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ellos, no temais, e iba su vandera ante él; e desque los escuderos que huian vieron al Marquées con su gente, y vandera, cobraron esfuerzo, e volvieron sobre los moros, e pelearon muy fuertemente los unos con los otros, e la vandera del Marqués de enmedio en lo mas áspero de la pelea, la cual estuvo muy cerca de ser perdida, si el mesmo Marqués con su persona, y los que le guardaban no lo socorriesen. En fin los moros fueron vencidos, y volvieron huyendo, e se metieron en Gibra Alfaro, e fueron dellos heridos, é muertos mas de cuatrocientos, é de los christianos murieron luego mas de treinta hombres, é fucron heridos mas de trescientos; é fué herido el Sr. D. Diego Ponce de Leon de una saetada que era hermano del Marqués, y los mas vencidos. El Marqués fizo proveer las estancias susodichas cercanas á Gibra Alfaro de gente, é ballesteros, e espingarderos, e estando alli en una de aquellas estancias, los moros de la fortaleza tiraban muchos tiros de espingardas alli, y de ballestas, é esparció que desde el castillo lo conocieron, e tiraron una espingarda al Marqués de la cual pareció que Dios milagrosamente lo quiso guardar, que le dió en el adarga que ante si tenia por medio de los cordones, e diole la pelota en la barriga por bajo de las corazas, e paró en el sayo que ninguna cosa le firió ni empeció: fué herido tambien el Sr. D. Luis Ponce su yerno aquel dia, é el Alcayde de Utrera Garci Gomez de Sotomayor, e el Alcayde de Atienza, e otros muchos escuderos honrados, entre los cuales murieron, e fueron heridos, el mas daño que recibieron fué cuando dejaron las estancias, que si se tuvieran, é no huyeran, no recibieran tanto daño, pues tenian el socorro tan cerca, e el Marqués se lo reputó á muy mal aquella huida, y si no fuera por su esfuerzo todo aquel real de sobre Gibra Alfaro desvaratarian: en esta pelea trujeron los moros por principal capitan á Abrahem Nela, que era muy esforzado mora, el cual allí fué herido.

QAPÍTULO LXXXY/V.

De como una noche entraron ciertos Moros por vera de la mar en Málaga, y tomaron algunos dellos, el uno que decian Moro Santo, e como pensando que daba al rey a cuchilló a ;D. Alvaro, e a la Bobadilla.

Cerca de este tiempo vinieron una noche à entrar en Málaga por la orilla de la mar por el cabo de Gibra Alfaro por donde estaba el Real del dicho Sr. Marqués Duque de Cádiz ciento, y cincuenta moros, e fueron sentidos de las guardas, é prendieron la mitad dellos, e la otra mitad se des entraron porque no pudieron mas porque huvo mil recaudo en las guardas que cuando lo sintieron iban ya dentro, e como era de noche, no se pudo mas facer, é todos venian á pié, é trahian armas, e pólvora para socorrer, é esforzar los de la ciudad, é estos moros que así tomaron, obo uno que teniéndolo el Marqués preso, dijo: «Señor, Alevadme al rey, y yo le daré órden como tome á Málaga;» é el Marqués no dando crédito á su decir, no se daba nada por él; é algunos de los suyos le aquejaron que lo embiase, é que ellos irían con él, é el Marqués dijo que lo llevasen aquellos que lo decian; é el moro ganó dellos que lo Hevasen; é en esta forma que lo havian tomado porque el rey lo escuchase, é entonce diéronle su albornoz, é un alfanje, é lleváronlo así, é el perro moro llevaba concebido de matar al rey, porque muriese su vida, é viviese su fama, queriendo parecer á Mucio Scébola Romano, que salió de Roma por matar al rey que tenia cercada la ciudad, de Seña, é pensando que mataba al rey, con la espada dio á otro, é matólo, e Maguer preso por ello se quemó el brazo, porque no mató al rey que tenia cercada la ciudad; é los Romanos

por esta osadia, y atrevimiento facen del gran memoria de hombre desesperado; e quiso aquel moro parecer á Mercurio que se lanzó en el Lago boca de Infierno que en Roma se abrió donde muchos perecian por librar a Roma, e librose por su perdimiento Roma, que lo sorbió aquella cima infernal, e cerrose, e contenlose con el que nunca mas fué vista y aquel perro como hombre gentilico pensó así dar su vida á la muerte por facer descercar la ciudad y ganar fama desesperada entre los moros; y lleváronlo así al Rey, é cuando llegaron á las tiendas con él, el rey e la reyna estaban retrahidos, e encontráronse con él en una tienda donde estaba D. Alvaro de Portugal hermano del Duque de Berganza, e la Señora Bobadilla Marquesa de Moya, e como vido que les facian todos mucho acatamiento, como no entendia la lengua Castellana, demandó un jarro de agua para dar lugar á su brazo á alzar el albornoz, e entonces sacó el Alfanje por de debajo, e comenzó de dar de cuchilladas al dicho Señor D. Alvaro, e a la Condesa que estaban jugando tablas pensando que eran el rey e la reyna, e firió muy mal al dicho Señor D. Alvaro de una cuchillada por la cara e cabeza, e la Marquesa como aquello vido se dejó eaer de brusas, e cortole de ciertas cuchilladas la ropa, empero no la firió, y sino fuera porque cada vez topaba con el alfanje arriba en la tienda, no hay que dudar, sino que la matara; entonce Martin de Seña Asturiano que estaba alli, y Luis Amar de Leon Adalid del Marqués, e Tristan de Rivera que habian ido con él, diéronte tantas cuchiIladas que le hicieron pedazos, e el rey e la reyna salieron al alboroto, y se hicieron maravillados de tal hazaña, e no quisieran que lo hubieran muerto, e echaronlo asi en la Ciudad, e los Moros desque aquello vieron, malaron un Christiano Galle go que habian cautivado en Velez quando el rey tomó los arrabales, y cargáronlo encima de un Pollino, e echaronlo por una puerta á fuera, e ansi los tomaron en el real los Chistianos, e esto ficieron en pago del otro que les embiaron con el trabuco. Pasáronse estas cosas, e otras muchas, e pasó el mes de Mayo, Junio, e Julio, e siempre en el real facian engaños y escalas, e ficieron una Escala Real que llamaron Gra, que era tan alta co

mo una torre para el dia que habian de dar combate real; c los de las estancias minaron, e el Artilleria tiraba, e facian mucho daño en la Ciudad, e todavia mostraban esfuerzo los Moros, e salian a pelear muy ferozmante, e faltó la pólvora en el real, e embió el Rey una Galera por pólvora á Valencia, e prestamente fué venida con ella, e embió al Rey de Portugal por pólvora en una Caravela, e tambien se la embió, e vino muy prestamente.

Ordenaban muchas veces de entrar la Ciudad por combate, é dejábanlo de dar temiendo la muerte de la gente, é temiendo comenzarlo é no acabarlo; porque la Ciudad era muy fuerte, é muy torreada, é deciase haber en ella ocho mil hombres de pelea é para dar el combate embió el rey por mucha gente mas de la que tenia, é embió á llamar al Duque de Medina Sidonia Conde de Niebla, el cual vino luego al real con mucha gente é mantenimientos por mar é por tierra, é dió en el real muy grande refresco é placer, que ya la gente estaba enojada en dos meses é medio que estaban en el cerco. E la pólvora venida, é el refresco de la gente, ordenaba el rey dar el combate el dia de Santiago, é algunos de los grandes eran de aquella opinion, é otros eran de opinion que no se diese combate, e todos los grandes se prefirieron de ayudar al rey con sus thesoros é faciendas fasta que por hambre tomasen la ciudad, é que no quisiesen poner en riesgo el real, é los moros deseaban mucho el combate, porque tenian ya muy pocos mantenimientos; é como son agoreros, tenian un moro que le decian el Moro Santo, que debia ser algun Alfaquí, el cual se les ofrecia è certificaba, que los montones de arina que veian en el real blanqueando, ellos comerian aquella arina, é que no temiesen en que los del real les huirian: é en algo dijo verdad, que ellos comerian despues de la arina de aquellos montones gran parte, empero estando cautivos, é este Moro Santo agorero habia entrado, cuando entró el otro desesperado, que pensó matar al rey è este los esforzaba con vanas esperanzas, é los fizo detener tanto diciéndoles, que habian de ser descercados, é vencedores, que asi lo era á él revelado de Mahomad, é con esto les facia salir á pelear mu

chas veces. La segunda vez de las dos, que fueron mas de notar, que salieron los moros de Málaga á pelear, fué de que no tenian sino muy pocos mantenimientos, é salieron una madrugada mas de mil Moros, é pelearon, é dieron en las Estancias de gente del Maestre de Alcántara por orilla del mar, é mataron é firieron algunos Christianos, que hallaron durmiendo á mal recaudo, é ficieron alboroto é rebato en el real é allegó Abrahem Zenete encima de su caballo á unos mozuelos donde pudieran matar siete ú ocho é bolvió al encuentro de lanza, é dioles de coscorrones, diciéndoles, andad, andad, rapaces, à vuestras madres; é los otros Caballeros Moros desque vieron los muchachos ir corriendo, comenzaron de reñir con él porque habia llegado á ellos é no los habia matado; é él les respondió, no maté porque no vide barbas, é esto le fué contado á gran virtud, que aunque cra Moro fizo virtud como fidalgo, é acudieron al rebato los Maestres é los otros mas cercanos, é pelearon con los Moros é metiéronlos á lanzadas por la Ciudad, é quedaron muertos mas de doscientos moros, que se non pudieron valer; é desde esta vez quedaron los moros muy desmayados, é no osaron salir á pelear, é como no tenían que comer, salianse de la Ciudad algunos moros, é venian al real é llebábanlos al Rey, é sabia de ellos la necesidad de la Ciudad, é que tanto podian tener, é con esto los del real se esforzaron.

Embajadores de Tremecen.

En este tiempo vieneron Embajadores de las partes de Africa al rey Fernando con un presente, en que le trugeron de las cosas de alli, que acá no hay, é embiole á suplicar que se oviese en la toma de aquella Ciudad piadosamente con los Moros de ella, como habia fecho con los otros de los otros lugares, ciudades é villas que habia tomado; é embió á pedir al rey por merced que le embiase pintadas sus armas, que queria ver la forma de ellas, e saber que tales eran: e el rey D. Fernando se les embió moldadas en ciertos escudetes de oro e cera tan an

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