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engaña á su clientela. Cuando la quemada del ropalt ha terminado, el chiman se retira al monte para esperar la contestación; allí sigue la segunda operación ó sea la jugada de los pilolles. Lo que ellos llaman pilolles son unas frutitas que caen de ciertos árboles al principiar el invierno, cuya forma se asemeja á la del frijol negro, sólo que están aplastados en las extremidades, y de un color rojo, muy bonito. Una vez en el monte, extiende un pedazo de lienzo ó género sobre el suelo, saca varios puñados de pl’olles del sàco que los contiene, y dejando cada puñado á cierta distancia del otro prosigue á contarlos: si el resultado es que en todos los puñados ó por lo menos en la gran mayoría, es es, el enfermo muere, si el resultado es pana, el enfermo eura. Faera de estas operaciones, es muy raro el duen que de algún brevaje á sus enfermos

Pero hay sigo was: n silo los indios creen en esas majaderias sin? que tambien los la linos y entre ellos muchos que se dioen

En Malavatán existe un rubio' que sectin decirès es

ancque es de costumbres alaniso varetes, la señorita Ese mes! es el rey

Tawon le Turta Merio, de San Marcos.

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Pero el tratamiento verdadero y racional consistió en la aplicación y administración de los medicamentos, y no fué expectante sino muy activo, y de allí su rica y variada terapéutica: las sangrías, las escarificaciones, los baños y la infinita variedad de medicamentos que aun hoy constituyen una de las más ricas materias médicas. Tenían en efecto, determinados grupos de medicinas para otros determinados de enfermedades, poniendo los cimientos de una verdadera clasificación terapéutica. Sirva de ejemplo el conjunto de enfermedades que antes dijimos hacían depender del frío y de la humedad: los reumatismos, los catarros y otras; después de las rogativas y de las oblaciones correspondientes, venía el grupo de medicinas especiales, entre otras la raíz de copalquahuitl y su gomo-resina, el copalli, que les aplicaban en todas sus manifestaciones. Otros medicamentos, por el contrario, los empleaban en toda clase de enfermedadas, como el pipiltzintli (Cannabis indica, L.) que lo usaban en bebida para toda forma de padecimientos; el xiri del maguey, que con las pencas destrozadas, frotaban cualquier lugar enfermo, y otros.

Tenían, por fin, como complemento de sus curaciones, los baños, de los que eran muy partidarios, en especial del temazcalli, al que tubieron gran afecto.

No fué desconocida ni desatendida de ellos la profilaxia. En las enfermedades que creían contagiosas, venía desde luego en busca de aquella, el secuestro de los afectados, práctica que seguían en los enfermos del mal de San Lázaro. Además, para precaverse de cualquier padecimiento, tenían algunas especies de panaceas con las que creían desnudarse, digámoslo así, de la aptitud morbosa, tales como la raíz de counenepille ó coapatli (Dorstencia contrayerba) (?) que también consideraban un buen profiláctico de los contagios, y muchos otros medicamentos

La convalescencia no era descuidada. Al entrar en ella los que habían sido afectados de cualquiera enfermedad, les daban el baño de temazcalli, les propinaban pociones de cocimiento de tlatlanhqui para completar la curación, y les hacían lociones, en piernas y en brazos, con el cocimiento de

yztuhiat (artemisia mexicana) y ecapatli, buscando, decían, volver las fuerzaz á los débiles que no podían andar.” (Flores,)

No desconocieron, por último, el complemeto necesario de toda medicación racional, la dieta, que entraba por mucho en sus tratamientos. Su régimen, como el de las Indias Orientales, era severo, y los médicos nakoas usaban mucho en sus dietas de les atolli, sobre todo, del neguotolli atole con miel de maguey, los cuales llevaban siempre alguna cantidad de cal. Fué tan racional este régimen, que en pleno siglo XX la dieta nacional es el atole, may reccmendado y seguido por nuestros facultatives, imitando así á los prácticos indios.

la fisiologia, cienda de mucho estudio y experiencia, les leto, pues lo que sabían era tan poco y

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comadronas tituladas; el esposo no llamaba á la partera, como se hace hoy día, solamente para que asistiese el parto, sino meses antes, para que informándose del estado de la criatura, prescribiese un régimen higiénico á su cara mitad; práctica muy racional que observaban aquellos salvajes y que hoy aun no observan los civilizados habitantes de Guatemala.

La higiene que la partera recomendaba seguir durante el tiempo de la gestación era la siguiente: "Encargaba á la embarazada y á su familia que cuidaran mucho de su estado; que se alimentara suficientemente y con buenos manjares; que no allunara para que no causase hambre á la criatura; que lo que quisiera ó se le antojase lo tomase; que no comiera ni mascara tziętli (chicle prieto) para que la criatura no enfermase de netentzoponiliztli, enfermedad que hacían consistir en que el niño nacía con el paladar duro y las encías gruesas, porque entonces no podría mamar; que no comiera tampoco tierra ni ticati, porque también nacería el niño enfermo; y por fin, que no durmiera en el día, porque el niño saldría deforme de la cara, ni menos durmiese demasiado. Era amonestada sobre la temperancia de otras funciones. Así, le prohibía el coito, aun moderado, en los últimos meses del embarazo, ya para evitar el aborto, ya para que el niño no fuera á salir manco ó cojo ó piedbot, ya, en fin, porque creían que el semen, coagulándose sobre la criatura, dificultaba su nacimiento y aún la exponía á morir en el parto (y, en efecto, una de las causas á que atribuían la muerte del feto dentro del vientre de la madre, y aún de ésta misma, era el coito excesivo, que traía, según ellos, la viscosidad del semen) y recomendábanle, en cambio, que lo tuviera, aunque moderado, en los dos ó tres primeros meses, porque de no haberlo....... la criatura saldría enferma y de pocas fuerzas cuando naciese"..... (Sahagun.) Hacíanle otras recomendaciones, buenas unas, originales muchas, tales como de no usar mucho de los baños calientes, no trabajar mucho, no alzar cosas pesadas, no correr, evitar tener penas ó enojos y apartarse de lo que le causara espanto ó asco, recomendaciones todas teniendo seguramente por objeto cuidar de que no viniera el aborto; otras en cambio, no tenían razón de ser, tales como la de que no se arrimara al fuego ni al sol, de que no mirara lo colorado

para que no paliera de lado la ertatura, y otras por el estilo. En las mujeres ya prírias á parin, entraba en su higiene los baños de teman.all" Flores.

Si durante el transons) del enkarazo cbservaban siguna visa immegrulan, como por ejemplo, una mala amodación del fett, antes de reunir á la por maniobras externas, enobaraza la la maceración

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No en la creencia de que esta promovaría eontracciones le a zammız, capaces de produir per si solas la versión y Alcomania del fen. Pero si la manera le tuna no

Lala resultain, la partera in Safa á su cliente en el ledfa á practicar la palpasión del vientre con Ales LADOs no sili yara 1 silt par informarse del estalo de la ZLATUTA, SIE) tambié bién para irregir su poslilin, practicándola

por medio de una especie de 20

en caso que la encontrase detectosa. "Salala del baño, Title & ar el mentre repetitas reces, sin du la para ndar sa juda y á est: llamaban las part-ras naboas

Flores

Si durante la gestadón encontralan in Halo provocar 10 laran, centando para ello con diferentes infusiones de plantas

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Presentados los dolores, dal: el baño vaiministradas las meiras preparatorias, la partera pena à la india en posliin obstétrica, que el historiador Flores, con justa razón web" y que Herrera en su eta Ge esil describe en los siguientes tincs i Las mujeres paren boca á vato, en quatro ples, las manos en el suelo y la Comadre recibe la criatura per detris.......... Esta practies, como se ve, tendra sus defectos pero en cambio disminu a las probalidades de ruptura del penne. "Cortado el cordón y enterrada ‘a reconocía si el vibrera de tormeno

113, 13 partera

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તેની મ

maz.las que salaste dil vienne de tu madre, te loptará el ecrazin, y te dara ura vida bana y terleta

encomendaba, humedie, de'e con agua la boca, la cabeza y el pecho, à la s

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