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apertura de 60.000 kilómetros de caminos provinciales, aprovechando.al efecto el importante recurso de la prestación personal bajo las bases antes desarrolladas.

En cuanto quede debidamente organizado el servicio de carreteras provinciales se procederá á crear la red vecinal, que no deberá bajar de la longitud de otros 60.000 kiló

metros.

Se acometerá la red de ferrocarriles secundarios con arreglo á un plan bastante más modesto del formado en 1890, desistiendo del sistema de garantía de interés por sus graves inconvenientes, para sustituirlo con auxilios directos.

Nuestro Gobierno debe atender con interés preferente al desarrollo agrícola, fomentando al efecto con mucho vigor los riegos y especialmente la construcción de embalses. Al efecto, convendrá dedicar el personal necesario para estudiar los proyectos de pantanos y de acequias grandes y pequeñas, y estimular con verdadero empeño este ramo importante de la riqueza nacional.

En punto á la construcción de puertos, están los trabajos mejor encauzados, siendo conveniente que se fortalezca la acción de las Juntas, derogando el nuevo reglamento que cercena su autoridad y facultades.

En el alumbrado marítimo queda por hacer la sustitución de los aparatos antiguos de los faros por otros modernos y mejorar bastante el sistema de valizamiento.

Se dirá que después de la bancarrota que nos ha acarreado nuestro divorcio con la realidad, no ha de presentarse ocasión propicia para desarrollar un extenso plan de obras públicas. Creemos, en efecto, que no debemos dejarnos seducir por proyectos grandiosos como el formulado por Mr. Freycinet después de las derrotas de Francia, basado en el desembolso de 5.700 millones de francos; pero sin intentar la imitación de tan gigantescos trabajos dentro de nuestra modestia,- que resultaron excesivos áun para la rica nación vecina-no debe llegar el encogimiento del país hasta el abandono de sus obras públicas que resulta

ría funesto y contraproducente para el porvenir de España. Ha ostentado la actual centuria la bandera de un progreso material insólito, iniciado con los inventos del vapor aplicado á la locomoción terrestre y marítima, y coronado con los prodigios de la tracción eléctrica, señalándose el último cuarto del siglo por un vuelo extraordinario de la Ingeniería.

Los países anglo-sajones han perseverado en su audacia para realizar obras extraordinarias. En 1874 se inauguraba el puente de San Luis sobre el Misisipi con un arco central metálico de 158 metros de luz, y al colgado del Niágara de 250m sucedió en 1883 el de Brooklyn formado por combinación de una viga armada y del puente colgado de sistema rígido que salvó el vano de 436m en su tramo central para dar paso á los trenes de las vías férreas. Se ha instalado en Chicago un puente levadizo de 39,60m de luz que se eleva con ascensores para dejar expedito el paso á los buques de alto bordo.

Nos sorprendió Francia en la Exposición universal de 1889 con la torre Eiffel de 300 metros de altura y en el año siguiente se inauguraba cerca de Edimburgo el grandioso puente-grúa del Forth con arcos gigantescos de 521 metros de luz.

Las obras grandiosas se han extendido á diversos países con el carácter cosmopolita que caracteriza á los adelantos. modernos. El viaducto de Sabarit en Francia tiene arcos de 165 metros y 108 de altura; el de Paderno en Italia respectivamente 150m y 85; el de Seyrig en Oporto 180m y 90m y el de Malleco en Chile, de vigas rectas, con tramos de 70 y 85m de elevación.

En cuanto á proyectos sorprendentes, se formularon varios para cruzar en túnel el Canal de la Mancha ó con asombrosos viaductos. Esta solución la estudió el ilustre Ingeniero español D. José de Echegaray, así como los señores Schneider y Compañía de la fábrica francesa del Creusot. Se ha proyectado para el puerto de Sidney (Australia) un

puente-grúa del sistema Forth con arcos inferiores, sólo en 19 metros á los de aquella obra colosal, y para la bahía de Hudson se proyectó diez años ha un puente colgado con el tramo central de 800 metros.

No ha quedado España completamente rezagada en este movimiento de progreso universal. Débese á D. Alberto Palacio el invento del magnífico puente trasbordador de Portugalete titulado Vizcaya de 150 metros de luz dotado de una canasta colgada que traslada de una á otra margen con regularidad admirable á los viajeros suspendidos desde el tablero situado á altura de 45,00 metros. Le auxilió en las instalaciones el constructor y fabricante francés Mr. Arnodin quien ha perfeccionado en Francia los puentes colgados rígidos adoptando los sistemas radial, reticular y mixto en sus proyectos.

Por último, la apertura de túneles como el de San Gotardo y varios instalados bajo el lecho de los ríos, los hermosos puentes de hormigón hidráulico, el aumento constante de la velocidad de los trenes y las maravillas de la electricidad que han de aplicarse pronto á la locomoción de las vías férreas constituyen una serie inmensa de progresos realizados que han originado una revolución completa en los transportes y vislumbrándose la aurora de nuevas y asombrosas transformaciones para la centuria que se avecina.

Como síntesis final de esta obra deducimos, que la decadencia de España se debió en gran parte, durante la Casa de Austria, al espíritu romántico que miraba con total menosprecio el desarrollo de los intereses materiales, que son precisamente el nervio de las naciones bien formadas, y después de los tremendos fracasos antiguos y modernos se impone un cambio completo de rumbo en la dirección de este país desdichado.

Para condensar en breves palabras el programa de los nuevos derroteros, hemos expuesto recientemente en la sesión de clausura de la Asamblea de las Cámaras de Co

mercio de Zaragoza nuestras ideas en la materia, en estos términos:

España necesita dos cosas esenciales si ha de reconstituirse: Celebrar los funerales de D. Quijote de la Mancha aventando sus cenizas y adoptar como lema de su regeneración el apotegma de que Es preciso ser fuertes persiguiendo este fin primordial en un largo período de orden, de paz, de recogimiento, de moralidad y de trabajo que acreciente el patrimonio nacional hasta alcanzar la riqueza y el saber, bases imprescindibles para la fortaleza de las

naciones.

INDICE

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CAPÍTULO I.

DOMINACIÓN DE LOS FENICIOS, CARTAGINESES Y ROMANOS.

I. Escasos vestigios dejados en España por los fenicios y griegos - Invasión de
los cartagineses.-Calzadas y monumentos.- El Correo en los pueblos anti-
guos. - Empleo de carros desde los tiempos fabulosos

II. Los municipios y las ciudades de los romanos. -Tributos.-Carácter de los
aborigenes. Gran riqueza y variedad de restos romanes en la Península.-
Colecciones de los Museos.-Progresos de las Letras y de las Artes

III. Plan estratégico de las calzadas romanas. -Vias militares y vecinales.-Estu-
dios hechos para el conocimiento de la red de caminos que dejaron en España
IV. Puentes romanos. - El de Alcántara y otros que subsisten en Extremadura,
Andalucia, Salamanca y en diversas regiones.-Noticia de algunos que han
desaparecido .

V. Cursus publicus.-Mansiones ó posadas.-El personal de Correos. - Perfec-

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