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la bóveda de la nave media, y 14 mas hasta el techo. Es de piedra sillería, y de órden corintio, lo mismo interior que esteriormente. Lo que entre todo nos pareció mas digno de consideracion fué la sacristía principal, por su nave, modelo de arquitectura, y por la calajería, pinturas, alhajas y ornamentos ricos que encierra.

El palacio episcopal, bastante cómodo y espacioso, está inmediato á la catedral, y tiene comunicacion con ella por el cláustro. El seminario es un magnífico edificio, que estaba en el siglo XVI situado en la plaza, y se trasladó en 1770 al lugar que hoy ocupa en las huertas del Torrillon. Este seminario era casi una universidad, y Cárlos III dispuso que los discípulos esternos fuesen incorporables para todas las carreras en las universidades del reino. En el dia concurren á él sobre 200 niños.

La casa de ayuntamiento situada en un ángulo de la plaza es espaciosa y de buena construcccion A su entrada se lee la siguiente cuarteta:

Aqui dentro no ha lugar
Pasion temor ó interés;
Solo el bien público es

Lo que aqui se ha de mirar.
1584.

Tiene Mondoñedo ademas un buen cuartel, un hospital, casa de espósitos, un teatro, una cárcel y un paseo con regular arboleda en el campo de los Remedios. La historia civil de esta ciudad es bastante descarnada; no asi la eclesiástica de la que abundan los datos y noticias. Su orígen desconocido sube á remotos siglos, y parece que su primitivo nombre fué Ontonia. En tiempo de los reyes godos se trasladó á Britonia, hoy Santa María de Bretoña, à dos leguas de Mondoñedo (1), la silla episcopal Lambriense; pero siendo acometida por los moros la ciudad de Britonia en 738, fué totalmente destruida. La misma suerte sufrió Ontonia, que opuso á los sarracenos una tenaz resistencia; pero habiéndolos arrojado de este territorio el belicoso rey Alfonso I el Católico, en 742, empezó, aunque lentamente, á renacer de sus escombros. Parece que volvió esta comarca poco despues al dominio de los moros, pero fué recobrada de nuevo por Alfonso III el Magno en 870. La arruinada sede de Britonia, habia sido des

(1) Ademas de su iglesia parroquial de Santa María, que por sus nuevos arcos grandiosos y antiguas lápidas con inscripciones, manifiesta haber sido la primitiva catedral, conserva Britonia muchos vestigios de sus fortificaciones, y del palacio del obispo. Fué esta poblacion, que entonces se llamaba Britonia ó Britania, incendiada por los árabes.

membrada de una gran parte del territorio que tenia en Asturias, desde los tiempos de Alfonso el Casto, para formar el nuevo obispado de Oviedo; pero en el citado año de 870 vino huyendo de los moros á esta comarca, Sabarico, obispo del célebre monasterio de Dumio, junto á Braga, y fijó su silla á tres leguas de Mondoñedo, cerca del mar, en el lugar de San Martin, llamándose desde entonces la antigua sede de Britonia, con el nombre de Dumiense. Por este tiempo un conde ó gobernador de la ciudad que nos ocupa, llamado Gomez Arias de Castro, la hizo libre de pechos, sin duda con el objeto de aumentar el número de sus pobladores.

Permaneció la silla dumiense en San Martin hasta 1112, en cuyo tiempo por disposicion de la reina doña Urraca, se trasladó á Villamayor, del valle de Brea, ó sea Mendumieto 6 Mondumeto, como dicen las escrituras de aquel tiempo. Estas repetidas traslaciones hicieron que los prelados de esta diócesis se intitulasen unas veces dumienses por el origen, otras valibriensis, por el lugar en que tenian su catedral, otras britonienses, por la iglesia que sustituian, y finalmente miudunienses, por la nueva iglesia y ciudad que poblaron en tiempos mas posteriores, lo que causó bastante confusion en los anales eclesiásticos. En 1206 se trasladó la sede por órden del rey Fernando II á Rivadeo, aunque conservando la denominacion de Mindoniense, pero en 1233 regresó á Mondoñedo (1). El rey don Fernando IV el Emplazado, concedió en 1311 el señorio temporal de esta ciudad á sus obispos, los que lo conservaron hasta nuestros dias. En 1808 fueron sorprendidas y dispersadas en Mondoñedo las tropas españolas por las francesas que mandaba el general Mathieu. Esta ciudad eminentemente teocrática, no solo tuvo escelentes y benéficos prelados, sino que tambien produjo muchos ilustres eclesiásticos, entre otros don José Cayetano Luaces, obispo de Palencia, y fundador del hospicio de Valladolid, y don Antonio Rubiños del Monte, ilustrado canónigo magistral de Coria.

No queremos dejar á Mondoñedo sin hacer mérito del célebre mariscal Pardo de Cela, uno de los nobles mas poderosos de Galicia. Poseia muchas jurisdicciones y fortalezas, entre las que se contaban el castillo de Santa Cruz, del valle de Oro, castillo de Villa-Juan, casa de Villa Guisado, fortaleza de Sobrado de Aguiar, casa fuerte de la Barreira, casa de Santa María de Saavedra, castillo de Penadreda y otros muchos demolidos en tiempo de

(1) A instancias de la villa de Rivadeo, el obispo de Mondoñedo don Nuño II y su cabildo, se comprometieron por escritura en 1270 á poner en ella una colegiata, compuesta de un canónigo y cuatro racioneros, como se verificó y aun subsiste. Esto fué para conservar el recuerdo de haber permanecido en la citada villa la catedral y el obispo.

las comunidades. De jóven estuvo en el servicio de las armas, reinando Enrique IV, y en la época de los Reyes Católicos fué ascendido á la alta dignidad de mariscal.

Se casó con la sobrina del obispo de Mondoñedo don Pedro Enriquez; Isabel de Castro era su nombre; y este le dió como bienes dotales, la mayor parte de las rentas, señoríos y fortalezas que pertenecian á la mitra. Entre estas se contaba el castillo de la Frouseira. A la muerte de este obispo, el mariscal se negó á la devolucion de estos bienes, y confiado en el valimento y poder de que podia disponer, hizo resistencia á las repetidas demandas de los que por órden del obispo le hostigaban á que devolviese las pertenencias y los frutos de la mitra. Nada importaba el carácter sacerdotal de estos enviados, porque cogidos en sus estados, y por su gente, eran víctimas de severos castigos, y hasta de la muerte. El mariscal no tomó en cuenta los anatemas y bulas condenatorias que en el concepto de raptor de la iglesia espedia el pontífice contra su persona: solo queria la integridad de sus derechos, y únicamente combatia toda clase de invasion en sus estados. Hubo de por medio mandatos de los reyes y decisiones del tribunal superior promovidas por el entonces obispo de Mondoñedo don Fadrique de Guzman, que por evitar la saña de Pardo de Cela se habia retirado á la córte; pero el estado imponente de Mondoñedo y de Vivero, donde el mariscal ejercia ámplia jurisdiccion, hacia imposible toda resolucion enérgica. Entonces (1480) los Reyes Católicos deseosos de rebajar la preponderancia aristocrática, diputaron á don Fernando de Acuña para gobernador de Galicia, y al jurisconsulto García de Chinchilla para resolver sobre la situacion de Pardo de Cela. Congregaron junta del reino en la ciudad de Santiago, y decretaron la pena de muerte contra el mariscal y otros cómplices.

Pardo de Cela se reforzó altivo y sereno en el mencionado castillo de la Frouseira, y para la toma de esta fortaleza y prision del mariscal comisionaron al capitan francés Luis Mudarra, con la fuerza suficiente para ambos objetos. Algunos parciales de Pardo de Cela se entregaron por la desconfianza del éxito á los regios comisionados. La defensa del castillo de la Frouseira estaba preparada con decision é inteligencia: la toma de esta fortaleza ofrecia muchos peligros. Luis Mudarra prefirió el soborno á la táctica militar: logró corromper hasta veinte y un individuos de la confianza del mariscal, y en la noche del 7 de diciembre de 1483, cuando dormia Pardo de Cela, penetró el enemigo en la fortaleza, y se apoderó no solo de la persona del mariscal, sino de otros hidalgos, cómplices suyos.

Pardo de Cela fue conducido á la ciudad de Mondoñedo, y temerosos los régios comisionados de que sus parientes y confederados Pedro Bolaño

y

Pedro Miranda replegasen sus fuerzas sobre la poblacion, ordenaron la decapitacion del mariscal, la que tuvo lugar en 17 de diciembre, pocos dias despues de su captura.

Su esposa doña Isabel de Castro, que á la sazon se hallaba en Valladolid, pidió á la reina Cotólica un rasgo de clemencia para Pardo de Cela, pero nada alcanzó. Posteriormente se le devolvieron los bienes confiscados, con escepcion de los pertenecientes á la mitra, y fueron declarados perjuros, y en lo sucesivo inhábiles ellos y sus sucesores por algunas generaciones, para ser testigos en cualquiera informacion. El castillo de la Frouseira fué completamente demolido á la muerte de Pardo de Cela: solo en la cárcel de Mondoñedo se conserva una enorme cadena de hierro que en él habia, y á la cual se le llama desde entonces la Mariscala.

CAPITULO XXXVII.

Vivero.-Leyenda de Alvar y Munia.-El Ferrol.

Con objeto de recorrer en parte la pintoresca costa de Galicia, de que tau bellas y repetidas descripciones se nos habian hecho, retrocedimos algun tanto desde Mondoñedo, para visitar la villa de Vivero, tan renombrada por sus lienzos, de que en Madrid se hace gran consumo.

Está Vivero construido sobre peñascos á la falda del monte Chamorro, y á la orilla de la ria de su nombre, llamada en otros tiempos Arrotreva, y que está formada por el rio Landrove, que despues de nacer en el monte del Histral, y atravesar un espacio de cuatro leguas, entra en el mar en este puerto. Este rio que tambien tiene hoy el nombre de Vivero, riega muchos maizales, da impulso á varios molinos, y produce abundante pesca. Le cruzan algunos puentes, de los que hay uno bastante suntuoso en la villa que en este momento es objeto de nuestros recuerdos. Segun Huerta, historiador de Galicia, y Rodrigo Mendez Silva (en su poblacion de España) es Vivero villa muy antigua, conserva vestigios del tiempo de la dominacion romana, y fué trasladada al sitio que hoy ocupa por el rey don Pelayo, - el que la concedió grandes franquicias y privilegios por los especiales servicios que sus moradores le prestáran contra los moros. Si se ha de dar crédito á dichos historiadores, el sitio antiguo de esta poblacion, era en el mismo en que hoy se vé una capilla dedicada á San Pedro á una legua de distancia. La campiña que circunda la villa, tendrá como una legua de

largo, y un cuarto de ancho, y en ella está la parroquia de Santa María de Galdo. Es como todo lo de Galicia y Asturias, muy risueña y pintoresca, y de producciones abundantes y variadas.

El puerto de Vivero es cómodo y bastante capaz para contener gran número de embarcaciones menores, y en él hay un astillero para la construccion de aquellas. Es tambien esta villa cabeza de un partido judicial de ascenso, que contiene cuarenta y seis feligresías, tiene ayudantía de marina, aduana de cuarta clase, dos parroquias, una dedicada á Santa María, y otra á Santiago, un convento de religiosos, dos de monjas, un pequeño seminario, y cuatro mil seiscientos seis habitadores. La industria mas considerable es la de lienzos, que segun parece, data ya de tiempos muy remotos. Apenas hay una muger en Vivero que no hile cada año una tela, que despues dan á tejer á otras. La mayor parte del lino que aqui se gasta, viene de Rusia, lo que es bastante comun en Galicia, y por lo que se le da el nombre de lino de la mar. El resultado anual de esta manufactura sube á mas de trescientas mil varas de lienzo, sin contar las telas de estopa y estopilla, la que se estrae en su mayor parte para las provincias de Castilla.

Debemos advertir que en Galicia encontrábamos la estraordinaria baratura y abundancia en los alimentos y en las posadas, que tanto nos sorprendiera en Asturias, pues es Galicia una segunda edicion de aquel pais, aunque indudablemente mas rico y fértil.

Despues de Vivero donde pernoctamos, siguiendo la costa, encontramos la ria de Barés, llamada por los romanos Florius, y la villa de Santa María de Barés antiguamente Barum. En el puerto inmediato que se halla á la desembocadura de la citada ria, hay un muelle de construccion romana, pero en completo abandono. Entre Barés y Ortigueiro está situado el antiguo solar de la familia de Vivero, de cuyo linage fué Alonso Perez de Vivero, contador mayor del rey don Juan II, y señor de Fuen-Saldaña, á quien hizo arrojar por un balcon en Burgos, segun ya dijimos en el capítulo XVI de esta obra, el favorito don Alvaro de Luna. Siguiendo nuestra marcha hallamos el puerto de Espasante, y á la distancia de una legua la ria de Santa Marta formada por el rio Mera que entra en ella por la parte del Sur. Los puertos de Santa Marta y de Cariño son pequeños y solo permiten la entrada de cachemarines y otros buques menores; pero abundan mucho en esquisita pesca. Desde aqui se avanza la costa hácia el Norte formando el Cabo de Ortegal conocido en los tiempos de la dominacion romana con los nombres de Promontorium-Trilemum y Lapatia-Coru; despues no se encuentra ningun puerto hasta la ria de Cedeira distante tres leguas y media. El puerto de este nombre es bastante capaz, y está defendido por una batería

RECUERDOS.

ΤΟΜΟ Ι. 47

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