triunfante votase á su adversario.

Lucharon los señores D. José Ortega Munilla y D. José María Asensio, obteniendo mayoría el primero. Todas las comparaciones son odiosas y más cuando se trata de sugetos ambos meritorios: así es que no nos parecen bien ciertas hablillas sobre el respectivo mérito de uno y de otro.

Asensio es un escritor ilustre; hoy el primer cervantista. Publicó y anotó eruditamente el Libro de los Retratos de Pacheco el Cancionero de Orozco y antes las Obras dramáticas de este mismo autor; fué el alma de la Sociedad de los Bibliófilos andaluces que tan excelentes obras produjo, la mayor parte anotadas y comentadas por Asensio. Dirijió otras varias publicaciones literarias de mérito. Por sus trabajos relativos á Colón y el descubrimiento de América mereció que la Academia de la Historia le abriese sus puertas hace años. Sus estudios sobre Cervantes son muy elogiados: en fin, es un escritor que habrá de dejar libros de los que quedan; y, por consiguiente, claro es que la Academia Española se honraría recibiéndole

en su seno.

Aunque los méritos del Sr. Ortega Munilla no sean tan calificados, no puede negarse, como algunos hacen, que carece de ellos. Es verdad que como novelista no tiene la profundidad psicológica de Palacio Valdés, la fuerza irónica ó satírica de Alas, el brillante ropaje de Blasco Ibáñez ó de Reyes, y que tal vez le faltan cualidades que vemos en otros novelistas de menos renombre. Él mismo parece haber abandonado hace años el campo, pues no ha escrito más novelas; pero esto no quiere decir que haya renunciado en absoluto á refrescar los laureles de La Cigarra, Don Juan Solo, etc.

También objetarán algunos que como escritor de crónicas periodísticas no parece tener estilo ni personalidad propios y tal vez es algo frío, pero sabido es que esta clase de trabajos hechos al correr de la pluma, adolecen en casi todos los autores de cierta falta de corrección y lima, y que lo literario suele ser en ellos accidental y de esencia el comentario más ó menos sabroso del suceso del día. El trabajo del periodista no se mide, sin notoria injusticia, por el mismo rasero que el de los demás escritores: en ellos el número suple en cierto modo la calidad. ¿Cómo exigirle al que tiene un día y otro ó poco menos que aprontar artículos sobre materias las más desemejantes

entre sí, que los componga con el atildamiento que puede y debe pedirse al que maneja el tiempo á su placer?

Además no debe olvidarse que el amor á las letras y á las ciencias no se manifiesta solo en el ejercicio contínuo de ellas. Hombres eminentes han adquirido su mayor celebridad por haberlas protegido, utilizando los medios que su posición social ó política les daban. El señor Ortega Munilla se halla hoy al frente de uno de nuestros principales diarios; y en él semanalmente se publican excelentes trabajos de nuestros primeros escritores, que acaso de otra suerte no verían la luz ó al menos no serían saboreados por un número tan grande de lectores. La hoja literaria de &l Imparcial hace ya años que viene á ser una especie de palenque en que todo escritor que aspira á tener renombre procura ir á romper su lanza. Allí se acojen, no indistintamente, pero sí con bastante indulgencia el producto del entendimiento así del autor ya famoso como del modesto | principiante. ¿Quién sabe si no habrá entrado por mucho en los que le dieron sus votos esta especie de protección que el Sr. Ortega Munilla dispensa á las letras españolas?

M.

D. GASPAR NÚÑEZ DE ARCE

El cariño que España entera y principalmente esta villa y corte siente por el autor del Idilio, se puso de manifiesto en los días pasados, al herirle la grave enfermedad de que ya afortunadamente está casi repuesto. Nosotros hemos visto durante algunos días las listas copiosísimas de nombres de personas que se interesaban de veras por la vida de D. Gaspar, y podemos asegurar que tiene muchos, muchísimos amigos.

inspiración poética no se agote tan pronto. Congratulémonos, pues, de su recuperada salud, en espera de nuevos y siempre felices destellos de su viril poesía.

No podemos trazar en breves renglones, oomo son los destinados á esta especie de semblanzas, la biografía de tan insigne poeta. Por otra parte no es necesaria, la conoce todo el mundo. Su vida política está en los Diarios de sesiones y en los decretos que como ministro firmó en la Gaceta. Su vida literaria está en sus Gritos del combate, en su Colección de obras dramáticas, y en las doscientas veinte ediciones que van hechas de sus célebres poemas La selva oscura, El vértigo, el Idilio, La última lamentación de Lord Byron, La visión de Fray Martín, La pesca, Maruja, etc.

Entre los infinitos juicios que el egregio poeta mereció á la crítica, nos merece la preferencia el del Sr. Menéndez y Pelayo, colocado al frente del drama de Núñez de Arce El haz de leña, en la colección de Autores dramá– ticos contemporáneos, é impreso despué aparte, especialmente en el tomo primero de los Estudios de crítica literaria, de su ilustre autor. A él habríamos de acudir si, aun en sustancia quisiéramos, dar algún parecer sobre los versos de D. Gaspar; pero como las obras del autor de las Estéticas están en manos de todos, sería una verdadera redundancia traer en extracto aquí lo que cualquiera puede disfrutar

á su sabor in totum.

Pero no debemos terminar sin advertir que las, poesías de nuestro D. Gaspar están en bastante número traducidas en muchos idiomas europeos, aun en aquellos que más alejados parecen hallarse del nuestro, y de las corrientes literarias que parten de este extremo oeste y meridional de Europa, según han podido observar los lectores en alguna de las anteriores Bibliografías de la presente REVISTA.

C. de V.

No es de extrañar: Núñez de Arce es de los | XXXXXXIIIIII

pocos grandes poetas que nos quedan; y, muer

to Campoamor, el de fama quizá más extendida, especialmente en América.

Además Núñez de Arce, aunque doliente y achacoso, conserva la entereza y robustez desu entendimiento, como hemos tenido ocasión de observar no hace mucho, al dar sucinta idea de su último y patriótico canto heroico, titulado ¡Sursum corda! Y de esperar es que su

DISQUISICIONES ERUDITAS

acerca de una copla de Alvarez Gato.

La eminente escritora portuguesa, Sra. D.a Carolina Michaëlis de Vasconcellos, nos ha remitido las siguientes curiosas observaciones que su vasto saber le sugiere acerca de una copla impresa en nuestro Cancionero de

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O Visconde de Juromenha, pois foi esse benemerito quem a publicou como inédita na sua ediçaon das Obras do poeta (vol. iv, 191), fora colhendo-a num Cancioneiro manuscripto de fins do sec. xvi ou principios do seguinte, com outros muitos é preciosos textos camonsanos.

Nessa miscellanea poetica por mim descripta e explorada na Zeisschrift (Vol. 1) trazia a epigraphe: O Camoes de repente á este verso (f.o 10 7.) E con efeito, tem todo o caracter de um improviso. Mas na realidade naon ha tal.

Quando Morel-Fatio tornou conhecido ó Cancionero General de 1554, la descobrí (1) eu á mesma volta embora com variantes e com atribuçaon á um poeta muito mais antigo do que o auctor dos Lusiadas.

Segundo o collecionador Estevan G. de Nágera, ó pobre do Garcisanchez estando loco puso este mote en la pared: AMÈ Y ABORRESCÍ. Preguntole su amiga que quiere decir. Respondió:

Háse dentender assí: Que yo fui enamorado; Pero después que la ví Olvidé y aborrescí

A quantas hove mirado.

E esta versaon mais completa andava, ao que parece, em outros libros de versos da época e em collecçoens de anecdotas, chistes é ditos agudos. Pelo menos, num cancioneiro ms. sei eu que figura (2).

Naon pouco desvanecida com á minha espertesa fui devulgando a noticia, imaginando dar o seu a seu dono. Primeiramente, ao fallar da traducçaon magistral das poesías de Camoens por Wilhem Storck (3). Mais tarde quando me ocupei de Garci Sanchez (4). Hoje sei que naon havia motivo para cantar á gloria. O ouro que fiz circular era ouromouro. Nem de Camoens, nem do doedo de Badajoz: temos que retroceder mais alguns decennios.

Um bello día, ainda naon ha muito, encontrei num dos meus freqüentes passeios lyricos ò mote na forma Olvidé y desconosci, e a volta. Haslo d'entender así. Onde? No meio de una poesía extensa do cancionero General de 1511 (5), bastante minha conhecida,

(1) L'Espagne au XVI et au XVII siécle; p. 556. N.o LXXXIV, (2) Oxford, All Souls Colls. N.o 189, a f. 10) v.--Ved Zeitschrift, III, 81.

(3) Zeitschrift; IV, 609.

(4) Rev Crit. de Lit.: II, 129.

(5) Canc. Gener. de Castillo, ed. Bibliofilos, n.o 246.

e muito tu conhecida, lector, mas de que sempre (vá lá a confissaon) sö haveamos lido á primeira estrophe.

Sabes como principia? e onde se acha?

Tú, pobrecico romero,

que vas á ver á mi Dios...

Oresto, ja naon é preciso dize-lo. Mas como agora os senhores se lembraram de publicar nesta novíssima REVISTA ó Cancioneiro do suavemente ironico amador da Condesa de Medina, siempre direi da minha justiza, para que ninguem roube á formiga laboriosissima a satisfacçaon de ter contribuido com maîs esse graonzinho de areia para á construcçaon da historia da lyrica peninsular. Abram o fasciculo inicial d'esta REVISTA e leiam os ultimos versos da P. 17,

y aslo d'entender así:

yo vivía enamorado

y en el punto en que la ví,
tanto suyo me sentí,
que olvidé y desconosci
todas cuantas he mirado.

Ficaremos por aquí? Ou haverá antes de Juan Alvarez Gato outro ingenio don-juanesco que dissesse as mesmas um tanto insolentės galanterías as suas Don-Anas?-Tal vez.

CAROLINA MICHAELIS DE VASCONCELLOS.

Poesias satiricas del siglo XVII.

A la muerte repentina de Manuel Cortizos. No de accidente falleció improviso; enfermo estaba de felicidades, este de las humanas vanidades prodigio, envidia, lástima y aviso. De la fortuna el proceder preciso, obrando lisonjeras falsedades, puso á su valor dificultades concediéndole aun más de lo que quiso.

Usó de los favores entendido, desvaneció los odios recatado, conquistó voluntades generoso, creciera más el mérito adquirido si dexara de ser afortunado;

no pudo ser mayor siendo dichoso.

Soneto que se compuso á la fiesta de alcancías que se jugó en la Priora á los años de la Reina Madre, nuestra señora, en el de rösz á 26 de Julio.

Mucha nobleza, mucho cascabel; mucho rocín, caballo tal ó cual; ginete alguno, aunque en correr fatal, juntos representaron un Babel.

Con engrudo, velillo y oropel
celebraron el más feliz natal:

si mereciera premio el obrar mal,
bravo escabeche hicieran de laurel.
Empezaron los carros á ensuciar;
tocaron los clarines á embestir:

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