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CAPÍTULO III

Carlos III

(CONTINUACIÓN)

I.

II.

Se inicia la centralización de las regalías en materia de aguas.-Sumas invertidas en
el Canal de Castilla.- El del Manzanares.-Concesión del Canal Imperial de Aragón
á una Compañía representada por Mr. Badin.-Rescisión del contrato.-El Protector
D. Ramón Pignatelli. -- Desembolsos ocasionados por aquella magnifica obra.
Se incauta el Gobierno del Canal de Tauste para incorporarlo al Imperial.-Cons-
trucción del Canal marítimo de Amposta á la rada de los Alfaques.-Acequia Real
del Júcar.- Presa del Guadarrama. - Pantanos de Valdeinfierno y de Puentes. --
Otras empresas de riego.

III. Reforma del pernicioso régimen colonial.—Habilitanse nueve puertos españoles para
el comercio con las islas de Barlovento.- Se amplía en 1778 á Buenos Aires, Chile y
el Perú – Franquicia de multitud de gabelas.—Rápido desarrollo del tráfico maritimo
en Barcelona y en otros puertos. - Los facultativos de la Marina dirigen las obras.-
Muelles de Cartagena y Ferrol.-Puertos de Barcelona, Málaga, Gijón, Coruña,
Bilbao y San Sebastián.- Fanales y linternas instaladas en los principales.
IV. Informe de Bethancourt acerca del estado de las obras públicas.--Les atribuye un
carácter de pura ostentación.-Costo exagerado de las mismas derivado de los escasos
conocimientos del personal facultativo. —Análisis del severo informe.-Paralelo con
los tipos adoptados en las carreteras de Francia.- Falta de sentido práctico.--Fraca-
sos en varias obras hidráulicas por impericia técnica.

V.

VI.

Aboga Jove Llanos por la construcción de caminos transversales con preferencia á los radiales. - Necesidad de unos y otros. - Quejas contra la excesiva centralización.Falta en España de organismos provinciales.-Aprendizaje en el ramo de obras públicas.

Gran extensión de la red de carreteras en Francia antes de la Revolución.-Canales en diferentes naciones. - Reformas en todos los servicios públicos que preparan la regeneración de España.- El Estado auxilia á los ayuntamientos para mejorar y embellecer la Corte y las atrasadas ciudades de la Península.

I

La Instrucción de Corregidores del tiempo de Fernando VI reconoció la importancia de las aguas en la vida social mandando levantar planos hidrológicos y estudiar los medios de hacer navegables los ríos y de extender los riegos, pero en el reinado de Carlos III se inició la obra de unificación y centralización de las regalías y facultades del Rey

en materia de aguas, declarando que el derecho privativo sobre los ríos no debía poner obstáculos á la libre navega

ción.

Se promovió la colonización en los terrenos baldíos y realengos, mirándose con solicitud la agricultura y se acometió la navegación interior con las obras siguientes:

El Canal de Castilla se emprendió al mediar el siglo XVI, pero quedaron al poco tiempo abandonados los trabajos hasta que 200 años después empezó el período de regeneración nacional con la Casa de Borbón.

Practicados los estudios en 1751, comenzaron las obras en 1753, para continuarlas con vigor durante el reinado de Carlos III. Disfrutó de una consignación anual de Tesorería de 3,33 millones de reales, pero se construyó por una Compañía, dirigiendo los trabajos el ingeniero D. Epifanio Esteban.

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Este canal, concluído á mediados del siglo presente, consta de tres ramales destinados á la navegación midiendo 208 kilómetros de longitud. El trozo de Alar del Rey al Serrón, de 74 kilómetros, toma las aguas del Pisuerga y

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(1) Canga Argüelles. Diccionario de Hacienda. Tomo 1. Canal.

cruza los ríos Cieza y Carrión, uniéndose al canal de Campos. En ambos se construyeron en la última centuria muchas y sólidas obras de cantería con excelentes presas y calzadas. (1)

Se concedió en 1770 á D. Pedro Martiniego y Compañía Real permiso para que construyeran á sus expensas un canal navegable desde el río Manzanares al Jarama. Debía tener cuatro leguas de longitud, de las cuales se ejecutaron dos con 7 esclusas y 4 molinos, habiéndose plantado en su vecindad dos millones de árboles, pero la Sociedad no pudo cumplir sus compromisos y se incautó el Estado de las obras (2) continuándolas con la mitad de los beneficios de la plata, por cesión del Banco Nacional, para fomento de la agricultura.

Una de las empresas más gloriosas de Carlos III fué el Canal Imperial de Aragón, iniciado según se ha visto por el Emperador, y abandonado en los reinados de sus sucesores. Felipe V encargó, según se ha visto, el tanteo de las obras necesarias para abrir un canal de navegación desde el Bocal hasta Zaida, tomando por base la antigua acequia de riego. Nada se adelantó hasta el año 1768, en que el Gobierno otorgó la concesión á una Compañía francesa representada por Mr. Badin, para que ejecutase por su cuenta las obras de ensanche, prolongándolo hasta Quinto, con el aprovechamiento de sus productos durante 40 años, tanto del riego como de la navegación.

La Sociedad concesionaria debía depositar la fianza de cuatro millones de reales al entrar en posesión de los edificios, enseres y rendimientos de la acequia existente, y no disponiendo de los capitales necesarios al desarrollo de tan magna empresa, recurrió, después de otras tentativas infructuosas, á Holanda. Vino de allí el ingeniero Kroyenhoff, y previo su informe y la aceptación de las modificaciones

(1) Itinerario descriptivo de las Provincias de España. Traducción libre de D. Mariano de Cabrerizo. Resumen de la Fstadistica de Castilla la Vieja.

(2) Id. id. Castilla la Nueva. Madrid.

propuestas en el trazado y anchura del canal, levantó Badin próximamente 11 millones de reales para hacer el depósito y emprender los trabajos, en virtud de la Real provisión expedida el 16 de Octubre de 1780.

Pero se cometieron tales desaciertos en la administración de los fondos y en la dirección de las obras, fué tal la avaricia de los socios para distribuirse grandes dotaciones y tales las cuestiones y rencillas promovidas entre ellos, que tardaron poco tiempo en enterarse tanto el Gobierno como los banqueros prestamistas. Con objeto de intervenir en las operaciones de la Compañía, se creó en Madrid la Junta inspectora y un delegado llamado protector, en Zaragoza; se reformó la costosa administración, pero el interventor holandés intentó burlar la vigilancia del Gobierno, y surgieron nuevas desavenencias, que obligaron á rescindir el contrato haciéndose cargo el Estado de las obligaciones de la Compañía.

Desempeñó el cargo de Protector el canónigo de la Metropolitana de Zaragoza D. Ramón Pignatelli. «No era un hombre científico, ni mucho menos un ingeniero hábil; pero tenía esa inteligencia clara que penetra en el fondo de las cosas, que abarca las consecuencias del pensamiento sin descender al arte que ha de darles forma, y sobre todo, envidiables condiciones de carácter para vencer las contrariedades que siempre hacen surgir la ignorancia y la envidia en los asuntos de gran interés público.» (1)

Disuelta la Compañía é incautado el Gobierno de las obras, caudales y documentos, se encargó de la administración la Junta creada en Madrid para arbitrar los fondos y llevar la contabilidad, representándola Pignatelli en Zaragoza con el carácter de jefe del personal, revestido de amplias facultades para la dirección de los trabajos. Desde entonces recibieron las obras gran impulso, y á fin de allegar recursos autorizó Floridablanca un empréstito de dos millones de florines al interés de 3 por 100 con garantía

1.

2

(1) Royo. Memoria sobre riegos. Fragmentos históricos. III.

del Estado; vinieron después otras emisiones de vales, anticipando el Tesoro á la Junta catorce millones de reales y se consiguió hacer frente à los cuantiosos gastos de una empresa tan magna, cuyos pormenores pueden consultarse en la citada Memoria y en el Tratado de aguas y riegos de

D. Andrés Llauradó.

Los recursos arbitrados desde el año 1770 á 1790, en que se suspendieron los trabajos, fueron los siguientes:

Tres empréstitos autorizados por el Consejo de
Castilla en 1778 y 79.

Millones de reales

52,45

Emisiones de 11.000 vales para el Canal Imperial y el Real de Tauste, autorizados en 1785 y 88. 99,00 Productos del Canal Imperial hasta Septiembre de

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La diferencia de 61,48 millones entre las entradas y lo invertido en las obras se consumió en el pago de intereses, quebranto de las negociaciones, giro de letras y gastos de administración de la Junta de Madrid, resultado poco halagüeño derivado del sistema de empréstitos aplicado para allegar los recursos, siendo así que esta clase de empresas no son, por regla general, reproductivas mas que para el Estado, que obtiene grandes beneficios con el aumento general de la riqueza pública en las contribuciones directas é indirectas.

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