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para vigilar las calzadas, hallándose llamados estos organismos locales á preparar el desarrollo de los medios de transporte en cuanto se les dejase obrar con desembarazo y lo exigiera el progreso de los tiempos.

Se dictó en el año 1500 una Real cédula robusteciendo la autoridad de las Juntas de Guipúzcoa al disponer que los mandamientos suyos para hacer los caminos públicos y puentes debían ejecutarse sin embargo de apelación. (1)

Por Real provisión de 1516 se mandó á la provincia de Alava que reparase y tuviese en buen cuidado y estado los caminos dentro de su territorio. (2) En Alava asumía el Diputado general las funciones de Corregidor salvo en los casos de guerra.

IV

El impulso dado por los Reyes Católicos á la construcción de toda clase de obras; su anhelo por el bien público, el estímulo de la vigilancia personal inherente á su movilidad constante por todos los ámbitos de España; los beneficios de la paz interior y de la limpia de malhechores que antes infestaban los caminos, ejercieron una influencia saludable en las corporaciones, reflejada en las vías de comunicación, puentes, canales de riego y obras de puertos ejecutadas durante su venturoso reinado y las dos regencias de Fernando V.

Para formar el inventario de los trabajos públicos entonces realizados ó reparados acudió D. Diego Clemencis al Archivo de Simancas, á la consulta de las Pragmáticas de Ramirez, á las Ordenanzas Reales, al Cuaderno de leyes de Toledo y á los Archivos de las ciudades de Murcia y Sevilla y del Monasterio de Piedra. Como resultado de sus investigaciones consignó en el Elogio de la Reina Católica,

(1) Indice de los documentos y papeles del Archivo de Tolosa de la M N. y M. L. Provincia de Guipúzcoa. Negociado núm. 7. Caminos vecinales.

(2) Idem Idem.

impreso en 1820 una lista extensa de providencias (1) que Llaguno y Cean Bermudez ampliaron bastante en el año 1829. (2) La Reseña de varios puentes publicada en 1879 por el Inspector de Ingenieros de Caminos de D. Pedro C. Espinosa y la nota posterior de D. Felipe Picatoste (3) contienen otros datos, pero no está aún apurada la materia á juzgar por ciertas omisiones que hemos notado.

Por Real despacho expedido en Madrid en 27 de Febrero de 1495 para los Corregidores de Granada, Jaén, Ubeda, Baeza, Alcalá la Real, Guadix y Loja, se les ordenó la habilitación de las calzadas de Andalucía en dirección á Granada, cuya conquista era todavía reciente, facultando al efecto á los pueblos para la creación de varios arbitrios. En otra cédula dirigida en Septiembre del mismo año desde Tarragona al Corregidor de Granada, se mencionan los caminos de ruedas abiertos después de la expulsión de los moros entre Guadix, Baza y Almería, y se dispuso la construcción de otros que partiendo de la ciudad del Darro se dirigiesen tanto á los puertos de mar como á los pueblos principales de la comarca, á saber: á Guadix, Baza, Almuñécar, Adra y á Andarax por Lanjaron, Orjiba y Ujiar y otro de Andarax á Guadix. Dictáronse también diversas órdenes para la apertura de la calzada de Ronda á Sevilla y Gibraltar, y de varios caminos en Valencia, Murcia, Almería, Málaga, Cáceres, Salamanca, Burgos y en las provincias Vascongadas, el de Durango á Mondragón y algunos otros, disponiendo también «que los de Alava adrecen y reparen los términos de Vitoria hasta Salinas y la fortaleza de San Adrián.» (4)

Se mandó construir puentes sobre el Duero en Olivares y en Boecillo; en Baeza y en Montoro sobre el Guadalquivir; en Talavera de la Reina sobre el Tajo, y otros en los

(1) Memorias de la Academia. Tomo VI. Página 245.

(2) Tomo 1. Página 115.

(3) Estudios sobre la grandeza y decadencia de España. Tomo I. Capítulo XXI. (4) Nueva Recopilación de los Fueros, privilegios, buenos usos y costumbres, Leyes y Ordenanzas de la M. N. y M. L. provincia de Guipúzcoa. Titulo XXIII. Capitulo III.

ríos Esla, Almonte, Tietar y el Manzanares. Levantáronse también en Ciudad-Real, San Vicente de la Barquera, Congosto, Velez-Málaga, Carmona, Tablite, Ciudad-Rodrigo, Melgar y Cádiz. Al propio tiempo se reparaban los puentes de Medina del Campo, Cabezón, Segovia, Málaga, Ubeda y Burgos.

Para costear estas obras se autorizaron las sisas y los repartimientos, extendiendo á veces estos últimos á los lugares comarcanos, lo cual dió motivo en varias ocasiones á pleitos. El de Talavera de la Reina lo construyó á sus expensas el Cardenal Mendoza, y para compensar á los vecinos de Montoro el desembolso de 200.000 escudos que costó el puente del Guadalquivir, se los eximió «de huéspedes, aposento y alojamiento, á menos que entrasen en el pueblo los Reyes, sus hijos y sucesores.» (1)

El desarrollo de la vida social desde el término de la Reconquista hizo que se prestase atención preferente á la persecución de los salteadores de caminos encomendando los procesos á la Santa Hermandad. En cuanto los quadrilleros tenían noticia de algún robo, debían perseguir á los bandidos en un radio de cinco leguas repicando las campanas en todos los pueblos del tránsito y relevándose hasta conseguir la captura. Puede juzgarse de las severas medidas. dictadas al efecto por la siguiente pragmática. «Que los alcaldes y quadrilleros hagan sacar al malhechor al campo, y pónganle en un palo derecho, y tenga una estaca en medio y un madero á los pies, y allí le tiren las saetas hasta que muera naturalmente. >>

El prodigioso impulso que adquirió el Reino, sus extensos dominios en Italia y en el Nuevo Mundo, las necesidades del tráfico y de la complicada máquina administrativa exigían el perfeccionamiento del servicio postal, que en los años anteriores estaba ya organizado, tanto en Aragón como en Castilla.

Se creó en 1506 la Cofradía de Correos de Valencia, cuya

(1) Novisima Recopilación. Libro VIII. Título XIII. Ley VII.

administración quedó encomendada á dos mayorales y un clavero que habían de ser nombrados por sorteo entre seis cofrades elegidos por los mayorales viejos al efecto congregados en la Capilla de Nuestra Señora de los Angeles. El Hoste de la ciudad prestaba juramento en manos del Bayle y custodiaba la caja cuyos recursos procedían de los derechos cobrados, de las limosnas, donativos y multas;. tenia cuidado de distribuir los turnos para los viajes y hacer las notificaciones á los correos de tanda, incurriendo en multa si contravenía alguna disposición de las Ordenaciones en las que se nota el progreso acusado por las severas medidas concernientes á la inviolabilidad de la correspondencia y á su rápido despacho. (1)

Aparece por primera vez el cargo de Correo mayor en la Corte de los Reyes Católicos y, según Gonzalo Fernández de Oviedo, era un oficio de grandes provechos y muy necesario para la correspondencia con el Sumo Pontífice y con los príncipes y potentados de la cristiandad (2) «é ese oficio tiene aparejo de prestamero rico, é de aquí viene que siempre saltan en banqueros. En fin yo no he visto hombre pobre Correo mayor, sino rico, sin correr las postas é se lleva la ganancia sin peligro de caer del caballo.»>

Nuestros grandes intereses en Italia exigían un servicio frecuente de correos de la Corte con el Virrey de Nápoles y el Embajador en Roma cerca de la Santa Sede. La Curia lo utilizaba para la correspondencia del Cardenal Secretario de Estado con el Colector general de espolios y con el Nuncio; los Breves venían escritos en latín, pero desde el pontificado de Clemente VII empezó á emplearse el italiano para las instrucciones que á menudo eran secretas ó secretíssimas y se trasmitían en despachos cifrados, tomando además la precaución de expedir copias por otro ú otros

() Verdegay. Historia del Correo. Capitulo IX.

(2) Libro de la Cámara Real.

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correos para evitar la contingencia de extravío del documento original. (1)

D. Manuel Pardo de Figueroa-Doctor Thebusen—demostró en sus curiosas investigaciones sobre la materia, que había en Sevilla en 1480 un Correo mayor, y el Sr. Verdegay ha reproducido en su obra la Cédula Real de 1514 con el nombramiento del Doctor D. Lorenzo Galindez de Carvajal que ejercia el mismo cargo para «mí Correo mayor de las Indias, gracia y donación pura perfecta y no revocable por ahora y por siempre jamás. >>

V

No tuvieron privados los Reyes Católicos ni confiaron á sus secretarios el gobierno de los Estados, limitándose la gestión de éstos á la materialidad de extender las ordenes. (2) Demostraron los monarcas su incansable actividad en la incesante peregrinación de provincia en provincia, sin sentir la necesidad de levantar suntuosos Palacios Reales como sus sucesores. Isabel I hacía todos sus viajes á caballo, caminando con tal rapidez que llegaba siempre al punto en donde era necesaria șu presencia, y ni el mal tiempo, ni el mal estado de su salud la intimidaron nunca. (3)

Dió á luz en el Alcázar de Sevilla en 30 de Junio de 1478 al Príncipe heredero D. Juan, á quien bautizó el Cardenal de España el día 9 de Julio inmediato en Santa María la Mayor. Se había decorado el templo con gran profusión de paños de raso y brocados, y según la donosa reseña de don Andrés Bernáldez, cura de los Palacios, (4) la Duquesa de

(1) Los despachos de la diplomacia pontificia en España por R. de Hinojosa, Articulo II. Revista Contemporánea. Tomo XCVI. (2) Cartas Politico-económicas del Conde de Campomanes, publicadas por D. A. Rodriguez Villa. (3) Historia de los Reyes Católicos, por G. H. Prescott. Capitulo XVI. (4) Historia de los Reyes Católicos, capitulo XXXII. Venía la Duquesa de Medina ya dicha á ser madrina

muy ricamente vestida y adornada y acompañada de los mayores de la Corte. Trúxola á las ancas de su mula el Conde de Benavente por más honra, la cual traia consigo nueve doncellas vestidas todas de seda, cada una de su color, de briales é tabardos; é ella venía vestida de un rico brial de brocado, é chapado con mucho aljofar grueso é perias, una muy rica cadena á el cuello, é un tabardo de carmesí blanco ahorrado en damasco, el qual ese día acabada la fiesta dió á un judio.

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