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cáron oportunamente y con buen efecto los castellanos á las dolencias de sus príncipes como mas adelante diremos sobre cuyo propósito es mui notable y digno de copiarse aqui por modelo el enérgico razonamiento y vigorosa representacion que en nombre de la ciudad de Toledo y de todas las del reino dirigió á don Juan segundo Pedro Sarmiento para tentar si por este medio se podrian contener los desórdenes de su turbulento y desgraciado reinado. Las graves palabras de aquel patriota deberian esculpirse en las portadas principales de los palacios de los reyes. cia "que bien sabia su señoría que habia treinta años é mas que "su condestable don Alvaro de Luna habia tenido y tenia usur"pada la señoría é administracion de sus reinos tiránicamente ro"bándolos é destruyendolos, é usando dellos á su libre voluntad "absolutamente como si fuese natural señor dellos, y poniendo "asi entre ellos como en las cibdades é villas de sus reinos es"candalos, bollicios y disensiones á fin que todos lo hobiesen me"nester é todos lo sirviesen é dando lugar que los oficios de las "cibdades é villas se vendiesen por dineros á fin de aprovechar »á si mesmo... é como quiera que á s. a. hobiese seido requerido "muchas veces asi por los perlados é grandes destos reinos co"mo por los procuradores de las villas é cibdades que quisiese -"regir é gobernar por sí como era obligado, no lo ha querido „hacer ni quiere, ante siempre ha estado y está sometido al que"rer é voluntad del dicho condestable enemigo suyo é de la co"sa pública de sus reinos: por ende que suplicaban é requerian "é amonestaban á s. a. que quisiese apartar de sí al dicho con»destable, é quisiese por sí gobernar como era razon y le plu"guiese oirlos á justicia, é mandase descercar la cibdad y enviar »la gente que sobrella tenia, é quisiese mandar llamar al prín"cipe su hijo é á los perlados é grandes é á los procuradores de "las cibdades é villas para que se juntasen en lugar seguro don"de hiciese cortes, é las cosas se viesen por justicia é se remedia"sen como cumplia á servicio de Dios é suyo é bien de sus reinos: "lo cual haciendo haria s. a. lo que debia y era obligado como "rei é señor natural: é no lo queriendo hacer, que ellos se apar"taban é subtraian de la obediencia é subjecion que le debian co

2 Crónica de don Juan 11, año 1449. cap. v.

»mo á rei é señor natural por sí y en nombre de todas las cib»dades é villas de sus reinos: las cuales se juntarian con ellos á "esta voz ó traspasarian é cederian la justicia é juredicion real en el ilustrisimo príncipe don Enrique hijo suyo heredero des"tos reinos al cual el derecho en tal caso lo traspasaba, pues "quel les negaba la justicia, haciendo é consintiendo hacer muchos „daños é injurias é males á sus súbditos é naturales: por lo cual "lo tenian por rei sospechoso, é apelaban dél y de sus manda"mientos por los agravios que les hacia para ante quien de dere"cho debian é podian, é se ponian so amparo é proteccion é de"fendimiento de nuestro señor Jesucristo é de su principal vica"rio, é de la justicia del señor príncipe don Enrique, al cual en "defecto suyo pertenecia la administracion de la justicia."

12. Empero si el príncipe insensible á los males y desgracias de la sociedad continuase obstinadamente en sus desvarios y demasías y cerrando los ojos á la luz de la verdad y las orejas á los justos clamores del pueblo menospreciase los consejos, desechase las medicinas, la correccion y la disciplina y abusase sin pudor de la paciencia de la nacion, bien podria esta y aun deberia en tan desesperado caso negarle la obediencia, reasumir la soberana autoridad y deponerle : y como dice Mariana „Si medicinam respuat, neque spes ulla sanitatis relinqua

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sententia pronunciata licebit reipublicæ ejus imperium de»trectare primum: et quoniam bellum necesario concitabitur, "defendendi consilia explicare, expedire arma, pecunias in belli sumpejus »tus imperare populis: et si res feret, neque aliter se respubli"ca tueri posit, eodem defensionis jure ac vero potiori auctorita»te et propia principem publicum hostem declaratum ferro pe"rimere." Tal es el fuero y derecho de las sociedades políticas, derecho de que usó la nacion española en diferentes ocasiones, edades y tiempos, como vamos á probar en los capítulos siguientes.

Ibid. cap. vi.

CAPÍTULO XXXVII.

DE LOS RECURSOS QUE TUVO Y DE QUE USÓ LA NACION CUANDO LOS REYES NO GUMPLIAN CON SUS DEBERES.

I.

Aunque desde el siglo duodécimo comenzó en Castilla á

hacerse hereditaria la corona por tácito consentimiento de los pueblos, segun ya dejámos mostrado, la nacion jamas consintió en que el derecho de sucesion fuese absolutamente irrevocable, ni en privarse de la libertad de reconvenir á los monarcas acerca de sus excesos y aun de apartarse de su obediencia y darla á otro en el caso de que faltasen al cumplimiento de sus obligaciones, pactos y juramentos hechos en el dia de su aclamacion. ¿Cual sería la suerte de las sociedades políticas si estas no se hubieran reservado alguna autoridad para refrenar la osadía de los reyes, su loca ambicion y despotismo; ó si el derecho no les otorgára suficiente poderío para contener los vicios en que regularmente degenera el gobierno monárquico ?

2. Porque es un hecho indubitable que la prosperidad y gloria de que está rodeado el palacio y trono de los príncipes fue un escollo en que casi siempre peligró su virtud y á las veces su reputacion y vida. Criados entre un tropel de cortesanos corrompidos, entregados al regalo y á la delicadeza y á la torpe ociosidad, imbuidos en las pestilenciales y destructoras maximas de despotismo y tiranía, rodeados de viles aduladores y esclavos, de ministros y validos enemigos naturales del órden público, los cuales despues de tomar todos los pasos y de interceptar los caminos de la verdad sin dejar siquiera un pequeño resquicio por donde les pueda entrar un rayo de luz, les persuaden con voz encantadora que su interés individual, su libertad y su antojo es la regla universal y la suprema lei á que todo se debe sacrificar, se hacen incorregibles y odiosos á la sociedad y no resta esperanza que por medios suaves se pueda contener tan intolerable desorden. "Magna atque excellenti Principes potestate in»tra modestiæ fines continere ardua res est: suadere difficile ne »bonorum affluentia corrupti, et vanis aulicorum sermonibus in"flati, ad dignitatis suæ statum, majestatis amplificationem per

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"tinere putent augere opes et potentiam, nec imperio cujusquam "obnoxios se esse videri." ¿Que mucho que apurada de este modo la paciencia de los pueblos hayan atentado contra los monarcas y hecho los mayores esfuerzos para sacudir el yugo de la esclavitud?

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3. Llenas estan las historias de estas horrorosas convulsiones populares y la tierra empapada en la sangre de los violentos opresores de la libertad pública. El corto periódo que abraza la historia romana escrita por Tácito ofreció á su imaginacion un objeto tan melancólico cual le representa en el siguiente cuadro. »Opus aggredior opimum casibus, atrox præliis, dis"cors seditionibus, ipsa etiam pace sævum. Quatuor príncipes fer"ro interempti." Y dejando los tiempos antiguos y bárbaros y las naciones lejanas, la historia de Inglaterra ofrece á nuestra admiracion el horroroso espectáculo de la escena trágica representada en el año de 1649, su rei Cárlos primero decapitado sobre un público cadahalso. Y nuestra vecina la culta y civilizada Francia, ¿ no ha visto solo en veinte años dos reyes muertos á hierro y podemos ignorar lo que nosotros mismos hemos presenciado, la desgraciada y violenta muerte del último príncipe de la casa de Borbon? En España escasean estos egemplos: por acaso hai uno cruel y sanguinario. Esta generosa nacion se ha distinguido entre todas las del universo por su constante lealtad y sumision á los reyes: por su paciencia, longanimidad y tolerancia, virtudes que en todos tiempos formáron su caracter, y tan acreditadas en lo antiguo, que Salustio no pudo creer que los españoles hubiesen conspirado contra el gobernador Calpurnio Pison, ni que fuesen autores de su violenta muerte como se decia; tan persuadido estaba de su lealtad y fidelidad. "Nunquam Hispanos "præterea tale facinus fecisse sed imperia seva multa antea

"perpessos."3

4. Empero como la fidelidad y respetuosa sumision del pueblo á sus reyes está subordinada á la salud y bien general de la patria, lei suprema de todo cuerpo político, y son mayores las

1 Mariana de Rege et Regis instit. lib. 1. cap. Ix

Historiar. lib. 1. núm. 2.

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obligaciones y mas estrechos é indisolubles los lazos de los ciudadanos con la sociedad que con su gefe; sufrir á un monstruo de tiranía ó á un desenfrenado transgresor de las leyes mas sacrosantas ó á un violento opresor de la libertad nacional, habiendo recursos para contenerle, resistirle ó arrojarle del alto puesto de que se hizo indigno, ya no sería paciencia sino insensibilidad, estupidez y una vileza propia de los que familiarizados con las cadenas de la esclavitud aman la condicion servil. Asi los españoles aunque sufridos por carácter y mui obedientes y leales á sus príncipes nunca fueron tan insensatos, ni llegáron á tal punto de abatimiento y degradacion que se dejasen tratar como esclavos, ó reducir á la condicion de las bestias, antes con el celo que les inspiró siempre el amor de la gloria y de la libertad nacional dieron al mundo en varias ocasiones testimonios irrefragables de su energía y patriotismo, y á los reyes egemplo de escarmiento y lecciones de cuan temible es una nacion generosa cuando se llega á abusar de su paciencia.

5. El primer egemplar de venganza pública contra los reyes que nos ofrece la historia nacional despues de establecida la monarquía es el del desgraciado Swintila. Este príncipe visogodo fue varon excelente en los primeros años de su reinado, y dió muestras de gran talento y virtud en medio del bullicio y estrepito de las armas, cubriendose de gloria en las guerras y expediciones militares que habia emprendido contra las tropas del emperador Heraclio, y posteriormente contra los vascones ó navarros, unas y otras concluidas con la mayor felicidad. Sus virtudes sociales mas bien que el talento y gloria militar le hicieron digno de tener por panegirista á un varon tan íntegro y sábio como san Isidoro, y que la nacion le respetase hasta aclamarle padre de los pobres. Pero el ocio de la paz á cuya dulce sombra descansan, crecen y prosperan los imperios, corrompió el corazon de Swintila, le precipitó en un abismo de avaricia y de crueldad, y le trocó en tirano. La nacion no pudiendo sufrir por mas tiempo y resuelta á deshacerse de semejante monstruo proclamó por rei á un grande llamado Sisenando: acto que se aprobó y confirmó en la gran junta general del reino celebrada en Toledo en el año de 633. El rigor con que se procedió en este concilio contra el tirano prueba cuan grande era su maldad, y cuan justo el odio que

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