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llena dellos e les comian las cañas de azucar e plantas e cuanto tenian, que no sabian que remedio poner, e llebaron muchos perros e dieron por mucha manera a los destruir y apocar, y cercenaron las heredades que pudieron, y asi se remediaron y tienen de ello cuanta caza quisieren e les toman con muy poco trabajo.

CAPÍTULO LXVII.

De la batalla que comunmente se dice de Lopera.

En el mes de setiembre a diez y siete miércoles año susodicho de 1483, despues que el Rey moro Viejo fué recibido en Granada por Rey a causa del cautiverio de su fijo, vinieron de su licencia y mandado mil y doscientos de caballo, o pocos mas escogidos a correr tierra de christianos, en los cuales vinieron muchos Alcaydes y hombres principales, e recogieronse en Ronda e entraron por Zahara y trugeron consigo gran peonage, el cual dejaron en la sierra e todos las caballeros entraron por Lopera a correr el campo de Utrera el Coronil e los Molares, e hecharon trescientos de caballo a correr la via de Utrera, los cuales llegaron a dos leguas de él, y ciento cincuenta al Coronil, que llegaron cerca del lugar y quedaron los otros en la celada, y los que fueron al Coronil corrieron el campo y recogieron el ganado, que fué una gran boyada de bacas e todo lo que hallaron: a el rebato salieron de Utrera sesenta de caballo e algunos peones, y dieron en la zaga de los corredores moros no acobardando de pelear con ellos, e en chico espacio por una tierra mas áspera que llana derribaron fasta treinta moros de los cuales algunos mataron del todo; y desque los moros vieron a los christianos salidos de lo áspero a un llano ya estaban todos cerca de la celada, e volvieron gran parte de los trescientos corredores sobre los christianos, y los christianos huyeron a meterse en un monte que estaba allí cerca, e en aquella buelta mataron los moros siete o ocho christianos e en esto vinoles a los moros nueva que fue

sen presto que tenian en la celada la batalla aparejada y los christianos al rostro, que no curasen de la cabalgada, e en esto vino otra nueba, que la celada era desbaratada, y que los christianos venian ya sobre los mismos corredores, e aparecian ya muchos christianos en el campo; entonce los moros corredores se fueron huyendo dellos al monte a donde los christianos de Utrera se habian metido; de ellos por otras partes, e en aquel monte acaeció donde estaban los christianos meterse los moros en las mismas matas a esconder, dejando los unos y los otros los caballos desamparados, e desque los christianos conocieron que los moros huian, salieron, e tomaron sus caballas e otros, e cautivaron los que pudieron hallar e de ellos siguieron el alcance.

E la pelea de la celada fue de esta manera: que de la entrada de estos moros habian avisado los guardas de la Frontera a el Alcayde de Monfigeredo, que era un esforzado caballero e él lo fizo saber luego e muy aprisa en toda la comarca, e juntáronse cerca de Coronil el Alcayde de Moron, e Martin Galindo, e el Señor de Palma de Micerquilio Luis Puertocarrero e otros Capitanes con la gente de Ecija y Moron e Osuna, e Anton Rodriguez Alcayde que despues fué de Zahara con la gente de Marchena, e tenia seña e trompetas, e asomaron sobre la celada despues de haber comido e bebido, e aderezado cada uno su caballo e armas como convenia para el tan cierto egercicio que habian de haber de batalla, e asomaron sobre los moros que estaban quedos e mal aparejados en un llano, y los christianos se apretaron e estuvieron un poco parados, e los moros se apercibieron muy bien, y los christianos mandaron tocar una trompeta e se fueron a los moros, e los moros se vinieron a ellos esforzadamente e rompieron los unos con los otros e bolviose la pelea, e a los primeros encuentros fueron derribados e muertos muchos moros e hecho muy grande destrozo en ellos y comenzaron a huir y los christianos a los seguir e en torno de media legua con los que murieron en la batalla, quedaron muertos mas de cuatrocientos moros e no murieron christianos ningunos en esta batalla, que sabido fuese ca Nuestro Señor y Santiago cuyo apellido imbocaron, los guardó, y los christianos siguieron el al

cance cuanto vieron que combenia, y mataron en la dicha batalla y alcance los caballeros susodichos en los que pudieron ser contados seiscientos moros en trecho de una legua. E fué esta batalla en la fuente de la Higuera cerca de Lopera e los christianos cogieron el campo donde ovieron moros cautivos e muertos, caballos e armas, e ropas e bolvieron con mucha honra a

su casa.

El Marqués de Cádiz estaba en Xerez al tiempo que le abisaron de la entrada de estos moros, e vinose a Arcos e dende al rio Guadalete del Cavo de Zahara e cuando llegó allí ya los moros que habian escapado iban fuyendo y pasado el rio, y siguiólos, e ovo noventa moros e cien caballos, que llevó á Arcos y los caballeros de Xerez llebaron otros tantos, que les dió que les tocaron de sus partes, que se hallaron con él, e embió el Marqués de empresentados de aquellos caballos al rey ocho caballos. El Alcayde de Ronda, e el de Setenil escaparon de esta manera: eran ellos los que llebaban la Boyada de la campiña de Utrera, y desque vieron que la celada era desbaratada tomaron con fasta treinta de caballo, e metiéronse en tierra de christianos la via de Lebrija, guiándolos un Elche, que sabia la lengua e tierra e anduvieron aquel dia fuera de camino fasta la noche, que fueron a pasar a Guadalete por cerca de Arcos guiándoles el dicho Elche que era un traydor que habia sido christiano, y era moro, el cual sabia bien la tierra, e llamábanlo el Panadero, y ohi decir que era de Arcos; allí fueron aquel dia muertos e cautivos muchos caballeros e Alcaydes ricos e de grandes rescates, entre los cuales fueron cautivos el Alcayde de Málaga, c el Alcayde de Abora, e el Alcayde de Marvella, e el del Burgo, e el de Comares, e el de Coin, e el de Velez Málaga; y de los peones moros no peligraron salvo algunos mancebos que entraron entre los caballeros á las espuelas, e otros que se atrevieron á su ligereza, porque todo el peonage quedó en la sierra; fué esta batalla miércoles diez y siete de Setiembre, dia de las cuatro témporas de Santa Cruz año susodicho de 1483, quedó de esta vez muy turbado el reyno de Granada, en especial Málaga e Ronda, e sus camarcas, que perdieron la mas de la caballeria, e en el despojo de la

batalla se ovieron muchas corazas, e capacetes, e baveras de las que habian perdido en el Axarquia, e otras muchas armas, e algunas fueron conocidas de sus ducños, que las habian dejado por huir; e otras fueron conocidas que eran muy señaladas de hombres principales que habian quedado muertos e cautivos, e fueron tomados muchos de los mismos caballos con sus ricas sillas de los que quedaron en la Axarquia, e fueron conocidos cuyos eran, ansi en pago de la de la Axarquia esta era la segunda en que por la misma forma que los moros ofendieron fueron ofendidos, y aquellos que lo ficieron, aquellos lo vinieron a pagar por mal de los moros. Fué ésta llamada la de Lopera, que doce mil de caballo que entraron, no se salvaron los doscientos, y destos ios mas sin caballo apeados y escondidos por los montes; no se hallaron otros christianos muertos en toda esta batalla salvo los siete u ocho hombres que mataron los corredores moros de los de Utrera; en esta se cautivó el Alcayde de Burgo que era un grande escalador, el cual habia escalado á Montecorto, cuando lo tenia el Marqués de Cádiz, que lo habia tambien habido por otro escalador: éste ovo el Marqués e nunca fué rescatado e acá pereció e murió.

CAPÍTULO LXVIII.

Be como el Marqués tomó a Zahara.

Tenia por costumbre el Marqués de Cádiz de tener los hombres especiales e adalides, que osasen de noche andar en tierra de moros, e saber cuales fortalezas se belaban bien, e cuales estaban a mal recaudo, e asi tomó a Cadela en tiempo que tenia la guerra con el Duque de Medina, e tomó a Monte corto, e tomára a Setenil sino fuera por la cobardia de los escuderos, que los embió a escalar, e facia mercedes a los dichos adalides, e sabia de qué manera se velaban los castillos de la Frontera, e asi fué informado para tomar a Zahara, e la escaló e tomó por sí

mismo, e fué en esta manera: dia de los gloriosos Apóstoles San Simon y San Judas, a veinte y ocho dias de octubre jueves año susodicho de 1485, pusose con su gente antes que amaneciese en la celada cerca de ella, e embió treinta escuderos con sus escalas a meter cave el muro de la villa en fondo de una peña, e puso una atalaya a vista de la celada e de los escaladores, en manera que los de la villa la non pudiesen ver, e esto que fué fccho ameneció e estuvieron ansi fasta cerca de medio dia; e los moros estuvieron seguros de que no vieron nadie por el campo, y descindieron los moros á la villa e hizo el atalaya, que los veia señas á los escaladores, que escalasen e a la celada, que saliere e fuese a dar combate por la puerta de la villa; porque los escaladores escalaban por la otra parte; e los escaladores hecharon la escala, y la mayor parte de la celada á rienda suelta fueron á hacer rebato a las puertas de Zahara, y el Marqués arremetió fuertemente con su caballo al lugar por donde escalaban, y llegó y apeose y entró por las escalas en pos de quince hombres que habian entrado, y como los moros se habian socorrido a la puerta con el alboroto de los de la celada, que acerca de ella habian llegado ovieron lugar los escaladores, y el marqués de entrar por la otra parte e tomar la villa, e como los moros los vieron huyeron y metiéronse todos en la fortaleza donde el Marqués los tubo aquel dia cercados, y se le dieron luego con temor a partido, que los dejase ir libres sus personas con lo que pudiesen llebar de lo suyo, dejando las armas y asi los dejó. No habia allí mujeres ni mnchachos salvo hombres de pelea: asi nuestro Señor se lo aderezó todo bien al Marqués, e tomó a Zahara sin peligro ni muerte de su gente: fallaron dentro un cautivo no mas llamado Fruto, natural de Fuentes, donde yo nací fijo de Juan Alonso hombre bueno: fizo el Marqués vastecer muy bien la fortaleza de viandas e armas, y gente, cso mesmo la villa, e estubo ende fasta que lo dejó todo a buen recaudo, y bolviose a Marchena con mucha honra. E sabida por el Rey e por la Reyna la buena andanza y ventura que el Marqués ovo en tomar á Zahara en tal manera ovieron por bien de le hacer merced de ella para siempre, e mandaron intitular Duque de Cádiz

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