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reciente de la mayor parte de sus documentos, son los más numerosos é importantes depósitos donde deberá acudir quien se proponga hacer el estudio de esta ciencia sobre documentos originales. Los demas archivos, aunque contengan caudales diplomáticos interesantes, no le permitirán formar juicio acabado y completo de la Diplomática patria.

Las compilaciones manuscritas de diplomas conocidas ya en la Edad Media con las formas á que damos el nombre de registros reales, registros de la fé pública y cartularios, gozan tambien de autoridad y pueden ser útiles, á falta de originales, para el estudio del idioma y de las cláusulas de los documentos. Las colecciones españolas más importantes de registros reales se custodian en los archivos de Simancas y de Barcelona; de cartularios en el Archivo Histórico Nacional, y las de registros de la fé pública se hallan repartidas en los archivos notariales (1).

(1) Los registros reales datan del Imperio romano. Los Papas coleccionaron tambien sus documentos en el Liber pontificalis ó diurnus desde el siglo VI. En España los más antiguos de que se tiene noticia corresponden al reinado de Alfonso II de Aragon. Los registros recibian generalmente denominacion por su asunto; así en Castilla, donde se conocieron desde el siglo XIII, llevaron los nombres de registro de quitaciones, del sello, de ordenamientos de Córtes, etc., y en Aragon de Generales, Guberni, Secreti, Valentiæ, Majorica, etc. Por lo general se seguia en ellos el órden cronológico.

Los registros de la fé pública eran conocidos de los romanos, cuyos tabeliones entregaban á las partes un ejemplar en limpio y en caractéres gruesos (grossa), y guardaban los borradores (minuta). El Papa Gregorio IX restableció en Roma esta costumbre, y en España Alfonso X dispuso más tarde que los notarios guardasen las notas primeras de los documentos. El protocolo en la forma que ha llegado hasta nosotros comenzó á usarse en tiempo de los Reyes Católicos.

No poseemos en España una coleccion impresa de documentos tan completa, como la que para ilustrar la historia de Francia se publica bajo los auspicios del gobierno de la vecina República; pero tenemos en cambio numerosas compilaciones diplomáticas, bien relativas á un reino, ya de una corporacion, ya de un período histórico.

Entre las muchas que pudieran citarse, figuran: la Coleccim de documentos, privilegios, franquicias, exenciones y fueros concernientes á las Provincias Vascongadas y á varios pueblos y corporaciones de la Corona de Castilla, copiados del archivo de Simancas; la Coleccion de documentos inéditos para la historia de España, publicada por Navarrete, Salvá, Baranda y los Marqueses de Pidal y de Fuensanta del Valle; la Coleccion de documentos inéditos del archivo de la Corona de Aragon; los bularios de las órdenes de Santiago y Alcántara; el Repertorium fororum et observantiarum regni Aragoniæ; la Coleccion de fueros municipales y cartas pueblas, de don Tomás Muñoz y Romero; las Ordinations y sumari dels privilegis consuetuts y bons usos del regne de Mallorca, publicados por D. Antonio Moll; los Antiguos tratados de paces y alianzas entre algunos reyes de Aragon y diferentes principes infieles, coleccionados por Capmany; la Coleccion diplomática del reinado de Fernando IV; el Memorial histórico español, y, por último, las colecciones diplomáticas que se encuentran incluidas en la España Sagrada, del P. Florez; en las Antigüedades de España, de Berganza; en la Marca Hispánica, de Pedro de Mar

Los cartularios eran registros de carácter particular, en que se copiaban los documentos otorgados á las corporaciones monásticas ó civiles. Eran llamados becerros (por su encuadernacion) en Castilla, tumbos (por su colocacion) en Galicia, y cartularios ó cartorales en Aragon. En los monasterios se usaban ya en el siglo XI.

ca; en la Historia del monasterio de Sahagun, de Escalona, y en la Historia de la casa de Lara, de D. Luis Salazar y Castro.

Para el estudio de la Diplomática por medio de obras didácticas, no existe tratado alguno general escrito en España. Las Disertaciones, del P. José Perez, catedrático de Salamanca y el Discurso sobre Diplomática del P. Gravembos, benedictino de Búrgos, aunque comprenden preceptos generales de crítica, no pueden considerarse como verdadero tratado de aquella ciencia (1).

Hay en cambio obras especiales, publicadas tanto

(1) Los principales tratados generales sobre Diplomática publicados en el extranjero son los siguientes:

Mabillon. - De Re Diplomatica, libri VI. Paris 1631.- Los libros que más interesan de esta obra son; el 1.o que trata de la materia y escritura de los documentos; el 2.o, que se ocupa en el exámen del estilo, suscripciones, sellos y fechas; y el 3.o, en que se habla do la autoridad de los cartularios.

Maffei, Istoria diplomatica che serve d'introduzione all'arte critica. Mantova, 1727.

Nouveau traité de Diplomatique, par deux religieux benedictins de la congregation de Saint-Maur. Paris, 1750-1765. 6 vol. in 4.°— El tomo primero contiene la nomenclatura de los diplomas y el exámen de la materia escriptoria, tintas é instrumentos gráficos, comenzando el estudio de la escritura; el segundo y tercero continúan este estudio y tratan de las abreviaturas; el cuarto está consagrado al exámen de los sellos, del estilo, ortografía, fórmulas, fechas, signaturas y testigos; el quinto, de los notarios y de los caractéres distintivos de los documentos reales, particulares y eclesiásticos en cada siglo; el sexto, de la Crítica diplomática. Gatterer. Elementa artis diplomaticæ universalis. Vol. I. Gottinga, 1765.

Vaines.

Dictionnaire raisonné de Diplomatique. Paris, 1773. 2 vol. in 8. Es un resúmen de la obra de los Maurinos.

Fumigalli.-Istituzioni diplomatiche. Milano, 1802. 2 vol. in 4.° Ribeiro. - Dissertaçoes chronologicas e criticas sobre a historia e jurisprudencia ecclesiastica e cevil de Portugal. 5 vol. in 4. Lis

en España como en el extranjero, que pueden tener aplicacion al exámen de los diversos caractéres diplomáticos. Haremos mencion de las principales.

Para el exámen de la materia escriptoria, de la forma de los documentos y de las tintas é instrumentos gráficos, puede consultarse la extensa Memoria del marqués de Llió, contenida en el tomo I de las Memorias de la Academia de Buenas letras de Barcelona, y ademas el tratado De materia et forma veterum librorum, por Calmet; la Dissertation sur le papyrus, de Caylus; el Essai sur l'histoire du parchemin, de Peignot; el ameno libro de Pizzeta, titulado Histoire d'une feuille de papier; el folleto Le papier dans l'antiquité, de Egger, y la obra de Canepario De atramentis cujuscumque generis.

No deja de ser abundante nuestra bibliografía en lo que se refiere á otro de los caractéres diplomáticos, la forma de la letra. Desde la publicacion en 1738 de la Biblioteca universal de la Polygrahia española compuesta por D. Cristobal Rodriguez, se han dado á la estampa la Paleografia española del P. Andrés Burriel, publicada por Terreros; la Escuela Paleográfica del P. Andrés Merino, la Paleografía que para inteligencia de los manuscritos del principado de Cataluña, escribió D. Joaquin de Tos; las Paleografías de Palu

boa, 1310-1836.- Hé aquí las disertaciones que entran en el do. minio de la Diplomática: 3.a Sfragistica portuguesa. 5.a Idioma, estilo y ortografía. 6.a Fechas. 7.a Papel sellado. 8.a Cartas partidas. 9. Signaturas. 10. Prolegómenos de Diplomática portuguesa. 11 y 12. Materia y forma de los documentos. 13 y 14. Solemnidades documentales. 15. Paleografía portuguesa.

Wailly. Elements de Paleographie. Paris, 1838. 2 vol. in 4.o-El tomo primero trata de las fechas y el segundo de los demas caractéres diplomáticos.

Quantin.-Dictionaire raisoné de Diplomatique chretienne. Pa

ris, 1846.

cie (D. Estéban), Moriano (D. Felipe), Alvera Delgrás y Colomera, los Anales de la Paleografia española, de D. José Gonzalo de las Casas, y por último la Paleografía visigoda y el Manual de Paleografia Diplomática española de los siglos XII al XVII recientemente publicados por el autor de estas NOCIONES.

Para el estudio del idioma usado en los documentos españoles pueden consultarse: el Lexicon mediæ et infime latinitatis, de Ducange; el Lexicon manuale ad scriptores mediæ et infimæ latinitatis, de Maigne d'Arnis; el Dictionnaire de Diplomatique ou etymologies des termes de la basse latinité, de Montignot; la Grammaire de la langue romane, de Raynouard; el Glossaire de la langue romane, de Roquefort; las obras de Díez tituladas Etymologisches Worterbuch der romanischen sprachen y Grammatik der romanischen sprachen; el Origen de la lengua Castellana, por Aldrete; los Origenes de la lengua española, por Mayans; el Diccionario etimológico, de Monlau; el Tesoro de la lengua castellana, de Covarrubias; el ensayo sobre El Castellano en nuestros cuerpos legales, por D. Leon Galindo de Vera; la Gramática lemosina que con el título de La lengua de los trovadores escribió el Sr. Vignau; el Diccionario catalan, de La-Cavallería; las Gramáticas mallorquinas, de Amengual y de Figuera; el Dicciona río mallorquin, de Amengual; el Bosquejo histórico de la lengua y literatura catalanas, de Pers; la Gramática gallega, de Saco; el Diccionario gallego, de Cubeiro Piñol; el Origem da lingua portuguesa, de Nuñez de Leao; el Elucidario das palabras portuguesas, por Santa Rosa de Viterbo; el Lexicon etymologico das palabras portuguesas que tem origem arabica, de Sousa; el Vocabulario de voces aragonesas, de Borao, y otras muchas obras que los reducidos límites de este trabajo no nos permiten citar. El estudio de las cláusulas formularias de los docu

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