emprendiendo, con el mismo objeto, expediciones importantes, ya haciendo habilmente las curas más difíciles: contemplemos, digo, que todas estas recomendables circunstancias le han dado justamente un lugar distinguido en la estimación de los honrados guatemaltecos, y lo hacen merecedor de nuestro más vivo reconocimiento. Pero yo deseo que esto no sea estéril: yo quiero que obsequiemos de alguna manera la memoria de tan ilustre Académico, concurriendo mañana á sus funerales: cumplamos con este último y triste deber. Una lágrima nuestra, derramada sobre las cenizas de este benemérito extranjero, expresará de un modo más sencillo, pero más elocuente, nuestra eterna gratitud y profundo sentimiento." EL CIUDADANO DIONISIO MARÍA DUMAS, Á LA MEMORIA DEL DOCTOR ¡Proh acervus Dolor! Amaris, Guatimala, plangitlo lacrymis, Jacet Exanimis, quo nullus extitit insignior, Multiplex lingua, et Medicus et Chirugus: Quem merito Dolent, agrotus et valens, Senectus una cum parva Juventus. NOTA: Fué tan generalmente sentida la muerte del doctor Pérez, que esta sencilla arenga bastó para e nmover vivamente á todos los cursantes de Historia, y aun para hacer derramar lágrimas á algunos de ellos. Doctor Don José Luna Me voy á ocupar de una de las eminencias médicas que brilló como estrella de primera magnitud en el cielo de nuestra Patria. Desgraciadamente no pude encontrar escritos que me revelasen, en parte siquiera, la vida que este sabio llevó, motivo por el cual me veo obligado á trazarla á grandes rasgos, aunque comprendo lo pobre que es mi lenguaje y, por consiguiente, lo cansado de mi estilo. Pero con vuestra indulgencia proseguiré confiado en que recibiréis con agrado los datos biográficos que de nuestro inmortal protomédico pude conseguir. José Luna nació en Metapam (Estado del Salvador) el 1 de septiembre de 1805, época en que como todos lo sabéis, aun tremolaba en nuestra Patria esa bandera, cuyos colores á cada instante ponían de relieve lo que á nuestros indios habían arrancado con la fuerza de las armas: oro y sangre! Sobre su infancia no encontré datos; pero sí puedo asegurar que la primera instrucción no la recibió en colegios, sino que sus padres, interesados por la educación de ese joven, le proporcionaron profesores especiales que le dieran clases á domicilio. Con su talento plecaro y amor á la ciencia, venció con facilidad los obstáculos que ésta pone á los cerebros que comienzan á desarrollarse é ingresó á la Universidad de San Carlos de Borromeo, donde recibió el título de Bachiller en Filosofía, á los veinte años de edad, es decir en el año de 1825. Admirador como era de la Naturaleza, y deseando investigar los secretos que ésta tiene para producir y curar las enfermedades, no vaciló en dedicarse con afán á la ciencia de Hipócrates, en la cual patentizó sus relevantes dotes intelectuales, obteniendo el título de Bachiller en Medicina el año de 1829. Como estudiante de Medicina se distinguió, obteniendo el puesto de 1 practicante (que hoy día equivale al de practicante interno) que desempeñó con beneplácito de sus profesores hasta el año de 1828. |