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En las leyendas árabes de la moneda de oro núm. 5, de igual peso y tamaño que los maravedíses del mismo metal de Fernando II, Alfonso IX y Sancho I de Portugal, se lee que fué acuñada en Toledo por Alfonso, hijo de Sancho, el año de Safor 1225, ó sea de Jesucristo 1187; por consiguiente, pertenece á Alfonso VIII de Castilla.

El núm. 6 es de cobre, y tiene iguales leyendas y peso que la moneda de oro núm. 5, lo que nos induce á creer que fué más bien un ponderal que una moneda.

Los denarios núms. 8, 9 y 10, tienen por reverso un mismo tipo: un hombre coronado á caballo; por las leyendas vemos que los tres pertenecen á un rey de Castilla, cuyo nombre se lee únicamente en el anverso del núm. 10. Como quiera que sea, y aun cuando no se conociera el núm. 10, la fábrica de los denarios 8 y 9 no deja duda sobre su pertenencia. Las medias lunas con que rematan los brazos de la cruz del núm. 8 recuerdan la forma de las cruces de los denarios de Alfonso VIII, núms. 2, 3 y 7, y estas medias lunas, arregladas así, no se ven en otras monedas acuñadas antes ni despues de este monarca.

El castillo, como emblema del reino de Castilla, aparece por primera vez en las monedas de Alfonso VIII. El padre José Alvarez de la Fuente, en su Sucesion Real, pretende que despues de la batalla de las Navas (1212), fué cuando Alfonso VIII añadió á las insignias de Castilla un castillo dorado en campo rojo. Pero mal puede ser así, cuando en un privilegio de exencion de portazgo á las maderas destinadas á las obras del monasterio de Sahagun, otorgado en Palencia el dia XIV de las Kalendas de Setiembre de la era 1226 (año 1188), se halla un sello de plomo pendiente de un cordon de seda, cuya descripcion es esta: anverso; Rey armado á caballo, corriendo, á la izquierda, con espada y escudo; alrededor, la leyenda : SIGILLVM: REGIS: ALDEFONSI Reverso: un castillo de tres torres y la leyenda REX: TOLETI: ETCASTELLE: (1).

Es probable que los denarios emitidos en los últimos años del reinado de Alfonso VIII, son los que llevan un castillo en el reverso, porque desde entonces este mismo tipo sigue sin interrupcion hasta nuestros dias, en las monedas de los reyes de Castilla.

Ocupados enteramente el anverso y el reverso por la cruz equilateral y el castillo en los núms. 11 y 12, no hay lugar donde colocar la figura del Rey, que de modos tan diferentes hemos visto representada en las otras monedas de Alfonso VIII (1, 2, 3, 4, 8, 9, 10). En los núms. 13 y 14 vuelve á aparecer el busto del monarca. Hállase este colocado encima y en el medio del castillo, y la cruz equilateral subsiste intacta en el anverso, mientras que en las piezas núms. 15 y siguientes, el busto del Rey ocupa todo el campo del anverso, y la cruz equilateral, achicada, está puesta encima del castillo entre las dos torres.

(1) Véanse los documentos justificativos C.

El núm. 15 es de cobre del mismo tamaño y peso (385 centígramos), que las piezas árabes, núms. 5 y 6. Los núms. 16, 17, 18 y 19, son unos denarios de vellon más o menos rico, cuyo peso medio se acerca á 77 centígramos.

ENRIQUE I.

(1214-1217.)

Nació el 14 de Abril de 1204, de Alfonso VIII, y de Leonor de Inglaterra; no tenia aún once años cuando, muerto su padre, fué coronado rey de Castilla en Burgos. Los tres años de su reinado fuéron tan agitados como los primeros de la minoria de su padre, por la ambicion de la misma familia de los Laras, que se apoderó de la tutela del jóven Enrique, confiada á su hermana D. Berenguela, primera esposa del rey de Leon, Alfonso IX. De una teja que casualmente le hirió en la cabeza, murió Enrique I el dia 6 de Junio de 1217.

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Rev. REX. Encima de la puerta de un castillo que ocupa todo
el campo de la moneda.

(Rojas, Madrid.)

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De que dicha moneda sea de Enrique I, no hay seguridad; probabilidades existen, y nada más, por ser los otros Enriques reyes de Castilla y Leon, mientras que este denario, no llevando las insignias del reino de Leon, parece pertenecer á un Enrique rey sólo de Castilla. No conocemos otro ejemplar de esta pieza.

REYES DE CASTILLA.

FERNANDO III, EL SANTO.

(1230-1252.)

Diez y ocho años tenia Fernando III, cuando, por abdicacion de su madre D. Berenguela (1217), fué reconocido y jurado rey de Castilla en las Córtes de Valladolid. Sostuvo guerras contra su padre, Alfonso IX de Leon y los Laras. Hechas las paces con el rey de Leon, y desbaratados los Laras, se casó (30 de Noviembre 1219) con D. Beatriz, hija de Felipe de Suabia, y prima hermana del Emperador Federico II. En 1230 subió al trono de Leon por renuncia de sus dos hermanas instituidas herederas por testamento de su padre, y reunió asi las dos coronas de Castilla y de Leon, que nunca despues volvieron á separarse. Conquistó á los moros los reinos de Córdoba (1230), Jaen (1236) y Sevilla (1245), y murió el 30 de Mayo de 1252. De D.a Beatriz, que habia muerto en 1235, tuvo á D. Alfonso (1221) que le sucedió, D. Fadrique, D. Enrique, D. Sancho, D. Manuel, D. Berenguela y D. Maria; de su segunda mujer Juana de Ponthieu, viznieta de Luis VII, rey de Francia, cuyas bodas se celebraron en 1237, dejó á D. Fernando, D. Luis y D. Leonor, que casó con Eduardo I, rey de Inglaterra.

Fernando III fué canonizado en 1671 por el Papa Clemente X.
Su madre, D. Berenguela, falleció el dia 8 de Noviembre de 1246.

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1. F REX CASTELLE. Castillo de tres torres; debajo, un cáliz.

Rev. ET LEGIONIS. Leon á la izquierda.

(A. H.) Lám. 5.

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2. F REX CASTELLE. Castillo de tres torres; debajo, B.

Pesetas.

3

Rev. Como el de la moneda núm. 1.

(A. II.) Lám. 5.

3. F REX CASTELLE. Castillo de tres torres; debajo, T. Rev. Como el de la moneda núm. 1. .

(A. H.) Lám. 5.

4. F REX CASTELLE. Castillo de tres torres; debajo,

Rev. Como el de la moneda núm. 1. .

(A. H.) Lám. 5.

5. F REX CASTELLE. Castillo de tres torres; debajo, tres puntos.

Rev. Como el de la moneda núm. 1.

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(A. H.) Lám. 5.

Pesetas.

3

3

3

3

La letra F, por la cual empieza la leyenda del anverso de las monedas que acabamos de describir, indica que fuéron emitidas por un rey de Castilla y Leon, cuyo nombre llevaba aquella inicial, y por consiguiente, por uno de los Fernandos que reinaron despues de la reunion de las dos coronas.

No pudiendo atribuirlas á Fernando V el Católico, por ir su nombre siempre junto con el de Isabel I en sus monedas castellanas, tenemos que retroceder hasta Fernando IV ó Fernando III.

Al primero no creemos que pertenezcan, porque entonces las de Fernando III serian las inciertas que clasificamos al reinado de Fernando IV. En estas inciertas (lám. 6, núm. 4 á 8), la disposicion de los ocho semicírculos que circunscriben al castillo denota una época más reciente que la primera mitad del siglo XIV, y aparece por primera vez en Castilla en un sello de cera de la reina D.' Constanza, mujer de Fernando IV (1). Además, los ocho semicírculos se ven en las monedas de los sucesores de Fernando IV, mientras que los denarios del hijo de Fernando III son enteramente iguales de forma, tipo y fábrica á los que atribuimos al Santo rey.

En fin, creemos que estas cinco monedas son los Pepiones que Fernando III empezó á labrar en 1221, y que su hijo Alfonso X mandó deshacer en el principio de su reinado para reemplazarlos con la moneda burgalesa (1252), que seis años despues (1258) tuvo que destruir y que cambiar por los dineros negros ó prietos, de los cuales 15 valian tanto como 15 sueldos pepiones. Por un maravedí de oro se contaban 180 pepiones; 12 pepiones hacian un dinero de pepiones; por consiguiente, 15 dineros pepiones representaban el valor de un maravedí de oro, ó sea la sexta parte de una onza.

(1) Véanse documentos justificativos, C.

ALFONSO X, EL SÁBIO.

(1252-1284.)

Hijo de Fernando III y de D.a Beatriz de Suabia, nació en Toledo el 23 de Noviembre de 1221; casó en 1248 con D.a Violante, hija de Jaime I de Aragon y tenia 31 años cuando subió al trono (1252) (1). Halló el reino apuradísimo de recursos por las muchas guerras de su padre. Necesitándolos grandes tambien para las que él proyectaba, empezó por alterar el valor de las monedas, y como con esto subiesen los precios de todas las cosas, fijóles un máximum que dió por resultado la paralizacion de las transacciones comerciales. Por fin tuvo que revocar esta medida. Sometió á Jerez, Arcos, Medina-Sidonia y Lebrija que se habian sublevado; tomó á Niebla, en cuyo sitio, segun Conde, contestaban los moros á los ataques de los cristianos con dardos y piedras lanzadas con máquinas y con tiros de trueno y fuego (1354). Cedió el Algarbe al rey de Portugal Alfonso III (1252). Muerto el emperador de Alemania Guillermo, conde de Holanda, los electores se dividieron y nombraron por su sucesor los unos á Ricardo de Inglaterra, duque de Cornualles, y los otros á Alfonso X, como descendiente, por su madre Beatriz, de la ilustre casa de Suabia (1227); admitió la investidura, y aunque no pudo ceñir la corona imperial, se tituló hasta fines de 1275 Electo rey de romanos, usando el sello y las armas imperiales. Su hermano D. Enrique, que se le rebeló en 1259, fué derrotado y huyó á Tunez. Incorporó á Castilla el reino de Murcia (1267), que le conquistó su aliado y suegro Jaime I de Aragon. Cuando estaba en Francia para tener vistas con el Papa sobre sus pretensiones al imperio, su hijo primogénito D. Fernando de la Cerda (2), al marchar contra los de Marruecos, murió de repente en Villa-Real (hoy Ciudad-Real) (Agosto, 1275). Sancho, hermano del difunto, salió contra los moros, los obligó á retirarse, y el año siguiente fué reconocido heredero en las Córtes de Segovia, en perjuicio de los dos infantes de la Cerda, hijos de su hermano mayor D. Fernando. Alfonso X, en las Córtes de Sevilla (1281) pidió y se le consintió que se alterasen de nuevo las monedas de plata y cobre; poco despues se sublevaron los grandes, que proclamaron á D. Sancho. Este fué públicamente maldecido por su padre, que le desheredó y llamó á sucederle á los infantes de la Cerda, y en defecto de bijos varones de estos á los reyes de Francia. Aislado y sin recursos, Alfonso X quiso empeñar su Corona Real al emperador de Fez y Marruecos (3),

(1) Despues de seis años de matrimonio, D. Violante, no habiendo dado sucesion, Alfonso X, que por tener ya hijos bastardos, estaba seguro de que la esterilidad era defecto de la reina, se determinó á repudiarla y á buscar otra esposa. En consecuencia, envió a pedir la mano de D. Cristina, hija del rey Haquin de Noruega, el cual se la concedió. Mas hé aquí que, al llegar á Búrgos la princesa en 1254, se hallaba embarazada D.a Violante, y Alfonso X, no queriendo ya separarse de ella, no encontró mejor medio para salir del paso que casar á la recien llegada con el infante D. Felipe su hermano, á la sazon abad de Valladolid y arzobispo de Sevilla, que renunció el hábito clerical. Pero Cristina no pudo resistir á este cambio de fortuna, y acabó pronto consumida de melancolia. (2) Le dieron el sobrenombre de la Cerda por un lunar cubierto de cerdas que tenia en medio de los hombros. Dejó dos hijos, D. Alfonso y D. Fernando, que llevaron el mismo apodo. En 1305 Alfonso de la Cerda hizo renuncia solemne de sus derechos á la corona de Castilla.

(3) Envió su corona Alfonso X á Alfonso Perez de Guzman, que se hallaba entonces al servicio de Yakub-Abu-Yussuf, con una carta que reproduce Mondejar, Memor. Hist. de D. Alfonso el Sábio, lib. VI, C. 14, y de que copiarémos los principales párrafos: «Primo D. Alfonso Perez de Guzman, la mi cuita es tan grande, que como cayó de alto lugar, se verá de lucñe: e como cayó en mi, que era amigo de todo el mundo, en todo sabian la mia desdicha y afincamiento, que el mio fijo à sin razon me face tener con ayuda de los mios amigos perlados, los quales en lugar de meter paz, no á escuso, ni á encubiertas, sino claro metieron assaz mal. No fallo en la mia tierra abrigo, nin fallo amparador, ni valedor... y pues que en la mia tierra me fallece quien me havia de servir è ayudar, forzoso me es que en la agena busque quien se duele de mi; pues los de Castilla me fallecieron, nadie me terná en mal que yo busque los de Benamarin. Si los mios fijos son mis enemigos, non será ende mal que yo tome á los

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