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de Leon: fueron Principes de Castilla hasta la muerte del Rey D. Enrrique quarto e ansi les llamaban, puesto caso que avia en Castilla la doncella fija de la Reyna Doña Juana, muger del rey D. Enrrique, que nació en casa del rey D. Enrrique, a quien los grandes de Castilla avian publicado no ser fija, aunque algunos la llamaban Princesa; e todas las comunidades la llamaban públicamente por el nombre de aquel gran privado del rey D. Enrrique, que decian era su padre; vivieron e estubieron aquel tiempo hasta que murió el rey D. Enrrique en Castilla la Vieja, en Tordesillas, e en sus Cámaras muy obediente al rey e muy agradables á las gentes.

CAPÍTULO X.

De la coronacion de los Reyes Católicos e vandos de Castilla.

Murió el rey D. Enrrique como dicho es, e su hermano, en Castilla en Madrid a 12 dias de Diciembre de 1474, estando en Segobia la Princesa Doña Isavel, e el rey D. Fernando estaba en aquel tiempo en Aragon, e Rodrigo de Ulloa vino con la nueba cierta a Segobia el dia de Santa Lucia, e la Princesa Doña Isavel se cubrió de luto e fizo los llantos que convenian hacer por el rey su hermano, e fuese a la Iglesia de San Miguel e allí fueron los perdones del rey D. Enrrique e los de la mesma ciudad, vajos e cubiertos de luto; e allí despues de fechos los autos de luto e oficios e misas y osequias, hizieron un cadalso y la alzaron por reyna de Castilla e de Leon, a la Princesa Doña Isavel: e luego el mayordomo Cabrera, le entregó los alcázares de la ciudad, e le dió las llaves de ellos e le entregó las varas de la justicia, e dióle los tesoros del rey D. Enrrique su hermano, cuyo mayordomo él era; e ella se lo mucho agradeció e le bolvió las varas y llaves que las tubiese e ministrase por ella: e el rey D. Fernando vino dende a quince dias, y entró por la puerta de San Martin donde todos los cavalleros e Grandes de Castilla que olli estaban con la ciudad e clerecía e cruces le salie

ron a recivir, e confirmó los privilegios de Segobia, e alli lo alzaron por Rey de Castilla e de Leon; e de los grandes de Castilla que fué público placerles de su reynar e buena ventura que luego se demostraron, fueron el Arzobispo de Toledo D. Alonso Carrillo, que era hombre de muy varonil corazon e ynterezal e muy rico, e tenia muchas fortalezas e ciudades, villas y lugares asi de su casa como de la corona real e muchos parientes: este fué el mas principal en su casamiento; la pública fama era en aquel tiempo que él le avia casado e dado todo el favor de su ayuntamiento, y aunque despues dió la buelta e le fué enemigo: e fué el Almirante D. Alonso Enrriquez e el Conde de Treviño, Duque de Náxera; e el Condestable D. Pedro de Velazco, Conde de Haro; el Duque del Infantado, D. Diego de Mendoza, e otros muchos los llamados y pocos los escogidos, porque muchos se mostraban en parte, mas no en todo, porque estavan de secreto a viva quien vence.

Así comenzaron a reynar en Castilla el Rey D. Fernando e la Reyna Doña Isavel, dejando aquellos pocos dias del mes de Diciembre del año de 1474 años, afuera desde el comienzo del año del nacimiento de Nuestro Señor Jesuchristo de 1475 años, aviendo en Castilla otras parcialidades en sus contrarios tan grande o mayor que la suya que querian meter al Rey D. Alonso de Portugal. Ya es dicho en las cosas que atrás son escritas del Rey D. Enrrique, como en su segunda muger manifestó su impotencia por la qual ella se dió a mal recaudo, e fué fama pública que se empreñó de un cavallero el mas pribado del Rey su marido, e parió una hija a quien llamaron Doña Juana, la qual siempre se crió con aquella sospecha de no ser hija del Rey y por tal la juraron los Grandes de Castilla: quando depusieron al Rey D. Enrrique que no era su fija, e ansi lo ficieron pregonar por toda Castilla con las otras cosas e tachas que al Rey pusieron, e afirmando esto la dicha Reyna Doña Juana, segunda muger del dicho Rey D. Enrrique, dió de sí muy mal exemplo: cá se empreñó e parió dos fijos de otro cavallero de sangre real continuo de su casa, e esto parece que lo causó la desventura del Rey su marido por no poder aver acceso a ella, e por no ser

celoso de su casa e honrra, cá muchas veces acaece a muy nobles dueñas pecar en esta cuida humanidad de ser forzadas, o tomada la primera vez en lugar donde no se pueden defender, e por conservar su honrra callan e a esto dicen casi los maridos. o padres o hermanos y señoras de casa que se confian, no mirando de quién ni cómo: cá saludable cosa es a los hombres de buen juicio ser celosos y recelosos, decian en aquel tiempo, que siendo niño el Rey D. Enrrique que le fué fecho mal o ovo tal licion de que se causó su impotencia, e esto save Dios si fué asi o no.

Con esta doncella llamada la Princesa Doña Juana, hija del Rey, se alzaron ciertos Grandes de Castilla contra el Rey D. Fernando para la casar con el Rey D. Alonso de Portugal, allegándose a la cláusula del testamento del Rey D. Enrrique, que dis que decia que la dejaba por hija heredera.

E los primeros que se mostraron y manifestaron con la dicha doncella Doña Juana, fueron el Marqués de Villena D. Diego Pacheco, que la tubo en su poder, e sus primos el Maestre de Calatraba D. Rodrigo Giron e su hermano D. Alonso Tellez Giron, Conde de Ureña, hijos del Maestre de Calatraba D. Pedro Giron, y D. Alonso de Estúñiga, Conde de Véjar y Duque de Arévalo, que entonces se lo llamaba e tenia; e de estos quatro pendia la mitad de Castilla e eran muy grandes señores, cada qual de ellos e con ella avia otros muchos declarados, e otros no del todo aclarados, e otros a viva quien vence: e en esto pasó alguna parte de los primeros meses del dicho año de 1475, e las parcialidades desde los cavalleros no cesaban cada uno buscando favores e haciendo ligas, unos declarándose por una parte, e otros por otra, otros dilatándose tiempo no queriendo declararse porque esperaban la entrada del Rey de Portugal.

CAPÍTULO XI.

Prosiguen las parcialidades, e como el Arzobispo de Toledo se apartó de los Reyes.

Buelta ovo grande en el corazon grande del Arzobispo de Toledo, e decian que por dos causas, la primera porque no quisiera que el Rey e la Reyna salieran de su mandar e obediencia, como si los reynos fueran suyos e él se los diera. E quisiera él poner de su mano ciertos Contadores e Oficiales, e porque luego como él lo queria no se fizo. E lo segundo, con embidia que ovo de la buena voluntad que el Rey e la Reyna mostraban al Obispo de Sigüenza D. Pedro Gonzalez de Mendoza, diciendo: «Este es mancebo e yo viejo, privarȧ tanto que será Arzobispo de Toledo despues de mi; e por otras cosas, e por estas; en fin se fué de Segobia de la corte muy enojado camino de Alcalá de Henares, e la Reyna desque lo supo, envió en pos de él al Duque de Alba e al Duque de Náxera, a le amansar e rogar que bolviese a la corte, e nunca con él pudiéron, sinó que lo dejasen ir a sus tierras; e la Reyna desque esto supo porque el tiempo estaba tan en peso, e no convenia enojar a los de su parte, antes dar e agradar a los contrarios para los hacer suyos, cabalgó e fué en pos de él; e desde el Colmenar viejo embiole a decir a Alcalá de Henares donde ya estaba, que obiese por bien que ella iba a comer con él a tal hora que la atendiese; e el Arzobispo con mal seso, le envió a decir a la Reyna, que supiese certificadamente que si allá iva, que entrando ella en Alcalá por una puerta, que él se iria huyendo por la otra: e como esto supo la Reyna estando oyendo misa, la misa acabada, ovo tanto enojo que echó mano a sus cavellos, e recobrada alguna poca de paciencia dijo contemplando: «Señor mio Jesuchristo, en vuestras manos pongo todos mis fechos, e de vos me defienda el favor e ayuda; e otras cosas con que ella propia se confortaba: e

«tura que nos manda, por San Pedro obedecer a los Reyes aun«que disolutos, antes que hacer division en los reynos, porque <la confusion e males de la division son muchos, e mas graves «sin comparacion que aquellos que del mal Rey se pueden sufrir. «Con gran vigilancia vemos a V. S. procurar que vuestros infe«riores obedezcan e sean sujetos; dexad pues por Dios, Señor, los sugetos de los Principes no los alboroteis, no los levanteis ni los "mostreis sacudir de sí el yugo de la obediencia, la qual es mas "aceptable a Dios que el sacrificio; dexad ya, señor, de ser causa «de escándalos e sangres, ca si a David por ser varon de sangre no permitió Dios facer la casa de oracion, cómo puede V. S. en guerras de tantas sangres se han seguido, envolveros con sana «conciencia en las cosas divinas que vuestro oficio sacerdotal requieren? Contagioso e muy irregular exemplo toman ya los otros prelados de esta nuestra España viendo a vos el principal de todas las armas e divisiones: no pequeis por Dios, señor, ni fagais pecar; ca la sangre de Jeroboam de la tierra fué des<arraigada por este pecado; dejad ya, señor, de rebelar y favorecer rebeldes a sus Reyes e Señores, que es el mayor denuesto que dió Nabal a David, fué agrado e desobediente a su señor Hierusalen, e todas aquellas tierras segun cuenta el his<toriador Josephro en Caydatal, vinieron quando los sacerdotes dejando su oficio. divino se mezclaron en guerras e en cosas profanas. Oh! pues vuestra dignidad vos hizo padre, vuestra condicion no os haga parte, e no profaneis ya mas vuestra persona, religion e renta, que es consagrada e para sus cosas <pias dedicada, Gran inquisicion hizo Achimelech sacerdote antes <<que diese el pan consagrado a David, por saber primero si la «gente que lo havian de comer eran limpios; pues considere «agora bien V. S. de consideracion espiritual, si son limpios a «quien vos los repartis, cómo e a quién, e por qué se lo dais, ❝y a quien se debia dar; e como sois trasgresor de aquel santo decreto que dice: Virum catholicum precipue Domine sacerdo«tem; cansad ya por Dios, señor, cansad a lo menos aved com"pasion de esta tribulada tierra, que piensa tener Prelado e tie"ne enemigo, gime e reclama porque tuviste poderio en ella,

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