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Mayo, ansi el rey la tubo cercada tres meses é once días, fasta que la entregaron como dicho es: e luego el Rey mandó pregonar por toda la ciudad entre los moros, que cada uno con lo suyo estubiese seguro en sus casas, e fizo entre ellos poner muy grandes guardias por las calles e puertas, porque ninguno se fuese, ni ninguno los agraviase, ni los enojase, ni tomase lo que tenian, e luego demandó los cautivos christianos, que en Málaga estaban, e fizo poner una tienda cerca de la Puerta de Granada, donde él é la Reyna, é la infanta su fija los recivieron, e fueron entre hombres é mugeres, los que allí los moros les tregeron fasta seiscientas personas: é á la Puerta por do salieron estaban muchas personas con Cruces é pendónes del Real, que fueron en procesion con ellos fasta donde estaban el Rey é la Reyna atendiéndolos, é llegando á donde sus Altezas estaban, todos se humillaron é caian por el suelo, é le querian besar los piés, e ellos no lo consentian, mas dábanles las manos, é cuantos los veian, daban loores á Dios, é lloraban con ellos con alegria, los cuales salieron tan flacos é amarillos con la gran hambre, que querian perecer todos con los fierros é adovones á los piés é á los cuellos, é barbas muy cumplidas, é desque besaron todos los piés al Rey é á la Reyna loaron todos á Dios mucho, rogándole por la vida é acrescentamiento de sus Altezas, e luego el Rey les mandó dar de comer é beber, é los mandó desherrar, é los mandaron bestir, é dar limosnas para despensa de cada uno donde quisiese ir è asi fué fecho e cumplido. En estos cautivos habia personas de grandes rescates, que habian diez e quince, e veinte años que estaban cautivos, e otros menos.

Del Zegri.

E desque el Cegri Alcayde de Gibra Alfaro vido la ciudad tomada, demandó partido, é el Reyno le quiso dar otro, sino como al comun de Málaga, é entregole la fortaleza dos dias despues que Málaga se entregó; é luego el Rey mandó tomar todas las

armas á los moros, é metiéronlas en la Alcazaba, ansi defensivas como ofensivas: é así el Rey e la Reyna fueron Señores de Málaga, é la tomaron con todos los moros.

CAPÍTULD LXXXVI.

De como se dieron Mija e Osuna.

Dos fuertes lugares e fortalezas, que estaban entre Málaga é Fengirola, que llaman al uno Mijas é á Osuna, que no se quisieron dar en todo el tiempo del cerco de Málaga, é siempre el Rey tuvo guarnicion sobre ellos, é tomada Málaga fueron requiridos, é pensando que los de Málaga habian hecho buen partido, diéronse al partido de los de Málaga, é entregaron las fortalezas, é el Rey embió las galeras de la armada por la gente de ellos en que trugeron ochocientas personas con sus haciendas muebles, é cuando se hallaron en Málaga todos à su partido, halláronse cautivos perdidos, é de estos é de los que se hallaron en Málaga huéspedes, que entraron á defender la ciudad, que no eran naturales ni vecinos, repartió el Rey por los caballeros, é dió á cada uno segun quien era: á los Duques cien moros á cada uno; á el Maestre de Santiago cien moros; é á los Condes y demás Señores cincuenta, é á otros mas, é á otros menos, fizo presente de ellos al Rey de Nápoles é al Rey de Portugal, é imbió al Papa Inocencio Octavo, que entonces imperaba en Roma, cien moros empresentados, los cuales el Papa recibió, é hizo traher en procesion por toda Roma por cosa fazañosa é memoria de esta victoria de los christianos á los cuales fizo convertir, é bolver christianos, é allí se remembraron las victorias Romanas, que los claros varones de Roma hicieron; en especial los Escipiones, é Lucius, Metelus, Fabius, Quintius, Publius, Sylla, Marius, Gavis, Pompeyus, Marcelus, Julius Cesar, e otros

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muchos, que por Roma conquistaron por diversas partes del mundo, e cuando venian con las victorias, e embiaban las cabalgadas que habian, era la ciudad toda conmovida á los recivir; é ver asi por ver aquella parte de la cabalgada, que el Rey D. Fernando embió en Roma al Santo Padre de la Victoria, que Dios le dio de la ciudad de Málaga é su tierra: la ciudad de Roma fué conmovida toda á lo ver, é el Santo Padre se lo agradeció mucho, e fizo facer plegaria é comemoraciones muchas à Dios nuestro Señor por él.

De las armas.

Antes que el Rey se partiese de Málaga, quitó á todos los moros Mudejares de la Sierra sus vasallos las armas todas defensivas y ofensivas.

De los Judios moros que habia en Málaga.

Habia en Málaga al tiempo que el Rey la tomó cuatrocientas y cincuenta personas judios e judias moriscos chicos e grandes: estos rescató todos un judio de Castilla llamado Abrahan, Señor arrendador é facedor mayor de las rentas del Rey en fucia de las Alhamas e Juderias de Castilla, los cuales rescató por veinte mil doblas Jayenes á pagar en cierto tiempo, e apartaron los luego de los moros, e tomaronles todas sus buenas alajas é joyas, e doblas e moneda que tenian e todos para en cuenta del rescate, e ficieron lios las cosas de cada casa sobre si, é sellaron los lios, e escrivieron en cada uno cuyo era, e todo el rescate ficieron junto, e ansi para ello ficieron comun todo lo que tenian, puesto caso, que unos tenian mucho e otros poco, e el dicho Judio tomó el rescate á su cargo.

CAPITULO LXXXVII.

De la manera que tubo con los moros de Málaga e con sus blenes, e como vinieron cautivos, e de los Judios, e de las cosas del cerco de Málaga.

Los moros de Málaga suplicaron al Rey luego que entregaron las fortalezas, que les mandase dar pan por sus dineros, que se morian de bambre, e el Rey les mandó dar pan e arina de los montones, que ellos miraban que estaban en el Real que el Moro Santo les certificaba que comerian, e aquí se cumplieron sus agüeros en que dijo verdad, que comerian de aquella arina, e asi la comieron empero cautivos.

Suplicaron eso mesmo al Rey e á la Reyna, que pues eran sus cautivos, los quisiese rescatar; e sus Altezas mandaron entender en ello á sus consejo, è visto sobre ello, ficieron entender al Rey que era mejor rescatarlos, e tomarles en cuenta sus bienes muebles, e oro, e plata, que no sacarlos remotamente que supiesen ellos que iban cautivos sin remedio; porque esconderian e echarian en pozos su oro é plata, e aljofar e joyas; e el Rey tubo por bien de los rescatar, e el concierto del rescate fué de esta manera: que le diesen por todos los que aquel dia se hallaron vivos, asi chicos como grandes á treinta doblas jayenes por cada uno varones e mujeres, chicos e grandes, e que diesen luego en señal todo el oro, e plata, e Aljofar e ropa e alajas, e seda e riquezas apreciado en su valor, e que por lo restante, que aguardase el Rey ocho meses, ó poco mas tiempo; e que rescate fuese en todos a voz de uno en mancomunados, e que por los que entonce eran vivos, aunque despues se muriesen, se pagase como por los otros, e que si no cumpliesen el rescate en los

el

ocho meses, ó tiempo aceptado, que fuesen esclavos, e que por tal los pudiesen vender, e facer de ellos lo que quisiere: que si al dicho plazo pagasen el rescate e lo cumpliesen en todo, que fuesen libres donde quisiesen: e desque este partido plugo á los moros como ningun remedio tuviesen, pensaron poder cumplir e salvarse por esta via, e ansi fue celebrado e concertado el concierto del rescate; e el comendador mayor Gutierre de Cárdenas fizo por parte del Rey los contratos de esto con ellos e con condicion, que viniesen todos presos á Castilla, salvo los que habian de procurar el rescate allende e aquende, e esto fecho e asentado contadores e diputados para ello con muy gran recado los llamaron por barrios e collaciones e casas, e cada casa sobre si con todas las personas e haciendas, e como venian escribian cuantos eran, e como les llamaban á cada uno, escribian sus bienes e hacienda, e facian los lios e sellábanlos, e escribian encicima cuyos eran, e mandábanlos ir con ellos cada uno con lo suyo al corral de Málaga, salvo el oro, e plata, e dolas, que les tomaban luego, e el aljofar, e perlas e corales, e piedras preciosas, e manillas e ajorcas, e al salir buscábanlos á todos e todas, e en tal manera e tan sagaz, que no pudieran escapar ni esconder alguna cosa, ni sabian los unos de los otros si los buscaban, e por este arte ovo el Rey D. Fernando todos los tesoros é riquezas de Málaga, e ansi los sacaron de sus casas por cuenta estremados e contados, como quien estrema obejas, á los que si con tiempo al Rey se dieran, fueran libres con todo lo suyo, e aun recibieron mercedes; mas parece que nuestro Señor dió lugar, que asi sus corazones fuesen endurecidos, como Faraon con sus egipcios, cuando fatigaban el pueblo de Dios, porque fuese vengado de ellos el derramamiento de la sangre de los christianos, que los moros de aquella ciudad habian desde el tiempo del Rey D. Rodrigo e el estrago e perdimiento de los que por allí habian pasado allende e se habian perdido ansi ellos se ovieron de perder totalmente; e alli donde ellos acorralaron los christianos de la gran cabalgada, que hicieron de la Axarquia el año de 1483, e donde por costumbre tenian de meter la cabalgada de christianos que trahian cautivos para los partir é vender, alli fueron

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