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CAPÍTULO CII.

Del partido de la Alhambra, e como se dió Granada.

Pasaron Julio, e Agosto, e Setiembre, e Octubre, e Noviembre que nunca los Moros se quisieron dar, y ya en el mes de Diciembre, que no tenian que comer sino pocos mantenimientos, demandaron partido al rey e a la reyna, el cual se concertó entre el rey e los Moros, en 30 dias del mes de Diciembre de entregar todas las Fortalezas que ellos e el rey Baudili tenian en el Alhambra al rey D. Fernando, e que los dejase en su ley, e en lo suyo; e en este partido fueron conformes todos: el rey e la reyna se lo otorgaron con otras condiciones y Capitulos, que se fuesen los que quisiesen y donde quisiesen, e cuando quisiesen, e que les diesen pasage, e diesen ellos todos los Christianos Cautivos, e los que habian pasado allende de tanto tiempo fasta alli; y en firmeza de esto el Comun e Caudillos de Granada, e el rey Muley Baudili juntos con ello, embiaron al rey cuatrocientos Moros Chicos e grandes, personas de valor por rehenes hasta que entregasen a Granada; conviene a saber las fuerzas de ella; y los dichos Moros entregados, como los Moros son móviles e muy livianos en sus movimientos y alboroto e agüero creyeron muchos de ellos a un Moro que se lebantó por la Ciudad diciendo que habian de Vencer ellos, ensalzando a Mahomad e reptando el Partido, e anduvo por toda la Ciudad dando voces, e lebantáronse con él mas de veinte mil Moros; e el rey Baudili de que vido el alboroto no osó salir de la Alhambra a se lo resistir hasta el otro dia que era Sábado que salió al Albaycin, y mandó llamar los de aquel Consejo, e ellos vinieron al

borotados e preguntoles que qué era aquello, y ellos se lo contaron, y él les dijo su parecer y amansolos lo mejor que pudo diciendo que ya no era tiempo de facer movimiento; lo uno por la necesidad en que estaban, la cual no daba lugar a se poder mas sustentar, lo otro por los rehenes ser ya entregados; que mirasen bien el gran daño y la muerte que tenian delante de si sin ningun remedio de socorro; e esto dicho volviose a su Alhambra, y el concierto era que las fuerzas de la Ciudad se habian de entregar el dia de los Reyes Magos, como dicho es: y el rey Baudili viendo aquel impedimento de liviandad de los Moros, e aquel alboroto, escribió al rey D. Fernando todo el fecho del alboroto, e como los Moros habian fecho movimiento en lo asentado y capitulado como hombres de poco saber, y que él no escedia ni desbiaba de lo que habia asentado, que antes suplicaba a Su Alteza que viniese luego sin mas tardar a recivir el Alhambra, e no aguardase a los seis dias de Enero, pues tenia los rehenes, y sin embargo del alboroto prosiguieron en lo primero asentado y capitulado; e el rey e la reyna vista la Carta e embajada del rey Baudili, aderezaron de ir a tomar el Alhambra, y partieron del lugar del real Lunes 2 dias de Enero con hueste muy ordenadas sus batallas, e llegando cerca del Alhambra salió el rey Moro Muley Baudili acompañado de muchos Caballeros, con las llaves en las manos, encima de un Caballo, y quísose apear á besar la mano al rey, y el rey no lo consintió descavalgar del caballo, ni le quiso dar la mano; e el rey Moro le besó el brazo e le dió las llaves, e le dijo: «Tomad, Señor, las llaves de tu Ciudad, que yo y los que estamos dentro somos tuyos:» e el rey D. Fernando tomó las llaves e dioselas a la reina, e la reyna las dió al Principe, e el Principe las dió al Conde de Tendilla, al cual con el Duque de Escalona, Marqués de Villena, e con otros muchos caballeros, e con tres mil de Caballo e dos mil espingarderos embió entrar en el Alhambra, e se apoderó de ella, e fueron, e entraron, e tomaron, e se apoderaron de lo alto y bajo de ella, e mostraron en la mas alta torre primeramente el estandarte de Jesu Christo, que fuè la Santa Cruz que el rey trahia siempre en la Santa Conquista consigo; e el

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rey, e la reyna, e el Principe, e toda la hueste se humillaron a la Santa Cruz, e dieron muchas gracias e loores a Nuestro Señor, e los Arzobispos e Clerecia digeron: Te Deum Laudamus: e luego mostraron los de dentro el Pendon de Santiago, que el Maestre de Santiago trahia en su hueste y junto con él el Pendon real del rey D. Fernando y los reyes de Armas de él digeron a altas voces: Castilla, Castilla; e ficieron alli, e digeron aquellos reyes de Armas lo que a su oficio era debido de facer, e dieron sus pregones, e fueron presentes a este acto e bienaventurada victoria con el rey e con la reyna, el Principe I). Juan e la Infanta Doña Juana, sus fijos, e el Cardenal de España, Arzobispo de Sevilla, e el Maestre de Santiago, e el Duque de Cádiz, e otros muchos caballeros, e condes, e Prelados, e Obispos, e Grandes Señores, que seria prolijo de escribir, e otros muchos quedaron guardando el real que no fueron alli; e esto fecho el rey e la reyna con todas las huestes se volvieron al real dejando en el Alhambra al Conde de Tendilla con toda la gente que era menester para la guardar; e los Moros de Granada entregaron luego al rey todas las sobre-puertas, e torres, e fortalezas de Granada, e el rey embió Alcaydes a todas, e se apoderó en todo lo fuerte de Granada; e esto fecho, el rey fizo tomar las armas e fortalezas asi ofensivas como defensivas, y se las trujeron todas al Alhambra, salvo algunas que escondieron. El rey moro Muley Baudili con los Caballeros mayores de Granada, e con otros muchos salieron de la Ciudad, e se fueron segun las condiciones del partido; muchos se fueron allende, y otros a los Lugares de los Moros Mudejares ya ganados, y el rey Muley Baudili se fué a vivir y a reinar al val de Purchena, que es en las tierras que el rey habia ganado cuando ganó á Vera, que era todo de Mudejares donde el rey le dió Señorio e renta en que viviese, e muchos vasallos, e le alzó la pension que antes le daba, e le dió sus rehenes que le tenia desque le soltó sobre rehenes.

E el rey, e la reyna, e la corte, se estubieron en Santa Fee, en la cual todo el tiempo del cerco fabricaron e labraron con el real, y a veces en tiempos en el Alhambra fasta el fin de to

do el mes de mayo de 1492 años y aun parte del mes de Junio que no osaron de alli partir fasta dejar quieta la Ciudad, en el cual tiempo ovo algunos alborotos en los moros, y les hallaron una mina llena de armas, y el rey puso en la Ciudad muchas justicias e Alcaydes, e tan buen concierto que sojuzgó muy bien la muchedumbre de los Moros que en ella habia y pasaban de cuarenta mil vecinos y por los alborotos y desconciertos que algunos moros ficieron mientras la Corte alli estubo, que se alborotaron dos o tres veces, mataron muchos por justicia, e cuartearon, e despedazaron otros en tal manera, que los pusieron sobre el yugo del temor e obediencia que convenia, e ganada, e sojuzgada, e puesta debajo del yugo de Castilla la gran ciudad de Granada, el rey e la reyna, e corte en los primeros dias de junio se partieron del Alhambra, e vinieron a tener la Pascua del Espíritu Santo a Córdova, que fué aquel año a 10 dias de Junio, victoriosos y bien afortunados con tanto triunfo de honra y bienaventuranza cuanta la honra la manifiesta, e asi dieron glorioso fin a su santa e loable conquista, e vieron sus ojos lo que muchos reyes e principes desearon ver un reyno de tantas Ciudades, e Villas, e de tanta multitud de Lugares situados en tan fortisimas e fragosas tierras ganado en diez años, que fué esto sino que Dios les quiso proveer de ello e darlo en sus manos.

CAPÍTULO CIII.

De como y por qué y cuando el Gran Turco Bayaceto embió al Papa el fierro de lá lanza con que Nuestro Redemptor Jesu Chisto fue herido en el costado, e de la hechura del santo fierro, e de las reliquias que están en Constantinopla.

En el año de 1492 embió el Turco Bayaceto, Emperador de Constantinopla, Soldan de la Turquia al Papa Inocencio octavo, cuarenta mil ducados de la pension o tributo que cada año le daba porque tubiese en Roma a buen recaudo a su hermano Zaliavo, del cual ya oisteis en el 44 Capitulo de este libro como viniéndose vencido por la mar a tierra de Christianos antes de demandar seguro gente del Gran Maestre de Rodas, le embió al rey Luis de Francia, el cual no lo quiso recivir, e dijo que no lo queria, ni queria que estubiese en sus reynos ni los viese, e pusieron en poder del dicho Papa Inocencio, e sabido por el Turco su hermano que estaba en Roma, embió a hacer su amistad con el Papa, y ofreciole de le dar de cada año porque tubiese a buen recaudo, cierta suma de Ducados, decian, que cuarenta mil Ducados, porque se temia mucho de él, y el Papa lo tubo en Roma a buen recaudo todo el tiempo que vivió, dejándolo vivir e ser servido como Gran Señor; empero, con muy grandes guardas, de manera que no se pudiese ir, y el Papa Inocencio ociavo entre sus embajadas, se cree le embiaria a pedir el hierro de la lanza con que el Caballero hirió a Nuestro Redemptor Jesu Christo estando en la Cruz en el Costado, que estaba con las reliquias que estaban en Constantinopla, y el Turco se lo embió con la dicha pension de los dichos ducados,

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