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del Canal de Borgoña; la del Ródano y Rhin, y por último, la de Arlés á Bouc. (1)

Al proclamar la Constitución de Cádiz el principio unitario de que regirían unos mismos Códigos en toda la Monarquía se acometió la reforma legislativa en diversos ramos publicándose los códigos de comercio, penal y civil y se crearon los tribunales contencioso-administrativos.

Reinaba el caos en materia de aguas cuando los legisladores de 1812 proclamaron la libertad del cultivo del suelo y la facultad de construir molinos y artefactos aprovechando la fuerza motriz de los ríos. En 1816 y 1819 se estimularon las obras de riegos eximiendo á los propietarios del aumento de diezmos y primicias por 12 años, y el Ministro D. Javier Burgos dirigió al Rey una memoria muy notable exponiendo varias medidas para el fomento de la agricul

tura.

La ley orgánica promulgada en 3 de Febrero de 1823 contenía algunas disposiciones en materia de aguas. Encomendaba á las diputaciones provinciales y á los ayuntamientos varias obras públicas y á su autoridad la policía y distribución de las destinadas á riegos, molinos, artefactos y navegación así como la vigilancia de la pesca.

Por Real decreto de 4 de Agosto de 1833 se dictaron reglas para las concesiones de aguas estableciéndose la servidumbre forzosa de acueducto con destino á riegos previa la indemnización correspondiente.

La obra de riego más importante debida al reinado de Fernando VII fué el Canal de Castaños empezado en 1817 para fertilizar las tierras de la margen izquierda del Llobregat. Por Real orden de 22 de Diciembre de 1824 se le concedieron á la acequia recién construída nuevos beneficios y cambió su nombre por el de la Infanta D. Luisa Carlota de Borbón. Mide 17 kilómetros de longitud desde la boca hasta su desagüe en el mar y por Real orden de 9 de Octubre de 1830 se autorizó á la Junta directiva para el

(1) La navigation interieure en France, par M. Bazin,

aprovechamiento de todos los saltos de agua mediante el pago de un canon de 12.000 reales por vía de reconocimiento de señorío mayor y directo en favor del Real Patrimonio. (1)

Ya se ha indicado que el Conde de Floridablanca dispuso en 1786 que se rectificaran los estudios del Canal de Urgel, reanudándose al término de la guerra de la Independencia por la Junta de Comercio de Barcelona las gestiones para promover la obra. Los pueblos interesados se impusieron una contribución voluntaria emprendiéndose los trabajos en 1817, pero los obstáculos debidos á la naturaleza del terreno y la falta de recursos obligaron á suspenderlos en

1822.

La Diputación provincial de Cataluña constituída dos años antes-al restablecerse el régimen constitucional--consagró verdadero empeño á evitar que esto sucediera, pero la empresa se realizaba sin ayuda del Gobierno y resistían los pueblos el pago del treinteno de los frutos. No desmayó por esto aquella Corporación que renovó la Junta de canal designando seis personas de las más acreditadas de Urgel por su arraigo y probidad, pero sus buenos deseos se estrellaron ante dificultades insuperables quedando para mejores tiempos la ejecución de la obra. (2) Reanudada en 1829 bajo el protectorado del Capitán General del Principado fueron escasos los resultados alcanzados hasta la suspensión forzosa de 1833 con motivo de la guerra civil.

Aquella celosa Diputación gestionó también para que se extendiesen los riegos en las cuencas de los ríos Llobregat, Ter y Daró.

En 1826 construyó el Ayuntamiento de Barcelona un acueducto de 8.360 metros derivado del río Besós para surtir de aguas á la ciudad.

(1) Llauradó. Aguas y riegos. Cuenca del Llobregat.

(2) Breve noticia de las tareas y operaciones más importantes en que se ha ocupado la Diputación provincial de Cataluña desde 6 de Junio de 1820 á 28 de Febrero de 1822. Agricultura, artes y comercio.

Habían quedado abandonadas en tiempo de Carlos II las obras del canal de riego de Fardes--en Granada-y se autorizó por Real cédula dictada en 1824 á la Comunidad de regantes para continuarlas. Fertiliza una zona de 960 hectáreas. (1)

Entre los proyectos grandiosos y fantásticos de aquella época merece un recuerdo el del «Canal de riego y navegación desde el puente de Córdoba hasta el río Guadayra pasando por cerca de Sevilla redactado por el Coronel de ingenieros D. Mariano del Río. Según la Memoria que publicó el Diario de Cádiz de 26 de Diciembre de 1818 debía regar 394.000 fanegas de tierra, cuyo valor de secano lo estimaba á razón de 700 reales en 275 millones de reales suponiendo que con el regadío valdrían 3152 millones. Los rendimientos graduados entonces en 2,75 millones de reales anuales habían de multiplicarse aun más rápidamente, valuando en 536 millones el importe de la cosecha de trigo cuando quedasen fertilizadas las tierras con el riego y contenía el estudio otras cuentas no menos galanas. Sobre la plantación de moreras y la cosecha de seda hacía subir el aumento presupuesto en los productos agrícolas con el proyectado canal á la enorme cifra de 1.126 millones. Pero no se encontraron los capitales para intentar tan milagrosa multiplicación.

IV

El Ingeniero del ejército D. Antonio López Lopeña que en 1798 dirigía las obras del puerto de Barcelona decía en 5 de Marzo á la Junta «que por falta de caudales hace años que se sigue la limpia con mucha lentitud y con desproporción desconocida el acopio de arenas que se introducen perdiéndose cada día más y más su fondo.» Se extendía la barra desde el extremo del muelle de Levante al de Ponien

(1) Estadística de Obras públicas de los años 18,3 y 94. Rios y Canales. Cuadro núme

ro 2.

te por delante de la ermita de San Beltrán habiendo roto las olas durante el último temporal «en toda la expresada longitud con peligro de quedar incomunicadas las aguas de afuera con las de adentro embalsadas estas y espuestas á una corrupción.» (1)

Había en 1800 al servicio de la Junta de obras 8 pontones con 16 gánguiles, pero poco se adelantó en la mejora del puerto. En 1805 <solo podían pasar por el canal del O. los buques de mediano porte» y con las guerras marítimas y de la Independencia continuó el abandono de modo que en 1816 fondeaban en la rada las embarcaciones, hallándose muy próximo el cegamiento completo cual sucedió en 1743 cuando era más corto el muelle.

Con las buenas disposiciones adoptadas por la referida Junta presidida por el Capitán General D. Francisco F. de Castaños se emprendió en 24 de Septiembre de 1816 la prolongación del muelle nuevo con arreglo al proyecto del ingeniero Sr. Aguila. Marcharon los trabajos con tal actividad que en 1820 se habían construído 400 varas de longitud por 40 de ancho y 3 de altura sobre el nivel del mar, y dos años después alcanzaba 500 varas, mas fué preciso suspender los trabajos á fin de reparar los desperfectos causados por los temporales.

Después de la conmoción política de 1823 continuaron, por decreto de 10 de Diciembre de 1825, las obras del muelle y en 1829 se emprendió por vez primera el dragado con máquina de vapor, cuyos buenos efectos hiciéronse patentes en 1832 al presenciar la entrada en el puerto de Barcelona de la fragata de guerra de 40 cañones llamada Perla y de los buques mercantes de gran porte que antes tenían que verificar en la rada las faenas de carga y des

carga.

Estaba en 1786 reducido el muelle de Tarragona á un trozo de 140 varas de longitud poco elevado sobre el nivel del mar y casi destruído, cuando el Capitán General (1) Rafo. Proyecto de mejora del puerto de Barcelona. Capitulo II.

D. Juan Ruiz de Apodaca presentó á Carlos III una Memoria relativa al proyecto de ampliación, que le confió Carlos IV en 1790. Púsose al frente de las obras, obrando con tal desinterés que cedió á favor de las mismas 219.000 reales correspondientes á la gratificación señalada por el Gobierno, y la ciudad, agradecida al restaurador del muelle, honró su memoria poniendo el nombre de Apodaca á una de las calles del puerto. (1)

Los arbitrios destinados á las obras consistieron en derechos sobre la carne, la sal y el pescado, agregando en 1799 otro impuesto sobre los frutos extraídos por las aduanas de la provincia. El proyecto primitivo consistia en un muelle de 408 varas de longitud, pero el ingeniero D. Juan Smith lo agrandó hasta 1.600 varas. En 1800 se creó una Junta Protectora de las Obras, de Real nombramiento, y continuaron los trabajos durante los reinados de Carlos IV y Fernando VII, aunque con largas interrupciones derivadas de las guerras y trastornos de tan azarosos tiempos.

Una carretera hermosa adornada con árboles conducía desde Valencia al Grao ó villa nueva de Santa María, situada á media hora de distancia. La playa era de arena en suave declive y se empezó en 26 de Marzo de 1792 la construcción del muelle, continuando la obra con vigor hasta la guerra de 1794; reanudados después los trabajos, volvieron á suspenderse por igual motivo en 1808. «Pero en el día, merced á las enérgicas medidas que ha tomado el Gobierno, continúa con la actividad necesaria para concluir tan provechoso proyecto, en el que se han gastado ya muchos millones.» (2)

Según la Memoria ya citada de D. A. Sonier, se restableció en 1792 el antiguo impuesto de cuatro maravedís en libra, agregando otro nuevo de medio real, á la seda trabajada en Valencia. Las obras se ejecutaron con arreglo

(1) Diccionario de Madoz, tomo XIV. Tarragona.

(2) Itinerario de Laborde. Traducción libre, 1826. Valencia.

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