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"1-El Gobierno pondrá desde luego en ejecución en el Estado, la orden número 793 de la Asamblea Nacional Constituyente, que trata de los deberes de la Junta Central de Vacuna.

20-Que el primer día festivo después de publicado este Decreto, el mismo Gobierno haga, se instale en forma aquella Junta, según y como debe estar por su Reglamento.

3--Tan luego como esté instalada, el Gobierno excitará á sus individuos para que se dediquen á trabajar con la brevedad posible en las materias de su instituto, dispensándole toda la protección que exige su grande objeto y en que tanto se interesa la humanidad."

En 1847 aparece la tos ferina en el Petén, haciendo estragos en Flores. Con ese motivo el Gobierno dirigió una nota, que se encuentra en el archivo de la Facultad, al Protomedicato, exigiéndole que, en el término de 24 horas, contestara por escrito indicando la profilaxia y tratamiento de la tos ferina.

En 1853 aparece la fiebre amarilla y el "Tiphus paludial." A propósito de esto, dicen los Licenciados don Domingo Flores y don Felipe Arana, en una memoria que presentaron el día 5 de enero de 1854, lo siguiente: "En el año próximo pasado, además de las enfermedades que se presentan ordinariamente en este Hospital, ha habido otras sumamente graves. Tales son: la fiebre amarilla ó vómito negro, con que vinieron atacados los militares de la división que fué á Omoa; el tiphus paludial, que acometió á muchas personas en Esquipulas, Amatitlán y en los caminos; y la disentería, que continúa con el carácter de malignidad que ha tomado en estos últimos años." Desgraciadamente no pude encontrar datos suficientes que me indicaran los estragos que esas epidemias hicieron; baste decir que á esta Capital todavía llegaron más de 100 militares atacados de fiebre amarilla y más de 400 personas atacadas de tiphus y disentería, de Esquipulas y Amatitlán, causando muchas muertes.

Los Altos se ven atacados en 1855 por una gran peste de viruelas. En ese año había marchado á Quezaltenango una división de soldados, de los cuales muchos fueron acometidos, y en vez de asilarlos á todos en un lazareto, enviaron á

muchos á esta Capital, conducta que fué imitada por varios indígenas variolosos de aquella región: en el mes de marzo de 1856 las viruelas se desarrollan en la Capital. Afortunadamente desapareció en el mes de noviembre del mismo año, después de atacar á 122 individuos y producir 20 defunciones (10 hombres y 10 mujeres.) Los variolosos no fueron asistidos en lazaretos, sino en el Hospital General.

Guatemala acababa de sufrir algunas epidemias, cuando se presenta la más grande que haya tenido en el siglo XIX: el cólera morbus del 57.

En esos tiempos, como todos saben, una partida de filibusteros yankees al mando de un avaro de desgraciada memoria, intentaron apoderarse de Nicaragua. Guatemala, no sólo por el tratado de 7 de octubre de 1842, sino por el interés de sostener la independencia de Centro América, envía tropas á Nicaragua con el objeto de auxiliarla. Guatemala tenía sus buques que hacían el tráfico de aquí á Nicaragua, auxiliando mucho en la guerra de la tierra de los lagos.

Un soldado de la guarnición de los buques nacionales, llegó desertado á esta ciudad el día 8 de julio de 1857, fué atacado de cólera morbus y murió el 10 al amanecer.

Ese es el primer caso de cólera que se presentó en el 57. Los días posteriores no hubo muchos atacados, uno que otro y benignos. Pero el día 16 de julio se declara la epidemia del cólera, comenzando á hacer sus estragos.

Ese mismo día se nombra la Junta de Sanidad, que quedó compuesta por las siguientes personas:

Don José María de Urruela, Vocal Presidente.

Facultativos: Doctor don José Luna, Liedo. don Buenaventura Lambur, Liedo. don José Farfán, don José Balcárcel; Liedo. don Andrés Fuentes Franco, Vocal Secretario.

Esta Junta comenzó á dar inmediatamente órdenes sobre higiene, muy severas. Ordenó que se pintasen los cuarteles, prisiones, etc., que se barriesen las calles, que se ventilasen los lugares y que no hubiere inmundicias cerca de poblado, etc., mandando alistar un lazareto. Dividió la ciudad en cinco Cantones, teniendo cada Cantón, para su buen

servicio, un facultativo, un practicante y un farmacéutico, fuera de los corregidores y celadores de manzana que la Municipalidad puso por su cuenta. (Véase la Gaceta de Guatemala de 26 de julio de 1857).

El 18 de julio se inauguró el primer lazareto de coléricos en el antiguo campamento cerca de la garita de la Barranquilla. No encontrando el local muy á propósito, dispusieron trasladarlo á la casa parroquial de Jocotenango, por ser un local más amplio, ventilado, etc., quedando inaugurado el 20 de julio; el médico de este lazareto fué el Doctor don José Luna, con dos practicantes.

Pocos días después se inauguró el lazareto de militares; más tarde el lazareto del Hospicio. El domingo 15 de marzo de ese año se había inaugurado el Hospicio, después de tres años de trabajos y de un costo de $31,500; durante la epidemia se convirtió en lazareto por ser de perentoria necesidad. Ese lazareto quedó á cargo de don Luis Batres.

Los primeros casos del cólera, como es muy natural, fueron asistidos en el Hospital General y he aquí lo que á ese respecto dice la memoria de la Junta de Hermandad, presentada en enero de 1858: "Invadida esta población por la epidemia del cólera, los enfermos de la casa atacados de la peste fueron asistidos con la debida separación mientras se les trasladaba al lazareto. Sin embargo de esta disposición, murieron en la casa cincuenta coléricos que, por la violencia de sus ataques, fueron asistidos en ella, y en este número se cuentan nueve sirvientes del Hospital, por cuyo descanso se han hecho los funerales correspondientes."

No se establecieron cordones militares en ningún lugar, por encontrarlos inútiles y ridículos. (Véase la Gaceta de Guatemala de septiembre de 1857.)

El Proto-médico tenía obligación de dar parte cada 3 días; á los diferentes pueblos se enviaron facultativos y medicinas.

El cólera morbus dilató en la Capital casi cinco meses, produciendo diariamente los siguientes estragos:

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(*) El 17 de agosto, á las 10 a. m., murió de cólera morbus, doña Petrona García de Carrera, esposa del Presidente, Capitán General Rafael Carrera

Como se ve, la epidemia del 57 fué mucho más fuerte que la del 37; en este año hubo en la Capital 2,513 atacados, que produjeron 916 defunciones, mientras que en el 57 hubo 3,280 atacados, que produjeron 1,549 defunciones.

El 23 de noviembre, viendo que la peste ya casi había desaparecido, y que apenas se presentaba uno que otro caso rezagado, el Doctor Luna acordó cerrar los lazaretos, y que se asistiesen en el Hospital General los casos que se presentaran. Pero razón tuvo el Doctor Luna, porque la peste no siguió.

Si esto pasaba en la Capital, no sucedió lo mismo en los pueblos, nada menos, en el pueblo de Atitlán (Departamento de Sololá), murieron del cólera morbus, del 1 al 15 de noviembre, 1,000 individuos, y esto en una población tan pequeña.

La peste fué desastrosa, siendo los Departamentos de Occidente los que mayor tributo pagaron. En estos lugares se improvisaron lazaretos, y en Quezaltenango se estableció un lazareto militar que cerraron á mediados de octubre.

El número de víctimas que hizo el cólera morbus pasó de 10,000, de los cuales 1,549 corresponden á la Capital, y el resto á los Departamentos, pasando de 30,000 el número de atacados en toda la República.

En Chimaltenango hubo una semana que murieron más de 600 personas.

El entonces Presidente Capitán General Rafael Carrera, no se acobardó con la muerte de su esposa y siguió visitando los lazaretos diariamente. He aquí lo que dice “La Gaceta de Guatemala" de 9 de agosto de 1857: "S. E. el Presidente sigue visitando todos los días, por la mañana temprano, los lazaretos, cuarteles y presidios, dictando medidas en favor de los pobres enfermos."

Esta epidemia nos arrebató al Doctor don Quirino Flores, primer Médico del Hospital General, y que había servido cerca de treinta años. Entró á sustituirlo el Doctor don

José Luna.

Durante esta epidemia se publicó "El Boletín del Cólera" como en el año 37, donde se daban todas las noticias de la epidemia; allí se encuentran los partes de los facultativos de

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