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con órden de que atacase á Taboada, que se hallaba en el pueblecito de Cogorderos, sito junto á la carretera de Astorga á Ponferrada sobre el rio Tuerto. Defendíase bizarramente el general español, cuando acudió en su socorro don Federico Castañon con su brigada asturiana, y atacando á los enemigos por el flanco, los deshizo completamente, quedando entre los muertos el mismo Villetaux, y cogiendo entre los prisioneros once oficiales. Santocildes por su parte hizo un reconocimiento general sobre el Orbigo, ahuyentando los enemigos. Ayudaban á nuestros generales las partidas sueltas del distrito, de las que se procuró formar una legion nombrada de Castilla al mando del coronel don Pablo Mier.

Dábanse la mano estas tropas, que entre todas se aproximaban á 16,000 hombres, con las del 7. ejercito, de nueva creacion, que empezaba á formarse en el país de Liébana y montañas de Santander, y cuyo primer gefe habia de ser don Gabriel de Mendizabal. Más como éste permaneciese, segun hemos visto, en Extremadura, encargóse del mando como segundo don Juan Diaz Porlier, que para organizarle se estableció en Potes, capital de Liébana.

Merece bien este país que nos detengamos en él un poco, ya que ha tenido la desgracia de que otros historiadores hayan pasado por alto su heroismo y omitido sus glorias.

Enclavada esta montuosa comarca entre las pro

te una influencia saludable. Tambien favoreció el haber sucedido á Mahy don José María Santocildes, que gozaba de una excelente reputacion desde la gloriosa defensa de Astorga. Distribuyóse pues el 6. ejército en tres divisiones: la primera al mando del general Losada, que se quedó en Astúrias; la segunda al de Taboada, que se situó en el Vierzo á la entrada de Galicia; y la tercera al de don Francisco Cabrera, que fué destinada á la Puebla de Sanabria. Quedó además en Lugo una reserva. Todas estas tropas, á escepcion de la division de Astúrias, que ocupó á Oviedo, pasaron á principios de junio á Castilla, al tiempo que el mariscal Marmont, sucesor de Massena, se trasladaba, como dijimos, desde Salamanca á Extremadura. Fué por lo mismo oportuno aquel movimiento de los espuñoles. Para mayor ventaja y animacion de éstos, el general francés Bonnet abandonó á Astúrias (14 de junio), y de Astorga se retiró tambien la guarnicion francesa á Benavente, despues de destruir cuanto pudo las fortificaciones de aquella ciudad, lo cual proporcionó á Santocildes el placer de ocupar una poblacion en que habia dejado tan escelentes recuerdos, en donde fué recibido (22 de junio), con el regocijo y los aplausos á que por su anterior comportamiento se habia hecho acreedor.

y

Ocuparon los nuestros la derecha del Orbigo. El general francés Bonnet, qce se habia corrido desde Astúrias á Leon, destacó el 23 al general Villetaux

con órden de que atacase á Taboada, que se hallaba en el pueblecito de Cogorderos, sito junto á la carretera de Astorga á Ponferrada sobre el rio Tuerto. Defendíase bizarramente el general español, cuando acudió en su socorro don Federico Castañon con su brigada asturiana, y atacando á los enemigos por el flanco, los deshizo completamente, quedando entre los muertos el mismo Villetaux, y cogiendo entre los prisioneros once oficiales. Santocildes por su parte hizo un reconocimiento general sobre el Orbigo, ahuyentando los enemigos. Ayudaban á nuestros generales las partidas sueltas del distrito, de las que se procuró formar una legion nombrada de Castilla al mando del coronel don Pablo Mier.

Dábanse la mano estas tropas, que entre todas se aproximaban á 16,000 hombres, con las del 7.° ejercito, de nueva creacion, que empezaba á formarse en el país de Liébana y montañas de Santander, y cuyo primer gefe habia de ser don Gabriel de Mendizabal. Más como éste permaneciese, segun hemos visto, en Extremadura, encargóse del mando como segundo don Juan Diaz Porlier, que para organizarle se estableció en Potes, capital de Liébana.

Merece bien este país que nos detengamos en él un poco, ya que ha tenido la desgracia de que otros historiadores hayan pasado por alto su heroismo y omitido sus glorias.

Enclavada esta montuosa comarca entre las pro

vincias de Astúrias, Leon, Palencia y Santander, formando una especie de cuenca, á la cual no se puede descender sin subir á elevadísimas alturas, dividida en cuatro grandes y profundos valles de que se derivan otros más pequeños, conservando sus habitantes el carácter independiente y libre que distinguió á los antiguos cántabros sus mayores, fué uno de los paises que primero se levantaron en 1808, espontáneamente y sin auxilio de fuerza alguna estraña, en defensa de la causa nacional. De los moradores de sus cuatro valles se formaron otros tantos batallones de urbanos, mandados por el respectivo regidor de cada valle. Con pocas armas, pero con mueho corazon, en las diferentes y siempre rápidas incursiones que en los primeros años de la guerra hicieron los franceses en aquel quebrado y montuoso recinto, rara vez dejaron de salir escarmentados por los valerosos liebaneses. Ya en 1809 les habia dicho el general español Mahy en una proclama desde la Coruña: «Habitantes ilustres de la Liébana: la gloria de «<vuestros triunfos no ha podido encerrarse en los << estrechos límites de una provincia reducida. Toda «la península resuena con el eco de vuestro nombre, «y la fama lo ha conducido hasta los términos más remotos del imperio español..... Descendientes de los antiguos cántabros, herederos de sus virtudes, «de su valor y de su patriotismo, habeis jurado "eterna venganza contra los enemigos de la libertad

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«de la patria. Aquellos embotaron su cuchilla en la

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sangre de los romanos; vuestros abuelos se distinguieron entre los primeros españoles en la guerra sagrada contra los agarenos; y vosotros, rodeados por todas partes de enemigos, y ocupadas las provincias limítrofes por unas tropas que se glorian de haber puesto el yugo á las naciones más poderosas «de Europa, manteneis vuestra libertad y derechos patrios por medio de prodigios......

No desmintieron este alto concepto aquellos habitantes en las tres invasiones que sufrieron en 1810, ni se dieron á partido por más que el general francés Cacoult los halagára primero, y los amenazára después con el incendio y el saqueo de sus propiedades (1). Cuando se formó en la provincia de Santander la division cántabra, y principalmente desde que se encomendó su mando á don Juan Diez Porlier, la Liébana era su amparo y abrigo; allí recibian su primera instruccion los mozos antes de ingresar en los cuerpos; en la villa de Potes, su capital, estableció Porlier hospitales y almacenes de boca y guerra, depósito de prisioneroa, y hasta creó en el pueblo de Colio un colegio de cadetes, prueba grande de lo se

(1) Mais si sourds á ma voix vous persistez dans votre égarement, si un seul coup de fusil est tiré sur ma troupe, ce será le signal de l' incendis et du pillage de vos propietés.-Proclama de Cacoult de 15 de junio

de 1810, conservada original por don Matías de la Madrid, ayudante de campo que fué del general Porlier, y autor de apreciables apuntes históricos que ha tenido la bondad de confiarnos.

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