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Brindez en esta jornada muchos caballeros y gente principal: y los mas señalados fueron, don Fernan Jimenez de Arenos, don Fernando Ahones, Corbarán de Lebet, Martin de Logran, Pedro de Oros y Sancho de Oros, y Ramon Montaner, que escribió como testigo de vista muy particularmente todo el suceso de aquella empresa de la cual, aunque Juan Vilano, y Blondo, y Emilio, que le siguen, hacen mencion: pero nó como lo merecieron las hazañas de aquellos capitanes y caballeros y en autor griego de aquellos tiempos, que es Nicéforo Gregora, se halla mas particular mencion del hecho y suceso desta empresa. Era Roger hijo de un cabaliero aleman de la casa del emperador don Fadrique, que se llamó Ricardo de Flor, que fué heredado en la ciudad de Brindez, y murió en la batalla de Conradino: y quedando este su hijo muy niño, y sin patrimonio, siendo mozo, sirvió á un caballero de la orden del Temple, que era proenzal, y fué tan valeroso, que en breve tiempo fué capitan de una nave que aquel caballero llevaba á corso, y se le dió el hábito por el maestre de la orden y la dignidad de sargento. Anduvo mucho tiempo Roger sirviendo á su orden en las guerras de oriente, y ganó grande honra y estimacion á toda su religion y como habia ganado en muchas jornadas mucha reputacion, y con ella hubo en diversas presas gran hacienda, y se hizo muy rico, algunos que le tuvieron envidia, le acusaron ante el maestre, inculpándole que había robado un gran tesoro de una nave que se escapó del puerto de Acre, en la cual se salvó gran multitud de gente, que se le habia encomendado para que los pusiese en salvo, cuando aquella ciudad se ganó por el soldan : y entonces le ocuparon por la religion todos sus bienes : y sabiendo que le querian prender, dejó una nave que tenia en el puerto de Marsella, y se fué á Génova, y allí armó una galera y se pasó á Sicilia, y fué á la ciudad de Catania, estando en ella Roberto, duque de Calabria, y se ofreció servirle en aquella guerra : y despidiéndole con desden, se fué á servir al rey don Fadrique, y le hizo en ella muy señalados servicios, y hubo de los enemigos grandes presas: y en remuneracion de lo mucho que habia servido, le hizo el rey don Fadrique vicealmirante de Sicilia, y tuvo muy principal lugar en el consejo de estado, y dióle los castillos de Tripi, y de la Alicata, con las rentas de Malta. Era por esta causa muy estimado y conocido en todo el imperio griego, y aportando con la armada á Constantinopla, le dió el emperador por mujer una sobrina suya, hija del emperador de la Zabra, y de su hermana, y fué nombrado luego por general del imperio, que en su lengua vulgar llaman los griegos megaduque, á cuya jurisdiccion estaba sujeto el almirante, y el gobierno de todas las islas de Romanía, y los lugares marítimos del imperio: y segun parece por una relacion que envió al rey don Jaime el mismo don Berenguer de Entenza, no se llamó de allí adelante Roger sino Miguel Paleólogo Comneno, yerno y megaduque del imperio de los romeos: y declaróse el sueldo que se habia de dar á la gente de guerra, y el entretenimiento de los capitanes y caballeros que con él iban: y recibió las insignias de aquel oficio, y el estandarte con muy grande y general regocijo y fiesta de todos los griegos y dióse órden que el sueldo se pagase por la cámara del imperio, que era cuatro onzas al mes por hombre de armas y dos al de la lijera, y una onza al soldado de pié, y cuatro onzas al comitre, y una onza al nocher, y veinte tarines á cada ballestero, veinte

y cinco al proher: y habíanse de pagar de cuatro en cuatro meses. Segun Montaner escribe, era la armada de diez y ocho galeras y otras tantas velas, entre navíos grandes y medianos, y llevaba mil y quinientos hombres, con aderezos de guerra de á caballo, sin los caballos y cuatro mil almogáraves, gente muy plática en la guerra: aunque Nicéforo dice, que fueron mil catalanes y con mil almogáraves, declarando, que estos eran gente de pié. Allí se dió luego la paga á la gente por cuatro meses, y movióse los dias que se detuvieron en Constantinopla una grande brega y pelea entre ellos y genoveses, y poco faltó que no se pusiese á saco Pera, que está á una legua de Constantinopla, y era de la señoría de Génova, que por donacion del emperador, se habia poblado entonces de genoveses y recibieran gran daño, si Roger y los capitanes que con él estaban, no previnieran al peligro: y por evitar toda diferencia entre los catalanes y genoveses y que no se entremetiesen en las cosas de la mar, procuró Roger que fuese proveido del cargo de almirante don Fernando Ahones, de quien hacia muy gran confianza, y el emperador le casó con una parienta suya.

CAP. II. De la pasada de Roger de Brindez con su ejército à la Natolia, y de las victorias que hubieron de los turcos.

Habian llegado los turcos á vista de Constantinopla, á la boca del Bósforo, que es estrecho que no tiene sino media legua, que divide á Europa de Asia y parecia que no les ponia estorbo otra cosa, para ser señores de aquella ciudad, sino tener la mar en medio: y siendo apoderados de la mayor parte de los lugares marítimos de la Frigia, no restaba sino pasar aquel brazo para entrar en Europa, y acometer la cabeza del imperio. Era tan grande la furia con que los turcos venian, y el temor que los griegos les tenian, que afirma Montaner, que habia pasado al Tarquin el hijo mayor del emperador, que se llamaba Miguel Paleólogo, con doce mil de caballo y cien mil peones, y se volvió sin osar pelear con los turcos. Aquel lugar del Tarquin era muy fuerte y el mas oportuno y vecino parą la entrada del reino de Natolia, y podia ser socorrido facilmente por el mismo estrecho: y por la parte de tierra firme, tenia un fuerte muro de quinientos pasos. Por aquella parte del reino de Natolia, mandó el emperador á Roger que fuése á hacer la guerra á los turcos y á los otros enemigos del imperio y con sola su gente, se fué á poner en aquel cabo del Tarquin, que aunque se habia conbatido diversas veces por los turcos, nunca le pudieron ganar, y habiéndose desembarcado en aquel lugar, sabiendo que los turcos estaban con su ejército á dos leguas, determinó de ir sobre ellos. Roger iba con la gente de caballo, y llevaban un estandarte imperial y su pendon, y á otra parte iban los almogȧraves, y en su avanguarda iba otro estandarte, con las armas del rey don Fadrique, porque con esta condicion, segun Montaner afirma, los caballeros y gente de guerra, hicieron homenaje de servir en aquella empresa. Con esta órden partieron del Tarquin otro día siguiente al alba, para dar en los turcos que estaban muy cerca en sus tiendas, como lo acostumbraban, estendidos por las riberas de un rio con sus mujeres é hijos: y acometiéndolos con grande órden la batalla fue muy cruel de ambas partes: y siendo desbaratados y vencidos, la matanza que en ellos

:

recibidos y estuvieron en aquella ciudad quince dias:
y acercándose á la costa del mar, fuéron á otra ciudad
que llama Montaner Niff, que á lo que yo puedo con-
jeturar, es la Nisa, que está entre las riberas del Cais-
tro y Meandro: porque de allí dice, que pasaron á
Magnesia, que debe ser la que está cerca del Meandro:
y tomando el camino de Tira, llegando cerca de aque-
la ciudad, tuvieron un reencuentro con los turcos, que
vinieron de sobresalto á dar en sus estancias: y sa→
liendo contra ellos Corbarán de Lehet, que era senes-
cal del ejército, peleó con ellos y retrayéndose los
turcos á una montaña, siguiendo el alcance, se apeó
del caballo: y habiéndose quitado la celada por el ca-
lor que hacia, fué herido y muerto de una saeta, de
lo cual Roger recibió muy gran pesar, porque era muy
buen caballero, y le habia casado con una hija suya,
y fué enterrado en la iglesia, á donde estaba el cuerpo
de san Jorge, que está á media legua de Tira. Desde
esta ciudad envió Roger á la ciudad de Esmirna, que
está junto à la costa, y al Chio, á don Fernando Ahones,
que era general de la armada, para que fuése á Dania
con todas las galeras y con la gente de guerra de su ar-
mada, y fué con él Bernardo de Rocafort, que habia
ido á Constantinopla con dos galeras, y llevó doscien-
tos hombres con sus aderezos y armas de caballo, y
mil almogáraves: y fuéronse juntos á Dania, á donde
Montaner vino desde Tira, para acompañar á Bernar¬
do de Rocafort, que mandaba Roger, que se fuése á
Éfeso :
: y llevaron consigo hasta quinientos almogára-
ves. Entonces se pasó Roger á Éfeso, á donde habia ya
llegado Rocafort, y allí le dió cargo de la senescalía
del ejército, y dióle por mujer á su hija, que fué casa-
da con Corbarán de Lehet, y delúvose en Efeso ocho
dias: y vínose con todo su ejército á Dania, á donde
estaba su armada, y dejó á Pedro de Oros por capitan
y gobernador de la ciudad de Tira, con treinta de ca-
ballo y cien almogáraves. Estando el ejército en aque-
lla ciudad de Dania, los turcos de la comarca de Tira,
vinieron á correr el campo y vega de Dania: y salien-
do los cristianos para ellos, y trabándose la batalla,
mataron hasta mil turcos de caballo y dos mil de pié:
y por ser tarde, no pudieron seguir el alcance. Estuvo
la compañía en aquella ciudad quince días: y de allí
determinó Roger de visitar todo el reino de Natolia, y
discurrió con su ejército, atravesando entre la Licao-
nia y Pamfilia y Cilicia, hasta la Puerta del Hierro, que
es un paso de una montaña que divide la Natolia del
reino de Armenia: y cuando llegó cerca de aquel lugar,

se hizo, fué tan grande, que Montaner escribe, que murieron tres mil de caballo, y mas de diez mil de á pié: porque Roger, no quiso que se cautivase ninguno de diez años arriba y el número de las mujeres y niños cautivos fué grande. Con esta victoria, determinaba Roger de pasar adelante, haciendo guerra | á los turcos, por cobrar la provincia y parte de la Natolia, que habian sujetado: pero como el invierno estuviese muy adelante, y hubiese entrado noviembre y las nieves y aguas eran muchas, fué forzado invernar en el cabo de Tarquin: y el almirante con las galeras y toda la armada, se fué á la isla del Chio, para guardar las islas del Archipiélago y los lugares marítimos, que eran muy perseguidos por los turcos que corrian aquellas mares. Encarece Nicéforo el daño que en esta entrada recibieron los pueblos de aquella comarca que eran súbditos del emperador | Andrónico, de donde se tomó ocasion para lo que despues sucedió: y esto señala lo que Montaner escribe, que á mi ver, es cosa tan digna de memoria cuanto él la encarece, que habiéndose detenido Roger con su gente en el Tarquin hasta mediado el mes de marzo siguiente, y descontándose del sueldo que habian gastado, que igualaba á lo que se les debia, dió paga de ocho meses, sin permitir que el sueldo se les disminuyese, y pagó todos los gastos y solas las pagas de la gente de guerra y de los ricos hombres, montaban cien mil onzas de oro: que segun este autor suma, eran seis cuentos de sueldos barceloneses y de reales de Valencia. Salió el ejército del cabo del Tarquin el primero de abril, y entró por el reino de la Natolia adentro, con empresa, segun Nicéforo escribe, de ir á socorrer la ciudad de Filadelfia, ciudad muy principal de la Siria, que estaba cercada de turcos: para lo cual se habia de atravesar toda la provincia de Asia y juntáronse las compañías de turcos de Sesa y Tin, que eran dos lugares que tenian hermandad y deudo con los que fueron vencidos y muertos en el Tarquin, y pasó la compañía, que así se llamaba el ejército que llevaba Roger, tan adentro, que discurrió atravesando toda la Frigia Meonia, que es region fertilísima y riquísima, y tomaron el camino de Filadelfia, que está junto del rio Paciolo, ciudad muy famosa y de gran poblacion, y salieron a una jornada della dos compañías de turcos, que serian ocho mil de caballo y doce mil de pié: y con sus escuadrones ordenados les dieron la batalla y se mezclaron los de la caballería unos con otros, y á otra parte la gente de pié, y fué tan reñida y cruel, que afir-los turcos de la hermandad, que Montaner Hama gama Montaner, que duró desde que salió el sol, hasta mediodia; y los turcos fueron rotos y vencidos y muertos ó presos, que no escaparon de la gente de caballo mil, ni de los peones quinientos y de la compañía de Roger murieron hasta ochenta de caballo y cien peopes. Puso tan gran espanto á los turcos, ver la armadura y depuedo de nuestra gente y su órden y forma de guerra, que no solo se fuéron recogiendo muy lejos de Filadelfia, pero aun, como Nicéforo dice, desampararon toda la tierra que se encerraba dentro de los límites antiguos del imperio de Constantinopla : y este autor lo atribuye, á ser el ejército que en esta sazon llevaba Roger muy grande y de gente muy ejercitada en la guerra y muy lucidamente armada, y que habia en él la mas escogida del imperio y todos los alanos, que era la gente de guerra de mas estimacion que andaba á sueldo del imperio en sus guerras ordinarias. De allí se recogieron á Filadelfia á donde fueron bien |

villa de Datia, que habian sido rotos y vencidos en la vega de Dania, y todos los que habían quedado de otras gavillas, que eran, segun Montaner afirma, hasta en número de diez mil de caballo y veinte mil á pié, se juntaron en una montaña, y su batalla ordenada, bajaron un dia al alba, que fué en la fiesta de nuestra Señora de agosto y acometieron á los de la compañía, que los estaban esperando con sus escuadrones en órden, y fueron los turcos rotos y vencidos, y murieron basta seis mil de caballo y diez mil de pié.

CAP. III. De la vuelta del ejército de Roger de Brindez á Tracia, para pasar contra el emperador de la Zabra: y como fué malamente muerto por mandado de Miguel Paleólogo, hijo del emperador Andrónico, y quedó por general don Berenguer de Entenza.

Estuvo en la Puerta del Hierro Roger despues desta victoria ocho dias, y de allí se volvió para la ciudad de

Dania, y habia puesto tanto terror en aquella tierra, | las islas del imperio, y le dió el oficio de megaduque;

y entonces dió á Roger el oficio de césar, que era el mas preeminente oficio y cargo de todo el imperio: aunque, segun en aquella relacion se contiene, el em¬

tenza, y él no le quiso recibir, diciendo que mas justo era que le tuviese Roger, que habia ido primero á servirle, y habia casado con su sobrina, Era, segun dice Montaner, este cargo tan preeminente, que tenia las veces de emperador en paz y guerra: y en ninguna cosa se diferenciaban, sino en el asiento: porque el césar tenia una silla, mas baja medio palmo, y el em perador llevaba todas sus vestiduras rojas, y chapeo rojo, y el césar azules, con listas de oro: y dice Montaner que habia pasado cuatrocientos años, que no hubo aquel oficio en el imperio. Pero en Nicéforo parece que antes desto se proveia ordinariamente aquella dig

que de allí adelante no osaron los turcos pelear con él, ni esperarle en el campo. Sucedió en el mismo tiempo, que por la muerte del emperador de la Zabra, que era padre de la megaduquesa, mujer de Roger, un herma-perador le quiso dar primero a don Berenguer de En→ no suyo se alzó con la tierra, y reino de la Zabra, habiendo dejado dos bijos, á quien pertenecia aquel estado: y entonces el emperador Andrónico, por favorecer á sus sobrinos, que eran hijos de su hermana, contra aquel su tio, le movió guerra, y mandó á Roger, que se viniese á Constantinopla: y él sintió mucho que en aquella sazon se dejase el reino que él habia conquistado de los turcos en la Natolia: pero creyendo, que en aquel invierno podia fenecer la guerra contra el de la Zabra, y que en la primavera se volveria á su empresa, dejando buen recaudo en las fuerzas y castillos, tomó el camino por tierra junto à la costa, y los soldados del imperio y los alanos, se despidieron y der-nidad. Volvieron Roger y don Berenguer á Galipoli, é ramaron, volviéndose para Constantinopla: y Roger con los suyos, por sus jornadas llegó á Bocadaver, que así llamaban el estrecho del Helesponto, y pasó á Europa con su armada á un lugar que Montaner llama Poferique y sacó la gente en tierra, y repartióla por los lugares que estaban en el cabo de la region de la provincia de Tracia, que los antiguos llamaron Quersoneso, que es casi isla, y la ciñe el mar, y se continua por un angosto estrecho con la tierra firme: y en la entrada á la punta de aquel cabo está Galipoli, ciudad antigua de aquella provincia, á donde el emperador mandó que residiese, para hacer desde allí guerra á los enemigos del imperio en la parte del occidente. A posentó su gente en todos los lugares del Quersoneso, y por los casales dél: y apoderóse de un castillo, que es la entrada y guarda de todo aquel cabo, por la parte de tierra firme, que se llamaba Examille, en las ruinas de la Lisimaquia, y tomó este nombre, por estar ceñido del mar: y en lo mas angosto de la una ribera á la otra, no haber sino seis millas en semejante angostura, y con el mismo nombre é igual distancia que la entrada de Corinto. En este lugar se puso Roger por mandado del emperador, para hacer guerra á los enemigos del imperio en aquella parte occidental, y concordóse la diferencia del de la Zabra. En este me→→ dio el emperador Andrónico, que tenia mucha noticia del gran valor de don Berenguer de Entenza, con gran instancia envió con sus mensajeros á requerirle, que fuése con las compañías que pudiese recojer de caballo, y almogáraves: y ofrecia que le mandaria proveer de todo lo necesario, como se habia hecho con el megaduque y con algunas galeras y cinco leños armados, partió de Sicilia con licencia del rey don Fadrique: y İlevaba segun en su relacion se contiene, muy buenas compañías de gente de armas y de pié; y Montaner dice, que eran trescientos de caballo y mil almogáraves, y fuése á Galipoli de Bucadaver: y allí halló al megaduque con todas sus compañías de caballo y de pié, y fué de todos muy bien recibido: y dentro de diez días despues de su llegada, tuvo dos cartas del emperador, con sellos pendientes de oro, en que le mandaba que se fuése para él á Constantinopla, porque cumpliria lo que le habia prometido, y gratificaria sus servicios y don Berenguer lo hizo así, y fué recibido del emperador y de sus hijos, y de todos los de su corte, así francos como romeos en el palacio imperial, con gran fiesta: y dentro de quince dias se le pagó el sueldo de tres meses de su gente, y se le hizo donacion de un gran estado de diversos lugares y castillos, y de

invernaron en aquella comarca, y pasados los meses de diciembre, enero y febrero, en los cuales sirvió la gente de guerra lo que pudo contra los enemigos de Andrónico. Siendo ya mediado el mes de marzo, los soldados comenzaron á pedir sus pagas del tiempo que habian servido, porque en el mes de abril habian de entrar por el reino de Natolia, á hacer guerra á los turcos, y á los otros enemigos del imperio, que cada dia le ofendian. Respondió á esto el emperador que él no les mandaria pagar el sueldo, hasta que hubiesen entrado en el reino de Natolia: y entonces toda la gente de guerra se comenzó á alborotar de manera, que determinaron de hacer guerra en los lugares del imperio: y don Berenguer de Entenza y Roger, visto aquel movimiento, porque la gente se sosegase, y no se hiciese ningun daño en los lugares del imperio, habiendo ellos recibido tantas mercedes y beneficios de Andrónico, con temor de la gente de guerra, se recogieron al castillo de Galipoli: y tenia Roger consigo á la hermana del emperador, y á su mujer: y así se entretuvo la gente, hasta que el emperador prometió socorrerlos en cada un año con sesenta mil perpres de oro,y ciento y veinte mil modios de trigo, y de hacerles dopacion del reido de Natolia, con las islas del imperio, para que se tuviesen debajo de su fidelidad. Era aquella nacion de los griegos, que ellos llamaban romeos, muy pérfida y livianísima: y con ser muy cobardes, eran en demasía soberbios, y tenian grande envidia que Roger y don Berenguer de Entenza, y aquellos ri→ cos hombres y toda su compañía, que ellos llamaban francos, como era costumbre nombrar á todas las naciones occidentales, hubiesen ganado tanta reputacion con sus enemigos y con toda la gente turquesca: y temian que Roger y don Berenguer que eran tan valerosos y habian alcanzado grande dignidad y lugar entre ellos, no se entremeliesen apoderándose de toda la gente de guerra, de las cosas del imperio, y se confederasen contra el emperador Andrónico, y buscaron ocasion como enemistarlos con los pueblos. Para esto, segun Montaner escribe, se mandó batir cierta moneda falsa, en talle y figura de ducados venecianos, para que della se pagase la gente, y valian los vene cianos ocho dineros barceloneses, y los que el emperador mandó labrar, que se llamaban basilios, no valian tres dineros, y desta moneda se comenzó á hacer la paga á los mercaderes y huéspedes de la gente de guerra, por lo que debian. Entretanto, Miguel Paleólogo, hijo primogénito del emperador Andrónico, que ya era jurado en vida de su padre por emperador, envió

CAP. IV. Que don Berenguer de Entenza se hizo fuerte con la compañia de catalanes en Galipoli, y de la guerra que hizo en las costas de Macedonia y Tracia, y que fué preso don Berenguer de genoveses.

Ordenó don Berenguer de Entenza, que los suyos hiciesen su cava en Galipoli, y encerrasen dentro todo el arrabal y lo primero que hicieron, segun Nicéfo-' ro afirma, fué matar los vecinos y moradores de aquel lugar. Y en quince dias que allí estuvieron, ca

á llamar á Roger, que estaba en Andrinópoli, aunque Nicéforo dice, que en Ostade, y que estaba allí con su ejército para consultar con él las cosas de la guerra: y envió Roger entonces con cuatro galeras á don Fernando Ahones, para que llevase á su suegra y mujer, y á sus hermanos á Constantinopla, porque su mujer estaba preñada, la cual parió un hijo, qué dice Montaner, que en el tiempo que él componia su historia, era vivo: y quedaron en Galipoli don Berenguer de Entenza, y Bernardo de Rocafort, senescal del ejército, y él se partió con trescientos de caballo y mil almo-da día los combatieron dos veces: y sucedía de magáraves. Estando Roger en Andrinópoli muy descuidado, Miguel Paleólogo, que tenia deliberado de hacerle matar, y habia para este efecto mandado venir á aquella ciudad un capitan de alanos, llamado Girgon, y otro que se decia Melich, que era capitan de los que Hamaban turcoples, que era gente de caballo á la li- | jera, y de nuestra religion, segun parece por el arzobispo de Tiro, y por Nicéforo y Montaner, y eran todos hasta ocho mil, un dia, comiendo en palacio, estando á la mesa, entró aquel capitan de los alanos, y cortaron la cabeza á Roger, y mataron hasta ciento y treinta, entre caballeros y capitanes, todos catalanes y aragoneses, y no dejaron á ninguno de los que fueron en su compañía, que no le hiciesen piezas, y solamente se escaparon un caballero de CasteIlon de Amparias, llamado Ramon Alquer, y otro caballero, que se decia Ramon de Tous, catalan, y un Bernardo Roudor de Lobregat y Nicéforo afirma que fué la mayor parte, la que se salvó de aquel peligro, y se volvieron a Galipoli: y declara este autor, que fué manifiesto, haber muerto à Roger, por estar arrepentidos de haberle encargado la defensa de aquel imperio. Por tal impiedad y traicion como esta, tuvo fin aquel caballero, que por su persona y valor, habia alcanzado estado de un grande príncipe: y no bastó esto, ni ser casado con su prima hermana, para que no cometiese Miguel Paleólogo una tal crueldad, de amancillar su casa y mesa con la sangre de su huesped tan inhumanamente: y por cumplir su deseo de acabar en un dia toda la nacion catalana, tenia acordado, que los turcos, con parte de la gente de los alanos, muerto Roger, tomasen el camino de Galipoli á grande priesa y no dejasen hombre á vida de cuantos hallasen por los lugares y caserías de aquella comarca. Fueron entonces, por mandado de don Berenguer de Entenza, al emperador Andrónico, dos caballeros, que se decian Rodrigo Perez de Santa Cruz, y Arnaldo de Montcortes y con ellos iba Ferrer de Torrellas, para decirle, que aquellas compañías estaban determinadas de hacer guerra en su tierra, no les pagando el sueldo conveniente, con el cual pudiesem ir á la empresa del reino de Natolia: y á la vuelta, por mandado del emperador, fueron muertos: y otro dia siguiente, envió el emperador contra la compañía que estaba en Gali poli, seis mil de caballo, entre alanos, turcoples y romeos, y veinte mil de pié. Esto se ejecutó con tanta celeridad, que los hallaron tan descuidados, que les tomaron todos los caballos que tenian por las caserías, y les mataron mas de mil hombres, y no les quedaron sino doscientos caballos: y juntose tan gran multitud de gente contra ellos para cercarlos, que afirma Montaner, que serian diez mil de caballo, entre los caba→ Hos lijeros y alanos y griegos, y treinta mil de pié,

nera, que siempre recibian los de dentro daño, y llevaban lo peor. Entre tanto que los tenian desta suerte cercados, y en tanto estrecho, don Berenguer mandó tener á punto cinco galeras, y dos leños, con fin de salir á hacer guerra en la ribera de Constantinopla : y aunque le rogaban, que todos juntos saliesen á pelear con los enetnigos, no lo quiso permitir, viendo el peligro que en aquello habia. Recogióse con él en las galeras la mayor parte de la gente, y no quedaron con Bernardo de Rocafort, que era senescal de la hueste, y con Ramon Montaner, que era capitan de Galipoli, sino cinco caballeros, los dos catalanes, que eran Guillen de Sischar, y Guillen Perez de Caldes, y otros dos del reino de Aragon, que se decian Fernan Gomez y Jimeno de Albero y un Juan Perez portugués, y entre toda la gente de caballo y de pié, que quedaban en Galipoli, eran mil y quinientas y sesenta personas: y no pasaba dia, que no se les diese combate de mañana y de tarde. Al tiempo que don Berenguer salió á hacer daño en la costa, enviaron á desafiar y reptar, por la muerte de Roger, al emperador, y fuéron á Constantinopla Guillen de Sischar y Pedro Lopez Adalid, y dos almogáraves, y dos comitres, en una barca de veinte remos, para que el desafío se hiciese ante el bailío de la señoría de Venecia, y del vicecomite del comun de Pisa, y de la potestad de la señoría de Génova, y del cónsul de Ancona, que residian ordinariamente en Constantinopla. Ante ellos se hizo el desafío y despues el repto, ofreciendo, que diez à diez, ó ciento á ciento estaban aparejados de probar, que malamente y á traicion el emperador habia mandado matar al césar, y á los que con él eran idos, y que por esta causa valia ménos su fé. El emperador se escusó, diciendo, que él no lo habia mandado, siendo cierto, que el mismo dia que Roger fué muerto, mataron cuantos catalanes y aragoneses se hallaron en Constantinopla, y á don Fernando Ahones su capitan. Hecho este auto, pidió Guillen de Sischar, que les mandase dar un portero, que los asegurase por el camino hasta Galipoli: y como llegaron á la ciudad del Redischo, que es la Bisantha, en la provincia de Tracia, el portero mandó prender á Guillen de Sischar, y á todos los de su compañía, que eran veinte y siete, entre catalanes y aragoneses, y á todos los escuartizaron. Fué este caso tan abominable, que de ningun infiel se pudiera temer, que cón tanta inhumanidad y fiereza lo ejecutara, quebrantando el derecho de las gentes. Despues que el emperador fué desafiado por los de la compañía, levantaron las banderas, y estandartes de la Iglesia, y del rey de Aragon, y del rey don Fadrique: y comenzó don Berenguer de Entenza á ha→ cer la guerra mas cruel que pudo en las tierras comarcanas á Galipoli, é intitulábase señor de la Natolia, y de las islas del imperio de Romanía, y capitan general del ejército de los francos, que estaba en Galipoli : y comenzaron á seguir la venganza contra el emperador

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Andrónico. Entonces enviaron á llamar á don Sancho | fué robada y abrasada, y mataron y cautivaron gran de Aragon, hermano del rey, que por mandado del número de gentes, y valió el despojo que hubieron en rey don Fadrique era ido con diez galeras á Romanía, dineros y ropas una gran suma, que llegaba, segun se rogándole, que, fuése en su ayuda y socorro, por contiene en la relacion del mismo don Berenguer, á dos servicio y honra de la santa madre Iglesia y del rey cientos mil perpres. Con este rebato hubo grande altesu señor, y luego pasó de la isla de Metelin, á donde es- racion en toda aquella provincia: y la ciudad de Constaba, á Galipoli : y diéronle socorro de dinero para pa- tantinopla se puso en armas para salir á defender la gar su gente, y proveyeron sus galeras de todo lo ne- marina, visto el estrago grande que se hacia en ella, y cesario, y como en este medio cargase infinita muche- saliendo Calo Juan hijo del emperador Andrónico com bre de gente, haciendo continua guerra contra la com- cuatrocientos de caballo, y con mucha gente de pié pañía catalana, determinó don Berenguer de Entenza contra ellos, fué roto y vencido. Esta batalla fué el posde enviar á pedir socorro al rey don Fadrique, y en trer dia del mes de mayo de mil trescientos y cuatro, su nombre hicieron pleito homenaje á un caballero y deliberando don Berenguer de entrar otro dia con aragonés, que se decia Garci Lopez de Lobera, que su armada en el puerto de Constantinopla, para que era de la casa del rey don Fadrique, y juntamente se pusiese fuego en las casas que estaban fuera del con otros dos, que eran Ramon Marquet, ciudadano muro, y en los navíos, sucedió por gran desastre, de Barcelona, y Ramon de Copones, le enviaron á que en la misma sazon llegó adonde ellos estaban un Sicilia para suplicar al rey don Fadrique, que tuvie capitan genovés, que se decia Eduardo de Oria, con se por bien de enviarles socorro de gente y vituallas, diez y seis galeras, segun Nicéforo dice, muy bien ar 6 en persona fuése á la conquista de aquel imperio madas, que iba a Constantinopla y al Mar mayor, y con su ejército, porque seria cosa fácil de conquis- encontráronse en la playa, que está entre el Panido y tar, segun el estado presente, y por la vileza de aque- el cabo del Gano. Don Berenguer mandó armar su lla nacion y don Sancho de Aragon delante destos gente, y ponerse en órden: pero las galeras genovesas mensajeros, ofreció á toda la compañía junta, que los saludaron, y el capitan envió á rogar á don Beél quedaria con ellos con sus diez galeras en servicio renguer, que se fuése á ver con él, con salvo conducdel rey don Fadrique, hasta que tuviesen respuesta to de la señoría de Génova, diciendo que queria tra de sus embajadores. Tenia don. Berenguer otras diez tar con él, y con los otros caballeros de su compañía, galeras, ¡y determinaron de hacer una armada de cosas que eran de su honra y provecho: y con aquel veinte y cinco o treinta galeras, para entrar con ella seguro se fué para él, y fué de los genoveses muy en el puerto de Constantinopla, y pegar fuego a las bien recibido, y comió y durmió don Berenguer, que atarazanas, y talar y abrasar toda la costa y ribera no debiera, en la galera capitanâ de Génova, confiándel Bocadaver: y estando ya embarcada la gente de dose en ellos, como en verdaderos amigos, porque la compañía de sus galeras, don Sancho mandó el hasta allí siempre se habia tratado con grande amisdia siguiente recoger á los suyos, para venirse á Sici- tad con todos los genoveses, así de la ciudad y ribera Jia, y aunque don Berenguer de Entenza le requirió, de Génova, como con los que habitaban en Pera, y que cumpliese lo que les habia prometido, 6 alomé- en las partes de Romanía. Otro dia en un instanté, á nos los acompañase en aquella salida, pues dello le hora de tercia, fueron las galeras de la compañía acohabia de resultar mucha honra y provecho, no lo metidas y entradas por la gente genovesa, estando quiso hacer y fuése, segun don, Berenguer decia, descuidados los nuestros y desarmados, y apoderá→ como le plugo, y nó como hijo de su padre. Como don ronse de las cuatro galeras, y tomaron á su mano Berenguer, y los otros caballeros de su compañía, en- todo el dinero y ropa que en ellas habia, y mataron tendieron que no les quedaba ningun socorro, y que mas de doscientos hombres: y la otra galera, en la los enemigos llegaban ya á ser ocho mil de caballo, y cual estaba Berenguer de Vilamarin, y otros caballecuarenta mil de pié, y que iban cada dia, creciendo, ros, no quisieron dejar las armas, y embistieron soviéndose del todo desamparados y perdidos, enviaron bre ella, y pelearon hasta la última desesperacion, á requerir á los turcos, que se juntasen con ellos, y mataron en su combate hasta trescientos genovepara hacer la guerra al imperio, y luego vinie- ses, y no quedó ninguno vivo. Llevaron á don Berenron á Galipoli sus embajadores, y dieron se- guer de Entenza, y á los caballeros que con él estaban guridad de obedecer á don Berenguer, como á su á Pera, y de allí lo pasaron al Mar mayor á la ciudad señor: y prestaronle fidelidad segun su costumbre, y de Trapisonda, por tenerle mas seguro, y que no pasaron de la Natolia á Galipoli hasta quinientos de le hubiese á su mano el emperador Andrónico, que caballo, y dos mil de pié. Despues que llegó esta gendaba cincuenta mil perpres de oro por él: y porque te, don Berenguer mandó fortalecer los castillos de acometiesen este caso, habia dado á los patrones de Galipoli, y hacer su cava en torno de la villa, y ar- las galeras de la señorfa diez y seis mil perpres; y maron cinco galeras, y dos leños de remos, y diez y diez y seis pares de ropas de brocado. De allí le truseis barcas, y en ellas mandó poner cincuenta de ca- jeron á Génova, y al tiempo que pasaban por Galipoli, ballo, y ochocientos de pié, para hacer la guerra en entró Ramon Montaner en la galera en que le llevaban, las costas é islas, que no los quisiesen obedecer: y á procurar para que le rescatasen, y daban por su resentraron en la isla que llamaron del Marmor, y la cate diez mil perpres, y no le quisieron dar. pusieron á saco: y de alli pasaron á la ciudad de Recrea, que estaba á la costa á veinte millas de Conslantinopia, que era, segun Montaner escribe, de gran poblacion y muy rica, y combatiéronla y entráronla por fuerza de armas, y robaron y quemaron todos los casales de la ribera que llamaban Natura, hasta llegar á un lugar, que decian la Puonteregia, á seis millas de Constantinopla: y toda aquella costa

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CAP. V. De la salida que hicieron los catalanes de Galipoli, y de la batalla que vencieron.

Los caballeros y compañía que quedaban en Galipoi despues del desastrado caso de don Berenguer de Entenza, considerando que les faltaba la mayor parte de su gente, tuvieron consejo de lo que debian hacer: y algunos eran de parecer, que se pasasen á una isla,

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