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INTROITO DE HERRADORES.

H! ¡quién pudiera tener
Unos zapatos de hierro

Para bailar como un perro,

Cien años hasta caer!

Gran provecho es á mi ver

El oficio del herrar,

Que á las bestias haz durar
Cuanto basta su poder.
Que aunque sea muy famosa
Una bestia en ligereza,
De gran maña y fortaleza,
De talle y color hermosa,
Y en fin no le falte cosa,
Teniéndola desherrada
No aprovecha casi nada,
Que lo que puede no osa.
Un feroz caballo arranca

Con su potencia ligera,

Y un hito, jara, ó que quiera,
En un momento lo manca;
Luégo afroxa ó luégo estanca;
Val mil doblas cuando sale,
Y en cuatro trancos, no vale
Un ochavo ni una branca.
Cuanto le dotó natura
Nos quedará casi en vano,
Si no diera ingenio humano
El freno y la herradura.
¡Oh, qué divina figura,

Que por

el sér de razon,

Sirven cuantas cosas son
Á la humana criatura !

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Pues piense agora quien quiera
Que una bestia desherrada
Ó sin freno vale nada,
Aunque fuerte y muy ligera;
Que desta mesma manera
El hombre de gran valor,
Si no tien temor y amor,
Es peor que bestia fiera.
Temor de Dios nos enfrena
De correr tras las locuras,
Y su amor da herraduras
Contra el trabajo y la pena.
Este Dios que nos ordena
Con su temor y su amor
Es frenero y herrador,

Que haz nuestra vida buena.
Desde el principio enfrenó
Aquel fiero Lucifer;
Porque quiso trascender,
Las quejadas le quebró;
Cabresto y freno le echó,
Y dióle tal sofrenada,
Que bajó en peor que nada,
Porque sobre sí subió.
Y á nuestros Eva y Adan,
Porque tambien respingaron,
Con muerte los enfrenaron
Y en sudor comer su pan.

Que quiebran muelas y dientes

Ver

que los sobresalientes

Á los infiernos se van.

Duró el freno del temor
Más de sesenta mil meses,
Por tirar nuestros reveses
Con su justicia y rigor;
Mas al fin el gran Señor,
Tomada nuestra natura,
Muriendo por su criatura,
Dió herraduras de amor.
¡Oh qué herrador divino!

(1)

(1) Falta un verso en el original, que debia de ser por tilo de éste :

¡Oh, cuánto de duro afan!

el cs

Humildóse hasta el abismo,
Que quiso darse á sí mismo
En forma de pan y vino.
Harto será de mezquino,
El herrado á tanta costa,
Que corriere mala posta
Deste fragoso camino.

¡Gala! ¡gala! y los primores

Grita, grita, grita, grita,
Es esta fiesta bendita

La gala de herradores;

Que el Señor de los señores

Con hierro de amor nos hierra

Para sufrir en la tierra

Los trabajos y dolores.

TO

COPLAS A SAN JUAN BAUTISTA.

stanquen los oradores,
Enmudezcan los poetas,

Humillerse los favores

Al primor de los primores
Del ángel de los profetas.
No dispute nadie, no,
Sin porfía ni conquista;
Digan todos ¡oh! ¡oh! ¡oh!
Que nadie se levantó

Mayor que San Juan Bautista.

¿Quién habrá que no se asombre
¡Oh Juan! de pensar en vos,
Á quien Dios donó tal nombre ?
¿Qué podrá cantar el hombre.

Al hombre que alaba á Dios?

No hay lengua que no se embote,
Comenzando del orígen,
Sólo de pensar tal dote;

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