Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Volvió el Almirante a la Ciudad de Isabela desde Civoa dexada en concierto la gente aderezó de ir a descubrir la tierra firme de las Indias, pensando fallar por aquella via la grande e muy riquisima Ciudad del Catayo que es del Gran Can.

CAPITULO GXXIII.

Como fué a descubrir el Almirante.

Partió el Almirante a descubrir la tierra firme de las Indias a 24 dias del mes de Abril de dicho año de 1494: dexó en la Ciudad por Presidente a su hermano un Frayle que se decia Fr. Benito, e ordenaron lo que cada uno habia de facer. Partió con tres Caravelas de vela redonda, e en pocos dias llegó al muy señalado Puerto de San Nicolao, el cual estaba en la Isla Española frontero del Cabo de Alfaito que es en la Joana que se juzgaba por Isla, e es tierra firme fin e cabo de las Indias: por el corriente enderezó al dicho Cabo a él, e dexó de seguir la costa de la tierra del Septentrion por donde el viaje primero habia andado, e navegó al Poniente corriendo la otra costa de la parte del Austro; las cuales costas van anuas al Poniente desviándose la una del Polo Artico, e la otra cercándose a él por la anchura de la tierra, que comienza por angosto, e va subiendo al Septentrion por la parte del Austro, dexando la tierra de la Joana sobre la mano derecha. Navegó pensando dar la vuelta al rededor, e correr despues de ver el Cabo la via de su deseo que era buscar la Provincia e Ciudad del Catayo, diciendo que la podria hallar por alli, que era en el Señorio del Gran Can, la cual se lee, segun dice Joan de Mandavilla e otros que la vieron, que es la mas rica Provincia del Mundo, e la mas abundosa de oro, e plata, e otros metales, e sedas, pero son todos idólatras, e gente muy agudísima, e nigromántica, e. sa

bida en todas artes, e caballerosa e de alli se escriben muchas maravillas, segun cuenta el noble caballero Inglés Joan de Mandavilla, que lo anduvo e vido, e vivió con el Gran Can algun tiempo.

Quien de esto quisiere saber lo cierto, lea en su libro 85, 87, 88 capítulos e alli verá como la Ciudad del Calayo es muy noble e rica, e como la Provincia suya tiene el nombre de la Ciudad, la cual Provincia es Ciudad; es en las partidas de acia cerca de las tierras del Preste Juan de las Indias en la parte que señorea, e mira al Norte, e por donde el Almirante lo buscaba.

Yo digo que habia menester muy grande distancia de tiempo para lo hallar, porque el gran Can fué antiguamente Señor de los Tártaros, e desde la Gran Tartarea que es en los confines de Buhia e Bahia, e podemos decir que se comienza la Gran Tarterea desde Ongaria que son tierras que están mirando desde esta Andalucia por en derecho a donde sale el Sol en el mes de los Mayores dias del año, e por aquel derecho solian ir los Mercaderes en aquella tierra que por la vanda que el Almirante buscaba el Catayo, es mi creer que con otras 1200 leguas andando el firmamento de la Mar, e tierra en derredor, no llegase allá; ansi se lo dixe, e fice entender yo el año de 1496, cuando vino en Castilla la primera vez despues de haber ido a descubrir, que fué mi huésped, e me dexó algunas de sus Escrituras en preséncia del Señor Don Joan de Fonseca, de donde yo saqué e cotejelas con las otras que escribieron el horado Señor el Doctor Chanca, e otros nobles Caballeros que con él fueron en los viajes, y a dicho que escribieron los que fueron, de donde yo fuí informado, e escribí esto de las Indias por cosa maravillosa, e hazañosa que Nuestro Señor quiso demostrar en la buena ventura e tiempo de la Reyna D.' Isabel su primera Muger del Rey D. Fernando.

Ansi que el Almirante pensando que la Joana era Isla anduvo mucho por la costa de ella, e preguntándole a los Indios si era Isla o tierra firme, e como ellos son gente vestial o piensan que todo el Mundo es Isla, e no saben que cosa sea tierra

firme, ni tienen letras, ni memorias Antiguas, ni se deleitan en otra cosa sino en comer e mugeres; decian que era Isla, empero algunos le decian que era Isla, mas que no la andaria en cuarenta Lunas, e mientras seguian la costa mas los echaba a la tierra el Austro, que él bien pensó dar vuelta a la Joana, e volver a Poniente, e dende al Septentrion donde pensaba hallar la noble Ciudad e Provincia riquisima del Catayo, e ovo por fuerza de seguir aquella vanda por donde la tierra lo desviaba de si, e descubrió por aquella via la isla de Jamayca, e volvió a seguir la costa de tierra firme setenta dias andando por ella fasta haber pasado a estar muy cerca a la Aurea e forneso donde tomó la vuelta por el temor de los tiempos, e por la grandisima navegacion e mengua de mantenimientos e alli le vino el miente que si próspero se hallara, que provara a volver a España por Oriente viniendo al Ganges, e dende al Sino Arábico, e despues por Eptiopia, e despues pudiera venir por la tierra a Jerurasen, e dende a Jafa, e Emoarcar, e entrar en el Mediterráneo, e dende a Cádiz. El viage bien se pudiera facer de esta manera, empero era muy peligroso por la tierra, porque son todos los Moros dende Eptiopia fasta Jerusalen. Empero él pudiera ya por la mar todavia, e ir desde alli fasta Calaud que es la Ciudad que salieron los Portugueses e la descubrieron e para no salir por tierra sino todavia por agua, él habia de volver por el mismo mar Oceano rodeando toda la via que es la tierra de los Negros, e volver por donde vienen los Portugueses con la especeria de Calaud a hasta que despues de haber andado el Almirante en este viage 522 leguas a cuatro millas cada una, asi como estuvieron en la mar desde el cabo de Alfaeto, se volvió sino por el camino por donde habia ido, e cuando pasó por aquel cavo de Alfaeto que está al comienzo de la tierra Joana, puso alli colunas de Cruces, tomando la pososion por SS. AA., e fué muy buen fecho, pues remaneció ser tan estremo Cavo, que debeis saber que aquel extremo Cavero, cavo de la tierra firme del Poniente, el Cavo de San Vicente que esta en Portugal en medio de los cuales cavos annuas se contiene todo el poblado del Mundo, que quien partiere por tierra desde el Cavo

de S. Vicente para ir siempre al Levante, sin pasar ninguna cosa del Mar Oceano fasta llegar al Cavo de Alfaeto, e desde Alfaeto por la contravenir fasta el cabo de S. Vicente por tierra firme &c. a quien Dios ayudase en el viage.

CAPITULO GXXIV.

De como el Almirante llegó a tierra donde los Arboles llevan dos veces fruto, e del Pescado, e Serpientes que fallaron, e de como fueron a la Isla de Jamayca.

Tornando a proseguir e recontar mas a menudo las Islas, e tierra, e mares que el dicho Almirante descubrió de aquel viage, siguió por la mar, como dicho es, dexando la tierra firme a la mano derecha fasta un Puerto muy singularísimo, al cual él llamó Puerto grande.

En aquella tierra los árboles e las yerbas llevan dos veces en el año frutos. Esto se supo e experimentó por verdad; de los cuales muy suavisimo olor salia, que alcanzaba en gran parte a la Mar: en aquel Puerto no habia Poblacion e como entraron en él, vieron muchos fuegos juntos con el agua, e un Perró, e dos camas sin personas; descendieron en tierra e hallaron mas de cuatro quintales de Peces en asadores al fuego, e Conejos, e dos Serpientes: e alli en muy cerca estaban puestas a los piés de los árboles en muchos lugares muchas Serpientes las mas asquerosas e ferosas, e feas cosas que los hombres han visto, e todas cosidas las bocas; eran todas de color de madera seca, e el cuero de todo el cuerpo muy arrugado en especial en la cabeza que le descendian sobre los ojos, los cuales tenian venenosos e espantables, e todas eran cubiertas de sus conchas muy fuertes como un Pez de escama, e desde la cabeza fasta la punta de la cola por medio del cuerpo tenian unas conchas altas e

feas, e agudas como puntas de Diamante, e mandó el Almirante tomar el Pescado con que ovo refresco la gente, e despues andando buscando Puerto en la Barca vinieron del cabo del cerro mucha gente desnuda a la costumbre de allá, e faciéndoles señal que se allegasen; allegose uno e falló un Indio que el Almirante llevaba por Intréprete de los que habian venido a Castilla que entendia ya bien Castellano, e entendia tambien a los Indios, e el Indio estraño fablaba desde encima do una piedra, e como entendió al otro asegurose, e llamó a la otra gente que era obra de setenta hombres, los cuales dixeron que andaban cazando por mandado de su Cacique pará una fiesta que querian facer, e el Almirante les mandó dar Cascabeles, e otras cosillas, e mandoles que perdonasen, que él habia tomado el pèscado en otra cosa, e holgaron mucho cuando supieron que no les habian tomado las Serpientes; e respondieron que fuese todo en buen hora, que ellos pescarian mas a la noche.

Salió de alli otro dia antes que saliese el Sol, siguió al Poniente la costa de la tierra, la cual vian ser muy fermosa, e muy poblada tierra, e como vian tales Navios venian a las playas a ver muchas gentes, e niños chicos, e grandes trayéndoles Pan e cosas de comer, corriendo mostrando el Pan, e las Calabazas llenas de agua, llamando comed, tomad gente del Cielo, e rogábanles que descindiesen, e fuesen a sus casas, e otros venian en Canoas a lo mesmo, e ansi navegaron fasta un Golfo donde habia infinitas Poblaciones, e las tierras, e campos eran tales qué todas parecian huertas las mas fermosas del Mundo, e todas tierras altas e Montañas.

Surgieron alli, e la gente de la comarca luego vinieron, e traianles pan, é agua, e pescado, e otro dia siguiente en amaneciendo, partieron de alli, e andando facia un Cavo, despues determinó el Almirante de dexar aquel camino, e aquella tierra e navegar en busca de Jamayca al Austro, e en cabo de dos dias e dos noches allegaron a ella con buen viento, e fueron a dar en el medio de ella, la cual es la mas fermosa que los ojos vieron.

Ella no es montañosa, e parece que llega la tierra al Cielo;

« AnteriorContinuar »