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ficiesen como buenos, que Dios e la Virgen Santa Maria, y el Apostol Santiago les ayudarian, y los Alcaydes ambos eran hombres esforzados, y esforzaron mucha gente e pusiéronla en orden, y apretáronse mucho todos, puestas sus lanzas en encuentro, y los moros viniéronse para ellos, y queriendo encontrarse soltaron los moros tres espingardas á caballo facia los cristianos e non les ficieron daño arremetieron los unos con los otros diciendo los cristianos Santiago, e rompieron los unos con los otros: los peones estuvieron quedos feco adarve con las puntas de sus lanzas que non les pudieron entrar, e volviose la pelea, mas los cristianos horadaron luego la batalla de los moros andando muy apretados e acaudillados, e dieron buelta otra vez sobre ellos derribando muchos moros e matando muchos; los peones desque vieron derribados muchos moros, comenzaron de matar e ayudar a los suyos: los moros como vieron tantos cahidos de ellos, e los christianos en su vigor comenzaron de huir vencidos e muertos e desbaratados; los christianos siguieron el alcance gran rato, e fueron muertos mas de cien moros, e cautivos no mas de tres: e murieron cuatro christianos, tres de Utrera e uno de Arcos, y bolvieron todo el ganado que llebaban los moros, y cogieron el campo en que ovieron noventa caballos e muchas armas, e volvieron toda la presa que los moros llebaban, e tornaron con mucha honra á sus casas, e repartieron la presa por todos los que allí se hallaron y pelearon. Este año fué Juan de Vera fijo del Comendador Diego de Vera embiado á Granada por Embajador, e estando en la Alhambra ovieron unos moros desputa de cosas de la fee, e un moro Bencerraje dijo que Nuestra Señora la Virgen Maria no quedó Virgen despues que parió á Nuestro Señor Jesu Christo y Juan de Vera dijo que mentia, e lo hirió con la espada en la cabeza, e el Rey D. Fernando se lo agradeció mucho, e le dió mercedes.

CAPÍTULO LVIII.

De como el Rey fué primera vez a Loja y no fizo lo que

quisiera.

En el dicho año de 1482, despues de San Juan de Junio, sacó el Rey D. Fernando su hueste con muchos de los Grandes de Castilla, e fué sobre Loja con asaz artilleria, e púsole cerco en un Cabo, e túbola cercada cuatro ó cinco dias, e los moros salian a pelear muchas veces por donde mas a mano hallaban la estancia, e cada dia les entraban moros de refresco en la villa, que el Real no se lo podia defender, que estaban entre la villa y el Real á Estancias el rio Guadalgenil, e un dia salieron los moros de la villa e pelearon por las estancias donde estaba el Maestre de Calatraba D. Rodrigo Giron, e él salió á pelear con ellos, e diéronle una saetada de que murió luego, e acudió gente del Real e ficieron fuir los moros, e viendo esto el Rey e los Caballeros, e visto como tenian poca gente; estaban cerca de Granada, donde muy presto se podia recrecer socorro aquella Villa de mucha gente ordenaron alzar el Real por que no se fallaron mas que cuatro mil de caballo e doce mil peones, e segun la calidad de la tierra era menester para aque cerco aquellos y otros tantos. E como los moros de la villa vieron que el Real se alzaba, salieron a pelear ya que la mayor parte era alzado, e ficieron muy grande alboroto en el Real, e muchos Caballeros e Peones dieron á fuir, e el Rey mesmo, como vido aquello acudió por equel lugar con unos pocos de Caballeros, diciendo á voces «tener, Caballeros, tener» e pelcó allí él mesmo con los moros, e desbarató una batalla e atajó otra de cincuenta moros que no pudieron tomar el paso, e no tubieron otro remedio sino hecharse los mas de ellos al rio donde se ahogaron los mas de ellos, e los otros murieron á lanzadas, y en esto el Real tubo algun tanto de lugar lo que no era alzado de se alzar y poner en cobro; e como en esto el Rey andaba pelean

do con los moros recrecíanse mas los moros e vídolo el Marqués de Cádiz e socorriólo con sesenta lanzas dejando el cavo donde estaba e vino allí e fizo quitar al Rey de aquel peligro, e púsose él alli e salieron otra vez los moros por alli e fizo el Marqués tres o cuatro vueltas sobre ellos esforzadamente con los que con él estaban hechó una lanza a un moro y atrabesolo, e quedó sin lanza, e firiéndole el caballo de una saetada, e con estas bueltas que fizo escusó que no se perdió parte del Real; con todo eso se perdió mucha arina, e vino e algunos tiros de pólvora, en los cuales fueron cuatro ó cinco robadoquines: esto fecho el Rey fizo bastecer á Alhama de aquellos vastecimientos, que habian ido al Real, e vinose sin facer lo que queria, e fué escuela al Rey este cerco primero de Loja en que tomó licion y deprendió ciencia con que despues fizo la guerra e con ayuda de Dios ganó la tierra segun adelante se dirá: e despues de esta vez le creció contra los moros muy gran omecillos e fizo facer sobre la que tenia muy gran artilleria de tiros de pólvora en Huezma, e muchos robadores, e guarneciosc mucho de todas las cosas necesarias para la guerra, e fizo facer sobre la que tenia muchas grandes lombardas, e labrar en esta Andalacia muchas piedras para ella, e en la sierra de Constantina, muy mucha madera para la dicha artilleria.

CAPÍTULO LIX.

De como el Rey Muley Hacen corrió el campo de Tarifa.

En el dicho año de 1482, mientras el Rey estaba sobre Loja, corrió el Rey Muley Hacen el Viejo el campo de Tarifa en que llevo mucho ganado bacuno, como no habia caballeros que se lo resistiesen, que estaban en el cerco de Loja: e a la salida cerca de Castellar dieron en la delantera de los moros Pedro de Vera Alcayde de Gibraltar, e Christóbal de Mesa Alcayde de Castellar, e fasta sesenta caballos, e desbarataron ciento cincuenta de caballo moros muertos e heridos, e con aquel alboroto se volbieron mas de dos mil bacas de las que llebaban los moros; e

con todo eso llebaron todavia mas de tres mil bacas e ansi el Rey moro se volvió a Málaga donde entonce reynaba despues que Granada le despidió tomando por Rey á su hijo Muley Baudili.

GAPITULO LX.

Del desbarato que los moros ficieron en Axarquia de Málaga.

En el mes de marzo de 1483 años entraron a correr tierra de moros por Antequera el Maestre de Santiago D. Alfonso de Cárdenas e el Marqués de Cádiz e D. Alonso de Aguilar e Juan de Vera e el Adelantado de Andalucia e el Conde de Cifuentes Asistente de Sevilla, que sucedió despues de la muerte del virtuoso Señor Diego de Merlo, e Juan de Robles Corregidor y Alcayde de Xerez, e recogieron la gente en Antequera e falláronse con mas de tres mil de caballo con pocos peones, segun fueron menester para la tierra donde iban: el consejo del Marqués era combatir a Almojia; e el Maestre no quiso sino que fuera a destruir los lugares de la Axarquia, para lo cual habian sido reunidos e llegados, e para dar vista á Málaga, ovieron division en el concierto de la entrada a causa que el Maestre tenia adalides, que habian sido moros, e decíanle de una manera faciéndole muy Ilana y sin peligro la entrada: el Marqués tenia tambien sus adalides tornadizos entre los cuales uno era Luis, Amar uno de los que le dieron á Monte corto e facia la entrada por allí muy peligrosa, y en fin siguieron todos la voluntad del Maestre, y dejaron el fardaje en Antequera, e todos los que tenian flacos caballos; partieron de Antequera los dichos Señores con poco menos de tres mil caballos y obra de mil peones, e entraron en la Axarquia de Málaga, comenzando de correr e quemar lugares e matar e robar un Juebes de mañana, vispera de San Benito a veinte dias de Marzo fasta la tarde, que se apellidó toda la tierra de los moros, e vinieron de cada parte muchos moros sobre ellos: la tierra era muy fragosa y áspera de muchos collizos e lomas e barrancos e dieron los móros en la batalla de la rezaga,

e ficieron mucho daño a saetadas desde arriba de aquellos barrancos como los caballos no podian dar bueltas sobre ellos, e asi mataban e desbarataban mucha gente á cada paso, de manera que se erró en los christianos ovo tan mal acuerdo e tan gran desman, que no tenian valor para pelear los mas de ellos, temiendo la grita de los moros, e las infinitas saetadas que cada uno les echaba: el Marqués por guarecer la gente de la rezaga quedó atajado aquella noche, que no pudo llegar ni pasar a la gran batalla del Maestre e de los otros Señores, e allí por amparar la rezaga le mataron el caballo e quedó con fasta de cincuenta de caballo atajado, e habia muchos moros entre él e la otra gente, e estubo gran parte de la noche alli: e los tornadizos le amonestaron e aconsejaron que saliese por una parte por do lo guiarian, pues no podia juntarse con los demás sin peligro de su persona: e que si allí aguardaba á la mañana amaneceria sobre aquellos moros que le cercaban otros en gran suma, e que entonces no se podria quizá poner en cobro; e de tal manera se vido afrentado aquella noche, que ovo de tomar el consejo de los tornadizos e no pudo facer sino escapar su vida a uña de caballo por donde lo guiaron los adalides suyos tornadizos y Luis Amar, al fin salió a Antequera.

El Maestre e los otros Señores con toda la otra gente estubieron toda esa noche cercados de los moros con diez mil candelas de fuego ardiendo al rededor, que no habia por donde saliese uno ni entrase otro reciviendo de cada parte muchos saetazos que le tiraban a monton, en que se recibian muchos daños de feridos e muertos: los moros nunca cesaron aquella noche de velar toda la hueste al rededor dando gritos e faciendo tantas algazaras fasta otro dia viernes de San Benito, de manera que se movió la hueste de los christianos para se venir puesta su retaguardia a la zaga, e comenzaron á pasar cuestas e barrancos y los moros con ellos a cada paso rebueltos por unas lomas y pasos muy inustos, hechaban muchas piedras a rodar, e con las manos muchas saetas, e saltaban a las delanteras por donde no podian subir los christianos, e así mataron e herian, e los cristianos como iban ahilados la tierra era tal, que no podian facer

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