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las curaciones que en él se obtuvieran, sino porque sería una verdadera escuela de higiene para todos los indigentes que allí se asilasen. Este suntuoso edificio se encuentra al Sur de Guatemala, completamente en despoblado, pero cerca del Decauville y del Ferro-Carril Central que lo pone en comunicación con la capital; su fachada es muy elegante, de dos pisos y construída con ladrillo rojo, adornados por grandes columnas; además de esto, hay en el interior cinco pabellones completamente separados y con una ventilación espléndida. Si ese edificio lo hubiesen designado para hospital, bien seguro estoy, que no le habrían dado tanta ventilación y tan buena como lo que hoy tiene. Sembrando los alrededores con pinos y eucaliptus, tendríamos un sanatorio de primera orden, higiénico y elegante, donde se podrían asistir á unos 150 ó 200 tuberculosos, tanto ricos como pobres.

HIGIENE Y EPIDEMIAS

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mar.

Todos los pueblos han tenido y tendrán su temperamento especial; por más que las razas se crucen, los oficios nunca se podrán unificar: la industria no vive sin la agricultura, la agricultura necesita de la industria, y para que ambas se protejan necesitan del comercio, del tráfico por tierra y por El hombre estará siempre obligado de habitar toda la superficie de la tierra; de trabajar ya en las zonas frías y aridas, pero sanas, ya en los lugares calientes y feraces, pero enfermizos. Tiene necesidad de los diferentes climas, porque se alimenta con sus diferentes productos: la planta que frondosa crece en las costas del medio- día, se marchita y muere en los campos septentrionales; el exquisito café que se cosecha á las alturas de 4 y 5000 pies, no se cosecha en las tierras bajas, pero en cambio el cultivo en éstas es más fácil y más productivo, en aquellas es difícil y tarda mucho: todo está compensado.

Cada pueblo, como antes decía, tiene su temperamento propio, temperamento que muchas veces no sólo es especial á una raza, á un país, ó á una provincia, sino algo más, á una población ó á una aldea: sirva de ejemplo la excepcional inmunidad que, hacia el cólera, han tenido Lion y sobre todo Versailles, dos poblaciones francesas, rodeadas por otras donde el cólera ha hecho verdaderos estragos; la actinomicosis que tan frecuente es en Nicaragua, no ha atacado hasta hoy día (por lo menos que yo sepa) á un solo individuo en Guatemala; la morfina que es tan bien tolerada por los Guatemaltecos, debe usarse, sin embargo, con mucha prudencia en Nicaragua, y siguiendo este orden podría citar numerosos ejemplos.

Los guatemaltecos tienen un temperamento especial y digno de estudiarse: generalmente son linfáticos y anémicos, existiendo inmenso número de palúdicos en los habitantes de las costas y lugares bajos; no obstante ser un terreno debilitado y por consiguiente apropiado para el desarrollo de muchísimas enfermedades, presentan nuestros compatriotas. cierta inmunidad para algunas enfermedades, y si para otras no son inmunes, por lo menos se ve con claridad que sus

organismos no son terreno fecundo para la pululación y desarrollo de los agentes infecciosos. Algunos ejemplos me bastarán para probar lo antes dicho. La sífilis que tantos estragos hace en los europeos, es tolerada, sin mayor molestia por la mayoría de los habitantes de estas tierras. Durante mi internado en el Hospital General en los servicios 2o y 3: de cirugía, en el servicio de enfermedades del aparato uro-genital y en el servicio de ginecología, pude observar gran número de sifilíticos, llamándome la atención ver que éstos no se afligiesen ni se preocupasen de su enfermedad, y no es que lo hiciesen por ignorancia, sino por que realmente la sífiles no les molestaba. Un guatemalteco recibe la infección sifilítica, aparece el chancro indurado, evoluciona en 4 ó 6 semanas, toma un poco de mercurio ó de yoduro y se marcha para su casa sin volverse á acordar de su enfermedad,al cabo de algun tiempo le aparecen los accidentes secundarios, toma otro poco de mercurio ó de yoduro y éstos desaparecen inmediatamente, dejando al individuo gozar tranquilo el resto de su vida. Recuerdo un anciano de 62 años que ingresó á la sala "Gándara" cama número 211, con accidentes secundarios de sífilis, habiendo tenido el chancro indurado á la edad de 16 años! Cuántos soldados y agentes de policía no hay sifilíticos y á los cuales, ni los desvelos, ni las fatigas les recrudece la afección? La elefantiasis griega, que tan temible es en algunos países, aquí en Guatemala no se ha propagado apesar de estar nuestros lazarinos tan inperfectamente aislados; la fiebre tifoidea, aunque grave en algunos casos, no ataca con fuerza á los guatemaltecos, y en los casos que observé el año de 1900, casi todos (el 70%) fueron en ciudadanos alemanes. En cambio aquí los individuos, que son de constitución catarral por los cambios bruscos de la temperatura, son terreno abonado para la tuberculosis y si ésta no hace los estragos que debería hacer, es porque la mayoría de su habitantes son agricultores y viven al aire libre.

Dicho esto de paso, el lector podrá formarse una ligera idea de la constitución médica de los guatemaltecos, y no se asombrará de las epidemias y sus estragos.

La primera epidemia de que se tenga noticia, es la que diezmó al gran imperio Tulteca en el siglo XI de nuestra era.

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