Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Perdimos en esta desgraciada batalla sobre 1,000 hombres entre muertos y heridos, unos 4,000 entre prisioneros y estraviados, y 12 cañones. Los franceses en sus partes decian haber perdido poco mas de 700 hombres. Fué ciertamente la batalla del 25 de octubre uno de aquellos acontecimientos infaustos que suceden contra todos los cálculos de la razon y contra todas las combinaciones de la ciencia militar. Los partes originales de todos los generales se remitieron al gobierno, el cua! prudentemente no mandó proceder al exámen de las causas de aquel contratiempo para evitar las desavenencias que traen consigo tales indagaciones, cuando tanto importaba aunar las voluntades para rehacerse y resistir con teson al enemigo. En aquella misma noche, y cuando el ánimo de Blake se hallaba apenado con la desgracia del dia, llegó á su noticia la resolucion del gobierno, conforme á la voluntad de las Córtes, movida por los diputados valencianos, ordenándole se defendiese en Valencia hasta el último estremo; deseo tal vez más patriótico que sensato.

Quiso todavía Blake que se sostuviera el fuerte de Sagunto, á cuyc fin hizo enarbolar en la torre del Miquelet de Valencia la bandera que indicaba pronto socorro, y despachó prácticos con cartas para Andriani: medios infructuosos uno y otro, porque los prácticos no encontraron manera de llegar al fuerte, y la señal de la torre no pudo verse por la cerrazon que

se levantó. Y como Suchet por su parte no se descuidó en aprovechar el triunfo de aquel dia para intimar la rendicion del castillo, inmediatamente escribió al gobernador invitándole á que enviara oficiales de su confianza para que le informaran de la derrota del ejército español y de la imposibilidad de recibir soccrro. Envió en efecto Andriani al bizarro capitan de artilleria don Joaquin de Miguel, que habló con los generales prisioneros Caro y Loy, vió las banderas y cañones cogidos por el enemigo, y á su regreso informó de todo á su gefe, á quien Suchet propusɔ condiciones honrosas para la rendicion, dándole una hora de tiempo para resolver. Congregó Andriani ea su habitacion los gefes y oficiales; propúsoles si habia alguno que se sintiera animado á prolongar la defensa, en cuyo casc él le obedeceria gustoso como simple subalterno; nadie aceptó la propuesta; entonces contestó admitiendo la capitulacion, en cuya virtud salió la guarnicion del fuerte (26 de octubre), en batallones formados, armas al hombro, bayoneta armada y desplegadas las banderas, por la misma brecha que tan gloriosamente habia defendido el dia 18. Depuestas las armas, el gefe de estado mayor Saint-Cyr hizo á Andriani el obsequio del caballo de batalla del mariscal Suchet para trasladarse á Patres, donde aquel estaba, y el cual le prodigó distinciones á presencia de sus generales y de los gefes del fuerte (1).

(1) Capitulacion de Sagunto.

Art. 1. La guarnicion saldrá

Indudablemente la pérdida del castillo de Sagunto era un contratiempo fatal para la defensa de Valencia. Tenia Napoleon decidido y manifiesto empeño en apoderarse de aquella capital, era una de las empresas que con más gusto habia acometido Suchet, y estimulaban á uno y á otro causas poderosas de distinta

por la brecha, prisionera de guerra, con los honores de la guerra, desfilando con armas y bagages, y depositará las armas fuera del castillo.

Art. 2. Los oficiales conservarán sus armas, equipages y caballos, y los seldados sus mochilas. Art. 3. Los que no sean de armas tomar, serán libres, y podrán al instante volver á sus ca

sas.»

Seguian otros, hasta siete, sobre el modo de tomar posesion los franceses del fuerte y asistir á los enfermos y heridos españo les.

Con motivo de haber estampado el conde de Toreno en el lib. XVI. de su Historia de la guerra de España ciertas espresiones poco favorables al gobernador de la fortaleza, tales como la de haberle atolondrado la pérdida de la batalla, y de haberse reprendido en él cierta precipitacion en venir à partido, publicó el general Andriani, que era el gobernador, en 1855, una Memoria en refutacion del juicio de Toreno, y en justificacien de su conducta, haciendo ver con documentos fehacientes y con el testimonio de los mismos generales franceses, cuyos partes escritos y comunicaciones cita, que la defensa fué sostenida con un valor y un heroismo y hasta un punto que nadie habia podido esperar, atendidos los escasos elementos con que contaba. Cum

plida es la justificacion que hace el general Andriani. Posteriormente en 1840, en la Gaceta del 21 de abril, se publicó una rea! órden, en que S. M., oido el Supremo Tribunal de Guerra y Marina, se dignó declarar gloriosa la defensa de Sagunto en 1811, conceder al general Andriani la Gran Cruz de San Fernando, y aprobar otra de distincion propuesta por él mismo en favor de los valientes que se hallaban en ella, mandando que esta resolucion se publicara en la órden general de los ejércitos.

Tampoco estuvo justo Toreno con el general Blake, á quien tilda de afecto á batallar, de tibio de condicion, de indeciso, y de no baber tomado providencia alguna. Precisamente de no ser afecto á batallar habia dado Blake muchas pruebas, y esta nisma de que se trata la dió impulsado por el clamor de los valencianos y de los sitiados de Sagunto. Fama de activo tenia, y reputacion de ser de los más inteligentes generales españoles, aunque la fortuna le fuera algunas veces adversa. Muy diferente concepto que al conde de Toreno parecia merecer Blake al gobierno y las Cortes españolas, que le elegian siempre para las más árduas empresas, al gobierno y al parlamento británico, y á los generales y mariscales del imperio francés.

índole. Era Valencia la única ciudad populosa y rica, fuera de Cádiz, que no hubiera caido en poder de franceses, y su conquista, además de la influencia moral, habia de proporcionarles grandes recursos para la manutencion de sus ejércitos. Vivian en su memoria los horribles asesinatos de franceses en ella cometidos en 1808. Acordábanse de la mortificacion que el mismo año sufrió el mariscal Moncey viendo frustrarse su tentativa ante la imponente resistencia de los valencianos; ¿y cómo habia de olvidar el mismo Suchet que en 1810 solo habia podido contemplar las torres de la ciudad? Aguijábanlos pues el interés la conveniencia, la satisfaccion de una venganza, y el deseo de reparar el honor humillado de las armas imperiales.

y

Razones opuestas comprometian á Blake á defender á todo trance la ciudad. Era así la voluntad esplícita de las Córtes y de sus compañeros de Regencia; lo cual habria bastado para un general que tenia por sistema no desviarse de la senda que le indicase el poder supremo. Pero requeríalo además el exaltado espíritu de los valencianos, que orgullosos con haber rechazado anteriores agresiones, cuando no resguardaban el recinto de la ciudad sino unos simples muros, despues de haber hecho sacrificios grandes para aumentar los medios de resistencia y mejorar y robustecer las fortificaciones, se consideraban como inconquistables, y en esta confianza no solo no habian

cuidado de poner en salvo cuantiosas riquezas, sino que muchos de fuera habian llevado allí las suyas como á lugar seguro. Y aunque Blake tenia la conviccion de que las fortificaciones adolecian de defectos notables, de que no correspondian á la idea que de ellas tenian los valencianos, y de que estaban lejos de constituir de Valencia una plaza de guerra conforme á los principios de la ciencia militar, no podia ni defraudar las esperanzas públicas ni dejar la ciudad espuesta al furor de las tropas enemigas, se decidió por la defensa, nombró gobernador de la plaza á don Cárlos O'Donnell, excitó á salir de ella á los que no podian tomar una parte activa, hizo atrincherar el paso del rio y mejorar en general las fortificaciones, y se situó con su ejército sobre la derecha del Guadalaviar, en cuya izquierda se habia colocado Suchet con el suyo (1). Pero uno y otro general pedian refuerzos á sus respectivos gobiernos, el uno para poder atacar, el otro para poder defenderse.

Hé aquí cómo distribuyó Blake sus tropas. El teniente general Mahy con la division del 3.er ejército, la 2. y 4. del 2. y la mayor parte de la caballería, en Manises, Cuarte y Mislata, donde se hicieron algu

(1) En la Memoria manuscrita de Roman se dan minuciosas noticias de las obras de fortificacion que se habian hecho en Valencia, así en derredor y sobre los muros, como en los puentes del Turia,

atrincheramientos que se habian construido, edificios esteriores que se habian arruinado para que no sirvieran de albergue à los enemigos, etc.

« AnteriorContinuar »