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CAPÍTULO I.

Qué tierras ocupa la Provincia de Xalisco, qué asiento y temperamentos tiene.

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UCHAS veces he revuelto en mi pensamiento las cosas pasadas y presentes de la Nueva España, y admirándome mucho que en el discurso de ciento trece años estén las cosas tan mudadas que parece que la misma tierra es otra cosa de lo que antes fué, siendo de su naturaleza nmóvil, estable y permanente, aunque el tiempo es voluble, el cual ha causado con su volubilidad tantas mudanzas, así en la división de los reinos y provincias, como en las diferencias de los gobiernos y en las demás cosas, que podíamos preguntar lo que admirándose pregunta Antonio de Lebrija en la prefación que hizo á su lexicón, donde dice: ¿dónde está ahora aquella fertilidad de oro nunca vacía en tantos siglos y antepuesta á todas las tierras, de la cual el principado de Austria rentaba cada año al Pontífice romano seiscientas libras de oro? ¿Dónde están aquellos pozos de plata que comenzó Anibal, de los cuales uno solo rentaba cada día á los cartagineses trescientas libras de plata? etc. ¿Ubi nunc est illa auri tot seculi exhausta atque terris omnibus prelata fertilitas, ex qua pondo auri sexaginta millia quotannis populo romano pendebat Austria? ¿ Ubi nunc argentarii illi putei ab Hannibale quorum unus tantum trescentas argenti libras quotidie cartaginensibus suministrabatur?

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De la misma manera podemos decir ahora: ¿á dónde están aquellas planchas y tejuelos de oro que los indios caciques presentaban en la Conquista á los españoles? ¿dónde las grandes dádivas del emperador Motecuzuma que hacía de este precioso metal? ¿dónde aquel sol de oro que se envió al emperador y aquel tiro que se hizo de plata y oro, que el capitán Cristóbal de Olid llevó de Michoacán? ¿dónde están aquellas minas de donde se sacaron de la una, que fué la de Morcillo, tres arrobas de plata virgen, en la provincia de Tamatzula, y cinco en la de Pitzitlán, que se cortaba con hachas? ¿dónde tantos minerales que hubo en el principio? Y si hubiéramos de descender á cosa más particulares, nunca faltara de qué nos poder admirar; todo lo vemos mudado, y porque vamos á la pregunta del capítulo, digo: que así que se acabó de ganar la gran ciudad de México por aquel ínclito, famoso y nunca bien alabado capitán Don Fernando Cortés, se tuvo ya casi por ganada toda la Nueva España, aunque es verdad que retirándose á Cuyuacán por 1552. el año de 1522, que fué cuando se acabó de ganar, mientras la ciudad se limpiaba de las inmundicias y cuerpos muertos y se reedificaban las casas que de la guerra habían quedado destrozadas, desde allí envió sus capitanes por todas las provincias á conquistarlas y apaciguarlas; porque á Gonzalo de Sandoval envió á poblar á Tuxtepec y á que castigase ciertas guarniciones mexicanas, que cuando el ejército de Cortés salió de México habían muerto setenta personas, y entre ellas seis mujeres castellanas que allí habían quedado de los de Narvaez; y también le mandó que poblase á Medellín, y que fuese y poblase el puerto de Huatzacoalco; envió á conquistar la provincia de Pánuco; y á Rodrigo Rangel que se estuviese en la Villa Rica en compañía de Pedro de Ursío, y á Juan Alvarez Chico mandó que fuese á Colima, y á Villa Fuerte á Tzacatula, y á Cristobal de Olid,--que ya estaba casado con una señora portuguesa, que se decía Doña Filipa de Araujo,-á Michoacán, y á Francisco de Orozco á Guaxaca, y á otros capitanes á otras partes, cada uno de los cuales llevaba muchos soldados consigo, que no refiero por no hacer á nuestro propósito. Apaciguadas estas provin

cias, corrió el gobierno de todas ellas por el de México, hasta que con el tiempo Su Majestad les dió diferentes gobernadores, como hoy le tienen, agregándolas y apartándolas del gobierno mexicano.

De la misma suerte pasó en lo espiritual, porque siendo así que todo lo conquistado y que tocaba al gobierno también de México, después acá, por pedirlo la necesidad, haberse poblado de españoles todas las provincias y por la gran distancia de las tierras, se hicieron obispados, y nuestra Orden, que era la que entonces lo tenía casi todo, se dividió en provincias y custodias, las cuales ya erectas quedaron exentas del Gobierno de la provincia de México. Y la provincia de Xalisco (que es de quien vamos hablando), hecha custodia, estuvo sujeta al Provincial de la provincia del Santo Evangelio por tiempo y espacio de treinta años, juntamente con la de Michoacán, que era todo una custodia, que fué el año de 1535 y el mismo que se erigió en provincia la del Santo Evangelio, parcciéndoles á los padres congregados en capítulo para la dicha erección, ser de mucho trabajo y dificultad ir á los capítulos de la provincia los religiosos del reino de Michoacán y Xalisco, porque iban á pié caminando muchas leguas; por lo cual ordenaron que de lo de Michoacán y Xalisco se hiciese una custodia, haciendo asiento que á los padres que fuesen de España á ayudar á la conversión, diesen los de Michoacán y Xalisco la tercera parte; de esta manera la custodia de Michoacán y Xalisco estuvo sujeta al provincial de la provincia del Santo Evangelio, que es la de México, hasta e año de 1565, que con autoridad del capítulo general celebrado Gonzag en Valladolid (como dice Gonzaga) se erigió en provincia con título de San Pedro y San Pablo, queriendo aquellos benditos padres, que ya que la primera provincia de este nuevo orbe tomó por defensa y amparo de su ministerio á Cristo y su Evangelio, que á ellos que entraban en segundo lugar por ser esta la segunda provincia que se erigió en esta Nueva España, les cupiese en suerte (ser) los príncipes que le predicaron y que fueron los primeros después de su santísimo Maestro.

En estos tiempos administraban, predicaban y enseñaban

nuestros religiosos en esta provincia por muchas leguas de distancia desde San Juan Tzitácuaro, porque desde allí hasta Tzinaloa, que hasta allí llegaba esta provincia, que son casi trescientas leguas de longitud, sin latitud, que era de casi doscientas, hasta que la provincia de Xalisco se dividió de la de Michoacán en el capítulo general que se celebró en Toledo, año de 1606; y esta división fué cometida al padre Fray Juan de Sieza, comisario general que en aquella ocasión era de la Nueva España; y habiéndole parecido ser cosa conveniente la dicha división, con acuerdo y parecer de los padres de la provincia á cuyos votos venía remitido, se hizo en el capítulo provincial que se celebró en la ciudad de Guadalajara, año 1607, y dividió la provincia erigiéndose con título de Santiago.

Desde este tiempo quedó la provincia de Xalisco más acomodada para cuidar de la administración de lo que tenía á su cargo, con longitud de 120 leguas, poco más o menos, que hay desde Pontzitlán, que cae á la parte de Oriente hasta el convento de Quiviquinta, que cae al Poniente, de donde los religiosos se dilataban entre aquellas naciones bárbaras que caen én el río de Piaztla y Rincón, que llaman de Zamora, aunque antes de esto se dilataban por las grandes provincias de Culiacán y Tzinaloa, y de latitud quedó con 64 á 70 leguas que hay desde el Teul á Colima y por otras partes más y menos, cayendo el Teul á la parte del Norte, y Colima á la parte del Sur. De la parte del Oriente tiene esta provincia por término la provincia de Michoacán; por la parte del Poniente la provincia de Culiacán y Tzinaloa [cuya administración corre por cuenta de los padres de la Compañía de Jesús]; por la parte del Norte tiene la provincia de Zacatecas y un río grande que naciendo junto á San Mateo de Atengo, cerca de la provincia de México, y caminando por algunas llanuras, después de haber rehundido en sí otros doce ríos, dando muchos rodeos entra en la hermosa laguna de Chapalac, que tiene más de treinta leguas de largo y setenta de circuito y abunda de muchos y buenos pescados en sus aguas dulces y cristalinas, y saliendo de ella muy manso, que apenas parece que corre, va caminando por espacio de trece ó

catorce leguas hasta dar en un despeñadero, dos ó tres leguas de Guadalajara, donde con gran ruido se precipita en una profundidad muy grande; de ahí va caminando por entre peñas y quebradas á Tierra Caliente [donde ya está lleno de caimanes, que son á modo de cocodrilos. Es el caimán animal de cuatro piés, de hechura de un lagarto y de una increíble grandeza; tiene uñas, y en el lomo, espaldas y cabeza, una concha tan dura, que resiste una bala de mosquete; no llora como los cocodrilos del Nilo, aunque es muy semejante á ellos, y tiene sus propiedades en ser voraz y carnicero, y así come y despedaza cualquier cosa viviente, y en particular apetece los perros para comérselos; un enemigo se le conoce, que es el tigre, animal feroz que se mete tras él en los ríos y lagunas, y abriéndole por la barriga, le despedaza con las uñas; no se cría este animal sino en tierras calientes ó templadas y no entra en el mar, porque no puede sufrir el golpe de sus olas; su habitación ordinaria es en el agua, aunque muchas veces sale á tierra para que el sol le caliente y para poner sus huevos en las arenas, les hace un hoyo á donde los entierra y cubre de arena; y cuando salen del huevo los hijos, se ponen á la orilla del agua y se les ponen encima y, yendo nadando con ellos, da una zabullida y los que caen se traga y los que quedan asidos se crían]. Entra este río en el mar del Sur Austriaco, cerca de Tzenticpac: en este río hay mucho y muy buen pescado que llaman bagre, y declinando á Tierra Caliente, se coje en él robalo y palometa.

La corte y metrópoli de este reino y provincia, aunque á los principios fué la ciudad de Compostela, que dista de Xalisco cinco leguas á la parte del Sur, hoy lo es la ciudad de Guadalajara, que tiene á Xalisco al Poniente, cuarenta leguas de distan cia; está esta ciudad al Poniente de la ciudad de México, 90 ó 100 leguas. Es esta provincia y reino de muchas poblaciones y en su gentilidad tuvo muchísimas, porque estaba entera y llena (coObispomo una colmena) de gente; y según el obispo de Chiapa, en su pa en sutratado de la Destruición de las Indias tuvo pueblo que durade la desba casi siete leguas su población.

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tratado

trucción

de los in- A esta provincia quiso Nuño de Guzmán llamar Galicia, por

CIOS.

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