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cerró en un monasterio. Acudiendo Leovigildo rey de los godos en defensa (al parecer) de Evorico, sitió á Braga residencia de Andeca, y apoderándose de la ciudad hizo sufrir al usurpador la misma suerte que este impusiera á Evorico, pues lo encerró en un monasterio de Badajoz despues de raparle la cabeza, en 586. Destruido de este modo el reino de los suevos quedó desde entonces la Galicia formando parte de la monarquía goda.

Por los años de 696 el rey Egica asoció en el trono á su hijo Witiza encargándole el gobierno de Galicia. Witiza fijó su córte en Tuy, y allí permaneció cinco años hasta la muerte de su padre, que se restituyó á Toledo á últimos de 701.

Los sarracenos se apoderaron de la mayor parte de Galicia en 715 é incendiaron á Astorga. Cuando el alzamiento de Pelayo en Asturias, acudieron á participar de la santa empresa de libertar la patria, considerable número de gallegos que desde entonces fueron vasallos de los reyes de Asturias, tomando una parte muy activa en todas sus conquistas. El año de 742 se apoderó Alfonso I el Católico, rey de Asturias, de una gran parte de la tierra de Galicia, que yacia avasallada por los moros; entre otras fueron por él restauradas las ciudades de Astorga, Lugo, Orense, Tuy, Oporto y Braga. Formóse entonces el hermoso condado de Galicia, feudatario de los reyes asturianos, que nombraban los gobernadores ó condes, y los que vinieron á sobresalir y encumbrarse hasta el nivel del mismo rey de Oviedo, como caudillos de un pueblo tan numeroso y guerrero.

En Galicia alcanzó el rey Fruela una señalada victoria en el lugar de Pontumio contra los moros, á los que segun el cronicon de Sebastian, obispo de Salamanca, mató cincuenta y cuatro mil hombres. Contra este rey se rebelaron los gallegos en 761, pero los avasalló por la fuerza de las armas. Una nueva sublevacion tuvo lugar en Galicia en el reinado de Silo, pero tambien fué reprimida con la derrota de los rebeldes que se acogieran á las asperezas del Cebrero. En Samanos, hoy Samos, monasterio de Galicia, se educó у crió el rey don Alfonso II, llamado el Casto, y en su reinado se descubrió en Galicia, cerca de Padron, el sepulcro de Santiago. A este buen monarca debe Galicia la construccion de un camino que conducia al nuevo templo del Apóstol, el cual por ser frecuentado cual por ser frecuentado por muchos peregrinos franceses, recibió despues el nombre de camino frances. El mismo Alfonso el Casto fundó en el monte Cebrero un hospital, que despues fué monasterio para hospedar á los peregrinos. El año de 822, segun Huerta, cronista de Galicia, fué proclamado por rey en este pais don Ramiro, hijo de Bermudo I, y con anuencia de Alfonso el Casto, tuvo el gobierno del mismo hasta 843, en que muerto el Casto, le sucedió Ramiro en todos sus dominios. Desde entonces, segun el mismo Huerta, el título de rey de Ga

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licia fué el de los primogénitos ó herederos de la corona, asi como se llaman ahora príncipes de Asturias. Durante el reinado de Ramiro, las costas de Galicia sufrieron distintos ataques por los piratas normandos, pero fueron derrotados por aquel, y obligados á reembarcarse. A la muerte de Ordoño I subió al trono su hijo Alfonso III, llamado el Magno. Fruela, hijo del rey don Bermudo, que era á la sazon conde de Galicia, apoyado por los próceres de este pais, logró desposeer al nuevo monarca, y establecerse como tal en el real palacio de Oviedo, pero los habitantes de esta ciudad le quitaron la vida al poco tiempo dentro del citado edificio. Los historiadores árabes de aquella época calificaban al pueblo de Galicia por el mas belicoso y bárbaro de toda la cristiandad, y nos instruyen no pasaba dia sin que esta tierra fuese teatro de sangrientos y porfiados combates con los fieles muslimes. A los reyes de Asturias, llamaban siempre los árabes reyes de Galicia, nombre que estendian á todo el territorio comprendido en la Galicia propia, Asturias, Vizcaya, Guipúzcoa, y parte de Navarra; en fin, desde el Miño hasta los Pirineos, era para los árabes tierra de Djalikiah (Galicia). Tambien el papa Juan VIII llama á Alfonso III en un breve, rey cristianísimo de las Galicias. Durante su reinado tuvieron lugar varias rebeliones en Galicia; la principal era acaudillada por un magnate llamado Witiza, que aunque logró prolongarla por algunos años, hubo de sucumbir al poder y al castigo de Alfonso. Igual suerte sufrió otro rebelde llamado Sarracino, que sucedió al primero. En 913, Ordoño, hijo de Alfonso el Magno, conde de Galicia, heredó el trono por muerte de su hermano don García, y habiendo fijado la córte en Leon, tomó el título de rey de Leon, comprendiéndose desde entonces Galicia en el reino de aquel nombre. Sancho I el Gordo, sofocó tambien una rebelion en este pais indómito é independiente, y que pugnaba siempre por libertarse del dominio asturiano ó leonés. Los corifeos eran entonces los próceres Rodrigo Velazquez, Gonzalo Sanchez y Sisenando, obispo de Compostela, los cuales intentaban alzar por rey á un hijo de Ordoño III, llamado Bermudo, el que por fin alcanzó la corona, por los esfuerzos de los condes gallegos, y fué el segundo de su nombre. Reñidas guerras civiles tuvieron lugar entre Leon y Galicia, y luego este último reino fué trabajado por las armas del célebre Almanzor, ́que llegó hasta Santiago, y saqueó el templo del Apóstol. Al morir en 1067 Fernando I, apellidado el Magno, rey de Leon y Castilla, dejó la Galicia y el Portugal á su tercer hijo García, con el título de rey de Galicia, el que se hizo aborrecible á sus vasallos por sus tiranías aconsejadas por un valido llamado Vernula, el cual fué muerto por los próceres gallegos casi en brazos del rey; éste cayó á poco en poder de su hermano Sancho II, rey de Castilla, y fué encerrado en el castillo de Luna, donde murió. Desde esta

época, Galicia no volvió á separarse de la corona de Castilla y Leon, figurando siempre como una de las provincias mas interesantes de la Península. Sin ser de este lugar el hacer una historia detallada de todos los sucesos acaecidos en este noble pais, deberemos mencionar las guerras que tuvieron lugar en el desastroso reinado de la tristemente célebre reina doña Urraca, condesa que habia sido de Galicia, y que fué sostenida por los gallegos, contra las pretensiones de su segundo esposo Alfonso el Batallador, rey de Aragon, hasta que en 1116 el obispo de Santiago don Diego Gelmirez, disgustado de la inconstancia y liviandad de la reina, hizo proclamar por rey á su hijo Alfonsito Raimindez (1), nacido en Galicia, y que en la mayor edad se llamó Alfonso VII el Emperador. En nuestros dias tambien se distinguieron los gallegos en la gloriosa guerra de la Independencia, secundando el grito dado por los asturianos, no de otro modo que en los tiempos de Pelayo. La Coruña fué la primera poblacion que se sublevó contra los invasores el dia de San Fernando de 1808, é hizo reunir una junta suprema y soberana, compuesta de los siete diputados de las siete ciudades gallegas de voto en córtes, la que formó inmediatamente ejércitos numerosos que humillaron repetidas veces á las altivas águilas de Napoleon.

En el dia el reino de Galicia forma una audiencia territorial y una capitanía general que llevan su nombre, y está dividido en las cuatro provincias de la Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra. Tiene el arzobispado de Santiago, y los cuatro obispados de Tuy, Orense, Lugo y Mondoñedo; nueve ciudades, La Coruña, Betanzos, Santiago, Lugo, Orense, Tuy, Mondoñedo, Vigo y Pontevedra, muchas villas y lugares, cuarenta y siete partidos judiciales, 3,683 parroquias, y habia antes de la estincion de los regulares, setenta y cuatro conventos de religiosos y veinte y cinco de monjas.

CAPITULO XXXV.

Privilegio de los condes de Rivadeo.-Cómo aman las mugeres.

Salimos de Luanco una mañana del mes de setiembre, con tiempo frio y desapacible, en compañía del jóven Caunedo, quien cediendo á nuestras instancias, consintió en acompañarnos al antiguo reino de Galicia. El ca

(1) Asi le nombran las crónicas por ser niño á la sazon.

mino que seguimos fué el llamado de la costa, que como en otro lugar indicamos, atraviesa por Luarca, Navia y Castropol. Esta última poblacion es una bonita villa situada en el confin de Asturias, junto á la ria de Rivadeo, que es preciso atravesar para entrar en territorio gallego, y en el pueblo del mismo nombre. Rivadeo, donde nos detuvimos, es puerto de mar bastante capaz para fragatas de veinte y treinta cañones, y cabeza del partido judicial de su nombre, con treinta y tres feligresías y 2,789 habitantes. Goza de un clima saludable y de una campiña deliciosa, y tiene una iglesia parroquial con el título de colegiata. Su origen es remoto, y conserva restos de un astillero para la construccion de buques, que se supone existia aun en 1628. En lo antiguo estuvo murada con dos castillos para su defensa. Su nombre indica su situacion á orillas del Eo, cuyo rio nace en el valle de Pedroso, no lejos de Lugo, y despues de haber corrido cinco leguas hacia el Norte empieza en el lugar de Conforto á servir de linea divisoria entre Asturias y Galicia por espacio de tres leguas y media.

Rivadeo es desde largos tiempos cabeza de un condado que poseyó la familia de Villandrado, y hoy está unido á la casa de los duques de Hijar. Los condes de Rivadeo tenian y conservan el singular privilegio de comer con el rey el dia de los Reyes, siempre que lo hace en público, y recibir luego el vestido completo que usa en semejante dia. Al hablarnos de esta circunstancia Caunedo, todos tres recordamos naturalmente haber visto cien veces en Madrid la ceremonia de la traslacion del trage, que se hace en un coche de etiqueta escoltado por alabarderos ahora, y antes por guardias de corps, en el que va dentro un gefe de palacio que lo presenta en una bandeja de plata al duque de Hijar como conde de Rivadeo.

-Bien podian esplicarme vds. que todo lo saben, dijo Mauricio con cierta sonrisa maligna, el origen de este privilegio.

-Yo no sé mas, le contesté, sino que data del reinado de don Juan II, y que se concedió en recompensa de particulares servicios; pero jamás oí hablar de cuál fuese la naturaleza de estos servicios.

-Pues hazte cuenta, replicó mi amigo, que nos hemos quedado como estábamos. Que por algo se concederia el privilegio, es cosa que no tiene duda; mas no es esto lo que yo queria saber, sino el género de esos servicios que produjeron tan desusada merced.

-Bien comprendí yo desde luego tu pregunta, le dije, pero está la dificultad en que no puedo contestarla de otro modo que lo he hecho, porque el privilegio no da luz sobre esta materia.

-Yo sé algo mas, interrumpió Caunedo; sé todo lo que Mauricio desea; pero la verdad, no lo tengo por cierto porque no lo veo confirmado en ninguna crónica ni documento de la época.

-Eso nada importa, dijo Mauricio; cuéntenos vd. lo que sepa, que verdadero ó fabuloso para nosotros es lo mismo. Todo se reduce á admitirlo con la natural reserva y desconfianza.

-Siendo asi, allá va mi relato sin garantía de ninguna especie, respondió Caunedo, y dió principio de este modo:

«Cuentan que uno de los antiguos monarcas de Castilla fué cierto dia convidado á un banquete por uno de sus próceres, hombre turbulento, ambicioso y feroz, que tenia dispuesto nada menos que darle muerte en union de otros conjurados para sus fines particulares. Si supiéramos el reinado en que esto aconteció seria fácil adivinar á qué parcialidad pertenecia el prócer traidor, y quizás pudiéramos descubrir su nombre; pero nada de esto ha llegado á mi noticia, y hé aqui por qué desconfio de la exactitud. Sea de ello lo que quiera, es el caso que un jóven de la familia de Villandrado, page á la sazon del rey, oyó por casualidad algunas palabras que le descubrieron el terrible proyecto tramado contra la vida de su señor, y resolvió salvársela aun á costa de la suya propia. Dirigióse con presteza al salon del festin, cuando se hallaban en medio de la comida, y presentándose al rey le manifestó que tenia que hablarle en el acto de un asunto de la mas alta importancia, suplicándole que pasase para escucharle á una cámara vecina por ser cosa en estremo reservada. Accedió el rey al punto, pues tenia gran confianza en su page, y los conjurados se miraron unos á otros temerosos de haber sido descubiertos; mas luego reflexionaron que este incidente podia ser casual, y como por otra parte la estancia en que habian entrado el monarca y Villandrado, no tenia mas salida que el comedor donde se hallaban, resolvieron que ella les sirviese para consumar su depravado intento. Al efecto colocaron varios hombres de armas á lo largo de una galería poco alumbrada, que conducia á la habitacion referida, y les dieron órden de no permitir el paso mas que al page, y de ninguna manera al rey á quien debian de dar muerte si intentaba forzarlo. Villandrado, entretanto, rogaba á su amo que cambiase con él de trage, y se pusiese en salvo inmediatamente, en lo que consintió el rey, creyendo tal vez que no corria riesgo su leal servidor. Disfrazado, pues, con los sencillos vestidos de éste, pudo escapar del recinto de aquel peligroso palacio, y al punto dispuso que fuesen sus gentes á apoderarse de los culpables, y á libertar á su page; pero los primeros habian escapado temerosos del peligro, y el segundo estaba muerto á puñaladas, sin duda por los mismos conjurados que quisieron tomar esta venganza. El rey entonces furioso por el atentado contra su persona, y por la muerte de su libertador, hizo pregonar que daria grandes recompensas y haria muchas mercedes al que le entregase muerto ó vivo al magnate traidor, y dispuso que para perpetuar la

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