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estuvieran en Inglaterra, de razon havian de venir para cuidar en este caso. Esto mesmo les dixeron e rogaron e requirieron el Obispo de Sigüenza, e Diego Lopez de Ayala con mis Letrados, e nunca se pudo acabar con el dicho Capitan General que se quisiese quedar, antes quanto mas procuraban su quedada, tanta mas prisa daban a su ida, e asi se partieron, e despues de ellos partidos, recibidas cartas del dicho serenisimo Rey mi fijo de 28 de Septiembre, e otra de mi Embaxador que está con él de 7 de Octubre con correo propio, e luego otro dia llegó un faraute del dicho serenisimo Rey mi fijo con otra carta suya para mí de 12 de Octubre, por las quales me escribió que aunque su Capitan General e exército quisiesen antes, les quitásemos los Navios e les estorbásemos la partida, e es cierto que aunque estas letras vinieron antes que los ingleses partieran, no fuera posible detenerlos, porque el dicho su Capitan General los havia tanto puesto en su partida, que ellos estaban determinados de venir a las armas con quien se lo estorbara, e porque esto no haviamos de consentir, fuera imposible cstorbárselo.

E tornando a la entrada de los Franceses, viendo ellos ido ya a los ingleses, pues estaban ya apoderados de los Montes Pirineos, trabaxaron de tomar al Puerto por donde havian de venir el Duque de Alba con nuestro exército para tomarle en medio, el Delfin por una parte e ellos por otra; el Capitan General dexando proveido de gente el reparo de San Joan, puso gente en el Puerto, e subió con nuestro exército, e pasó de esta otra parte de los Montes Pirineos sin que a las espaldas ni a la delantera fallasen resistencia, e porque los cavallos venian fatigados de estar en el campo e de no poder haver allá tanta cebada como era menester, e tambien porque a causa del rebelion del Mariscal e de algunos de sus Parientes e Amigos, fué necesario proveer de gente las Ciudades e Villas del dicho reyno de Navarra; el dicho nuestro Capitan General se vino a Pamplona, que está cerca de las faidas de los Montes Pirineos, e repartió nuestro exército por las Ciudades e Villas del dicho Reyno,

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e él quedó con la una parte de la gente en la dicha Ciudad de Pamplona. E en este mismo tiempo proveimos que se pusiese sitio en forma sobre la fortaleza de Estella, e que se aprestase para trabaxar de tomarla. E estando los dichos Franceses con propósito de venir a socorrerla cada dia e cada hora, los nuestros la apretaron de tal manera que se nos rindió, e asi mesmo se nos rindieron las fortalezas de Cabrera e de Monjardin, e poco antes nuestra gente havia tomado la fortaleza de Tafalla que se nos havia revelado: asi que despues que todos los Franceses fueron entrados en Navarra cobramos todas las dichas fortalezas. A este mesmo tiempo entraron 2500 Franceses por la Valdebroto que es en Aragon en las Montañas de Jaca, e venia por Capitan de ella el Senescal de Borra, e con él Mr. de Aste, que ambos eran de la sangre de Fox, porque supieron que de aqueIla parte no teniamos gente, e entraron una Aldea que llaman Forla, que está a la entrada del Valle, que es de 150 vecinos sin cerca ni cava, e los de la Aldea havian mandado a los Lugares de la comarca que vinieran a socorrellos; e estando los Franceses combatiéndoles en aquella Aldea, e ellos defendiéndose, llegó alguna gente de la Montaña, e dieron a los Franceses tan reciamente que los desvarataron a todos e ficieron gran matanza en ellos; entre los quales murieron el dicho Senescal de Bigorran, e Mr. de Aste, e muchos Gentiles hombres.

«Viendo los Franceses que por una parte ni otra fasta agora no han podido contra nosotros facer ni contra nuestro estado cosa de sustancia, nin acercado ninguna de las Ciudad ni Villa del Reyno de Navarra, han asentado campo una legua de Pamplona, e todas tres veces los nuestros les han muerto gente, e les han tomado prisioneros sin recibir los nuestros daño a Dios gracia, e cada dia se mudan por alli de una parte a otra, e publica que el Delfin que quedó en Bayona junta mucha gente para pasar con ella e con artilleria por Bastan para juntarse con ellos, e que han de cercar e combatir la Ciudad de Pamplona, e todas las maneras que los Franceses facen para facer último de potencia por poder de esta vez facer alguna cosa señalada

contra España, e como quiera que a causa de la ida de los ingleses nos han fallado con menos provisiones de las que tuviéramos fecha si los ingleses no vinieran acá, empero nos juntamos mucha gente para que vaya con nos, e acabada de juntar la dicha gente tengo acordado, mediante la ayuda de Dios nuestro Señor, de ir en persona a darles la batalla, e. Yo vos faré saber lo que sucediese de ello. De Logroño a 12 de Noviembre de 1512.

Lo que sucedió despues de lo contenido en esta carta de su Alteza, puesto caso que atrás es dicho, es que los Franceses e el Rey de Navarra prosiguieron su cerco sobre Pamplona con su campo de mas de 20000 hombres, e estuvieron alli despues del dia que vinieron fasta que cobraron el campo 27 dias, e en cavo dieron un combate a la Ciudad un Martes 18 de Noviembre dos horas despues de comer, e duró el combate tres horas en que jugó tan reciamente la artilleria que en chico rato derrivaron un lienzo del cerco de la Ciudad, e no paraban los Franceses con las señas fasta sobir por cima de los muros. Empero los de dentro se vieron a tal recaudo que defendieron bien la Ciudad, e ofendieron de tal manera a los combatientes, que en poco espacio mataron e derrivaron e prendieron 800 hombres e mas de los Franceses combatientes, e de los de la Ciudad murieron muy pocos, que algunos dijeron que no murieron sino tres hombres, un mozo de espuelas del Rey, e dos peones; e fueron feridos algunos en especial el Comendador Fernando de Vega, e D. Rodrigo Manrique, e D. Joan de Castilla, e Villalba el Coronel: e desde aquel dia no osaron mas llegar cerca de la Ciudad estando alli el dicho campo. Cierto es que la Ciudad estuvo en mucho aprieto de viandas, pero tambien los Franceses pasaron gran laceria e trabajos e hombre, que el Arzobispo de Zaragoza que estaba en Sigüenza con siete mil hombres, e les estorbaba de venir las viandas, e les tomó seis mil cavezas de ganado que les venian por el Vanderocal.

En este tiempo el Alcayde de los Donceles e los otros Capitanes que estaban en Navarra estaban en sus aposentos bien apercibidos, el Rey fizo provision de gentes e mantenimientos, e envió al Duque de Náxera por Capitan General a descercar a Pamplona con muy lucida gente. E como los Franceses supieron del socorro, luego se quitaron afuera, e fueron retrayendo fasta dos leguas de la Ciudad, e el Rey mandó que no los siguiesen i acometiesen porque eran Christianos, como Rey magnánimo e piadoso que no quiso que muriesen tantos Christianos, como siempre lo tuvo por costumbre. E mandó que no siguiesen el alcance; con todo eso los Vizcainos e algunos naturales de la tierra, e otros asi de a pié como de a cavallo les siguieron, e les ficieron asaz daños, e les tomaron trece piezas de muy escogida artilleria, e ellos se fueron con mucho peligro e por muy estrechos pasos e muchas nieves, e frios, e hambres, e sed que pasaron sin facer cosa ni adquirir lo que deseaban. E toda Navarra quedó por Castilla, e quedó el Alcayde de los Donceles por Capitan General e guarda de ella, e con otros muchos Capitanes.

Carta que el cathólico Rey D. Fernando envió al Arzobispo de Sevilla D. Diego Deza quexándose del Duque D. Fernando su sobrino.

«Muy Rdo. en Christo Padre Arzobispo de Sevilla mi Confesor. Despues que el Duque D. Fernando mi sobrino vino de Nápoles a nuestra Corte, todos han visto que nos le havemos honrado e tratado siempre en todas las cosas con tanto amor como si fuera nuestro propio fijo; e teniamos determinado de le dar un Estado, e de entender en que se fuera muy honradamente colocado, creyendo que como él lo mostraba de fuera, ansi dentro nos TOMO II.

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fuera siempre fiel; e quando de esto teniamos de él mas confianza por la causa que ha parecido le dariamos, ha se descubierto que desque estábamos en Sevilla envió mucho secretamente a tratar con el rey de Francia, e se concertó con él contra nos e contra nuestro real estado, e para poner por obra lo que aqui tenia concertado, determinó aqui en esta Ciudad de irse de nuestra Corte secretamente e furtiblemente a la Corte del rey de Francia, e concertó las personas que con él havian de ir, e puso para ellos postas secretas cerca de esta Ciudad en algunos lugares de Navarra por donde havian de pasar a Francia. E al tiempo que estaba para ponerlo por obra, fueron presos por nuestro real mandado Felipe Copula, que fué el que principalmente entendió con el rey de Francia concertar la ida del dicho Duque mi sobrino, e Joan de Perdona, e dos Franceses asimismo que havian ello e se iban a Francia por postas con el dicho Duque, e fallaron en poder del dicho Felipe cartas escritas que sobre ello dió el rey de Francia, por las quales e por sus confesiones de ellos mismos ha parecido la traicion que concertada contra nos tenian, e contra nuestro real estado, e nos viendo tanto desagradecimiento e tan gran delito del dicho Duque nuestro sobrino, habiéndonos él dado tan grande causa para ello, le havemos mandado apartar de nuestra Corte, e tratándole bien, poner tal guarda en su persona, que aunque quiera no pueda poner en obra lo que con el dicho rey de Francia tenia concertado. Una cosa vos certificamos, que no consta que el dicho Duque conociendo la mucha fidelidad que los Varones e Universidades de nuestro reyno de Nápoles tienen a nos e a nuestro real estado e servicio, no osó a ninguno de ellos la dicha traicion comunicar. Parecionos que era razon de os lo facer saber para que de mi parte lo digais a esa Ciudad, no para otro efecto, sino para que sepan que nos honrábamos e tratábamos al dicho Duque como se debe tratar a fijo, e que el trato contra nos e contra nuestro estado como el enemigo de la Iglesia e nuestro, lo que havemos dicho. Fecho a 12 de diciembre de 1512 años.-Yo el Rey.-Por mandado de S. A.-Miguel Perez de Almazán,»

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