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dos con divisas del Papa, blanco, rojo e verde, e tomaron la via de San Joan de Letran, e luego en pos de estos salieron 100 Ballesteros a cavallo con la mesma librea, e Inego en pos de estos salieron el Barridiel que es como el Alguacil Mayor con 60 cavallos, e otros tantos a pié con vizarmas enhastadas con la misma librea e capelos blancos a la francesa. Luego salió el Condestable Capitolio con otra tanta gente e de la misma suerte, e con la misma librea e capelos blancos a la francesa. Luego salieron 14 Cónsules e Curzores con sus cavallos con banderas rojas en las manos con las armas del Papa; e luego salieron 19 estandartes del Pópulo Romano, e luego con ellos el Senador, e Cónsules, e Conservadores de Roma, e salió el Alferez Mayor en medio con el mayor Estandarte armado de obra de armas él e el cavallo, e ellos todos muy ricamente vestidos de seda e brocado e cadenas de oro, con muchos Palafrenos con muy ricas divisas e lanzas en las manos e otras. Estos tenian el · Estandarte de la Iglesia con las armas del Papa, e este llevaba un Cavallero armado en blanco, e llevaba alrededor de sí 50 Palafreneros muy bien vestidos de jubones de brocado, e calzas de grana, e bonetes rojos, e camisas con cabezones de oro, e cespedos boloneses en las manos.

Luego salió el Duque de Ferrara, e el Duque de Urbino muy ricamente ataviados; luego salieron doce Señores de Italia muy bien ordenados e bien armados; luego salieron veinte acaneas blancas de todo come la nieve, todas del Papa, las diez cubiertas de brocado fasta los piés, e los frenos de carmesi pelo, e las clavazones todas de argento; e las otras diez todas cubiertas de carmesí pelo, e los ferminiegos de brocado con las clavezones de argento. E luego salieron doce mulas muy singulares de la misma suerte de las acaneas, e cada una de estas acaneas e mulas llevaba un palafrencro de rienda, que es mozo de espuela. Luego salieron los Obispos, e Arzobispos, e Patriarcas, todos en cavallos cubiertos de tela blanca desde las orejas hasta los piés, e ellos con roquetes, e publiales e mitras en las cabezas, e cada uno de ellos llevaba diez palafreneros muy bien vestidos con libreas. Luego salieron los Embaxadores, el de España, el del

Emperador muy ricamente vestidos con sus palafrenos delante. Luego sacaron el Corpus Christi en unas andas muy ricas, e llevábanlo dos cavallos, e llevaba encima un dosel de oro con quatro varas, las quales llevaban quatro Varones romanos principales. Luego salieron los Cardenales en cavallos cubiertos todos de tafetan blanco; de ellos como Diáconos, e de ellos como Presbiteros, segun las Ordenes que tenian, con Mitras de damasco blanco en las cabezas, e llevaba cada uno diez Camareros a pié de los mas favorecidos, e muy bien vestidos de sedas e brocados, e bastones rojos en las manos. Luego salió el Papa encima de un cavallo blanco con una vestidura de chamelote blanco muy fino, e un roquete de Cambray tan delgado como el pelo de la cabeza, e una aniceta de cormesi pelo, e una estola de brocado ceñida por el cuerpo, e una Tiara muy rica en la cabeza, que decian que las piedras de ella no se podian apreciar, e iba debajo de un dosel de brocado con quatro varas, las quales llevaban otros quatro Varones romanos principales, e delante de él iban 80 palafreneros suyos con sayones de terciopelo negro, e jubones de carmesi e raso, e cosias de oro, e bonetes rojos, e cintos de oro, o caeras de grana, e espadas e puñales dorados ceñidos, e tras de él iban 300 Suecos de su guardia muy bien armados e con atambores e vanderas.

E desta manera en órden caminando llegaron al Castillo de Santo Angelo, e pasando la puente, comenzó el Castillo a tirar el artilleria, e duró media hora, que parecia que Roma se hundia, que unos a otros no se oian. Por las calles havia desde San Pedro fasta San Joan trece arcos triunfales, con tantas comedias e invenciones que era cosa maravillosa e de ver: iban tantas músicas de tantas maneras, que parecia ser la iglesia celestial.

Tardaron mas de cinco horas en el camino. Llegados a San Joan comenzaron a facer sus arcos por la coronacion, e entráronse alli en San Joan de Letran, e alli fué coronado el Papa por los Cardenales, e fué el Pópulo Romano aquel dia con muy grandes fiestas e solemnidades que seria muy luengo de escribir, e alli comieron aquel dia, e estuvieron el Papa e los CarTOMO II.

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denales fasta la noche que se vinieron al Palacio de San Pedro con antorchas. Baste esto quanto á la coronacion del Papa Leon X, que comenzó a imperar en Roma en la Santa Silla Apostólica desde 11 de Mayo del año del nacimiento de nuestro Redentor Jesucristo 1513.

CAPITULO @@XXXIX,

De lo que ficieros los dos Cardenales cismáticos desque supleroa la muerte del Papa Julio, e de la abjuracion que ficieron de la cisma, e de como conocieron su pecado, e fueron perdonados.

Los Cardenales Bernardino de Carvaxal e Federico de San Severino desque supieron en Francia la muerte del Papa Julio; se embarcaron para Italia e descendieron del Galeon de Frey Bernardino en que fueron en Liorna para ir a Roma, e Florentines ficieron ir a Florencia, e estar alli fasta ver la voluntad del Papa: la qual fué que ficiesen penitencia e enmienda a Dios de su grandes errores e pecados, e los recibiria a ella, e lo que de aqui sucedió fué desta manera.

La adjuracion que Bernardino de Carvaxal e Federico de San Severino ficieron del conciliábulo e de todos actos por él fe- • chos, e aprobacion de las sentencias contra ellos dada, e absolucion que nuestro muy Santo Padre Leon en fin de los actos susodichos les dió, en la qual solamente les restituyó los Capelos, e no mas, despues de la penitencia pública que ficieron.

Cédula firmada de los Cardenales, leida públicamente en la sesion próxima pasada del Sacro Concilio Lateranense.

«Deseando la unidad de la Santa Iglesia Romana, e la paz e sosiego de la Christiandad, e provocar como es justo a nuestro muy Santo Padre Leon X, e que usase con nosotros de benignidad e clemencia, por la presente carta escrita de mano agena e firmada de nuestros propios nombres, juramos a los Santos Evangelios, e de nuestra voluntad prometemos que nos llegaremos al Santo Sacro Coneilio Lateranense, como desde agora nos llegamos, asi como único verdadero e con mucha razon e por legitimas causas congregado, e confesamos que todo lo que se ha fecho en el que ha sido ordenado resta e justamente, e que de él e de la dicha unidad de la dicha Santa Iglesia Romana en ningun tiempo nos apartaremos, e juntamente con esto por las mismas causas, e de nuestra espontánea voluntad, ansí como es dicho, juramos e prometemos que diremos e faremos aquellas cosas todas e cada una de ellas que el mismo nuestro muy Santo Padre Leon X a nos e a cada uno de nos mandase a la voluntad e arbitrio, del qual plenamente nos sometemos. E por mayor declaracion de nuestra intercesion, e de la devocion que tenemos a la Santa Iglesia Romana, e al dicho muy Santo Padre, e al dicho Concilio Santo Lateranense, e porque no parezca que en otra manera e no con limpio corazon havemos fecho e jurado todas las cosas susodichas e cada una de ellas, somos contentos e aun deseamos que esta Carta sea leida públicamente en el dicho Concilio Lateranense, o en la sesion pública, de lo qual todo por esto facemos a mejor gana, porque nuestro muy Santo Padre entienda que en todo tiempo havemos de ser fieles fijos e muy obedientes servidores de Su Santidad, e de la Santa Silla Apostólica, e del Sacro Santo Concilio

Lateranense; la qual Carta firmada de nuestros nombres, como arriba es dicho, para mayor abundamiento damos a vos el presente Notario, e vos rogamos que sobre ello fagais uno e muchos instrumentos públicos. Fecha en Florencia a 14 del mes de Junio de 1515.-Yo Bernardino de Carvaxal de mi propia mano la firmé, prometi, juré, confesé e fice: Yo Vasto de Villasayoserles de Carvaxal, Clérigo de la Diócesis de Plasencia, Notario Apostólico por la Autoridad Apostólica, a todo lo que dicho es, juntamente con Venerables Varones Guillermo de Sanatis, e Gonzalo de Montalico, Clérigos de la Ciudad de Morreyna, e de la Diócesis de Salamanca, llamados e rogados por testigos, fui presente y lo vi firmar, por Notario puse aqul mi nombre. E quando fuese necesario de todo lo susodicho daré público instrumento rogado e requerido ut supra.»

Otra cédula fué leida en el Consistorio de Roma, a alta voz de los Cardenales antes que fuesen restituidos e recibidos del Papa.

«Nos Bernardino de Carvaxal, e Federico de San Severino, en otro tiempo ciegos con la oscuridad de la cisma, e alumbrados con lumbre de gracia de la Divina ilustracion, conecido e descubierto el lazo de la cisma que nos tenia ligados, haviendo tratado entre nosotros con el mayor acuerdo e deliberacion, e para mayor cautela, renunciando todas e qualesquier protestaciones pública o secretamente, e ante Notario e testigos fasta agora havemos fecho, cuyos tenores e cláusulas para que de todo sean quitadas, queremos que aqui se hayan por especialmente espresas como si de verbo adverbum fuesen incertas. con humilde e espontánea voluntad, no por miedo. Mas estando en lugar muy seguro, e en toda nuestra libertad e con puros corazones guiados por la Divina Gracia, nos havemos vuelto a la unidad de la Santa Sede Apostólica, e porque conste que aquesto facemos con limpia intencion, e no fingidamente; pedimos humildemente a vuestra Santidad e al Santo Concilio de los Cardenales perdon de nuestros errores, e suplicamos a vuestra Santidad tenga por bien de rogar por nosotros a Dios Todopoderoso cuyo poder tiene en la tierra.

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