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En el nombre de Dios todo poderoso. Obo un hombre de Génova, Mercader de libros de Estampa, que trataba en esta tierra de la Vandalucia que llamában Christoval de Colon, hombre de muy alto ingenio sin saber muchas letras, muy diestro en el arte de la Cosmografia, e del repartir el Mundo; el qual sintió por lo que en Ptolomeo leyó, e por otros libros e su delgadez, como, en que manera el Mundo este en que nacemos, en que andamos. Este fizo entre la Esfera de los Cielos, que no llega por ninguna parte a los cielos, ni otra cosa de firmeza a que se arrime, salvo tierra, e agua abrasada en redondez, entre la oquedad de los Cielos, e sintió, porque via se hallaria tierra de mu-! cho uro, e sintió: como este Mundo, e Firmamento de tierra; e agua es todo andable en derredor por tierral e por agua, segun cuenta Joan de Manda yilla, quien tuviese tales Navios, e a quien! quisiese guardar por mar, e por tierra; por cierto el podia, e trasponer por el Poniente de en derecho de S. Vicente, e volver por Jerusalen, e en Roma, eten Sevilla, que seria cercar toda la tierra, e redondez del mundo. Ex fizó por su ingenio un Mapa-Mundi, e estudió mucho en ello, e sintió que por cualquie ra parte del mar Oceano andando atravesando, no podia errar tierra, e sintió porque vido se fallaria tierra de mucho oro; e lecto de su imaginacion, sabiendo que al Rey D. Juan de Portugal aplacia mucho el descubrir, él se le fué a convidar, e recontando el fecho de su imaginacion, no le fué dado crédito, porque el Rey de Portugal tenia muy altos, e bien fundados ma-' rineros que no lo estimaron, e presumian no haver en el Mun-

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do otros mayores descubridores que ellos; asi que Christoval Colon se vino a la corte del Rey D. Fernando, e la Reyna D.* Isabel, e les fizo relacion de su imaginacion, al qual tampoco no daban mucho crédito, e él les platicó, e dijo ser cierto lo que les decia, e les enseñó el Mapa-Muudi, de manera pue les puso en deseo el saber de aquellas tierras, e dejando a él llamaron hombres sabios Astrólogos, e astrónomos, e hombres de la corte de la Cosmografia, de quien se informaron, e la opinion, de los mas de ellos oida la plática de Christoval Colon, fué, que decia verdad, de manera que el Rey e la Reyna se afirmaron a él, e le mandaron dar tres Navios en Sevilla vastecidos por el tiempo que él pidió de gente, de vitualla, e lo embiaron en el nombre de Dios, e de Nuestra Señora a descubrir el qual partió de Palos en el mes de Septiembre de 1492, e tomó su viage por el mar adelante a las islas de Cavoberde, e donde siempre el Occidente siempre en popa acia donde nos vemos poner el Sol en el mes de Marzo, por donde todos los Marineros creian ser imposible hallar tierra, e muchas veces los Reyes de Portugal embiaron por aquella via a descubrir tierra, que la opinion de muchos era que por aquella via se havian de hallar tierras muy ricas de oro, e nunca pudieron fallar ni descubrir, tierra alguna; siempre se volvian con el trabajo perdido, e la buena ventura del Rey e de la Reyna, e su merecer, quiso Dios que en sus dias, e tiempos se hallasen, e descubriesen ellos. Ansi en uno de los Navios dichos iba por Capitan Martin Alonsol Pinzon, vecino de Palos, gran Marinero hombre de gran consejo para la Mar; e desde la isla de Cavo berde fueron acia donde era la creencia de Colon, el Capitan de la Armada; è anduvieron treinta y dos dias fasta que fallaron tierra. E en los postreros diás estos viendo que havian andado mas de mil leguas, e no descubrian, las opiniones de los Marineros eran muchas que de ellos decian: que ya no era razon de andar mas que iban sin remedio perdidos, e que séria maravilla acertar a volver, e desta opinion eran los mas, e Colon, e los otros Capitanes con dulzes palabras los convencieron que anduviesen mas, e que fucsen ciertos que con la ayuda de Dios fallarian tierra. Christo

val Colon miró al Cielo un dia, e vido Aves ir volando muy altas de una parte acia otra, e mostrolas a los Compañeros diciendoles buenas nuevas, e de alli a medio dia descubrieron tierra, e llegados a ella perdieron el Navio mayor de los tres que llevaban en la Española, que encalló en bajo, empero no se perdió ningun hombre, e en la primera isla salieron, e Colon tomó posesion en forma por el Rey, e por la Reyna, con Pendon e bandera estendida, e pusole nombre la isla de S. Salvador, è llamaban los de allá Guanahani, e alli vieron como todas las gentes de aquellas tierras andaban desnudas como nacieron, ansi hombres como mugeres; e alli aunque huian de las gentes de acá, ovieron de llegar a hablar con algunos de aquellos Indios, e diéronles de lo que llevaban con que los aseguraron; e a la segunda Isla que falló puso nombre Santa Maria, a honra de Nuestra Señora."

A la tercera Isla que falló puso nombre Fernandina eu memoria del Rey D. Fernando.

A la cuarta Isla que falló puso nombre la Isabela en memoria, de la Reyna D." Isabel.

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A la quinta Isla que falló puso nombre Joana en memoria del Principe D. Joan; e asi cada isla de las que se fallaron nominaron de nombre nuevo; e esta Isla Joana siguieron el costado de ella al Poniente, e falláronla tan grande que pensaron que seria tierra firme, e como no fallaron Villas ni Lugares en la costa de la Mar de ella, salvo pequeñas poblaciones, con la gente de la qual no podian haver fabla, porque luego huian como la vian, volvieron atras a un señalado Puerto, de donde Christoval Colon envió dos hombres la tierra adentro para saber si habia Rey, o grandes ciudadanos, los quales anduvieron tres jornadas, e fallaron infinitas Poblaciones de madera e paja todas con gente sin número, mas no cosa de regimiento por lo qual se volvieron, e los Indios que ya tenian tomados dixeron, que aquella no era tierra firme, salvo Isla. E siguiendo la costa della al Oriente hasta 107 leguas, donde le fallaron fin por aquel cabo, e desde alli vieron otra Isla al Oriente, distante de esta 18 leguas, a la qual puso nombre Christoval Colon la

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Española, e fueron a la Isla siguiendo la parte del Septentrion, ansi como de la Joana de la qual todas las otras, e esta, vieron ser hermosísimas, a maravilla, e esta Española mucho mas famosa que todas las otras, que en ella ai muchos Puertos de mar muy singulares sin comparacion de buenos, e los mejores que en tierra de Christianos se pueden hallar, e muchos rios buenos, e grandes, e maravilla, las tierras della son altas, en ellas hay muy altas sierras, e montañas altisimas, hermosas, e de mil hechuras, en altura, muy altos que parecen llegar al Cielo. Creo que jamas pierden la oja segun por ellos porecia, que era en el tiempo quando acá es invierno, que todos los Arboles pierden la oja, e allá estaban todos como están acá en el mes de Mayo, e de ellos estaban floridos, e de ellos en sus frutos e granos, e alli en aquellas arboledas cantaban Ruiseñores e otros. Pájaros en el mes de Noviembre como hacen acá en Mayo. Alli hay plumas de seis, o siete maneras, que es admiracion verlas por la diversidad de ellas.

De las fuentes, árboles, yervas que en ella hay, es maraviIla, hay en ella Pinares, Vegas y Campiñas muy grandísimas. Los Arboles y frutas no son como las de acá: hay minas de metales, oro, el qual no era estimado della, en su valor pareció a Christoval Colon, e a los demas que con él fueron, que segun la grosedad e hermosura de la tierra, que seria de mucho provecho para labrar, plantar, e criar mieses, e ganados, de acá. de España, e por tales las reputaron. Vieron en esta Isla Espa-i ñola muy grandes rios, e muy dulces, e supieron que havia mucho oro en ellos entre las arenas. Vieron que los árboles montesinos no parecian a los de acá: vieron e supieron por los Indios como en aquella Isla havia grandes minas de fino oro, e de. otros metales. Las gentes destas Islas, e de las sobredichas andaban todos desnudos, asi hombres como mugeres como nacie-; ron tan sin empacho, e tan sin verguenza, como las gentes de Castilla vestidos: algunas mugeres, traian cogido un solo lugar abajo con una hondilla de Algodon. e con una cuerda a la cintura por entre las piernas, que cubrian no mas de lo bajo por honestidad, otres traian tapado aquello con una oja de árbol

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que era larga e propio para ello: otras traian una mantilla texida con algodon, recinchada que cubria las caderas, e fasta medio muslo, e creo que esto traian quando parian: ellos no traian fierro, ni azero, ni armas, ni cosa que de ello se hiciese ni de otro ningun metal, salvo de oro. Eran, e son gente muy temerosa de la de acá, que de tres hombres con armas huian mil; e no tenian armas sino de cañas, e de varas sin yerros con alguna cosa aguda en el cabo, que pueden a los hombres de aca empecer muy poco, e aunque aquellas armas tenian, no sabian usar de ellas, ni de piedras, que es fuerte arma, porque el corazon para ello les faltaba.

En el dicho viage aconteció á Christoval Colon enviar del Navio dos o tres hombres a alguna villa para haber habla en aqueHas gentes, e salir á ellos gentes sin número, e despues que los veian llegar cerca, huir todos, e no quedar ninguno; e despues que se aseguraban algunos, e perdian el miedo, eran muy mansos, e muy alegres, e holgaban mucho de platicar con los de aca. Ellos eran todos gente sin ingenio, e sin malicia, liverales, e de muy buena voluntad partiendo lo que tenian los unos con los otros, e convidaban con lo que tenian, dandolo sin escaseva. Los que despues de perdido el temor venian á los navios, mostraban a la gente de aca muy grande amor, e caridad, e por cualquier cosa que los Navios les daban, daban ellos muchas gracias, e lo recivian con mucha merced, e como reliquias, e daban ellos á los de acá quanto tenian. Alli aconteció a un Marinero por una agujeta haber un peso de dos castellanos e medio de oro, e otros por cositas de poco valor, asimesmo mucho mas, e por blancas nuevas daban por una dos pesos de oro de tres castellanos, e una arroba, e dos de algodon hilado, que tienen mucho en aquella tierra.

No conoció Christoval Colon, ni los que con él en este viage fueron la creencia ni secta de estas gentes, e al Cielo señalaban que creian que alli era la fuerza, e sanidad toda; e pensaban, e creian, que aquella gente con aquella armada que alli havia ido era salido del Cielo, e que era gente de otro Mundo, e con aquel acatamiento e reverencia los recivian en todo lugar: despues

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