podian, e facian mucho por tua se les fué temian que

pelear, e desque el Marqués de Mánel Gran Capitan pasase a ellos, e velábanse e guardábanse, lo qual sintió el Gran Capitan, e dende adelante trabajó por ver si él podia pasar a ellos.

En este tiempo acrecieron muchas escaramuzas que aqui se dexan de escribir por no facer larga escritura, e fué una desta manera, para que tomen exemplo los cobardes. El Gran Capitan bavia dado el cargo de una torre, que está en el Garellano abajo del Real de los Franceses, e acaso el Gran Capitan envió a llamar a Pedro Navarro, e vino al Real, e dexó encomendada la torre a los que alli tenia que eran 15 hombres, e el uno por Capitan, e pasaron los Franceses con Barca e Artilleria, e como batieron a dicha torre, de manera que se ovieron de dar a partido los de la dicha torre que la dexasen e se fuesen; e ansi salieron de ella, e se vinieron al Real del Gran Capitan, e como se supo que venian, salieron algunos peones a recibirlos, e preguntáronles como venian, e se dexaban la torre; antes que ellos diesen razon de si, de como venian, los mataron e ficieron pedazos, de lo qual mucho pesó al Gran Capitan.

El Gran Capitan pensó hacer una puente para pasar, e lúvose a secreto para si, e mandó venir muchos Carpinteros de Nápoles, e mandó facer grandes minas junto con el agua del rio, e mandó traer mucha tablazon, e comenzaron de facer puentes debaxo de tierra por causa de la artilleria. Los Carpineros comenzaron de facer lo que el Gran Capitan les mandaba, e los Franceses como oian los grandes golpes de los Carpinteros, pasaron toda la artilleria al cabo donde oian los golpes, diciendo que el Gran Capitan acordaba pasar por alli, e el Gran Capitan sintió que toda la Armada de Francia venian por alli, e fingió tenerles miedo, e levantó el campo a mas andar, dexando muchas tiendas armadas, e vinose a cosar, e los Franceses desque esto vieron, esforzáronse diciendo que huia, e descuidáronse esa noche.

El Gran Capitan desque fué retirado alli, e vido que los Franceses no facian tanta guardia como facian, mandó a todos los

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Capitanes que en anocheciendo estuviesen sobre aviso para desde media noche en adelante que havia de partir de alli, el qual no les avisó mas. Era este dia Jueves 28 de Diciembre, e venida la media noche en adelante, que havia de partir de alli, el qual no les avisó de mas, mandó cavalgar a cada Capitan con su gente, e que fuesen tras de él, el qual llegó a cierto Lugar del Garellano de parte arriba de los Franceses seis millas: mandó poner la Puente que él llevaba ordenada, que los Carpinteros havian labrado sobre maromas e maderas; sus tablas clavadas, las quales tablas llevaban sus abugeros fechos, e no facian los Maestros sino asentar e clavar una con otra. E la Puente fecha e asentada, pasó el Gran Capitan con 3000 peones, los dos mil Españoles, e mil Alemanes, e fasta ciento de cavallo, e siendo pasada esta gente, se jundió un pedazo de la Puente, e llegó uno a decir al Gran Capitan: ¡0 Señor, y como somos perdidos, que nuestro Puente se hunde, que ya no puede pasar mas gente! Respondió el Gran Capitan sin ninguna alteracion: Fulano, no se os dé nada, que los que acá estamos los acometeremos e venceremos; e los nuestros que de aquella parte quedan irán a pasar por su puente, e darán en las espaldas de ellos, e esta tomo yo por mejor de todas las que me podian venir para que en mas se tenga lo que huviéremos de facer; e luego remetió a un Lugar que se llamaba Soy, e lo tomaron, e prendieron dentro 70 hombres de armas, e arremetieron con otro Lugar que se llamaba Castillo Fuerte, e tambien tomaron en él 80 hombres de armas de los Franceses.

E luego esa madrugada Viernes al amanecer 29 de Diciembre antes que amaneciese, el Gran Capitan acordó ir sobre el Real de los Franceses, e de toda la gente que tenia fizo facer dos batallas, e con dos banderas, e envió sus Corredores delante a ver de que forma estaba el campo de los Franceses; e él siguió su camino con gente en órden, e los Corredores volvieron, e dixeron al Gran Capitan como el campo de los Franceses iba abatallado camino de Gaela. Entonce el Gran Capitan dió toda la prisa que pudo a su camino, fasta que los alcanzó, e

fué dando a ellos, e peleando con ellos fasta un lugar que llaman Mola, que está en el camino; e alli acordaron los Franceses de facerses fuertes con la Artilleria a menudo e esperar, porque aquella noche como supieron la pasada del Gran Capitan el Garellano, acordaron de enviar el Artilleria gruesa por mar con las barcas a Gaeta, e con ella al Señor Pedro de Médicis Florentin, e embarcose con mar bonanza, e antes que llegase a Gaeta una milla levantose tan gran borrasca, que, se ahogó él y quantos iban con él, e cayó el Artilleria en el mar, la qual el Gran Capitan fizo sacar despues.

Ansi que siguiendo el alcance tras ellos el Gran Capitan con su gente, como dicho es, se pusieron con aquella Artilleria menuda en defensa en aquel lugar de Mola.

CAPITULO GLXXXIX.

De como el Gran Capitan los sacó de alli fasta Gaeta fuyendo, e de como cayó del Cavallo.

Pensaron los Franceses de esperar alli en la entrada del Lugar, que era fuerte, e como el Gran Capitan lo vido, acordó de apearse, e con los Alemanes por alli combatirlos, e la otra gente enviarla por la Sierra con Pedro Navarro, para que por arriba entrasen e los trahesen para tomarlos en medio. E estando en este parecer, tropezó el Cavallo del Gran Capitan e dió consigo, e con él una muy grande caida, de lo qual pesó mucho a todos los suyos que lo vieron; porque lo tuvieron por mala señal, e porfiaron con él que no combatiese con su persona; respondió a los que se lo decian: decislo por la señal de mi caida? no puede ser mayor señal, pues que la tierra nos abraza, señal es que nos quiere e que havemos hoy de vencer e ser

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Señores de la tierra. Entonces apeose, e púsose a par de la vandera de los Alemanes con unas corazas vestidas, e una rodela abrazada en la mano, e asi enderezaron con los Franceses, e como los Franceses lo vieron, ordenaron el combate, e subir la gente por la Sierra, desmampararon el Lugar e Artilleria; e comenzaron de fuir camino de Gaeta. El Gran Capitan e los suyos siguieron fasta entrarlos en Gaeta, que fué doce millas el alcance, en que murieron con los que se ahogaron de los Franceses en las barcas mas de quatro mil hombres: e tornose con toda su gente el Gran Capitan aquella noche a Castellon, que es quatro millas de Gaeta, donde se reparó e recogió toda su gente. Otro dia Sábado siguiente salió el Gran Capitan de Castellon con toda la gente de su campo, ansi con los que havia el dia antes peleado con los Franceses, como con los otros todos que ahi no se acaecieron e quedaron del cabe del Garellano, que todos havian llegado, asi aquellos como los que havian quedado atrás, e tomó la via de Gaeta, e algunos peones que iban delante entraron por el Monte de Gaeta, que no ovo resistencia, que se lo defendiese en diciendo España, España e subieron encima de lo mas alto del Monte, e pusieron una vandera encima de una torre que está encima, que llaman la torre de Irlanda. E como el Gran Capitan e la gente que por el camino iban vieron su vandera e la conocieron, dieron mucha prisa en llegar a sentar las estancias a la Ciudad e Castillo, que ya se havia recogido toda la gente dentro huyendo: e asentó su campo sobre Gaeta, e mandó con mucha prisa traer el Artilleria para combatir la Ciudad, especialmente el Artilleria que el dia anLes les havia quitado, que fueron 35 piezas las mas fermosas que nunca se vieron, que eran las dones, e tres culebrinas, e los otros garifates e falconetes, e con ello mas de dos mil Cavallos, e otro muy gran despojo.

E el Gran Capitan se aposentó en el Monasterio de Santa Catalina, que está en el dicho Monte, que es el mas próspero Monasterio de aquel Reyno: e como el Artilleria fué llegada, comenzó de tirar a la Ciudad, e luego vino de la Ciudad un Camarero del Capitan General Marqués de Zeluces, en que supli

caba a S. S. el Gran Capitan le quisiese dar licencia para salir a hablarle, el qual le envió a decir que salicse, qne holgaba, el qual salió luego por el postigo de una torre, e descolgado por una escala del Adarbe abajo, el qual salió en cuerpo e sin armas, vestido un sayo de brocado e un jubon de carmesi raso; e fué del Gran Capitan muy bien recibido. El qual asi como fué hincó las rodillas delante del Gran Capitan llorando de sus ojos: al qual el Gran Capitan consoló e lloró con él; e despues de haverse fecho las cortesias, se tomaron mano a mano e hicieron sus conciertos, e Mr. el Marqués se volvió a Gaeta; e volvieron a asentar el partido, e el Mr. de Coreo, e Santa Coloma, e el Baylo de Hixon, e fué que pidieron al Gran Capitan que les diese a Mr. de Oveni, e a todos los presos que tenia de la parcialidad de Francia, e a Malaerba, e a todos los que tenia en Galeras; e que le darian a Gaeta, e todos los Castillos que en el Reamen estaban por Francia, e el Gran Capitan respondió que a él le placia de darles lo que demandaban, e ccepto los prisioneros italianos, que estos por cosa del mundo no los daria. Los Cavalleros Francés entraron en acuerdo, e volvieron a responder, que pues Dios tantas victorias le havia querido dar, que fuese como él queria, e que no querian los italianos en su compañia, ni que Dios por mano de ellos les hiciese bien.

Ved que gentil pago llevaron los que fueron traidores de los Italianos, e que bien agradecidos fueron los Francés a quien por ellos se perdió; e ansi fueron concertados el Gran Capitan e los Cavalleros Franceses, e dieron su seguro sobre ello en rehenes para estar por ello, e cumplirlo asi; e dió al Capitan Pedro de Paz, e de su parte de los Francés vinieron otros tantos Capitanes; e sacaron los Franceses por partido que a toda la gente que en Gaeta estaba, que eran mas de quatro mil hombres de Cavallo, que a todos diese el Gran Capitan salvo conducto para ir fasta Roma, el qual se lo otorgó con condicion que le diesen las vanderas que havian quedado por tomar, con lo qual se convieron, aunque les fué muy penoso, e esto fizo el Gran Capitan por acrecentar mas en la honra de España: e el Gran Capitan envió por todos los prisioneros Franceses, e por el Virrey