Baterías tan arreo, Con el bravo resistir No se puede dar á mano. Otra del amor de Dios. El que se nombra cristiano, Aunque acierte en el sentir, Sin duda trabaja en vano, Hasta que llega el alano Á que no podeis buir. Luego comienza á presar, Con corazon para amar, Voluntad ansí prendida Luego le regla la vida, No hay estorbo que la impida De cualquier alteracion Ella sosiega y asesa, Del amor que bien empieza, Con estas dos le platica El bien de su herencia rica, Porque en los bienes templanza Y en los males fortaleza Prosiguen su buen andanza, Justicia brazos alcanza Y prudencia la cabeza. MATRACA DE JUGADORES, compuesta de priesa, con protestacion que será enmendada antes qu'ellos. 1 H muy magnífica gente Aunque de fruta tardía. Pero para bien hacer Y á los males ser cobarde, Y él nunca se llama tarde. El celo de caridad Que Jesucristo revela Nos da tal conformidad, Que en cualquier adversidad Pues ¿por qué no nos dolremos Contra la fe que tenemos? De la gran plaga del juego. Al corazon ponzoñosa De virtuosa en viciosa. La que penetra y se pega, Y doquier que prevalece Que toda salud se niega El juego de naipe y dados, Pues ejercicio tan ciego Adonde siempre se halla Invidia y desasosiego, ¿Por qué lo llamamos juego Hacen tiros adversarios, No en la guerra á sus contrarios, Son en juego á sus amigos? ¿Adónde pudo hallarse Un siniestro más sin riendas, El vulgo, juego lo llama, ¡Donde procuro y deseo, ¡Donde al tiempo del perder, Que es lo que se siente más, |