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permiso para presentarse en el Congreso á dar personalmente las gracias: fuéle aquel otorgado, y en la sesion del 30 de diciembre un secretario anunció que el duque de Ciudad-Rodrigo estaba aguardando para presentarse en virtud del permiso concedido: suspendióse la discusion, y entró acompañado de cuatro diputados; diósele asiento entre los representantes de la nacion (honra desusada y singular, la mayor que pudiera recibir), y levantándose leyó un discurso en español, á que contestó el presidente de la Asamblea (1): concluido lo cual. se retiró del salon con el mismo acompañamiento.

(1) Hé aquí los discursos que se pronunciaron.

Lord Wellington. - Señor: no me habria yo resuelto a solicitar el permiso de ofrecer personalmente mis respetos á este augusto Congreso, à no haberme animado à ello la honra que V. M. me ha dispensado el dia 27 de este, enviando una diputacion á felicitarme de mi llegada á esta ciudad; distincion que no debo atribuir sino à la parcialidad con que en todas ocasiones ha mirado V. M. los servicios que la suerte me ha proporcionado hacer à la nacion española. -Dignese pues V. M. permitirme manifestar mi reconocimiento por este honor, y por las diferentes muestras de favor y confauza que he recibido de las Córtes, y asegurarle que todos mis esfuerzos se dirigiran al apoyo de la justa é importante causa que la España está defendiendo. - No detendré con nuevas protestaciones à V. M., ni ocuparé el tiempo de un Congreso, de cuya conducta, sabia, pru

dente y firme, depende, con el auxilio de la divina Providencia, el feliz éxito de todos nuestros conatos.-No solo, señor, los españoles tienen puesta la vista en V M., si o que a todo el mundo importa el dichoso fin de su vigoroso empeño en salvar la España de la ruina y destruccion general, y en establecer en esta monarquía un sistema fundado en justos principios, que promuevan y aseguren la prosperidad de todos los ciudadanos y la grandeza de la nacion española.

El Presidente. S. M. se ha enterado de cuanto acaba de manifestar el duque de CiudadRodrigo, general en gefe de los ejércitos españoles: y respecto al proceder que las Córtes generales

extraordinarias han observado con tan ilustre caudillo, no han hecho más que acreditar el aprecio que han juzgado ser debido al vencedor de Massena y de Marmont; al reconquistador de CiudadRodrigo y Badajoz; al que hizo levantar el sitio de Cádiz; al que libertó tantas de nuestras provin

Poco tiempo permaneció Wellington en Cádiz. De allí pasó á Lisboa, siendo recibido en los pueblos y en la corte de Portugal con arcos de triunfo, con luminarias, fiestas y todo género de demostraciones propias para celebrar sus victorias. Así allí como en Cádiz preparó los medios para hacer fructuosa la nueva campaña que le veremos emprender en la primavera siguiente.

cias, y cuyos triunfos sobre los franceses han celebrado los pueblos de Castilla, como pudieran celebrar los triunfos del genio del bien sobre el genio del mal, y al que entrando en Madrid hizo publicar el sagrado código de nuestra Constitucion, obra inmortal de este augusto Congreso.

En lo demás las Córtes generales y extraordinarias no omitirán medio alguno para terminar_felizmenle la lucha en que la España, y tantas otras naciones se hallan empeñadas; y no ya

esperan ni confian de parte del duque de Ciudad-Rodrigo, sino que dan por seguros nuevos triunfos y victorias, y cuentan con que los ejércitos españoles y aliados, conducidos por tan ilustre caudillo, no solo arrojarán á las huestes francesas más allá del Pirineo, sino que, si menester fuese, colocarán sobre las márgenes del Sena sus triunfantes pabellones: pues no seria la vez primera que los leones españoles han hollado en sus orillas las antiguas lises de la Francia.

CAPÍTULO XXI.

LEVANTAMIENTO DEL SITIO DE CÁDIZ.

RESULTADO GENERAL DE LA CAMPAÑA DE 1812.

1812.

(De agosto á fin de diciembre.)

Influencia de los sucesos de Castilla en Andalucía.-La que ejercieron en el mariscal Soult.-Levantan los franceses el sitio de Cádiz.-Regocijo en aquella ciudad.-Abandona Soult à Sevilla.-Combate y triunfo de los españoles en el barrio de Triana.—Entran en Sevilla los aliados.-Soult en Granada.-Persiguele Ballesteros.-Unese Drouet á Soult en Huescar, atraviesan el reino de Murcia y pasan á incorporarse á José en el de Valencia.-Ocupan los españoles á Córdoba.-La administracion francesa en Andalucía.-Exacciones, impuestos, despojos.-Objetos artísticos llevados á Francía.-Entrevista y conferencia del rey José y de los generales Jourdan, Suchet, Soult y Drouet en Fuente la Higuera.-Plan de operaciones.-Reunion de ejércitos franceses.-Acuerdan auxiliar al de Portugal en Castilla.-Recobra el rey José á Madrid, huyendo delante de él el inglés Hill.-Consternacion de los madrileños.-Discreta y patriótica conducta de don Pedro Sainz de Baranda. Sale otra vez José de Madrid la vía de Salamanca.-Llegan allí Soult y Drouet.-Malogran los franceses la ocasion de batir á Wellington y los aliados.-Responsabilidad que en esto cupo al duque de Dalmacia.-Sucesos en Valencia.-Accion de Castalla, desastrosa para los españoles.-Culpóse de ello á don José O'Don

nell.-Clamores que en las Córtes se levantaron contra él.-Proposiciones que se hicieron.-Acres censuras y vehementes discursos.Comision de guerra que se nombró.-Renuncia del regente don Enrique O'Donnell, hermano del general.-Debates que hubo sobre ella. -Le es admitida á pesar de su gran reputacion y general estima.-Dificultades para su reemplazo.—Candidatos y partidos que los sostienen. Es nombrado regente aon Juan erez Villamil.-Sus ideas políticas.-Arribo de una escuadra angle-siciliana á Alicante.—Marcha de la expedicion al interior de la provincia.-Prepárase á resistirla Suchet.-Vuelve aquella á Alicante.-Sucesos de Aragon.-Sarsfield. -Sucesos de Cataluña.-Lacy.-Nueva distribucion de ejércitos españoles.-Resúmen y resultado de la campaña de 1812, hecho por un historiador francés.

El triunfo de las armas aliadas en Arapiles y la entrada de nuestros ejércitos en Madrid, obligando al monarca intruso á evacuar la capital y refugiarse en Valencia, eran acontecimientos que así como reanimaban el espíritu de todos los buenos españoles, necesariamente habian de ejercer influencia en opuesto sentido en los enemigos que estaban dominando otras provincias de la monarquía. El mariscal Soult, duque de Dalmacia, hasta entonces tan sordo á las escitaciones del rey José, y tan resistente á obedecer y cooperar á las combinaciones que aquel y su mayor general Jourdan proyectaban y le proponian como convenientes, reconoció al fin la necesidad de abandonar la Andalucía en que tan á gusto se encontraba, y en que obraba á modo de soberano. El 24 de agosto se deci ió á levantar el sitio de Cádiz, y el 25 quedó, despues de dos años y medio, descercada la Isla, arrojando al mar la artillería de sitio, y des

truyendo las municiones, no sin lanzar antes y como por via de despedida multitud de bombas á la plaza, aumentando la carga de tal manera que muchas piezas reventaron. Del mismo modo se retiraron tambien los franceses de la serranía de Ronda y de las márgenes del Guadalete, clavando la artillería, y dejando abandonadas las barcas cañoneras, de que se aprovecharon los nuestros.

Fácil es comprender el regocijo que causaría en Cádiz tan fausto acontecimiento. Celebróse con todo género de fiestas, y las Córtes acordaron en la sesion del 25 que se cantára un solemne Te Deum en la iglesia del Carmen, á que asistieron al siguiente dia todos los diputados, con cuyo motivo no hubo aquel dia sesion. Notóse sin embargo más júbilo en la gente forastera, y que de parte de los vecinos no mostraban todos tanta alegría como era de esperar, lo que se atribuyó, ya á haber bastantes oriundos de estrangeros, ya á que á algunos de los mismos naturales no Ics iba inal con las ganancias que aquel estado de cosas les proporcionaba en sus especulaciones mercantiles (1)

(1) Hé aquí como se espresa respecto á este particular el señor Villanueva, diputado y testigo de todo: No puede esplicarse el júbilo de esta mañana, luego que el pueblo al amanecer entendió ser cierta la fuga de los franceses y el levantamiento del sitio. Sin embargo, se observó que ge

neralmente estas demostraciones eran de los forasteros, y que de los avecindados en esta ciudad una gran parte mostró indiferencia, algunos tristeza y pesar. Atribuíase esto à que hay aquí muchos franceses, o hijos, ó nietos, ó deudos de franceses, los cuales por punto general entran

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