Apuntes para una biblioteca de escritores expañoles contemporáneos en prosa y verso, Volumen1

Portada
Eugenio de Ochoa
Baudry, 1840

Dentro del libro

Páginas seleccionadas

Otras ediciones - Ver todas

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 223 - El aire el huerto orea, y ofrece mil olores al sentido, los árboles menea con un manso ruido, que del oro y del cetro pone olvido.
Página 489 - ... furioso en los pinos el viento bramaba, rugiendo agitado Pisuerga corría. Soberbia Simancas sus muros ostenta, burlando la saña del fiero huracán. Mas ¡ay del cautivo, que mísero cuenta las horas de vida, por siglos de afán! Por medio del monte, veloz cual la brisa, cual sombra medrosa, cual rápida luz, un bulto, que apenas la vista divisa, camina encubierto con negro capuz. Mudado el semblante, la vista azorada, sollozos amargos lanzando sin fin, la madre invocando de Dios adorada, de...
Página 489 - Que es mi barco mi tesoro. . A la voz de "¡Barco viene!" es de ver cómo vira y se previene a todo trapo a escapar: que yo soy el rey del mar, y mi furia es de temer. En las presas yo divido lo cogido por igual: sólo quiero por riqueza la belleza sin rival.
Página 489 - Son mi música mejor aquilones, el estrépito y temblor de los cables sacudidos, del negro mar los bramidos y el rugir de mis cañones.
Página 489 - Acuña, el obispo, patriota esforzado, aquel que al tirano no quiso acatar, el cuerpo de indignas cadenas cargado, cual cumple a los libres acaba de hablar. En pie, silencioso, con aire abatido, mancebo, que apenas seis lustros cumplió, le escucha; y responde con hondo gemido, que el eco en la torre fugaz repitió. «¡Tan bravo en las lides!» Acuña le dice, «¡Tan bravo! y cobarde tembláis al morir » —«Teneos, obispo: muriendo es felice quien sólo en cadenas espera vivir.
Página 43 - ¿qué fuego anima tu belleza fría? Yo en tu cáliz purísimo le miro, clavel ardiente, que en el prado ameno vences la rica púrpura de Tiro, la roja aurora en el azul sereno: o ya la nieve con gracioso giro manche el color de tu rizado seno, alzas en el jardín tu frente hermosa, rival de la azucena y de la rosa.
Página 222 - Acude, acorre, vuela, traspasa el alta sierra, ocupa el llano ; no perdones la espuela, no des paz a la mano, menea fulminando el hierro insano.
Página 51 - Que vi algún día de inmortal dulzura Este bosque bañar! Del cielo tu benéfico descenso Sin duda ha sido, lúcida belleza; Deja, pues, diosa, que mi grato incienso Arda sobre tu altar.
Página 241 - El gobierno, sin medios propios para reprimir unos ni castigar otros, y amenazado, por la escisión sucesiva de las provincias, de ver reducido su poder al rastro de la capital, creyó deber acudir á uno de sus aliados, y el 5 de Agosto encargó al embajador de la reina en París...
Página 468 - Francia, animado con aquella fé íntima que ya habia sentido nacer en su pecho , cuando , dando el último saludo á las pirámides, atravesó un mar lleno para él de escollos, para empuñar un cetro y ceñirse una corona. El prisionero de la isla de Elba no...

Información bibliográfica