Imágenes de páginas
PDF
EPUB

ducta posterior de este mismo Gaines cuando le vió crédulo y precipitado correr hacia el Sabina, sólo porque le presentaron los amigos de Texas unas cartas forjadas que hablaban de una irrupción de me. xicanos é indios sobre Nacogdoches;' lo que le debió por fin de chocar la alegría poco mesurada que contempló atónito en grandes y pequeños, en magnates y legisladores, cuando se supo en Washing. ton el resultado de la jornada de San Jacinto; únase, pues, todo esto, repetimos, á lo que el memorándum contenía ya de alarmante para

"tados Unidos, y de consiguiente con la supuesta sanción de su gobierno; ins "pirando así al pueblo de Texas la esperanza de que puede contar con la protección "y ayuda de los Estados Unidos, y dando al gobierno de México positiva eviden"cia de que los Estados Unidos estaban en la actualidad hostilizándole con olvido "y menosprecio de los tratados existentes. " Véase todo el despacho del General Macomb en el Globo de 16 de mayo.

1 Una de las cartas que se escribieron con tal objeto fué la siguiente del lla mado alcalde de Nacogdoches, que se prestó á autorizar con su firma tan insigne falsedad.—Al General Mason.- Nacogdoches, 12 de abril de 18.36.— Mi querido señor: Nos apresuramos á informar á vd. que se ha confirmado la noticia que llegó antes de su salida de vd. ( la de la aparición de 1,500 mexicanos é indios á las inmediaciones de Nacogdoches. Ellos acamparon en el Sabina antes de anoche. Han sido guiados (piloted) por los caddoes. Su fuerza combinada es formidable, no pudiendo nosotros asegurar cuál es. Vd. sabe cuál es nuestra posición, enteramente sin medios de defensa. Muchas mujeres y niños serán víctimas indudablemente de estos sanguinarios enemigos. Todos nos saldremos hoy de aquí para refugiarnos en Autognac, ó San Agustín.-( Firmado), B. N. Irvin, Com. interino de esta municipalidad. Siguen las firmas de 6 testigos que responden de la exactitud del hecho.

[ocr errors]

En otra carta fechada en 14 de abril en el fuerte Jessup y dirigida al editor del Boletín Comercial de Nueva Orleans, que da muchos detalles de este suceso, se nota el párrafo siguiente: "El General Mason llegó aquí anoche mismo, y el General "Gaines con justa prontitud ordenó que ocho ó diez compañías de esta guarnición "marchasen inmediatamente á la orilla del Sabina, á donde llegarán esta noche lo más temprano que puedan. El General Gaines tomará el mando de estas tropas, "añadiendo así otro laurel á la corona de gloria que ya ha adquirido en el Este. "Sonada pues la trompeta guerrera, y habiéndose empezado á marchar ( esto es, ha "biéndose puesto ya en movimiento las tropas de los Estados Unidos ), la marcha no ce "sará, á lo menos así lo espero, hasta que México sucumba y Texas sea libre. A "las armas, amigos de Texas, y que los voluntarios de la Florida á su regreso se "embarquen en los vapores y vengan á proteger á estos desdichados habitantes, "etc., etc., etc.” Ambos papeluchos los publicó el Globo en 4 de mayo, con el mismo aire de confianza con que hubiera publicado los dos documentos más fidedignos.

el enviado de México, y se podrá concebir entonces cuáles fueron las impresiones que sucesivamente fué recibiendo durante el primer período de la correspondencia que ahora se publica, y cómo ellas contribuyeron después á formar su convicción para haber obrado del modo que lo ha hecho; aun cuando los diplomáticos de los Estados Unidos hayan tratado á la última hora de cambiar con habilidad el terreno en que hasta entonces se había lidiado, trasladándose á otro, si no menos ofensivo hacia la dignidad, derechos é intereses de México, al menos más plausible á los ojos sobre todo del público americano.

Una parte de esta correspondencia se ha impreso ya de orden del senado de los Estados Unidos, y de consiguiente no se pulsa inconveniente alguno, ni se teme faltar tampoco á la delicadeza diplomática acabando de publicar ahora la parte que se escribió posteriormente; tanto más cuanto que toda ella gira sobre una negociación ya terminada, y que ha entrado por lo mismo en el dominio de la historia. Por la razón contraria, nos hemos abstenido de dar á la imprenta muchas notas concernientes á los otros asuntos de Texas, aun cuando hubieran contribuído indudablemente á ilustrar mucho la cuestión del paso del Subina. Esperamos que el gobierno mexicano dispondrá á su tiempo la completa publicación de todos estos documentos, si es que le conviene alguna vez que se sepa lo que ha sido hasta ahora para México la tan proclamada neutralidad de los Estados Unidos en la guerra que ha tenido que sostener un poder amigo y vecino contra los extranjeros ingratos que había acogido en una de sus más fértiles provincias. ¡Y estos extranjeros eran todos norte-americanos, como lo han sido también todos los que les han ayudado con sus brazos, con su dinero, con sus escritos, con sus consejos y con su odio hacia México!!

1 Esto no quiere decir que en los Estados Unidos no haya muchos ciudadanos que de buena fe lamenten lo que ha pasado y pasa en su país con motivo de la rebelión de Texas, y que no deseen casi el triunfo de México por mero respeto á lo que es justo y equitativo: todo lo contrario, apenas hay negociante respetable ni, caballero de fortuna independiente, ni verdadero oficial de ejército ó marina, ni periodista que se respete, ni empleado inamovible, ni americano, en fin, de la escuela de Washington y de Madison, que no pertenezca á este número. ¿Pero qué puede tan diminuta fracción contra el torrente de una masa necesariamente ignorante

que lo puede todo, y que se deja llevar á ciegas por donde les acomoda á sus aduladores inmorales, ávidos, sin nin guna especie de principios, y de consiguiente, sin barrera alguna que los contenga? Nada, por desgracia de México, y también por desgracia de los Estados Unidos.

El enviado mexicano no olvidará nunca, sin embargo, los testimonios de sincero interés que ha percibido en todos aquellos ciudadanos por la causa que tuvo á su cargo defender, particularmente en la excelente é ilustrada Filadelfia, en Boston, en Baltimore, y hasta en Nueva York, á pesar de ser este último pueblo el cuartel general de los especuladores en tierras de Texas. También se aprovecha de esta ocasión para agradecer á los editores del National Intelligencer, del Atlas, del Americano de Nueva York, etc., etc., los nobles esfuerzos y el talento con que han defendido la misma causa, sin más objeto que el de ilustrar la opinión pública en materia que tanto afecta la reputación de su propio suelo, y sin que el enviado haya tenido siquiera el gusto de conocer ni aun de vista á ninguno de dichos caballeros.

DECIMOCUARTO PERIODO ADMINISTRATIVO

TÍTULO CATORCE

El General D. Anastasio Bustamante, primer presidente con arreglo á la constitución central del año de 1836, desde 19 de abril de 1837 hasta 18 de marzo de 1839 en primera época, y en segunda, hasta 22 de septiembre.

CAPÍTULO I.

Primera época de la administración del General D. Anastasio Bustamante.- Su posesión y juramento como presidente constitucional de la república mexicana.—Acontecimientos políticos y sucesos notables que tuvieron lugar en el año y once meses anunciados.

Cuando por fin del período administrativo anterior asentamos que la nación se hallaba en orden y tranquilidad, disfrutando los bienes de la paz, al terminar el gobierno del Sr. Corro, indicamos con claridad, que la situación pacífica en que se hallaba el país al tiempo de entrar al ejercicio del régimen central por la constitución dada en 1836, no ofrecía

bienes positivos ni mucho menos duraderos, sino un estado halagüeño y morɔentáneo tan sólo, como regularmente acontece en nuestra infortunada república, que no ha gozado de una verdadera paz, ni ha visto en su vigor las leyes. Se instaló la administración del presidente constitucional D. Anastasio Bustamante, quien fué declarado en 17 de abril, y en la sesión pública de aquel día, por el congreso general, presidente constitucional de la república, después de hecha la apertu ra de pliegos, de actas formadas por las juntas departamentales, que contenían los votos en mayoría de los departamentos, y tomó posesión solemne de su encargo el 17 de abril de 1837, guardándose las ritualidades de ley y de costumbre. Juró ante el congreso nacional, pronunciándose los discursos de estilo; y ofreciendo á la nación el nuevo presiden te garantías, orden y paz, bajo el programa expreso que anuncia en su mencionado discurso, y dice: "He ofrecido, "señores, el más solemne y delicado voto que mis labios pu"dieran proferir; voto que será cumplido, cuanto me lo per"mitan el bonor y la conciencia. Arduo y dificil es sobrema"nera el sendero que se abre ante mis ojos; pero me asiste "la confianza de no quedar abandonado en medio de tan "ingentes obstáculos. Cuales sean éstos, no es la ocasión "oportuna para anunciarlos; en otra muy próxima procura"ré hacerlo, por medio de un manifiesto dirigido á la nación.”

Efectivamente, el manifiesto ofrecido se publicó proclamando los principios y programa administrativo antes enunciados, y amplificando los concepios que quedan insertos. Aseguró el presidente, que muy lejos de ambicionar el mando cifraba su gloria eu vengar los ultrajes nacionales, com · batiendo contra los enemigos de la integridad del país; que animado de este deseo se presentaba para servir á su patria donde fuese necesario y se le ocupase; que por esto y por que la constitución le prohibía renunciar la primera magistratura con que se le había hourado, la aceptaba.

« AnteriorContinuar »