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título de rey que había tomado. Era una perpétua |
guerra la que en este tiempo se hacia á los moros,
que se había ya descuidado, dejando las armas como
gente que no tenia mas que ganar, y que habia re-
matado la guerra, y tras la prosperidad sobrevino
el descuido y torpeza, y comenzaron á buscar por
premio de las guerras pasadas, sus regalos y vicios,
Por el contrario á los cristianos iban creciendo cada
dia las fuerzas, y acudian particulares socorros, jun-
tándoso por las montañas los que estaban encastilla-
dos en ellas, y otros muchos que pasaban de Guiana,
y de la Proenza.

CAP. VI.-Del señorio que Carlo Calvo hijo del empera-
dor Ludovico tuvo en el condado de Barcelona, y de los
condes Wifredos que tuvieron aquel gobierno.

á conjeturar, no ser tan cierto lo que se afirma por diversos autores nuestros y extranjeros, haber tomado el nombre de los godos ó cotos, y alanos, que dicen haber poblado en ella, pues siendo tanto tiempo ántes la entrada de aquellas naciones, se hallará en lo antiguo alguna memoria y rastro de su nombre, y tengo por mayor error el de Lorenzo de Vala, que tuvo por opinion, que aquella tierra conservó el nombre de un lugar llamado Catalo, de quien él dice que hace mencion Plutarco, tratando de las cosas de Sertorio, siendo muy cierto que aquel autor lo refiere por Castulo, lugar muy nombrado y famoso en los oretanos, á los confines de la Bética, que está tan distante de lo que hoy se llama Cataluña, y por mayor desatino tengo, pensar que se llamase así del nombre de aquel Oger Catalon, de quien las historias no verdaderas, ni de autoridad de Cataluña hacen solamente mencion. Ciertamente yo mas me incli

Quedaron los condes de Barcelona, Ampurias, Rosellon, Cerdania, Urgel, Pallás, y Ribagorza, sujetos á los reyes de Francia, cuyos súbditos y feudata-naria á ser de la opinion de Florian de Ocampo, autor rios eran, y así casi en los principios del reinado del muy diligente y curioso de las antiguedades y prinrey Iñigo Arista, en el año de ochocientos y cuarenta cipios de los pueblos de España, que afirmaba haber y cuatro, Carlo Calvo hijo del emperador Ludovico, permanecido este nombre, de unos pueblos que any nieto de Carlo Magno, que era rey de Francia, otor-tiguamente se llamaron castellanos, que estaban en gó á los que habitaban en la ciudad de Barcelona, y el antigua Cataluña, entre los ausetanos y lacetanos en su condado, hora fuesen españoles, 6 godos, las de los cuales es mas verisimil, que se dió el nombre mismas libertades y franquezas, que tenian los fran-á Cataluña la vieja y que en ella duró aquel apellido, cos sus naturales, que eran mucho mas privilegiados y fuera de sus comarcanos no era conocido de los exy exentos que las otras naciones, tanto que el franco tranjeros. Aunque en la memoria de que arriba se jó sálico, que era una misma nacion, solia pagar un hace mencion, no se refiere, quién era en este tiemsueldo de doce dineros de pena, y los otros súbditos po conde de Barcelona, es muy averiguado y confordel rey, hora fuesen de Sajonia, ó frisones, si ofen- man todos los autores catalanes, que tenia el gobierdian á un franco, eran castigados en cuarenta dineros, no della Wifredo señor del castillo de Arria, en el y así los francos gozaban de mayor exencion, y les territorio de Confrent, junto al rio Ter, en los límites eran recompensados los daños en aquella suma ma- del condado de Cerdania, pero no tenia el directo doyor que á los otros, que eran habidos por de menor minio de la tierra, ni el feudo della, como por lo que condicion, y no tan exentos y privilegiados como está dicho se colige. De cosas dignas de memoria que ellos. Fué tambien concedido á los del condado de hayan pasado en su tiempo, ninguna ha durado, mas Barcelona, que juzgasen entre sí por sus leyes, que de que escribe ser muerto en Francia, año de ochoeran las antiguas góticas, que permanecieron mucho cientos cincuenta y ocho, por envidia que dél tuvietiempo, exceptuando, que en delitos de homicidio, rap- ron algunos principales barones del reino, señaladato, é incendio, estableció el rey Carlos que fuesen mente el conde Salamon, que dió á entender al rey juzgados por el conde, que en aquella provincia pre- Carlos que se queria alzar con el condado. Dejó Wisidiese, y por sus jueces y ministros, y declaró, que fredo un hijo que se llamó del mismo nombre y quepagasen servicio real, y si por ventura sirviesen con dó muy niño, y escriben haberse criado en la corte algo al conde de su voluntad, por serles benig- del conde de Flandes que era entonces Balduino, y no y justo, no les causase perjuicio en lo venidero, el primero que tuvo título de aquel condado, y afirni fuese reputado por censo ni tributo, ni por esta man que casó con su hija, y que fué recibido por causa el conde, ó sus sucesores pudiesen alegar cos- conde en el condado de Barcelona, y quedó confir.. tumbre, ni imponerles nuevos géneros de exa cciones. mado en aquel estado y gobierno por el rey de FranAunque antes desto en tiempo del emperador Carlo cia. Tambien escriben estos autores, que estando en Magno, cuando los moros tornaron con gran poder á la corte del rey de Francia, teniendo cierto aviso, sojuzgar la tierra, afirman los autores catalanes, que los que los moros le corrian y le talaban y estragaban barones y señores permitieron, que sus vasallos cris- la tierra y le habian hecho muy grande daño, pitianos hiciesen tributo á los moros de diversas cosas dió al rey le diese socorro con que pudiese resistir á muy graves, y deshonestas, que llamaron malas cos- los enemigos, y no pudiendo darle gente, por estar tumbres, que duraron hasta nuestros tiempos en mu- ocupado en la guerra de los normandos que le deschas partes de Cataluña, y á estos vasallos llamaron de truian la tierra, le dió el feudo del condado de BarRemenza. En estas memorias antiguas jamás se nom. celona para él y sus herederos, porque no lo habian bra ni se hace mencion de quién era conde de Barcelo- tenido sus predecesores. Esto escriben, que fué en na, ni parece en otras muchas escrituras que yo he el año de ochocientos setenta y cuatro, y que desde visto originalmente del monasterio de Ripoll del tiempo entonces con grande solicitud y cuidado comenzó esdel emperador Ludovico, que aquella provincia se lla- te príncipe á hacer guerra á los moros, é iba junmase Cataluña, ni en autores de aquellos tiempos se tando todas las gentes que pudo, y cobró las tierras lee tal nombre, sino solamente España, Gotia y Sep- que habian ganado. timania, que se dijo por los septimanos, cuya colonia fué antiguamente Biterras, que comprendian la mayor parte de Lenguadoque. Por esta causa vengo

En el reino de Asturias, y Leon, por el mismo tiempo sucedieron las cosas prósperamente al rey don Alonso el tercero deste nombre llamado el Magno, el

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unos dicen que duró su reinado treinta años, y otros ménos, y entre ellos el arzobispo don Rodrigo, si los libros no están depravados, dice que sucedió el rey don Sancho Abarca á su padre, era de novecientos y diez y ocho, que fué año de nuestra redencion de ochocientos

cual procuró la amistad del rey Iñigo Arista, y de los francos, por quedar mas libre para la guerra de los moros, que habian pasado contra la ciudad de Leon, y siendo favorecidos por Bernardo del Carpio, que se rebeló contra el rey, fueron por él vencidos, y alcanzó dellos grandes victorias. En su tiempo se erigió igley ochenta. En tiempo deste príncipe parece haber susia catedral en Compostela, en un concilio que para este efecto se congregó por autoridad del papa Juan octavo en la ciudad de Oviedo de todos los prelados de las provincias, que residian en las ciudades que se cobraron de los moros, y halláronse algunos, cuyas diócesis estaban ocupadas por los infieles, y entre ellos refiere el arzobispo don Rodrigo, que asistió al concilic, Heleca, obispo de Zaragoza.

CAP. VII.- Del rey Garci Iñiguez, en cuyo tiempo se juntó el condado de Aragon, con el reino de Sobrarbe y Pamplona.

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cedido, lo que se cuenta en la historia latina de los árabes, que en el año de doscientos y cuarenta y seis, de su falso profeta Mahoma, que fué en el año del nacimiento de nuestro Señor de ochocientos y sesenta y ocho, Mahomat hijo de Abderramen, que tenia el señorío principal de los moros en España, y habia ya fundado su imperio, y la silla principal dél se puso en Córdoba, juntó su ejército contra los navarros, y destruyó el territorio de Pamplona, y ganó desta entrada tres castillos, que no se nombran, y en el uno dellos estaba un caballero, que se llamaba Fortuño, y le llevó preso consigo á Córdoba, y á cabo de veinte años le puso en su libertad, y le envió á su casa con grandes dones, y añadese otra cosa muy notable en aquella historia, que este Fortuño vivió ciento y veinte y seis

años.

CAP. VIII.—Del tiempo que vivió Wifredo el segundo, conde de Barcelona, al cual sucedió el conde Mir su hijo. En el condado de Barcelona fué estendiendo su estado el conde Wifredo segundo deste nombre, que hizo dedicar el monasterio de Ripoll en las montañas de Cataluña, á la invocacion de nuestra Señora, siendo abad Dagino, y le dotó de muchas posesiones y rentas, ý his enterrado en él el conde Wifredo su padre, y fué ésta la primera dedicacion, en el año de ochocientos y ochenta y ocho. Wifredo segundo dejó cuatro hijos, á

pues obispo de Urgel, y á Wifredo, que murió de veneno, y á Mir que sucedió en los condados de Barcelona, Besalú, Roselló, y Cerdania, y á Suniefredo, que llaman Suñer, que fué conde de Urgel. Parece en los anales antiguos, que el conde Wifredo el segundo, murió año de novecientos y doce, y lo mismo se refiere en la historia, que tenemos, antigua de los condes de Barcelona, y que fué enterrado en el monasterio de Ripoll. Pero ha durado la memoria en la iglesia de San Pablo de Barcelona, que es una de las mas antiguas iglesias de aquella ciudad, de su sepultura aunque muy menospreciada, para ser de un príncipe de los primeros, y tan señalado que está en la lengua latina, y por aquella parece bien declarado el tiempo de su muerte, y que fué sepultado en aquella iglesia, diciendo así:

Sucedió al rey Iñigo Arista, don Garci Iñiguez su hijo, que así se llama en una relacion muy antigua de la sucesion, destos príncipes, desde Iñigo Arista, y parece por memorias auténticas, que reinaba en Pamplona, en la era de novecientos y cinco, que fué año de nuestra redencion de ochocientos sesenta y siete, y que en aquel tiempo era Galindo Aznar conde de Aragon, y reinaba en Francia el rey Carlos; nieto de Carlo Magno, y en Galicia don Alonso hijo de don Ordoño. Fué el rey Garci Iñiguez grande guerrero, y continuó la conquista contra los moros muy prósperamente, y casó con doña Urraca, que segun en la historia del príncipe don Carlos se afirma, era única hija heredera de don Fortun Jimenez conde de Aragon, y en la historia de San Juan de la Peña se llama Enenga, pero yo tengo para mí por constante, que fué hija de En-Rodulfo, que fué monge de aquel monasterio, y des-dregoto Galindez, bijo del conde Galindo Aznar, porque en un privilegio de San Pedro de Ciresa, Endregoto Galindez, juntamente con el rey Sancho García, que dice ser su descendiente, hacen donacion de Javierre, y en aquel instrumento se prefiere al rey, y con este matrimonio, se juntó el condado de Aragon, al reino de Sabrarbe y Pamplona, y por esta consideracion, el rey don Sancho hijo deste rey don García, alguna vez se intituló el rey don Sancho Galindez, como parece por privilegio suyo, concedido al monasterio de San Juan de la Peña, y se refiere en la pretension que el rey don Pedro el segundo tuvo al reino de Navarra. Fué muerto el rey don Garci Iñiguez por los moros, estando muy descuidado, en un lugar que el arzobispo don Rodrigo llama Larumbe, y en la historia antigua de Aragon se dice, que era en valle de Aibar, en el reino de Navarra, y en otras memorias del tiempo del rey don Carlos el postrero de los reyes de Navarra, deste nombre, se dice, que en algunas historias se escribia que este reencuentro de los moros fué en un lugar que se decia Lecumberri, que todos estos autores en conformidad afirman, que hallándose allí á coso la reina doña Enenga, 6 Urraca su mujer, fué muerta con el rey su marido, y por un caso muy estraño y maravilloso, entendiendo que estaba en dias de parir, le sacaron la criatura del vientre, y fué un infante, al cual crió escondidamente un caballero de las montañas de Aragon, que segun se escribe en la historia del príncipe don Carlos, era señor de la casa y solar de los Abarcas. Hay tanta diversidad, y discrepancia entre todos los que escriben estos principios del reino acerca de los tiempos, que dificultosamente se puede afirmar cosa cierta de los años que este príncipe reinó, porque

DEBAJO DESTA TRIBUNA YACE EL CUERTO DEL
CONDE WIFREDO,

hijo de Wifredo de buena memoria, que tambien fue
conde, y falleció a seis de las calendas de mayo, en
la era de novecientos y cincuenta y dos, en el año del
Señor de novecientos y catorce, y en el catorceno del
reinado del rey Carlos, que sucedió á Odon. Fué Odon
á quien algunos llaman Eudo, hijo de Roberto duque
de Angeus, que sin descender del linaje de Carlo Magno,
muerto Ludovico Balbo, y quedando su hijo Carlo, que
llamaron el Simple, de menor edad, quedó su tutor, y
gobernador del reino, y fué despues elegido y ungido
por rey, y habiendo reinado nueve años antes de su
muerte, en el año de novecientos, delante de los gran-
des de su corte mandó que Carlos fuese restituido en
el reino, cuya administracion él habia tenido con tí-
tulo y autoridad real, porque así convenia ó la paci-

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