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Santiago Apóstol en esclareciendo a esclara vista de la Ciudad de Tripol, viniendo ya el exército dos dias havia fuera de las Naos para mas presto saltar en tierra; e ya los Moros havian visto la flota e la havian descubierto el dia antes, porque ya algunos dias havia que estaban avisados, e estaban apercibidos; por lo qual ellos tenian la Ciudad bien fortalecida e apercibida, allende que de si ella es muy fuerte, ausi por tener la cerca muy alta e torreada, como por la grande barbacana que tiene con un forzado o cava de que es cercada quanto la mar dexa de cercarla; e los Moros tenian muy fortalecidas las puertas e las torres con muchos tiros de artilleria gruesos e menudos, e mucha municion de pólvora, e todo lo necesario a modo de Ginoveses, e deliberaron de combatir a escala vista. El Conde e los Capitanes no embargante todas sus fuerzas sin primero tirar con la artilleria, aunque supieron que los Moros que estaban dentro eran muchos e muy armados, e havian de defender todo quanto pudiesen su Ciudad o morir, e muchos Moros de la comarca se havian metido dentro por salvarse, e por ayudar e defender la Ciudad; e el Conde e los Capitanes ficieron su gente dos partes, e comenzaron el combate, e en tanto que combatia la una mitad la Ciudad, la otra mitad peleaba con los Moros de a cavallo e de a pié que andaban por fuera en el campo, que acudieron muchos asi para estorbar el desembarcar como el combate.

Quiso Dios Ntro. Señor poner por su infinita bondad tanto esfuerzo en los Xpnos., que asi los que combatian la Ciudad como los que defendian el campo, se dieron a tal recaudo e pelearon tan esforzadamente, vencedores que fueron, por manera que en dos horas entraron la Ciudad por fuerza de armas, tan esforzadamente que de cierto entre los Xpnos. que alli se hallaron ovo muchos de tanto esfuerzo, que de ninguno de los pasados esforzados decirse podia, pudieron con tanto esfuerzo facer mas; de los quales algunos murieron que eran muy conocidos e amados del Conde, de que no poco dolor e pena él recibió por su ausencia; e por morir en tan santa demanda e dexar tan maravillosa memoria con los otros que vivos quedaron

consortes e semejantes a estos, se consolaba e daba infinitas gracias e loores a Dios Ntro. Señor, e a la Virgen Santisima Maria, e al Apóstol Santiago.

Desque la Ciudad fué entrada, en otras dos horas fué toda tomada e segurada, matando e firiendo de los infieles cosa espantable, quc murieron sobre 10 mil Moros, a lo que de ello saber pudo; e fueron muchos cautivos chicos e grandes, e muchas mugeres: e fecho fué tomada la Ciudad con todas las riquezas de oro, plata, seda, pasas, bestias, e armas, e artilleria, e trigo, e cebada, e fué tanto que no obo número su valor, e fué bien repartido por los que lo trabajaron e ganaron, salvo los cautivos que tomaron vivos fueron para el Rey, e para el gasto de la flota de la armada. Combatiose el combate con 10 mil hombres Xpnos., e murieron 10 mil hombres Moros, e 400 Cristianos. Fortalecieron la Ciudad, e ficieron a Diego de Vera Capitan de Artilleria Vizorey e Governador de ella; e estuvo alli el Conde algunos dias e la armada fasta que vino D. Garcia alli, desque fué de acá de España.

Partió el Conde Pedro Navarro de Tripol con ocho Galeras e una Fusta, e mirar la tierra de Aljeves que es aqui de Tripol en la mar, poco mas en derecho de Tunez, vecina a la tierra de Africa e muy cercana, por ver la disposicion de la tierra por ir sobre ella; e havia en la isla un Capitan o Señor de la tierra, Xeque que ellos dicen, e era renegado, que havia sido Christiano, al qual el Conde fabló dulcemente, e a los mas principales de la isla, que se diesen al Rey de España, pues ya veian que con la ayuda de Dios toda aquella tierra havia de ser suya: e en la isla havia dos parcialidades, e respondió el Xeque que le diese plazo, e que fablaria con los de la isla e que le responderia; e diole plazo, e vino a responder en medio del plazo, e dixo: Yo soy con los que no se quieren dar, salvo defender; e con esto el Conde se volvió a Tripol a su armada, la qual Ciudad de Tripol está en frente de Sicilia en la tierra firme de Africa, e hay desde allá a Sicilia setenta u ochenta leguas de mar: está mas adelante de Tunez a Levante.

CAPITULO GGXXIII,

De como partió D. Garcia de Málaga.

Partió D. Garcia de Málaga, como dicho es, con siete mil hombres en su armada, e aportó a Bosia, para donde iba, e despues supo que morian en ella de pestilencia no quiso él parar alli, mas dexó cierta parte de la flota con tres mil hombres, e fué la vuelta de Sicilia, e luego los que allí dexó tomaron la posesion de Bosia por D. Garcia, e pusieron su Alcayde, e luego Diego de Vera, Alcayde e Capitan de Bosia, sè fué en pos del dicho D. Garcia, e ambos llegaron juntos al puerto de Tripol con 15 u 16 velas, adonde hallaron al Conde Pedro Navarro embarcado en el mesmo puerto con toda la infanteria, en que havia 10 mil hombres, e ya el Conde havia tentado los Alhelves con ocho Galeras é una Fusta, como dicho es, e esperaba el tiempo para ir sobre ellos, e como llegó el dicho D. Garcia, lo recibieron muy bien e con muchas alegrias e tiros, e músicas en las Naos e Flota, e el Conde e D. Garcia entraron en una barca muy bien ataviada, e fueron a ver la Ciudad de Tripol; e en esta vista se ficieron muy grandes alegrias e fiestas, e de alli tomaron agua las Naos de D. Garcia, e de Diego, e de alli fueron todos a los Alheves, e llegarón Jueves noche dia de San Agustin 28 de Agosto, e otro dia Viernes mandaron los señores D. Garcia e el Conde que todos se desembarcasen en las Galeras e Fustas e otros bajeles pequeños, porque las Naos gruesas no podian llegar con una legua a la Torre, que está tres leguas

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del Castillo a la parte de Levante, e asi fué toda la gente desembarcada sin peligro e sin ver Moros; e alli fueron fechos siele Esquadrones de gente, e duraron en desembarcar e en facer los Esquadrones e Ordenanzas fasta medio dia, e dieron la delantera a Dionelo, Coronel, que le cupo por suerte, e adelante de este Esquadron iba el Sr. D. Garcia con obra de cinquenta o sesenta Hidalgos hombres fijos de Señores e vasallos de Castilla, que havian venido con él a le acompañar e ganar honra: todos armados e a pié, e el a cavallo, e ansi iban en pos de estos lodos los otros Esquadrones en su Ordenanza, e el Conde de uno en otro cavalgando en un cavallo proveyendo e dando órden en todo, e en los tiros de la Artilleria; e fué tanto el sol e la calor que aquel dia fizo, que el sol ardia como fuego, e la arena les quemaba como asquas de vivo fuego; ansi que de este fuego, e de la gran fatiga que los compañeros havian pasado, que havia muchos dias que estaban en la mar embarcados, e muy mal proveidos de comer e beber, e sobre esto fué tanta la sed que ovieron caminando en estas Ordenanzas, que como iban andando sacaron muchos muertos de sed e de calor, que no havia agua donde bebiesen.

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Como el Conde visto esto, mandó que calasen las picas e se fuesen su paso fasta el agua: ansi que fué tanta la sed e la desventura, que quando llegaron a los Palmares donde estaba el agua, ya los Esquadrones unos por una parte e otros por otra iban desvaratados, e ninguno quedó que fuese en ordenanza, salvo el Esquadron de D. Manrique que estaba en la retaguardia, bien media legua del Palmar; e asi que D. Garcia e aquellos Cavalleros que iban con él adelante, e el Esquadrón de Diden ilegaron al pozo del agua, donde havia cerca del pozo mas de 4 mil hombres Moros de a pié, e obra de 200 cavallos, los quales se vinieron hácia los Xpnos., e D. Garcia se estuvo quedo a los del Esquadron, aqui Señores, e ellos pensando que iban alli tras de él siguiendo, metiose en los Moros, e quando miró no vido tras si mas de los Cavalleros Fidalgos ya dichos, e los del Esquadron, como hombres muertos de sed e de calor, mas curaron de buscar agua que no de pelear, e no le acudieron, e

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los Moros arremetieron para él, e él peleando con ellos lo mataron, e malaron con él á todos Fidalgos que con él iban generosos que lo acompañaban, que mas quisieron alli morir con él peleando como buenos, que no escapar huyendo perdiendo el Capitan, viendo que D. Garcia era muerto, e el Esquadron se puso en huida, e los Coroneles iban a paso huyendo a cavallo buscando al Conde, e el Conde desque vido el desconcierto comenzó a detenellos diciendo: volved, volved las caras, e no los pudo detener, e desque esto vido, retráxose él tambien hasta la torre, e quiso Dios que los Moros siguieron muy poco el alcance, escepto obra de 60 lanzas de a cavallo e 150 peones que atajaron la gente a la salida de los Palmares: aquellos mataron muchos Xpnos., e mataran muchos mas si quisieran, porque muchos havia perdidos e sin tiento fasta venir a la mar; e sino fuera por un Esquadron de Jayme Diaz que estaba aun por salir de la mar que se tuvo mataran los Moros muchos Xpnos.

Pedro de Luxan viendo que su Esquadron volvia las espaldas, se apeó de un cavallo, con una espada comenzó de los detener, e nunca pudo; e ansi todos fuyeron fasta la torre, e muchos en el camino yendo fuyendo se cayeron muertos de sed, e se afogaron de calor, que no ovieron remedio, e otros se tornaron locos desatinados de calor e sed, e facian locuras, e se trasponian de sed con muertos, e se quedaban por aquellos arenales, e algunos que los mesmos compañeros los depojaban desnudos por muertos, e despues con el frio de la noche tornaban en si, e iban a las Naos, aquella noche se embarcaban todos los que se pudieron embarcar, e quedaron por embarcar quatro mil hombres poco mas o menos, que daban tantas voces e gritos pereciendo de sed, que era maravilla e gran dolor decir e ver, e muchos perecieron de sed aquella noche.

Otro dia Sábado de mañana embarcáronse todos los que havia vivos que eran cerca de quatro mil hombres, e acabados de embarcar fué tanta e tan grande la fortuna que se revolvió en la mar de vientos e ondas, que pensaron todos ser hundidos, e duró Sábado, e Domingo, e Lunes, e Martes. Aquella noche salió el Conde de alli a la vela, e se perdieron unos Navios de

Томо ІІ.

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