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otros muchos que pudieran citarse, en especial de la Iglesia oriental; pero en cambio no le faltan nombres respetables que presentar, y en otros ramos del saber humano aventajó á los orientales mismos. Entre los oradores célebres de aquella época figura noblemente san Paciano de Barcelona, escritor correcto y castizo, cuya piedad se revela en sus escritos. Su hijo Flavio Dextro, natural de Barcelona y prefecto del Pretorio fue muy docto en la historia, que escribió en estilo elegante, muy parecido al de Ciceron, en cuya lectura estaba muy versado. Hasta en esto se parecia á su amigo san Jerónimo que le dedicó su historia de los Escritores eclesiásticos. El mismo san Jerónimo nombra 3 á un Pedro orador célebre de aquellos tiempos. Otro obispo barcelonés, el célebre Olimpio, teólogo elocuente, ilustró tambien aquella cátedra. Á la Tarraconense pertenecian tambien los presbíteros catalanes, Ripario, teólogo, y Desiderio, escritor docto y elegante de aquellos tiempos.

Para ilustrar la Bética bastaba el nombre del grande Osio, notable no solamente por su actividad y fama y por los elogios de todos los sábios de aquella época, sino tambien por su profundo saber y erudicion, y por su estilo elegante á la par que enérgico y robusto, de que nos quedan muestras en las Epístolas y demás escritos que aun se conservan. Su antagonista presunto, san Gregorio de Elvira, historiador y teólogo, revela en sus escritos la fogosidad de su carácter: su estilo le califica san Jerónimo de mediano, pero su libro acerca de la Fe le llama elegante.

El Gnosticismo arrastrando á Prisciliano y sus secuaces malogró sus talentos. El mismo Prisciliano era excelente orador, buen matemático y hábil controversista. No pocos ingenios de la provincia de

ce 2.o, copiada de Sismond, tomo I. En tiempo de san Isidoro no se habia descubierto aun la superchería, por lo que copió de buena fe lo que decia esta epístola contra Osio.

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Masdeu (tomo VIII, ilustracion 11) prueba contra Florez, que el Flavio Dextro, hijo de san Paciano, es el mismo Dextro, prefecto del Pretorio. (Florez: España sagrada, tomo XXIX, trat. 65, cap. Iv ).

2 Habiéndose perdido su Historia general, los falsarios publicaron cronicones bajo su nombre. (Nicolás Antonio: Censuras de historias fabulosas, prólogo).

3 San Jerónimo: Adicion à la Crónica de Eusebio.

Véase el S XXVII.

Galicia fueron perdidos para la Iglesia por efecto de la herejía. El obispo de Astorga, Dictinio, escribió una obra teológica en sentido herético, que él mismo condenó al abjurar sus errores en el concilio I de Toledo. Llamábase aquella obra Libra, por estar dividida en doce partes, á la manera que se dividia la libra romana. Á juzgar por este título grotesco, su autor debia adolecer ya algun tanto de la afectacion y mal gusto que se iba desarrollando de cada vez mas á fines de aquel siglo. Itacio Claro, el obispo de Estoy perseguidor de los Priscilianistas, era excelente orador, por lo cual quizá le llamó locuaz Sulpicio Severo.

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Pero en lo que sobresalieron los españoles de aquellos tiempos y aun excedieron á los de otras naciones fue en la poesía religiosa. El presbítero español Juvenco (Cayo Vettio Aquilino Juvenco) fue el primer occidental que consagró su númen á la religion cristiana, escribiendo la Historia evangélica en estilo sencillo, pero castizo. El papa san Dámaso consagraba tambien sus ocios á la poesía cristiana: todavía nos restan de él unas cuarenta composiciones poéticas, que no carecen de elevacion y elegancia, en sentir de san Jerónimo, mucho mas comparadas con las de otros de su tiempo. Tambien escribió sobre varios asuntos teológicos é históricos. Sus cartas son tambien elegantes y dignas de atencion. Muchas de ellas están escritas á san Jerónimo, con quien conservaba estrecha amistad. Á sus instancias emprendió este la version de la Biblia, que el Papa no solamente leia con avidez, sino que copiaba de su mano. Amante de las bellas letras, lo era tambien de las artes: á él debió Roma la reedificacion de la basílica de San Lorenzo, que hizo adornar con pinturas.

El mismo san Jerónimo, á quien debemos muchas de estas nolicias literarias, nos dejó mencion de Latroniano, poeta muy culto y elegante, y de Acilio Severo, que compuso un tratado en prosa y verso sobre su vida y conversion à Dios.

1 Acerca de los diferentes Idacios y las pruebas de que el obispo Ossonobense ó de Estoy, es el Ithacius, cognomento et eloquio Clarus de san Isidoro, véase Florez España sagrada, tomo IV, apéndice 3.o, § 2.o

En ellas, dice Tillemont, se ve un anciano de cerca de ochenta años abrumado de negocios tan importantes, que conserva una viveza, alegría, libertad y un tono de franqueza admirables... Devoraba las obras que trataban de la sagrada Escritura, y le disgustaban las demás, por bien escritas que estuvieran.

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TOMO I.

No podemos menos de hacer aquí honorífica mencion de Lucinio Bético, á quien san Jerónimo dirige una preciosa epístola exhortándole á retirarse á los Santos Lugares. Aprovechando honrosamente sus riquezas habia enviado seis escribientes á copiar las obras de aquel santo Padre: no será este noble ejemplo el último de este género que nos presente nuestra historia eclesiástica.

Pudiéramos tambien contar en el número de nuestros literatos al poeta san Paulino de Nola, que casó en Alcalá de Henares, donde hubo de enterrar á su hijo, no léjos del sepulcro de los santos niños.

S XXXV.

Aurelio Prudencio.

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Pero sobre todos ellos descuella el célebre zaragozano Prudencio (Aurelio Prudencio Clemente), el poeta mas elevado y sublime 3 que en aquellos siglos y los posteriores consagró su númen á la religion cristiana. Despues de haber seguido la carrera de la toga y la magistratura, y haberse distinguido en la milicia en tiempo de Honorio, consagró los fuegos de su edad madura á cantar los triunfos de los soldados de Cristo y las victoriosas muertes de los Mártires, principalmente en España y Roma. Sus himnos además describen la vida cristiana con los mas vivos y halagüeños colores, y son una especie de devocionario poético. El canto del gallo, el amanecer, la oracion antes y despues de la comida, antes y despues del ayuno, por los di

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Véase en el apéndice n. 7.

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Trans juga Pyrenes adii peregrinos Iberos

Illic in thalamis humana lege jugari

Passus es.

Véase Florez: España sagrada, tomo VII, trat. 13, n. 35, en donde conjetura con muy buenos fundamentos que su esposa Therasia era de Alcalá.

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Erasmo le llama con razon el Píndaro cristiano. (Erasmi Rot., etc., opera omnia, tomo III, parte 1.a, epíst. 666: Lugduni Batav., 1703).

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Bis legum moderamine

Frenos nobilium reximus urbium

Jus civile bonis reddidimus, terruimus reos

Tandèm militiae gradu

Evectum pietas extulit Principis

Assumptum propiùs stare jubens ordine proximo.

funtos y para todas horas, todo ello lo abraza el cathemerinon. ¡Con cuán vivos colores pinta la lucha entre los vicios y las virtudes, la fe y la idolatría, el pudor contra la liviandad, la paciencia contra la ira, la soberbia contra la humildad! Montada la soberbia en un brioso caballo y profusamente adornada recorre las filas de un numeroso ejército, y se desdeña cási de atacar á la humildad, que viene al frente de un corto escuadron, trayendo por auxiliar á la esperanza. Insúltalas aquella con fieros y baldones, y desdeñándose de sacar su espada, se decide á derribar á la humildad, haciéndola pisotear por su caballo. Mas el fraude habia cavado anticipadamente varios hoyos en el campo de batalla, y en uno de ellos viene á caer la soberbia con su brioso corcel, que la pisotea y destroza en su caida.

Mas no siempre la lira del poeta se ocupó solamente en objetos especulativos. Al lado del emperador Teodosio habia un senador romano llamado Símaco, hombre profundo y hábil orador, pero gentil aferrado á la idolatría. Los favores de Teodosio no lograron atraerle al buen camino; en presencia del mismo Emperador peroró varias veces á favor de los ídolos, y siendo prefecto de Roma, apoyó á los Senadores, que pedian la reconstruccion del ara de la victoria en el senado 1.

Á la muerte de Teodosio, Símaco creyó buena aquella ocasion para alcanzar sus conatos, prevaliéndose de los pocos años é inexperiencia del emperador Honorio, á quien pidió nuevamente la rehabilitacion del culto idolátrico, y poniendo como causa del hambre que se padecia el haber dejado los Emperadores de pagar sus consignaciones á las vestales. San Ambrosio contestó en un vigoroso discurso. Prudencio tuvo la feliz ocurrencia de rebatir las razones de Símaco en un poema dividido en dos libros, que reunen la belleza del poeta á la energía del filósofo. Amarga y sarcástica en alto grado es la descripcion que hace de la virginidad de las vestales 2, que asistian con

1 Habiendo estallado en Roma un motin en que fueron maltratados varios cristianos, Símaco se vió comprometido á suplicar á san Dámaso le justificara. El Pontífice dió esta muestra de generosidad y tolerancia cristiana al Senador pagano.

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Recomendamos la lectura de este pasaje de Prudencio á los entusiastas de las vestales, que las comparan con harta impropiedad á las vírgenes del Señor. La belleza, sonoridad, entusiasmo religioso de los versos de Prudencio y la

sus sagrados ojos á las feroces luchas de los gladiadores, palpitando su tierno y misericordioso corazon al ver sus heridas, y mandando con el dedo pólice concluir de matarlos, cuando caian en tierra.

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Virgo modesta jubet converso pollice rumpi.

Justamente indignado el poeta contra tan degradante espectáculo, introduce la buena memoria de Teodosio, aconsejando á su hijo que ejecutase lo que él dejó por hacer.

Ille urbem vetuit taurorum sanguine tingi,

Tu mortes miserorum hominum prohibeto litari.

Símaco enmudeció ante tan vigorosa defensa. El decreto prohibiendo las luchas feroces no llegó probablemente á expedirse por contemporizar con la plebe de Roma. No hacia falta; entre las nieblas del Norte se estaban ensayando unos lamistas hábiles, que se preparaban para venir á Roma á dar al pueblo-rey un espectáculo parecido al de los gladiadores en que todos deberian tomar parte.

variedad de sus metros, los hace muy á propósito para servir de texto en las escuelas de latinidad de los seminarios, y seria de desear que fuesen mas conocidos en nuestra patria.

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