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la Biblioteca Nacional es anterior, aunque no lo sea en muchos años. A nuestro parecer fué compuesto entre 1530 y 1550.

Respecto de su valor estético sólo advertiremos que el lector no debe reparar mucho en lo pueril del lenguaje chapurrado del bachiller y en lo gastado del recurso de ocultar entre las esteras á los galanes para que reciban los palos; ó, mejor dicho debe reparar en que tales recursos y motivos cómicos se usan por primera vez en nuestro teatro.

Al frente reproducimos en facsimil la primera página del entremes. He aqui el texto:

Entremés de las Esteras

Figuras: MELCHORA, ANTONA, UN BOBO, UN LACAYO, UN BACHILLER, EL AMO DE LAS MOZAS.

(Entran las mozas con tres esteras.)

ANTONA.—¿No es gran mal este, hermana Melchora que todas las veces que nuestros amos han de ir á fiestas nos han de dejar siempre trabajos? El otro dìa nos mandaron que desollinásemos la casa y aora que saquemos las esteras y las sacudanios.

MELCHORA.—¡Yo sacudir esteras! quemadas ellas se vean si yo palo les diere. No hay mayor trabajo en el mundo que servir toda la vida y después daros han cinco mill maravedis y una sarten vieja con más agujeros que un riallo y un candil sin garavato y quatro platos quadrados y al fin un sastre por marido y plega á Dios que no viniese más mal.

ANT.-Dejando todo esto aparte, hermana Melchora, ¿eres todavia aficionada á aquel lacayo?

MEL.-Buen descuido es ese; tráigole por ahi más diligente que gato en hebrero, que se muere por mì; y tù, hermana Antona, en buena fe que me han dicho qne eres enamorada de hombre de bonete.

ANT.-¡Oh mala landre te dé, que no se te ha de asconder cosa! De traer bonete traéle; pero no sé si es bachiller ó sacristán ó sacamuelas; pero, al fin, sea lo que fuere, el me dice mill requiebros conque me mata de amores. BOBO.—¿Acá estais vosotras?

ANT.-¡Oh hermano Parrales, seas bien venido ¿qué hay por allá?

BOBO. ¿Sabeis? ¿qué me dareis vosotras y direte á tí un poquito de lacayo y otro poquito á tì de bachiller? MEL.-Buenas nuevas te dé Dios. Dìmelo y daréte yo

un torrezno.

BOBO.-¿Y tú qué me darás?
ANT..-Yo daréte un ochavo.
BOBO.-Pues prepósita primero.
MEL. Mi torrezno seguro le tienes.

ANT,-Pues mi ochavo haz cuenta que lo tienes en la bolsa.

BOBO.-Pues yo te lo quiero decir. ¿Sabes que me dijo.. ¡díjome..!

MEL.-Ea acaba, dímelo.

BOBO.-Mira: díjome el lacayo que sí.

MEL. ¿Entiendes tú esto, hermana Antona?

ANT.-Yono. Y á mí¿qué te dijo el del bonete?; veamos. BOBO.-¿Sabes que me dijo?; díjome que no.

ALT.-¿Cómo que no?

MEL.—¿Qué?, ¿no te dijeron otra cosa?

BOBO-Si otra cosa...más linda, más...cátalos do vienen. BACH.-Videte, holgate, holgaverum, domina mea. ANT.-¡Oh mi señor bachiller, ansi parezca yo ante quien mal me quisiere como él me parece á mi! BOBO.-¡Válgate el Dimuño, Antona: y ¡qué resquebrajo

le echaste!

BACH.-Domina mea: holgaverum me con parábolas

tuas.

BOBO.-Que no, no; no se cure v. md. de dalle parabolas. En buena fe más precisa esotra un ochavo para guindas que cuantas bolas hay en el mundo.

BACH. ¿Qui dijiste, (sic) domine, quia non intendebum? BOBO. ¿Que no las hay en las tiendas? Pues como él me dé el dinero, yo las traeré de la praza.

LACAYO.-Bésote las manos, señora Melchora de mis ojos. ¿Hay algo en que yo te pueda servir y agradar á tu seráfico y esmerado y rubicundo gesto, como es en matar hombres, en cortar piernas ó en hacer metros, que nɔ hay hombre en España que los sepa hacer mejor que yo? MEL.-Yo las de mi señor Melgar: y sea norabuena el oficio de trovador.

BOBO. Y sea enhorabuena el oficio de trepador.
MEL.-Trovador, bausán.

BACH.-Domina mea, Antona. Desto de la poetería tambien tengo yo mi puntilla.

BOBO.-Mire v. md. que desto de la pelotería se nos entiende á todos razonablemente, porque yo he estado con un pelotero.

LAC.-Poeta, hermano, poeta.

BOBO.-Poyata, ó almario, ó vasar, ó trompeta, ó como él mandare.

MEL.-Óyete, Parrales; ¿quí entiendes tú desto de coplas?

BOBO.-Par Dios que sé yo las copras del perro dalua (de Alba?) y las de «dasme el ochavo y el torrezno» y que vale más una de aquellas que ciento de esotras. LAC.-Mis coplas, herm,°, no son p. necios (El amo, desde dentro, dice) Aмo.-Ola, mozos. ¿Sois Parrales? ¿Antona, Melchora, cómo no respondéis; donde diablos estais?

MEL.-¡Ay, por el siglo de mi padre, que viene mi señor: por amor de Dios, señor Sepúlveda que v. md. se meta en este estera, que me matará si aquí lo halla. LAC.-Que me place, mi señora.

BOBO.-Señor lacayo: embóquese v. md. porque sepa que trae mi amo un gentil garrote y menearle ha el hatillo en un pensamiento.

LAC.-Ea, mete herm.° presto, presto, presto. (Meten al lacayo en la una estera) AмO.-¿Dónde diablos están estas mozas que no me oyen? ¡Ola, Antona, Melchora, á quién digo? ANT.-¡Ay, Señor Bachiller de mi alma; por amor de Dios, que v. md. se meta en estotra estera que me matará mi señor si le ve; que presto se irá y podrá v. md. salır. BACH.-Haré servicio á v. md., domina mea. ANT.-Y muy grande: por eso métase v. md. presto. BOBO.-Emboque v. md., señor bachiller, emboque. BACH.-Presto, presto, herm.", por amor de Dios.

(Meten al bachiller en la otra estera)

BOBO.-Pues que haré yo, hermanas que me enviaron por unos rábanos para almorzar y me he estado acá. ¿Qué trae señor? ¡Oh que garrote ofrézcolo al dimuño! ANT.-Métete tú en estotra estera y no te verá. AMO.-A, mozas?: ellas deben de estar jugando sin dubda ninguna pues no responden.

(Meten al bobo en la otra estera)

AMO.-¡Jesús, Jesús! ¿parésceos bien que ha dos horas que me estoy quebrando la cabeza y vosotras no haceis cuenta?

ANT.-Ya vamos, señor, que estamos sacudiendo estat

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esteras.

AMO. Es buena cuenta, señoras, dejar la casa sola y veniros acá todos? Entrá en casa que allá haremos todos quenta.

BOBO.-Ah señor lacayo, ah señor bachiller? campucémonos ahora que viene mi amo.

AMO.-¡Qué os paresce que aun no tienen sacudidas las esteras, oh bellacas! ¿Dónde está aquel mozo Parrales; ah Parrales?

BOBO.-NO SO Carrales, so duende estera.

AMO.-En verdá que estays muy bueno. ¿Aveis visto lo que pasa? ¿quién te metió ahí, Parrales?

BOBO.-Lacayo y bonete, señor

AмO.-¿Cómo lacayo y bonete? ¡Cómo se menean aquellas esteras! ¿quien está ahí?

LACAYO.-Señor: un forastero á servicio de v. md.
AMO.-¿Y en estotra ¿quién está?

BACH.-Ego sum qui sum quia c...verum in barba tum. AMO.-¿Que diablos es ésto? ¿son espíritus? Daca ese garrote, que yo veré quien anda en mi casa: toma, toma, BOBO. Ah, señor lacayo?: tomá allá esa copla. Señor bachiller, tome allá esa poetería: aguarden.

Aмо.-Espérese, señor, que también avrá para él su parte, aguarde no se vaya.-FIN.

(Fol. clv. vuelto á clvij.)

Sello inédito

de D. Pedro Fernández de Azagra

En el Archivo histórico nacional, en la sala de sigilografia formada y catalogada con tanta diligencia como fortuna por D. Juan Menéndez Pidal, actual Gobernador civil de Pontevedra, se custodian varios, sellos hoy de alto inter's pertenecientes á ilustres personajes en su mayoría de los siglos XIII y XIV. Uno de los que mayor lo ofrecen, tanto por pertenecer á una célebre personalidad de la historia medio-eval. como por su mérito artístico es el de D. Pedro Fernández de Azagra que ofrecemos en facsímil.

Es el sello de cera obscura, de forma circular aunque faltoso, y pende por doble tira de cuero en carta por la cual don Pedro Fernández y su muger confirman las donaciones que doña Sancha Jiménez había hecho á los caballeros Hospitalarios de San Jnan. (1)

(1) Pergamino de 190 mm. de largo y 165 de ancho, fechado en Agosto de 1220. Procede del convento de S. Juan de Aliaga (Arch. hist. vitrina 8. núm. 16.)

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Módulo-75 mm. - Anverso: Figura ecuestre de D. Pedro que sobre el costado izquierdo lleva un escudo de forma casi triangular cuartelado por una cruz y sob. e ella una espada. En la mano derecha, y en actitud de herir tiene una lanza con pendón. El caballo galopa á la izquierda cubierto con caparazon galoneado de orofres y rematado por suevas. Leyenda....AzAGRA..... Reverso: Imagen sedente de la Virgen María con el Niño en brazos. Ocupa un trono sin respaldar, cuyo asiento se apoya en dos columnitas. Encuadrando la sagrada imagen vese un arco de medio punto sostenido por columnas bizantinas sobre cuyos capiteles y, apoyados también en el arco, se levantan dos torres almenadas. Leyenda: ....DOMI (1),....

Fue D. Pedro Fernández de Azagra hijo de D. Fernán Ruiz de Azagra, caballero de Santiago y de su muger Da. Teresa Ibáñez, y persona muy influyente en Aragón durante la primera mitad del siglo XIII. Sirvió con lealtad al rey Don Jaime el Conquistador en su menoría, siendo en ocasiones su consejero é influyendo decisivamente para jurarle por rey en Monzón en 1216, cortando así las ambiciosas miras de su tío y tutor D. Sancho, conde de Rosellón.

Pero no perseveró mucho en el servicio real, porque habiéndoae disgustado con el Rey retiróse á su inespugnable fortaleza de Albarracín donde se hizo fuerte alzándose dǝl servicio realPor este tiempo andaba bastante alborotada la nobleza aragonesa. D. Rodrigo de Lizana que también se había revelado contra el Rey, huyendo de su castigo se refugió bajo el ampa

ro de D. Pedro de Azagra. Púsose el rey con sus tropas sobre Albarracín para castigar á uno y otro, pero D. Pedro la tenia tan bien fortificada y sus gentes la defendieron con tal brío que fueron vanos los esfuerzos del monarca, y así hubo de levantar el cerco y tornarse con sus tropas.

Entonces se declaró vasallo de Sta. María y señor de Albarracin sin reconocerse subdito de ningún monarca y se hizo fuerte en su castillo, Era tan prudente y astuto que siempre logrò conservar su independencia pues cuando los reyes estaban discordes, que era lo más ordinario cada uno le codiciaba para sí por ser Albarracín lugar muy fuerte, fronterizo y apropiado para dañar á su contrario con ayuda de D. Pedro. Tenía en Castilla, Aragón y Navarra muchos am gos y deudos y, si los reyes se concertaban en paz, él se acogía á Albarracín como en muy segura guarida. Mas al cabo hizo acatamiento de vasallaje y fidelidad al rey D. Teobaldo de Navarra en Tudela por Abril de 1238.

Asistió al rey D. Jaime en a guerra y conquista de Valencia donde se portó bravamenne como caballero y muy cuerdo como capitán. En unión de D. Simón de Urrea fué D. Pedro quién sitió y rindió el castillo de Cilla, cuyos altaneros defensoros habían desafiado á los cristianos, y lo mismo hicieron con otras alquerías cercanas.

Casó D. Pedro Fernández de Azagra con D.a Elfa hija de don García Ortiz y de su consorte D." Sancha Jiménez y en ella tuvo por hijos á D. Álvar, D. Pedro, D. García, D. Fernando y D. Teresa. El primogénito, D. Álvar Pérez de Azagra, contrajo matrimonio en 1243 con D. In's, hija del rey D. Teobaldo de Navarra y continuó el señorío ne su padre.

DIÁLOGO

-A. C.

ENTRE MEDRANO, PAGE Y JUAN DE LORZA, MERCADER,

EN QUE SE TRATA DE LA VIDA Y TRATAMIENTO
DE LOS PAGES DE PALACIO -

Y DEL GALARDÓN DE SUS SERVICIOS.
COMPUESTO

POR DIEGO DE HERMOSILLA, CAPELLÁN DEL EMPERADOR DON CARLOS V.

ΑΝΟ 1543.

La excepcional importancia que tienen las obras relativas al estudio de las costumbres y vida social en general, aumenta considerablemente cuando se trata de nuestra patria en el siglo de su mayor preponderancia. y grandeza.

Son escasísimas las que de una manera directa se ocupan en nuestra literatura de este asunto, y en ninguna que sepamos, como en esta que ahora sale por vez primera á la luz, se exponen y debaten cuestiones sociales, políticas y morales con la autoridad y experiencia que les presta el reputado nombre del autor.

La vida y vicisitudes de los pajes de los Grandes, en el siglo XVI; las relaciones que estos mantenían con aquellos sus servidores; la abusiva privanza de los so

(1) Un fragmento de otro ejemplar de este mismo sello se guarda en la vitrina 43 núm. 15, de la misma oficina, pendiente del testamento de D. Pedro de Azagra.

breseñores; el origen y costumbres de la nobleza; la petulancia de los hidalgos y sus diversas clases y procedencias; el desorden con que los más de los grandes señores administraban sus rentas; el mal empleo que de ellas solían hacer, y muchas otras quejas que del trato desigual y desabrido de los pròceres, recibían sus criados y súbditos, forman, por decirlo así, la primera parte de este tratado. En la segunda, discutiendo los dos pajes interlocutores, Guzmán y Godoy, sobre el modo de remediar tan graves males, propone aquél á éste que suponiéndose por unas horas uno de los más calificados Duques, trace á grandes rasgos la conducta que seguiría en la gobernación y administración así de sus estados como de su casa; su plan de vida en lo espiritual y temporal; su norma en la elección y nombramiento de alcaldes, justicias y otras autoridades en los lugares de su señorío; la distribución que haría de su tiempo; el modo de tratar á cada persona según su clase y condición; el juicio y aplicación que daría á los consejos recibidos; los honestos y saludables recreos con que distraería sus ocios; la regla que seguiría en lo tocante á comer, vestir y decorar su casa; tratando, en fin, puntos tan delicados y escabrosos como la manera de gobernarse con la Duquesa, su mujer, y la de criar, educar y casar sus hijos, y sistema que adoptaría para formar en los lugares de su señorío, escojido, laborioso y honrado vecindario: todo esto referido con tal sencillez, discreción y buen sentido, que su lectura resulta por todo extremo amena, instructiva y deleitable.

Basten por ahora estas indicaciones para invitar á ella al benevolo y erudito lector, seguro como estoy de que una vez comenzada, no la ha de dejar de la mano.

Cuando esté terminada la publicación del texto y de ella se haga tirada aparte en forma de libro, describiré el manuscrito que ha servido para esta impresión, y recogeré algunas noticias sobre el autor y su obra, que ahora por la premura de las circunstancias no me ha sido posible dar aquí.

A. RODRÍGUEZ VILLA

CAPITULO I.

DIVIDESE EN CINCO PARTES DE CAPÍTULOS. PRIMERAMENTE SALE MEDRANO Á LA SALA, Y HALLANDO EN ELLA Á JUAN DE LORZA, DICE:

MEDRANO. De dónde bueno sois, señor Juan de Lorza?
LORZA.-En Medina del Campo resido lo más del tiempo.
MED. ¿Y qué es lo que mandais?

LORZA.-Señor, serviros. Aguardo aquí á un criado del señor Duque, que se llama Godoy, amigo y señor mio.

MED.-Pues mandais que le llame ó le dé algún recado de vuestra parte.

LOR.-Gran merced, que él acudirá por que tengo un negocio con él.

MED.-Si es tal que á mi se me pueda decir, yo se lo diré, por que creo que está ocupado con el Duque.

LOR. Por cierto, señor, que aunque no sea sino para no daros trabajo de irle á buscar, se perderá poco en deciros lo que es. Yo, señor, traigo á este muchacho, que es hijo mío, para que

sirva de page al señor Duque, que ogaño me hizo merced de recibille.

MED. Y ha mucho tiempo que conoceis al Duque, mi señor? LOR. Por cierto no; sino de quatro ó cinco meses acá. que andaba su señoria con harto cuidado de hacer una moatra, y no hallaba donde tomalla por falta de fiador; y sabiendo yo quien era, sa'i por ella, y aun le presté trecientos ducados más para cierta necesidad; y él tuvo en tanto este pequeño servicio, que me dijo: «Señor Juan de Lorza (que ansí me llamo à vuestro servicio) si teneis a gún hijo pequeño, llevádmele, que me quiero servir dé. en reconocimiento de la buena obra que habeis hecho. Yo le besé las manos á su señoria por la merced.

MED.-En verdad, señor, que lo podeis tener en mucho; que con otra tal como esa, que fué recibirme á mí por paje, pagó á mi padre y á mi abuelo y á mi bisabuelo muchos y señalados servicios que hicieron á sus antepasados y hacen.

LOR.-Créolo, señor; pero un servicio aunque pequeño hecho en coyuntura, tiénese en mucho.

MED.- No era mala ni de poca importancia en la que mi abuelo sirvió á su padre.

LOR. ¿Y fué?

MED.-Yo os lo diré. Estando un día en una batalla que hubo entre el Rey de Castilla y el de Aragón, apesar de los enemigos que habían derrocado del caballo á su padre, le sacó de la priesa y le sirvió con el suyo, quedando mi abuelo á peligro de morir, si Dios no le inviare șocorro.

LOR.-Los señores deste tiempo ya no se ven en esas necesidades y nunca salen de estas otras donde yo socorri al señor Duque, que lo preció en más que el servicio de vuestro abuelo. MED.-B.en se parece en el ga`ardón, y aun podría ser que en saliendo, si fuese posible de esa necesidad, como su padre de la otra, se o.vidase, señor, de vuestro hijo, como hace de mí, que ha más de diez años que le sirvo de paje. LOR. ¿Y vuestro nombre, cual es?

MED.-Medrano me llaman, más poco aprovecha, que es como llamar ai negro Juan Blanco, pues mejor me convendría Desmedrano.

LOR.-¿De quién podré yo informarme mejor de mi negocio y de lo que toca á mi hijo que deste que ha tantos años que vive en Palacio? Y pues Dios me topó con él, no quiero se corto, mayormente aventurándose poco en preguntárselo. Señor Medrano, yo me he visto más veces en mercados y ferias que en palacios de grandes señores; y ansí aunque traigo á este niño al señor Duque á que sirva de paje, cierto yo sé poco del oicio que ha de hacer, ni del paradero dél, ni del tratamiento que tendrá, que deseo yo sea bueno; por que su madre .o tiene muy regalado, tanto que apenas me lo dejó traer; y pues me decis que ha tantos años que servis este oficio, merced recibiré, si no es importunidad, me digais alguna noticia de lo que digo. Entre tanto quizá saldrá el señor Godoy y trataré mi negocio.

MED. Por cierto, señor Juan de Lorza, no quisiera entrar en camino tan largo y trabajoso, siquiera por no traer á la memoria la mala ventura pasada, pues basta la presente para sobi ar cuentos que contar. Pero por que no digais que soy avaro de lo poco que me cuesta, lo haré. Tomad esta silla: no estemos este rato en pié, y daros he cuenta de nuestra vida, aunque brevemente. Por no cansaros, habeis de saber, señor Juan de Lorza, que en Castilla, antiguamente, á los que servian de este oficio de paje los ilamaban Doncels, como ahora llaman doncellas á as que sirven á las señoras, și nunca fueron casadas; que paje es vocablo extranjero, y ansí comemos á la extranjera: una parte de vianda y tres de carne. ¿Entendeis? Hablando con a.atamiento, mayormente que son como los perrillos en otras casas que comen los huesos que dejan sus dueños: acá comemos lo

que sobra al mayordomo y á los oficiales; que os digo tendría. mos harto trabajo si no fuera por una escudilla de ca do que nos dan, tal que aunque os caiga sobre la capa, después de enjuta, no hayais miedo que os quede mancha de grasa; y si van a la cocina por algo para nosotros y está sucio ó mal cocido ó asado, dicen luego, que no importa, que para los pajes es; y si pensais que el relavarnos algunas veces las caras, es de gruesos, engañáisos, que no es sino de limpiarnos á los manteles y de ellos se nos pega lo gordo que parece, por que le sobra lo que falta en las escudillas. Pensais que en valde se dice que el que anda en Palacio ha menester la cabeza de hierro y el estómago de cobre?

LOR:-Decid, señor Medrano, en la olla nó echan la carne gorda, sino que lo quitan la gordura para echa'la á cocer?

MED. No, sino después de cocida, saca el cocinero la grasa para potages y aun para él y sus amigos, de manera que cuan do llega á nosotros, ya va acribado y limpio, ó en limpio. LOR.-¿No Os dan algún poco de vino?

MED.-Sí, alguna vez de la taberna de los perros de caza del Duque, que andan debajo de la mesa.

LOR.-Con esas comidas no es de maravillar que sean tan golosos como por allá suena.

MED.-A la fe, señor, en eso somos peores que gatos, que aun ellos escarmientan, si los castigan, y nosotros aunque nos maten, no dejaremos de aprovecharnos de las uñas¿ Nunca oisteis, señor, contar de un paje que sacando de la mesa de su amo una tortilla de huevos con su miel y todo, y por no tener á mano donde escondella, se la puso sobre la cabeza y la gorra encima, y le corría la miel por la cara abajo; y á otro que se metió en la bragueta una perdiz asada, quedando una pierna de fuera, y llegándose á levantar un plato, prendió la uña en los manteles y se los llevó tras él, y se rieron harto los grand s señores que allí comian; estar á la mesa sirviendo y los carrillos llenos y tragallo sin mascar como ansarino? Esto es lo ordinario. Entended que el papo deste y el papo de buitre es todo uno. Aun ahora tenemos media vida después que varios siñores quitaron los derechos. á los reposteros de plata, que cuando los llevaban ellos, nos perseguían terriblemente, pero ahora todos à una.

LOR. Decidme, señor Medrano, de esos ruines tratamientos que recibis ¿quién tiene la culpa?

MED. La mayor parte está en los oficiales de ca. a; que el Señor ya nos da nuestra ración tasada. Mas los oficiales so ta apoca los que tras que ella es poca, nos la apocan más.

LOR.-Pues si en esos está la culpa, por qué no os quejais á los señores para que lo remedien?

MED.-Bien decís, si eso fuese remedio. Los chicos no osan á los grandes: luego se lo ponen en punto de honra, diciendo que no es de hombres honrados quejarse por el comer; aunque un paje grande respondió una vez á un oficial que se lo dijo: pucs pese á tal en esta casa que nos dan otra cosa de que nos hemos de fiar sino es del comer, si es poco y malo? Y ya que alguno se atreva á quejarse, luego el señor para informarse no llama a los otros que reciben el mismo agravio, sino á los mismos oficiales, y díceles: «Mirad que se me quejan desto: remediarlo.» Responde entonces el otro: «Bonito será quien à vuestra señoría viene con esto; debe ser algún ruín; que yo prometo à vuestra señoria que no hay casa de Grandes en España donde tan bien tratados sean los criados como en esta casa de vuestra señoria, ó á lo menos después que yo tengo el cargo, y que no me recreo en otra cosa; más por que sé que ansí lo quiere vuestra señoría, el que trae esas nuevas debe ser muy regalado y quiere que le sirvan como á vuestra señoría.» A esto responde el señor muy satisfecho de que es verdad: «Yo lo creo y ansí os encomiendo tengais todo cuidado dello, como entiendo lo haceis.» De manera que el pobre que se queja gana dos cosas: mal crédito con el

señor y mayor enem stad con el oficial, para que si lo hacía ruinmente, lo haga peor. Veis aquí, señor, por qué sufrimos y pasamos con nuestra mala ventura sin ir á los señores por remedio, por que al cabo hemos de quedar cornudos y apaleados. LOR.-Ya me parece que estoy bien informado en lo que toca al comer, y si no es descomedimiento, holgaría de entender en lo de vestir, cómo les vá.

MED. De eso muy bien, bendito Dios, por que de palabra cada año nos dan librea.

LOR.-¿Y de obra? MED.

NOS Contentaríamos con uno de tres en tres años. LOR. ¿Pues cómo os remediais?

MED.-El que tiene padre ó madre ó curador acude á ellos, ó pasa como puede.

LOR.-Eso parece «llámate mío y busca quien te mantenga» MED.-Poco menos. Calzas y zapatos dan abasto, que prime ro ha de dar el zapato una vuelta al pié, como el sol al mundo' que os den otro; y como pagan tan bien á los zapateros, danlos ellos tales que alguna vez no llegan á casa sanos, y hacenlos de tan buena gana que un dedo de grueso de la planta del pié gastamos en idas y venidas primero que los traigamos.

LOR.-Para eso buen remedio: si un zapatero no los da buenos, ir á otro.

MED. ESO sería, si llevásemos el dinero en la mano, pero son fiados.

LOR. Y aun de ahí, viene esotro.

MED. Las calzas que por las rodillas parezcan luna llena, y por las otras partes salga la camisa á bocadillos, como manjar de damas; y el peal fuera á manera de calzón: no hay que habla en ello, y aun si entonces le piden al mayordomo, dice: «Así se han de criar los muchachos, que mientras lo son, les parece muy bien andar rotos,» y otras escusas y gracias á este tono; y aun hartas veces nos estamos en la cama fingiendo enfermedad, y el mayor dolor que tenemos es de calzas y zapatos. LOR.

A mi ver no tienen razón.

MED. ¿Y cómo que no tienen? que más calzas rompe ahora un paje en un año que en tiempo de mi abuelo en tres; por que á cada nonada que habeis de hablar con vuestro amo ó dama, habeis de estar de rodillas, aunque esté la mujer de un escudero ó mercader ó bachiller; ó si os descuidais, allende de su reprehensión, si por vuestros pecados os ven el mayordomo o maestresala no ireis...(1) Dulce verdad: es que lo que allí gastamos y rompemos, ahorramos en la iglesia, por que aunque alcen al Santísimo Sacramento y nos estemos sentados, el señor ni los oficiales no hacen caso dello, ni hablan palabra, por que allí podemos estar como quisiéremos, y en casa como les parece á ellos, conforme à sus cerimonias, y con romper más como digo, nos dan menos que entonces.

LOR. No lo entiendo; por que después que aquí estamos hablando, he visto salir dos ó tres pajes bien ataviados; que no cuadra con lo que decis.

MED. Ya será posible, por que se lo habrán dado sus padres ó de sus haciendas, y también que siempre hay encasa de los se ñores dos o tres privados, que los llaman así por que más particularmente tratan y sirven á los señores, el uno de paje de recados, que por otro nombrea llà llaman alcahuete, y otros de rastrear como podemos, en casa y fuera, qué contar á los señores, que su nombre propio es parleros ó chismeros; y á estos tales por los buenos servicios siempre les dan de la cámara del señor alguna ropa, y para que pues, se aventajan en el servicio, sean aventajados en el tratamiento.

LOR.-No tengo esa por muy gran ventaja.

MED.-Acá sí; aunque bien entendemos que los que lo hacen quieren más una blanca de provecho que dos maravedís de honra.

LOR.-Yo si fuera señor, destos tales no me fiara mucho, por

que ansí como á mí parlan lo que los otros dicen y hacen, par. larán lo que á mi me vieren y oyeren: que al fin la mala costumbre dificultosa es de perder, y el que muere en la enferme. dad dicha será si con la vejez la dejan.

MED. Bien decís; mas los señores ciegos de su apetito, no miran en ese inconveniente, y lo que peor es que los que tieren este vicio de parleros, cuando les faltan verdades que decirtambién echan mano á las mentiras, y en dos palabras malmeten con los señores à quien ellos quieren; y si es también descuidado y tienen les tanto secreto, por que no dejen el oficio, que ya que el otro se quiera disculpar y desmentir al que lo dijo, no osan declarar el autor, ni sacareis dellos más de «á mí me lo dijeron y sé que ansí es.>>

LOR.-En mentira suelen decir que aplace la chismeria, mas no el chismero.

MED. Entre los buenos así había ello de ser y quizá en el tiempo bueno lo era, pero en este lo uno y lo otro debe contentar, pues vemos que en las casas de los señores ellos medran v desechan el pelo malo que los buenos nunca pueden sacudir de sí.

LOR.-Esa falta paréceme debe estar en los amos.

MED. Es verdad; que de entender y conocer ellos la voluntad de sus dueños viene todo el mal.

LOR.-Otras causas debe haber para su buen tratamiento, por que he visto yo muchas veces más pajas y lacayos, y no es posible tener todos ese oficio ni dárseles esa entrada á tratar con ellos.

MED. Ya sería posible que esos tales caballeros sirviesen alguna dama, y por servicio della diesen esa librea; mas de eso no hay que hacer caudal.

LOR.-Por qué?

MED. Por que como quien por locura se viene, en locuras se va, no hayais miedo se compre casa ni viña de ello, y aun de gastarse eso en burlas, viene á ratos á faltar para las veras. LOR.-Después de pasado el trabajo del día, reposais la

noche?

MED.-Pues no, como moralgalos. A la una ó á las dos nos vamos á acostar, y si pensais en qué cama, que ni sabeis cual es la manta ni la sábana, por que todas están de un color, ni aun en lo delgado no se echa mucho de ver; finalmente no hacen más diferencia que sean para pajes que para galgos.

LOR-Todo eso á mi juicio se puede tomar en paciencia, á trueque del peligro que en otros tiempos de poca paz tenían los pajes, llevando las calzas de sus amos en la batalla.

MED.-Creeis, señor Lorza, que falta agora y que es pequeño trabajo el que se padece sirviendo, esperando, temblando de frio que nuestros amos acaben de jugar, que alguna vez nos amanece allí, ó de tener palacio à su dama, mayormente que acontece pagar el pobre la poca ventura del naipe ó dados ó el desabrimiento de la dama?

LOR.-No tengo por muy sabrosa esa vida.

MED.-Sabrosa decís? Si la mitad pasásemos por amor y servicio de Dios, como éramos obligados, á muchos de nosotros besarían la ropa; y así lo sintió una dama que dijo á dos ó tres criados de un gran señor, que en un día desesperado iban tras su amo, sino que se quedaron un poco atrás :«Decid, döndə vais, mártires del demonio?>>

LOR.-A lo menos se dijera del mundo, no se habría engañado mucho, pues por las cosas dél se ponen á tantos trabajos. Pero, decidme, ¿con qué salsa comeis la vida que habeis contado?

MED. La principal y más gustosa es la libertad con que nos dejan vivir, que podemos jugar, jurar y perjurar y retozar á nuestro gusto, que como tengamos alguna cuenta con servir,

(1) Falta alguna palabra.

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