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PRÓLOGO

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NIMADO del deseo de ofrendar mi humilde óbolo sobre el ara de la Apoteósis que al LIBERTADOR se prepara en su primer Centenario, púseme á escribir la presente obra, que, á poco de haberla empezado, hu

be de abandonar por superior en mucho á mis escasas aptitudes. Mas luego despues, estimulado por la voz de aliento y la generosa proteccion del progresista Jefe del Estado, señor Jeneral Jacinto Lara, á quien en primer término soi deudor de haber podido llevarla á cabo, torné á los estudios de mi primera empresa con toda la actividad que acostumbro consagrar á mi trabajo; y hoi me atrevo á ofrecerla al público con plena conciencia del exiguo mérito que de mí deriva, mas contando siempre con su natural induljencia que sabrá apreciar mi franqueza y la santidad del propósito.

Protesto que, al escribir las diferentes partes de esta obra, desnudo de toda prevencion y abroquelado con el escudo de la imparcialidad, ni por un instante se ha empapado mi pluma en la tinta de las pasiones de partido, siempre ciegas, implacables y profanadoras; y que en la apreciacion de los hechos y los hombres, he procurado ser justo, parco en elojios, omiso en las acusaciones no comprobadas, verdadero en el relato

y conciso en la narracion para ceder todo el campo á la crítica cuando la verdad histórica me ha obligado á conmemorar enojosos acontecimientos. Así mismo me he esforzado en aparecer ajeno á toda influencia estraña, exento de preocupaciones, libre de toda compulsion moral en la elaboracion de estas pájinas, imbuido como estoi en la profunda conviccion de que debo al LIBERTADOR de mi patria el sacrificio de toda pasion, de toda idea que pueda oscurecer ó siquiera marchitar las glorias de Venezuela; y á este esmero de delicadeza debe atribuirse el laconismo usado al ocuparme en algun asunto ó sujeto que en alguna manera pudiera influir en mi ánimo para desvío de mi propósito.

Y pues que rejistran las pájinas de la historia, que, durante los dias de la Colonia, la Capitanía General de Venezuela era una inmensa ergástula en que, arrastrando cadenas de ignominia, yacian bajo el fardo de la ignorancia y la imbecilidad millares de hombres sin mas destino que "servir á Dios "servir á Dios y al Rei": pues que de los anales de la emancipacion consta que juntamente con la tarea de organizar la campaña y decretar la victoria, nuestro BOLÍVAR se vió en la necesidad de trasformar en soldados los millares de esclavos secularmente habituados á permanecer de rodillas delante de los Reyes, atisbando autómatas su capricho, y hubo ademas de crear ciudadanos para poder fundar la Patria; ninguna, ofrenda será mas digna del LIBERTADOR que este libro en que exhibo la obra de sus propias manos, en que, á modo de espuerta, recojo los frutos de su pensamiento y consagracion en el ámbito de esta comarca que hoi lleva el nombre de uno de sus mas predilectos comilitones, para deponerlos en los altares del público reconocimiento.

Descanso en la aboluta confianza de que nadie tiene derecho á exijir mérito literario á quien de suyo

confiesa de antemano no haber visitado las aulas ; á quien, sin pretensiones de ningun linaje, solo se propone colaborar á medida de sus alcances en la magna obra de la gratitud nacional.

No es mio solo este libro. Pertenece tambien al majistrado y á los ciudadanos que me atendieron generosos al implorar su cooperacion en nombre de la Patria, y cuyos nombres aquí consigno en espresion de agradecimiento.

Los señores Dr. Andres Riera Silva y Pro. Dr. Maximiano Hurtado, de Carora; los señores Br. Egidio A. Montesinos, Froilan Rámos y Paulo E. Pérez, del Tocuyo; el señor Pro. Dr. Aguedo F. Alvarado, de Quíbor; el señor Juan de Dios Melean, de Cabudare, y el señor Dr. Ramon Briceño, de esta ciudad. Así mismo se encontrarán los nombres de los autores de muchas biografías que publico íntegras; quedando esclusivamente mio todo lo demas. Y á fé que esta es una recomendacion mas del libro, el ser especie de palestra á que acuden con toda la gallardía de su entendimiento muchos de cuantos aman las buenas letras con delirio y les tributan culto reverentes.

Debo á la bondad de los señores Jeneral Jacinto Lara, Dr. Juan de Dios Ponte, Jeneral Felipe Falcon, don Lorenzo Alvarez, Ledo. Eliodoro Pineda, Jeneral Gumercindo Giménez, Dr. Manuel F. Samuel Ꭹ Jenerales Rafael M. Arráiz, Vicente Fortoul y Juan de la Cruz Rivero, el haber podido consultar los "Documentos para la vida pública del Libertador," recojidos por los señores Jeneral José Félix Blanco y Ramon Azpurúa; la "Historia de la Conquista y Poblacion de Venezuela," por don José Oviedo y Baños; la "Historia antigua de Venezuela," de don Rafael Maria Baralt; el "Resúmen de la Historia de Venezuela," del mismo Baralt y don Ramon Díaz; los " Apuntes históricos de la Geografía general de Venezuela,”

por don Feliciano Montenegro Colon, y el "Plano Histórico de la ciudad de Barquisimeto," por el Jeneral Gumercindo Giménez. En la parte geográfica solo me he guiado por el "Resúmen de la Geografía" y el "Atlas físico y político de Venezuela," del Coronel Agustin Codazzi, cuya copia son todos los trabajos geográficos posteriormente aparecidos.

En la Estadística he tenido por norma el "Censo Guzman Blanco" de 1877; el segundo "Censo de la República," verificado por óden del Ilustre Americano en 1861, y la Memoria de la Direccion general de Estadística de 1873.

De las "Biografias de hombres notables de Hispano América," de don Ramon Azpurúa, he copiado las del Dr. José Anjel Alamo, Coronel Juan Guillermo Iribarren y Jeneral José Gabriel Lugo.

La justicia es la primera y la mas excelente de las virtudes republicanas; y faltaria indudablemente á este deber, si no consignara yo aquí la expresion sincera de mi eterna gratitud para con el señor Jeneral Jacinto Lara que, á mas de la corona cívica que el Progreso del Estado tiene de discernirle por las obras de fomento y el réjimen civil, es acreedor á una pájina mas en los anales de la Historia y en primer término, por su eficaz cooperacion en esta empresa; y luego para con los Honorables Diputados á la Lejislatura del Estado de este año del Centenario, por la buena acojida de este mi acariciado pensamiento entre las ofrendas del Estado para colocar en los altares de la Patria.

En mi entusiasmo y mi veneracion por la fama y la gloria imperecedera de SIMON BOLÍVAR, nada he hallado digno del héroe que no contribuya directamente á la santificacion de sus hechos prodijiosos, de su intencion redentora, de su abnegacion y exaltado patriotismo; pues á los cincuenta años de haber descendido á la tumba entre las rudas rechiflas de la in

gratitud, ya somos su posteridad y podemos reivindicar su buena fama, abonar la honradez de sus propósitos y desmentir el encono de las pasiones.

Creo haber llenado mi deber cuanto me lo han permitido mis limitadas fuerzas intelectuales; y mis esfuerzos quedan bastante recompensados con la dulce satisfaccion de ver cumplida mi palabra.

TELASCO A. MAC-PHERSON.

Barquisimeto, Abril 27 de 1883.

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