t pequeños, escudillas, tazas, y cucharas; y lo labraron tan perfecto, como se lo podiamos dar á entender. Demas de esto, me dió el dicho Muteczuma mucha ropa de la suya, que era tal, que considerada ser toda de algodon, y sin seda, en todo el mundo no se podia hacer, ni tejer otra tal, ni de tantas, ni tan diversas, y naturales colores, ni labores, en que habia ropas de hombres, y de mugeres, muy maravillosas, y habia paramentos para camas, que hechos de seda, no se podian comparar: y habia otros paños, como de tapecería, que podian servir en salas, y en iglesias: habia colchas, y cobertores de camas, así de pluma, como de algodon, de diversas colores, asimismo muy maravillosas; y otras muchas cosas, que por ser tantas, y tales, no las sé significar á Vuestra Magestad. Tambien me dió una docena de cerbatanas,* de las con que él tiraba, que tampoco no sabré decir á Vuestra Alteza su perfeccion, porque eran todas pintadas de muy escelentes pinturas, y perfectos matices, en que habia figuradas muchas maneras de avecicas, y animales, y árboles, y flores, y otras diversas cosas, y tenian los brocales, y puntería tan grandes como un geme, de oro, y en el medio otro *Escopeta de palo, con las que apuntaban, y disparaban. XXX. Situa tanto, muy labrado. Dióme para con ellas un carniel de red de oro, para los bodoques,* que tambien me dijo, que me habia de dar de oro: y dióme unas turquesas de oro, y otras muchas cosas, cuyo número es casi infinito. Porque para dar cuenta, muy poderoso cion de Méji- señor, á Vuestra Real Escelencia, de la está. Géneros grandeza, estrañas, y maravillosas cosas de comestibles, y esta gran ciudad de Temijtitan, y del señorío, y servicio de este Muteczuma, señor de ella; plazás, en las y de los ritos, y costumbres, que esta gente les, y cuidado, tiene, y de la órden, que en la gobernacion medida, y jue- así de esta ciudad, como de las otras, que co, y de la pro mercaderías, que se ven den separada mente y cal que hay de su ces de los mer en que estan. cados, y casa, eran de este señor hay, seria menester mucho tiempo, y ser muchos relatores, y muy espertos, no podré yo decir de cien partes una, de las que de ellas se podrian decir: mas como pudiere, diré algunas cosas de las que vi, que aunque mal dichas, bien sé que serán de tanta admiracion, que no se podran creer, porque los que acá con nuestros proprios ojos las vemos, no las podemos con el entendimiento comprehender. Pero puede Vuestra Magestad ser cierto, que si alguna falta en mi relacion hubiere, que será ántes por corto, que por largo, así en esto, como en todo lo * Es el globo pequeño de barro, ó de otra materia, que se tira con el arco, ó ballesta: se tomó del verbo griego ballo, que significa arrojar. (Cobarrub, verbo bodoque.) demas, de que diere cuenta á Vuestra Alteza, porque me parecía justo á mi príncipe, y señor decir muy claramente la verdad, sin interponer cosas, que la disminuyan, ni acreci enten. Antes que comience á relatar las cosas de esta gran ciudad, y las otras, que en este otro capítulo dije: me parece, para que mejor se puedan entender, que debese decir de la manera de Méjico, que es donde esta ciudad, y algunas de las otras, que he hecho relacion estan fundadas, y donde está el principal señorío de este Muteczuma. La cual dicha provincia es redonda, y está toda cercada de muy altas, y asperas sierras; y lo llano de ella tendrá en torno hasta setenta leguas,* y en el dicho llano hay dos lagunas,† que casi lo ocupan todo: porque tienen canoas en torno mas de cincuenta leguas. Y la una de estas dos lagunas es de agua dulce, y la otra, que es mayor, es de agua salada. Dividelas por una parte una cuadrillera pequeña de cerros muy altos, que estan en medio de esta llanura, y al cabo se van á juntar las dichas lagunas en un estrecho de llano, que entre * El circuito de todo el valle tiene mas de noventa leguas. + Una de agua dulce, que es la de Chalco, y la otra salada, que es la de Tezcuco. Las dos lagunas se juntan en Iztapa, Chimalhuacan, Santa Marta, y Culhuacan, estos cerros, y las sierras altas se hace, el cual estrecho tendrá un tiro de ballestas, y por entre la una laguna, y la otra, y las ciudades, y otras poblacianes, que estan en las dichas lagunas, contratan las unas con las otras en sus canoas por el agua, sin haber necesidad de ir por la tierra. Y porque esta laguna salada grande crece, y mengua por sus maréas, segun hace el mar, todas las crecientes corre el agua de ella á la otra dulce, tan recio, como si fuese caudaloso rio, y por consiguiente á las menguantes va la dulce á la salada. Esta gran ciudad de Temijtitan está fundada en esta laguna salada* y desde la tierra firme hasta el cuerpo de la dicha ciudad, por cualquiera parte, que quisieren entrar á ella hay dos leguas. Tiene cuatro entradas todas de calzada hecha á mano, tan ancha como dos lanzas ginetas. Es tan grande la ciudad como Sevilla, y Córdova. Son las calles de ella, digo las principales, muy anchas, y muy derechas, y algunas de estas, y todas las demas, son la mitad de tierra, y por la otra mitad es agua, por la cual andan en sus canoas; y todas las calles, de trecho á Hoy no es así, pues el agua, que entra por Méjico toda es de la laguna de Chalco; pero antiguamente la de Tezcuco entraba dentro de la ciudad, lo que se ha evitado por las Inundaciones, aunque esta tan cerca, que crece hasta la garita de San Lazaro. trecho, estan abiertas, por donde atraviesa el agua de las unas á las otras; y en todas estas aberturas, que algunas son muy anchas, hay sus puentes de muy grandes vigas juntas, y anchas, y muy recias, y bien muchas de ellas labradas y tales, que por pueden pasar diez de caballo juntos á la par. Y viendo, que si los naturales de esta ciudad quisiesen hacer alguna traicion, tenian para ello mucho aparejo, por ser la dicha ciudad edificada de la manera, que digo, y que quitados los puentes de las entradas, y salidas, nos podrian dejar morir de hambre, sin que pudiesemos salir á la tierra; luego que entré en la dicha ciudad, dí mucha priesa á hacer cuatro bergantines, y los hice en muy breve tiempo, tales, que podian echar trecientos hombres en la tierra, y llevar los caballos, cada vez que quisiesemos. Tiene esta ciudad muchas plazas, donde hay continuos mercados, y trato de comprar, y vender. Tiene otra plaza tan grande, como dos veces la ciudad de Salamanca, toda cercada de portales al rededor, donde hay cotidianamente arriba de sesenta mil animas, comprando, y vendiendo, donde hay todos los géneros, de mercadurías, que en todas las tierras se hallan, así de mantenimientos, como de vituallas, joyas de oro, y de plata, de plomo, de laton, de cobre, de estaño, de |