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PRÓLOGO

s por demás probado el hecho que cita D. Marcelino Menéndez Pelayo, referente, á que quien por vez primera escribe, el asunto sobre que fija su mirada, suele ser por regla general la historia del pueblo donde vió la luz primera; esto que leí en el gran maestro, lo he visto repetidas veces comprobado no ya sólo en algu

nas obras impresas y manuscritas que he hojeado, sino en la corriente seguida por varias personas por mí conocidas en distintos viajes; la inmensa mayoría de los que por sus aficiones se dedican á emborronar cuartillas y á llenar con su pluma viejos cuadernos, salvo raras excepciones, escriben acerca de el pueblo donde nacieron,

como es natural, con tendencia á realzar la importancia que la localidad descrita ha tenido en la historia patria.

Yo que siempre miré esto como verdadera monomanía cuyo origen no acertaba á explicarme y que llegué á tratar con desdén marcado estos escritos por la poquísima ó ninguna importancia que en la mayoría de los casos suelen tener, no ya sólo para la historia general del Reino, sino ni siquiera para la región á que el pueblo historiado pertenece, al tratar de escribir mi primer libro, sugestionado por esa misma corriente se me ocurrió, como á tantos otros, el escribir algo referente á la ciudad donde nací.

Al conocer los inconvenientes que en sí tienen estas historias locales á que me refiero, la poca importancia que revisten, los datos harto ridículos que á veces consignan para rellenar lagunas y las falsedades que encierran en cuantas ocasiones el historiador haciendo caso de consejas y leyendas da como ciertos hechos que jamás sucedieron, cuando no se inventan relatos de cosas estupendas para salir más cómodamente del paso, quise separarme de esa corriente seguida y buscar para mi escrito un asunto que lejos de enumerar hechos y más hechos, batallas, pactos, etc., que tiendan á demostrar á la posteridad el heroismo, abnegación, sufrimientos y amor patrio de nues

tros antepasados, cosas harto sabidas, refleje la organización, costumbres, legislación particular, magistraturas y otros interesantes datos que es preciso conocer, para fundadamente afirmar que sabemos la manera de ser de un pueblo; que poseemos su verdadera historia.

El asunto por mí elegido y que he empezado á estudiar, son las ORDINACIONES MUNICIPALES DE ZARAGOZA DURANTE LA EDAD MEDIA; mi deseo sería el poder presentar un acabado trabajo del régimen ó gobierno municipal de la Ciudad durante el periodo de referencia y no ya sólo esto, sino el estudio comparativo de este régimen de la capital de Aragón, con el de otras ciudades del antiguo reino y aún de fuera de él, pero esto no es posible hacerlo por ahora: para dar tal avance en materias desconocidas como la presente, hay que contar con mucho tiempo y constancia y con más documentos, ya que no soy yo el llamado á decir ni inventar, sino que serán los pergaminos y papeles los encargados de despejar las incógnitas que se tratan de resolver.

Entiendo pues que pues que debo comenzar presentando materiales tras materiales, hasta tener reunida la colección completa de ordinaciones y documentos necesarios para estudiar con ellos el gobierno municipal de una ciudad durante la

época medioeval; tras estos, los de otra localidad y así sucesivamente hasta tener reunidos todos los materiales, estudiarlos después separadamente; y en último término, presentar la labor de comparación que habrá de ser el final más completo y luminoso.

Este inmenso trabajo, suficiente para la vida entera de un hombre que llegue á viejo, me prometo continuarlo hasta donde pueda: todo consistirá en que vea alguna aceptación en mi modesta labor, aceptación que me indique que voy bien por el camino emprendido; buena voluntad, deseos de trabajo y materiales, no faltan y si bien es verdad que se encuentran algunos vacíos para explicar ciertos extremos, confío en que la constancia y la labor harán mucho y no desmayo de ir encontrando cada vez más documentos desconocidos, que dando nueva luz, ayuden á subsanar las faltas y den la clave para la completa exposición de los estudios.

Este es mi criterio, estas mis aspiraciones y deseos: como primer paso me limito á presentar los materiales para el estudio de las ordinaciones municipales de la Ciudad de Zaragoza durante la Edad Media; más adelante iré presentando idénticos materiales para el conocimiento del gobierno municipal de otras poblaciones, que serán siempre aragonesas, mientras de Aragón

encuentre materiales; y cuando terminada quede esta primera parte, me dedicaré á estudiar cada ordinación con el mayor detalle posible, y terminaré mi trabajo con el estudio comparativo de unas y otras, marcando analogías, señalando diferencias y dando el porqué de cada modificación ó reforma que quedará estudiada.

Invitado por mi querido maestro y decano D. Eduardo Ibarra y Rodríguez á colaborar en la publicación que con tanto acierto dirige: DocuMENTOS PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE ARAGÓN, no pude menos de corresponder al inmerecido honor y atención que se me dispensaba aceptando el último puesto y disponiéndome á secundar sus hermosas iniciativas hasta allá donde lleguen mis pobres fuerzas: bueno es imitar á los que trabajan y trabajar con entusiasmo, ya que este y no otro es el camino por el que debemos marchar: quien con ilusión y constancia trabaja, es indudable que tarde ó temprano llega recoger el fruto de sus esfuerzos.

á

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