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gentes comenzaron á entrar en Castilla, é á facer robos é guerras, é eso mesmo facian los de Castilla en Navarra, é la guerra era abierta. E estas gentes del Rey de Navarra entraron á tierra de Soria, é levaron muchos ganados..

CAPÍTULO V.

Como el Infante Don Juan entró á facer guerra en Navarra.

El Infante Don Juan, fijo primogénito del Rey Don Enrique, por mandado que ovo del Rey su padre para facer guerra al Rey de Navarra, segund❘ dicho avemos, desque ovo llegados los Señores é Caballeros é omes de armas de Castilla fasta quatro mil lanzas, é muchos omes de pie ballesteros é lanceros de las Montañas de Vizcaya é de Guipuzcoa é Alaba, que son cerca de alli, llegó á una comarca que es cerca de la cibdad de Pamplona en Navarra, la qual llaman la Cuenca de Pamplona; é iban con él Don Alfonso, Marques de Villena é Conde de Denia é de Rivagorza, fijo del Infante Don Pedro, é nieto del Rey Don Jaymes de Aragon, que era vasallo del Rey Don Enrique por la tierra del Marquesado de Villena que le diera en el Regno de Castilla por servicios que le ficiera, ca entrara con él con muchas compañas quando el dicho Rey Don Enrique entró en Castilla, é se llamó Rey en la cibdad de Calahorra: é otrosi iban con el Infante Don Juan en esta guerra Don Alfonso, Conde de Noroña, é Don Pedro, Conde de Trastamara, é muchos otros Ricos omes é Caballeros de Castilla é de Leon. E llegó á Pamplona, é fizo quemar é destroir toda la comarca que es alli enderredor de la cibdad; otrosi tomó algunos logares en la dicha tierra; é dende vino sobre una villa de Navarra que dicen Viana, é cercóla, é pusole engeños, é estovo sobre ella fasta que se le dió por pleytesia. E desque ovo cobrado la dicha villa de Viana, entrególa á Pero Manrique, Adelantado mayor de Castilla, que la toviese é posiese recabdo en ella, ca esta villa es á una legua de Logroño, logar muy frontero del Regno de Castilla. Otrosi en todos los otros logares que avia ganado del Regno de Navarra dexó gentes de armas é ballesteros que los guardasen. E en el tiempo desta guerra fué muerto en pelea que ovo con algunos Gascones que tenian la parte del Rey de Navarra, un Caballero vasallo del Rey de Castilla, que decian Rui Diaz de Rojas, que era Adelantado mayor de Guipuzcoa. E el Infante Don Juan partió de Navarra, é vinose para Castilla, por quanto el invierno era grande ya, ca era esto en el mes de Noviembre. E agora tornarémos á contar del Rey Don Enrique, que estaba en la cibdad de Cordoba.

CAPÍTULO VI.

Como el Rey Don Enrique estando en Cordoba ovo mensageros del Papa que avian esleido en Roma, que decian Urbano.

Estando el Rey Don Enrique en la cibdad de Cordoba, ovo mensageros del Papa Urbano VI, que los Cardenales, despues de la muerte del Papa Grego

rio (1), esleyeron en Roma; é eran dos Caballeros,
el uno Italiano, é el otro Frances. E desque llegaron
al Rey dieronle las cartas que traian del Papa, é
saludaronle, é dixeronle como el Papa le facia sa-
ber, que despues de la muerte del Papa Gregorio,
los Cardenales que eran en la cibdad de Roma le
esleyeron por Papa todos en concordia, é fuera por
ellos consagrado, é escogiera ser llamado Urbano
VI. E que ge lo facia saber como era razon, porque
el Rey de Castilla es uno de los mayores Reyes é
Príncipes de Christianos. Otrosi le enviaba el dicho
Papa decir por los dichos embajadores, que él avia
entencion de trabajar quanto pudiese por poner paz
entre los Reyes é Príncipes Christianos, aunque
por su cuerpo lo oviese de trabajar andando en ello.
Otrosi, que era su volnntad de poner muy buena
regla en la vida que él, é los Cardenales é Perlados
é Clerecia avian de facer. Otrosi, que queria que
todos los Reyes, é las Reinas sus mugeres, é sus
fijos primeros legitimos fuesen cada año vestidos
de su librea, que es colorado; é que luego, por se-
fal desto, envíaba al Rey Don Enrique, é á la
Reyna Doña Juana su muger, é al Infante primo-
genito Don Juan su fijo, tres piezas de escarlata, é
que asi lo oviesen de cada año; é como quier que
non era gran don, empero era señal de grand amor.
Otrosi, que era su voluntad de dar las dignidades
é beneficios de qualquier Regno á los naturales de
la tierra, é non á otros extrañios algunos. E todas
estas cosas é otras muchas, los dichos dos Caballe-
ros que deximos troxeronlas por escripto, é dieron-
las al Rey Don Enrique (2). E al Rey Don Enrique
plogo mucho de todas estas cosas que el Papa le
envió decir, é demandólas que ge las diesen por es-
cripto segund que ellos las traian; é otro dia co-
mieron con él, é fizoles grand fiesta. E como quier
que todas estas cosas que el Papa Urbano queria
ordenar eran sanctas é buenas, empero to vieron
grand daño al Papa, porque tan temprano las co-
menzó á decir; ca los Cardenales ovieron del grand
temor que lo faria asi, é áun mas reciamente que
lo decia. E el Rey Don Enrique non les dió otra
respuesta, salvo la que adelante oyredes.

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CAPÍTULO VII.

Del acuerdo que el Rey Don Enrique ovo como responderia á los mensageros del Papa Urbano VI que avian fecho en Roma.

El Rey Don Enrique ovo su consejo con los Perlados é Caballeros que eran con él en la cibdad de Cordoba, en qué manera responderia á los mensageros del Papa. E fué y dicho que en esta eslecion que fué fecha en Roma avia grand discordia, ca los Cardenales que eran partidos de Roma, é se

(1) El Papa Gregorio XI murió en Roma á 27 de Marzo. L: eleccion de Urbano VI fué viernes 9 de Abril, y su coronacior el día de Pascua 18 del mismo.

(2) Abrev. sigue: E otrosi que non podía decir luego de cierk lo que faria: mas que su voluntad era de pensar bien en sllo, é ver si las temporalidades que los Perlados tenian eran provechosas ( servicio de Dios, é à las Iglesias, é si podria catar alguna buena manera con los Principes en este caso. E al Rey,.,

avian venido para una villa que dicen Anania, que es cerca dende, decian que quanto ficieran, tanto. fuera con miedo de los Romanos, por lo qual fallaban que aquel que se llamaba Papa non fuera esleido como debia. E por estas razones que el Rey Don Enrique sopo que se decian, falló que era su servicio alongar esta respuesta fasta saber mas cierto en que estado eran estos fechos; demas que el Rey tenia buena respuesta para les dar, por quanto su fijo el Infante Don Juau estaba en la guerra de Navarra, é eran con él todos los mayores omes de su Regno é de su Consejo, é que el Infante avia de ser con el Rey dende á pocos dias en Toledo, segund que ge lo enviara mandar, é que para estonce serian y con él todos los Señores é Caballeros del su Consejo, los quales andaban con el Infante su fijo; é que venidos, el Rey responderia á los mensageros mas complidamente. E fincó asi asosegada esta respuesta que el Rey les avia de dar, é ellos fincaron contentos. E este consejo ovo el Rey, porque entre tanto sopiese mas en que estado estaba este fecho en Roma, é si avia en ello algund escandalo.

CAPÍTULO VIII.

Como el Rey llegó á Toledo, é vino y el Infante Don Juan, su fijo, é como llegaron alli mensageros del Rey de Francia sobre el fecho de la Iglesia.

Partió el Rey Don Enrique de Cordoba, é vinose para Toledo (1); é dende á pocos dias que y vino, llegó el Infante Don Juan, su fijo, que venia de la guerra de Navarra. E eran y los mensageros del Papa Urbano VI, que estaba en Roma, los quales atendian la respuesta del Rey, segund que en Cordoba les dixera que les responderia en Toledo desque el Infante su fijo fuese llegado de la guerra de Navarra. E estando el Rey Don Enrique en Toledo, llegaron mensageros del Rey Don Carlos de Francia, por los quales le enviaba decir que ya sabia como en el mes de Marzo de aquel año moriera el Papa Gregorio en Roma, é que los Cardenales avian grand quistion contra los Romanos, diciendo que luego que el dicho Papa Gregorio finó, ellos, segund lo avian de uso é de costumbre, entráran en el Conclave por esleer Papa é que los del pueblo de Roma armados é con grand alborozo, repicando las campanas, llegaron al dicho Conclave do los Cardenales estaban ayuntados, é con grandes clamores les dixeron: «Papa Romano queremos, ó á lo menos Italiano.» E que los Cardenales ovieron tan grand temor, que cuidaron ser muertos, é non

(1) El Rey se hallaba ya en Toledo à 15 de Agosto, segun la fecha de la confirmacion que dió á la Iglesia de Santillana de los privilegios que tenia. Colecc. Diplom. de la Acad. De Toledo pasó & Madrid, desde donde á 15 de Octubre escribió á la ciudad de Murcia asegurándola que no restituiria el Adelantamiento de aquel Reyno al Conde de Carrion. Véase entera la Carta en las Adic. à estas Notas. Volvió á Toledo, á donde vino el Infante Don Juan por el mes de Noviembre, como se expresa al fin del cap. 4 anterior.

sabian como facian; é que estonce, con grand miedo, non sabian que decir, por el grand afincamiento que los Romanos facian diciendo que les nombrasen Papa. E que estando en esto, algunos de los Romanos armados entraron en el Conclave, é quebraron é rompieron algunas cerraduras de madera que y eran fechas, segund se acostumbraban facer en tal lugar, é que los Cardenales, quando lo vieron, pensaron ser muertos, é levantaronse, é les dixeron los Romanos: «Dadnos Papa Romano, 6 á lo menos Italiano.» E que un Cardenal de los que y eran, por non dar lugar al escándalo, é que ellos podiesen salir de alli, dixo á los Romanos: «Catad aqui el Cardenal de San Pedro, que es Papa.» E tomaron luego al dicho Cardenal de San Pedro, pusieronle en la Silla; é él decia: «Dexadme, que non só Papa, ca el Arzobispo de Bari avedes por Papa. E los Cardenales en tanto fueronse para sus posadas, é decian que era verdad que con aquel grand miedo que ovieran nombraran algunos dellos rebatadamente al Arzobispo de Bari por Papa. E los Romanos fueron catar al Arzobispo de Bari, é tomaronle, é troxieronle, é asentaronle por Papa; é los Cardenales vinieron á él, é ordenaron su esleccion, segund que los derechos mandan, é lo mas aina que podieron se partieron de Roma, é se fueron para una villa que dicen Anania, é alli declararon que quanto avian fecho era con grande miedo é temor de los Romanos, é que non valia segund derecho. E desque se vieron libres é en su poder, sin aver algund temor, esleyeron por Papa al Cardenal de Gebena, el qual escogiera ser llamado Clemente VII (2). E el Rey de Francia envió decir al Rey de Castilla que tres Cardenales vinieron á él á París, é le juraron sobre el cuerpo de Dios consagrado en el altar, que la primera esleccion fecha en Roma era ninguna, ca fuera fecha con muy grand temor que ovieron los Cardenales, tal, que qualquier ome, por esforzado que fuese, avria razon de temer; é que la segunda esleccion era verdadera, é verdadero Papa é Vicario de Jesu-Christo. E el dicho Rey de Francia, teniendo que era bien informado en este fecho por los dichos tres Cardenales, que lo facia saber al Rey Don Enrique, é le rogaba quisiese tener aquella via é aver por Padre santo é Vicario de Jesu-Christo al dicho Clemente VII.

CAPÍTULO IX.

De la respuesta que el Rey Don Enrique dió á los mensageros del Rey de Francia.

El Rey Don Enrique, desque ovo oido é entendido esto que el Rey de Francia le envió decir sobre el fecho de la Iglesia, pesóle mucho de la discordia é cisma que avia en la Iglesia de Dios, é envió luego sus mensageros al Rey de Francia, que fueron dos doctores; é la respuesta fue esta (3): Que él

(2) Clemente VII fué elegido en Fundi el dia 20 de Septiembre. (3 Antes de dar esta respuesta hizo el Rey en Illescas una junta de prelados y magnates. Raynaldo, Anal., 1379, cita un eş

que

ner por la una parte nin por la otra ; é que le roga. ba que esto non lo oviese si non á bien, por él rer tener este consejo. Otrosi le envió decir que mensajeros del primero esleido, que decian Urbano, que estaba en Roma, vinieran á él, é que esta mesma respuesta les entendia dar; é que si Clemente enviase á él, esta respuesta tenia acordado de darle, é que le rogaba al dicho Rey de Francia que non pensase que esto facia él por otra entencion, que convenia que él ficiese esto por tal manera, que todo su Regno se toviese por contento é bien aconsejado de lo que él ficiese.

avia oido é entendido todo lo que le enviaba decir sobre el fecho de la discordia que era en la Iglesia de Dios, de lo qual Dios sabia que le pesaba; pero que este fecho era muy grande, é que oyera decir que algunos cardenales eran venidos á la cibdad de Niza, que non fueran en este fecho de la segunda esleccion (1); otrosi que otros cardenales eran en Aviñon, que fincaran y quando el Papa Gregorio partió dende para ir á Italia, é que queria saber é informarse de todos estos, é saber sus entenciones, é lo que decian, é que sobre todo avria su consejo (2), é que fasta todo esto ser visto é examinado, que su voluntad era de estar indiferente, é non te

crito de Don Pedro Tenorio, Arzobispo de Toledo, respondiendo á otro en que el Cardenal de San Eustaquio pretendió probar que no se necesitaba concilio general para decidir la controversia de la eleccion de Papa. En él dixo el Arzobispo, se in celeberrimis ab Henrico Rege ordinum Castellæ conventibus habitis in urbe cui Iliescas nomen est, eam sententiam cum maxima Castellanorum parte amplexam, ut licet ob metum a Romanis injectum Urbani electio celebrata vitio extitisset, ob unanimem tamen in eo papali corona solemni ritu cingendo, ac sacros pontificibus honores illi toties totiesque impensos, prius vitium purgatum fuisse. En efecto se hallaba el Rey en Illescas á 8 de Diciembre de 1378, con cuya data, sin hacer mencion del privilegio que el Rey Don Pedro concedió á la villa de Jumilla para que no fuese enajenada de la Corona, la hizo esta misma gracia, la confirmó el fuero de Murcia, y la eximió perpetuamente de todo pecho, segun se le habia confirmado el Conde de Carrion cuando la villa tomó la voz del Rey Don Enrique. (Privilegios de Jumilla presentados en el Consejo.) La estancia del Rey en Illescas se confirma con la carta que la Reyna Doña Juana escribió á la ciudad de Murcia, en Toledo à 25 de Diciembre, á favor de su primo Don Juan Sanchez Manuel, Conde de Carrion, que empieza: Fagovos saber, que agora quando vine á llescas á ver al Rey mi señor, que le fallé enojado con el Conde mi primo... Véase entera en las Adiciones à estas Notas.

(1) En la Abrev. se dice que estos cardenales eran el de Florencia y el de Milan; y esto se pone más particularmente en la carta que el Rey Don Juan I escribió á las ciudades del Reyno, quando se declaró por el Papa Clemente.

(2 A este fin parece que el Rey pensaba celebrar nuevà Junta en Burgos el próximo mes de Mayo. Véase en las Adiciones á estas Notas una carta de Fr. Pedro de Aragon, Infante de Aragon, religioso de San Francisco.

CAPÍTULO X.

De la respuesta que el Rey Don Enrique dió á los mensajeros del Papa.

é

Segund avemos dicho, el Rey Don Enrique avia dado su respuesta á los dos Caballeros que el Papa Urbano, que estaba en Roma, envió á él, la qual era, que despues que el Infante Don Juan, su fijo, que era en la guerra de Navarra, fuese con él, avria su consejo, é les responderia. E asi lo fizo; ca despues que el Infante fué con él, ovo su consejo, é mandó venir á los dichos dos Caballeros, é dióles esa mesma respuesta que dió á los mensajeros del Rey de Francia. E asi como dixo á los unos, asi dixo á los otros, é asi lo puso por obra; ca luego envió sus cartas á todos los Perlados é por todas las Iglesias de sus Regnos, que todos los maravedis que pertenescian al Papa en qualquier manera, los pusiesen en tesoro á buen recabdo, para los dar á aquel que fallasen todos los Christianos que era verdadero Papa, é que fasta estonce non recudiesen con quantias algunas de las dichas rentas é derechos á ninguna persona. E asi se fizo é complió en quanto el Rey Don Enrique fué vivo; é aun despues algund tiempo, segund adelante contarémos.

AÑO DÉCIMOCUARTO. 1379 (3),

CAPÍTULO 1.

Como el Infante Don Juan fizo guerra al Regno de Navarra, é de la pleytesia que se tizo.

Desque el Rey Don Enrique ovo enviado sus mensajeros al Rey de Francia sobre el fecho de la Iglesia, segund avedes oído que acordara de facer,

(3) En los impr. y MSS. de la Vulgar falta este epígrafe; y los tres capítulos que se siguen continúan como si fuesen del Año 1378. Los hechos que se refieren son del 1379, por cuya razon se ha puesto el epígrafe segun corresponde.

partió de Toledo é fuese para Burgos (4), é alli fizo ayuntar todas sus gentes de armas, é ordenó como el Infante Don Juan, su fijo, entrase en el Reg

(4) A 7 de Febrero se hallaba en Burgos, donde confirmó al cou vento de Santa Maria del Puerto de Salmeron los privilegios de los Reyes antepasados. Herr. Hist. del Conv. de S. Ag. de Salamanca pág. 223. De Burgos fué á Leon, y con data en aquella ciudad, á 12 del propio mes de Febrero, escribió à la ciudad de Murcia la carta que cita Cascales, Ilist. pág. 141, mandándola que aprestase cien ballesteros prácticos y bien armados para la guerra de Navarra. Habian de estar en Logroño para el dia 8 de

no de Navarra, ca todavia era su entencion facer guerra al Rey de Navarra, por tal que oviese paz con él é fuese seguro dél. E estando en Burgos envióle decir, el Rey de Navarra que si le ploguiese, non queria aver con él guerra ninguna, é que le enviaria sus embajadores para tratar con él amorio. E al Rey plogo dello, é envióle decir que enviase á él sus embajadores é procuradores con su poder suficiente, é que avria con él paz é buena concordia. E el Rey de Navarra envióle un caballero suyo que decian Don Ramir Sanchez de Arellano (1), é otrosi le envió con él un Prior de Roncesvalles, que era ome honrado é bueno, é troxieron poder del Rey de Navarra para tratar é acordar é firmar con el Rey de Castilla treguas é avenencias de final. E llegaron á la cibdad de Burgos, é paz fallaron y al Rey Don Enrique, é al Infante Don Juan su fijo, que aún non era partido para la guerra de Navarra; é fablaron con el Rey Don Enrique, é le dixeron que la voluntad del Rey de Navarra, su señor, era de aver paz con él, parando mientes á los grandes debdos que avian, teniendo sus fijos casados en uno, é que por esta razon los enviaba á él con su poder bastante para tratar é acordar é firmar en la manera que á él ploguiese. E al Rey Don Enrique plogo mucho dello, é firmaron sus paces en esta manera: Primeramente, que ellos fuesen amigos, guardando las ligas que el Rey de Castilla avia con el Rey de Francia. Otrosi que el Rey de Navarra enviase todos los capitanes ingleses que tenia en su Regno que se fuesen para sus tierras. Otrosi, que porque el Rey de Castilla fuese seguro del Rey de Navarra, que toviese en arrehenes estos logares de su Regno: el castillo de Tudela, los Arcos, Sant Vicente, Bernedo, Viana, Estella, Lerin, Larraga, é otros algunos, que eran veinte, é que estos castillos los toviesen Caballeros del Rey de Castilla; cmpero que el castillo de Estella le toviese Don Ramir Sanchez de Arellano en fieldad por los dos Reyes. Otrosi que el Rey de Castilla prestase al Rey de Navarra, para ayuda de pagar el sueldo que debia á los Ingleses é Gascones que le vinieron ayudar, veinte mil doblas, é que el Rey de Navarra le diese en prendas por ello el castillo de la Guardia, é que estas arrehenes estoviesen asi fasta diez años. Otrosi que el Rey de Castilla tornase al Rey de Navarra todos los logares que le tomara en la guerra el Infante Don Juan, su fijo. E esto se trató, acordó é juró é firmó en la manera que dicho avemos. E el Infante partió luego de Burgos, é fuese para Alfaro; é alli vino á él el Rey de Navarra, é estuvieron en uno, é fueron entregadas las fortalezas sobredichas.

Abril: fué à encargarse de ellos Alonso Yañez Fajardo, y los condujo con prevencion de buenas ballestas, hierbas y mantenimientos para el viaje.

(1) En las impr. dice con error, Don Juan Remirez de Arellano.

CAPÍTULO II.

Como el Rey de Navarra vino al Rey Don Enrique á Sancto Domingo de la Calzada,

Despues que todo esto se afirmó, el Rey de Navarra vino á verse con el Rey Don Enrique á una cibdad suya que dicen Sancto Domingo de la Calzada (2). E el Rey Don Enrique envió al Infante Don Juan, su fijo, á una villa que dicen Briones, que atendiese alli al Rey de Navarra quando entrase en el Regno de Castilla, é que viniese con él fasta la cibdad de Sancto Domingo; é asi lo fizo. E el Rey le rescivió muy bien, é le fizo grand fiesta, é estovieron ende en uno seis dias, é ratificaron é juraron todos sus tratos. E tornóse el Rey de Navarra para su Regno.

CAPÍTULO III.

Como finó el Rey Don Enrique.

El Rey Don Enrique, despues que el Rey de Navarra partió de Sancto Domingo, non se sintió bien, ca ovo una dolencia, é subito fué muy afincado della; é á los diez dias, al alva del dia, demandó que le dixesen Misa. E por quanto tan aina non venia su Confesor, que era de la Orden de los Predicadores, el Rey se comenzó á quexar, é decir así: «Se»ñor, pídote por merced que veas la mi voluntad, »>que yo te queria ver antes que saliese deste mun>>do.»> E en tanto vino su confesor, é dixole Misa, é oleóle. E despues el Rey asentóse en la cama vestido de una vestidura de oro, é un manto de oro cubierto enforrado en peñas veras. E estaba acostado á unos cabezales, é dixo asi, estando presentes Don Juan Garcia Manrique, Obispo de Siguenza, su Chanciller mayor, é otros Caballeros: «Decid al >>Infante Don Juan, mi fijo, que en razon de la Igle>>sia é de la cisma que hay en ella, que le ruego que >>haya buen consejo, é sepa bien como debe facer, >>ca es un caso muy dubdoso é muy peligroso. Otro»si que yo le ruego que siempre sea amigo de la >>Casa de Francia, de quien yo rescebí muchas ayu>>das. Otrosi que yo mando que todos los presos >>Christianos que sean en el mi Regno, Ingleses, ó >> Portogaleses é de otra nacion, que todos sean >>sueltos.» E estonce le dixo Don Juan Garcia Manrique, Obispo de Siguenza: «Señor, ¿en qué logar >>vos mandades enterrar?» E dixo: «En la mi capi>>lla que fice en Toledo, en hábito de Sancto Do

(2) Se hallaba ya el Rey Don Enrique en Santo Domingo de la Calzada á 26 de Abril, con cuya fecha hizo merced de Cogolludo y Loranca á Doña Maria, su hija, mujer de Don Diego Furtado, hijo heredero de Pedro Gonzalez de Mendoza, Mayordomo mayor del Infante Don Juan; y Pedro Gonzalez dió en arras á Doña Maria los lugares del Colmenar, Cardoso y el Vado. Salaz. Casa de Lara, tom. 1, pág. 411. En la misma ciudad á 15 de Mayo aprobó el mayorazgo que habian fundado Pedro Gonzalez de Mendoza, señor de Hita y Buitrago, y Doña Aldonza de Ayala, su mujer, en cabeza del dicho Don Diego Furtado de Mendoza, su primogénito. Sal. pág. 352.

»mingo de la Orden de los Predicadores, ca fué, »natural deste mi Regno, é los Reyes de Castilla >>mis antecesores siempre ovieron Confesor desta »Orden. E como quier que quando yo era Conde Davia confesor de la Orden de Sant Francisco, em»pero despues que Dios me fizo merced é fui Rey, siempre ove confesor de los Predicadores,» E estonce el Obispo de Siguenza tomó un escapulario de un su confesor que alli estaba é vistiógelo. E el Rey hablando en estas cosas, á poco de espacio dió el alma á Dios, é finó á cabo de doce dias que se sintiera de la dolencia. E fué la su muerte muy plafida de todos los suyos. E luego tomaron por Rey al Infante Don Juan, su fijo, que alli era; el qual partió luego de Sancto Domingo, é fizo levar el cuerpo del Rey su padre para la cibdad de Burgos, do estaba la Reyna Doña Juana, su muger, é alli le ficieron los complimientos de sus esequias muy solemnemente, ca estaban y los mayores del Regno ayuntados. Morió el Rey Don Enrique en edad de quarenta é seis años, é cinco meses : é finó lunes á dos horas del dia veinte é nueve (1) dias de Mayo, el segundo dia de Cinquesma deste año, que fué del Nascimiento de Nuestro Señor JesuChristo de mil é trecientos é setenta é nueve, é de la Era de César de mil é quatrocientos é diez é siete. E regnó, del dia que fué nombrado por Rey de Castilla en Calahorra, trece años é dos meses. E fué pequeño de cuerpo, pero bien fecho, é blanco é ru

(1) En los impr. 19, y en los MSS. 29. Aquel Año el lunes segundo dia de Cincuesma, esto es, segundo dia de Pentecostes, fué á 30 de Mayo, y se debe entender que murió en la noche del domingo 29, dos horas despues de las doce, que ya era lúnes 30. En la Abrev. á oro dia de Cincuesma.

bio, é de buen seso, é de grande esfuerzo, é franco, é virtuoso, é muy buen rescebidor é honrador de las gentes. Fué luego levado el su cuerpo á Burgos, é enterrado en hábito de Sancto Domingo de los Predicadores en manera de depósito en el cabildo de Sancta Maria, en la capilla que dicen de Sancta Ca. talina, é alli le ficieron todos sus complimientos. E dende á pocos dias le levaron á Valladolid, é alli estovo algund tiempo ; é despues le levaron á Toledo á enterrar en la su capilla que él mandó facer en la Iglesia mayor de Sancta Maria de la dicha cibdad, é alli yace hoy enterrado. Dios le quiera perdonar, Amen (2).

(2) Ea la Abrev. hablando de la muerte del Rey Don Enrique, se añade lo siguiente: Fué su muerte muy plañida de todos los suyos, é non sin razon, ca tenia sus paces é tratos é casamienlos é sosiegos fechos en Francia é Portogal é Aragon é Navarra, do fecho trataba, é lo mandaba ir guisando, que si viviera era su intencion de armar grand flota é tomar la mar del Estrecho á Granada. E despues que el toviese tomada la mar, que de allende non se pudiesen ayudar los Moros, facer en su Regno tres cuadrillas, una él, é otra el Infante Don Juan su fijo, é otra el Conde Don Alonso su fijo: é en su quadrilla que irian tres mil lanzas con él, é quinientos gineles, é diez mil omes de pie; è en las otras quadrilles cada dos mil lanzas, é cada mil ginetes, é cada diez mil omes de pie; é entrar cada año tres entradas de quatro á quatro meses, é andar todo el Regno, è non cercar logar, mas falcar quanto fallasen verde.. É que irian las quadrillas de guisa que en un dia se pudiesen acorrer, si tal caso recreciese; è despues salir á folgar á Sevilla é Cordoba, e otro logar do tenian sus bastecimientos. Que desta guisa fasta dos o tres años le darian el Regno por pura fuerza de fambre é faria de los Moros quanto quisiese. E Dios non quiso que se compliese, ca tomole la muerte como avedes oido.

En el Compendio se dice, que á diez é seis del mismo mes de Mayo, un lunes despues de visperas, fizo el sol eclipse, è se oscureció todo él, que non se veian los omes unos á otros, é aparecieron las estrellas en el cielo, asi como si fuera media noche; é duró aquella esenridad una hora: y que falleció el Rey el lunes, á 30 del mismo mes

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