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y auténtico catálogo de ilustres mártires españoles. Mås cuando se vió aparecer en España huestes, legiones enteras de campeones de la fé de Cristo, fué en la horrible persecucion de Diocleciano. Entonces, cuando mas arreció la tempestad, cuando Daciano, el ministro mas sanguinario y cruel que habia tenido emperador alguno, levantó por todas partes cadalsos y multiplicó los suplicios, entonces fué cuando España acreditó que vivian en su suelo los descendientes de los que en Sagunto, en Astapa, en Numancia habian sabido sacrificarse arrojándose á las llamas por defender su libertad y sus hogares, y que los despreciadores de la muerte por sostener su independencia, lo eran tambien por sostener la fé una vez abrazada, cuando se intentaba arrancarles brutalmente la una ó la otra. Hombres, mugeres y niños desafian entonces con intrepidez el hacha del verdugo y la cuchilla del tirano, Toledo, Alcalá, Avila, Leon, Astorga, Orense, Braga, Lisboa, Mérida, Córdoba, Sevilla, Valencia, Gerona, Lérida, Barcelona, Tarragona y otros cien pueblos y ciudades, cuentan entre sus blasones cada cual su hueste de mártires. Daciano medita sacrificar en masa la poblacion cristiana de Zaragoza, y no pudieron contarse los mártires de Zaragoza, porque fueron innumerables. El poeta cristiano Prudencio la llamó Patria sanctorum martyrum (1). La ciudad

(4) Prudent. in Himn. Martyr, Cæsar Aug.-Actas de los Márti

res.-Depping., Hist. tom. II.Tertuliano, contemporáneo de San

que habia de suministrar muchedumbre de mártires á la patria, comenzó por proveer de mártires á la religion.

Mas no eran solamente mártires los que producia la naciente iglesia española. Varones y prelados eminentes en letras producia ya tambien. Y Osio, el vènerable obispo de Córdoba, el enemigo terrible del paganismo y de la heregía, lumbrera de la cristiandad y presidente futuro de casi todos los concilios de su tiempo, comenzaba á asombrar con su erudicion y con su fogosa elocuencia, no solo á España, sino al mundo entero.

Ni por eso negamos que hubiera en España defecciones y flaquezas lastimosas durante las persecuciones. ¿En qué pueblo del mundo no habrá espíritus débiles, ni qué nacion podrá blasonar de que todos sus hijos sean héroes?

Lejos estaba tambien de ser el cristianismo la religion dominante ni en España, ni en las demas provincias del imperio romano en la época á que alcanza nuestro exámen. Paganos eran todavía los emperadoidólatra se mantenia el senado romano; las magistraturas civiles y militares se conservaban en ma

Irenéo, en el escrito que presentó á Escápula, presidente de Africa, refiere como entonces se ejercia la persecucion contra los cristianos de España por el presidente que se hallaba en Leon. Pero aun es mayor el testimonio que ofrece

en el libro contra los judíos al c. 7 donde hablando de las regiones que habian abrazado la religion cristiana aplica el todo á la nacion española. Maurorum multi fines: Hispaniarum omnes termini, et Galliarum diversæ nationes.

nos de los seguidores del antiguo culto, y la mayoría de los pueblos adoraba todavía á los viejos ídolos, se postraba ante los dioses de la gentilidad.

y

En tal estado se encontraba el mundo cuando subió al trono de los Césares Constantino. Prosigamos ahora nuestra historia.

CAPITULO V.

DESDE CONSTANTINO HASTA TEODOSIO.

De 306 de J. C. á 380.

Constantino. Su conversion al cristianismo.-Cambio religioso y político en el mundo romano.-Edictos imperiales en favor de los cristianos y de su culto.-Su tolerancia con los paganos.-Heregía arriana. Concilio general de Nicéa.-Osio, obispo de Córdoba.Estado de la iglesia de España en este tiempo.-Decretos y cánones del concilio de Illiberis.-Reformas políticas de Constantino.-Fundacion de Constantinopla.-Nueva aristocracia en el imperio romano. -Duques, condes, altezas, excelencias, etc.-Leyes humanitarias de Constantino.-Opuestos y encontrados juicios con que ha sido calificado este célebre emperador.-Nuestra opinion.-Muerte de Constantino.-Reinados de sus tres hijos Constantino, Constancio y Constante.-Juliano el Apóstata.-Reaccion del paganismo.-Juicio crítico de Juliano.-Otros emperadores.-Valentiniano y Valente.Irrupcion de los godos en el imperio.-Trágica muerte de Valente.Graciano.-Elevacion de Teodosio.

¡Contraste singular! En el año 275 no hubo en el espacio de ocho meses quien ocupára el trono imperial. En el 306 reinan á un tiempo seis emperadores: Constantino, Maximiano y Maxencio en Occidente; Galerio, Licinio y Maximino en Oriente; los unos con el título de Augustos, los otros con el de Césares; novedad introducida por Diocleciano. Todos irán

desapareciendo para dejar solo al que estaba destinano á reformar la vetusta sociedad romana.

El viejo Maximiano, despues de haber abdicado la púrpura (308), quiere recogerla nuevamente, conspira contra Constantino su yerno, pero cae prisionero en manos de éste, y Constantino hace morir á un anciano que á haber podido le hubiera muerto á él (310). Galerio, el enemigo implacable de los cristianos, el instigador de Diocleciano, el autor del edicto de exterminio, el inventor de nuevos tormentos, muere de una enfermedad repugnante y vergonzosa (311), que los cristianos no dejaron de atribuir á castigo del cielo. Si no lo fué, por lo menos lo merecian sobradamente sus crímenes.

Quedaban ya cuatro emperadores. Maxencio traia escandalizado el Occidente con sus tiranías y con su liviandad desencadenada: sacrificaba á los senadores y les hacia cederle sus mugeres; dejaba á sus soldados matar, robar y violar á mansalva: jactábase de ser el único emperador verdadero, y aspiraba á derrocar á Constantino, á cuyo fin reunió un ejército de cerca de ciento ochenta mil hombres. Preparóse á su vez Constantino á marchar á Italia para purgar la tierra de aquel malvado. Seguian á Constantino solo cuarenta mil soldados. Al pasar los Alpes, meditando sobre la guerra que habia emprendido, levantó los ojos al cielo, y vió una cruz resplandeciente en la cual estaba escrito con letras de fuego: IN HOC SIGNO

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